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Convencí a mí mujer para un trío con nuestro amigo PARTE II

A pedido del público, acá va la segunda parte del trío con mí mujer y nuestro amigo T.

Esta vez no fue para nada planeado, de hecho no había llevado preservativos como la ocasión anterior y nunca más se había tocado el tema desde que sucedió nuestra primera experiencia. 

Habíamos salido a un bar la noche anterior con mí mujer y con nuestros amigos T. e I. al salir del mismo, fuimos a un almacén durante la madrugada para comprar algo de comer y quedarnos mirando tele en casa de T.
Llegamos, comimos como estaba planeado y nos fuimos quedando poco a poco dormidos. Hasta ahí era un día de lo más normal, nada fuera de la rutina, siquiera algún indicio que indicara que algo podría llegar a suceder.

Esa misma mañana el sol fue pegando contra la ventana poco a poco hasta que me despertó, levanté la cabeza e hice una vista rápida en el resto de la habitación y encontré que mí mujer que se había acostado conmigo en la cama, ya no estaba y tampoco I. que se había acostado con T. en un colchón en el piso.
Cómo se escuchaba ruido en la cocina, supuse que estaban preparando algo para desayunar o almorzar, yo no tenía noción de qué hora exacta era por lo que tomé mí teléfono para constatar y posterior a eso me dirigí primero al baño y luego a la cocina. Para mi sorpresa I. estaba solo, por lo que me resultó extraño no haber visto a mi mujer pero pensé que seguramente había salido a comprar algo para la comida, sin mayor importancia al tema, vuelvo a la habitación para vestirme y sentarme a comer pero fue ahí donde vi una situación que no me hubiera imaginado, no al menos después de haber pactado entre mi mujer, T. y yo, que no volvería a pasar más nada después de la primera experiencia y que tampoco se la contaríamos a nadie, claro es que al levantarme medio dormido no me había percatado que mi mujer si estaba en la habitación, pero no como yo esperaba. 
G. se encontraba escondida entre las sábanas, no precisamente de la cama donde yo había estado durmiendo, sino que en el colchón sobre el piso junto a T. por lo que me pareció un tanto extraña la situación y tomé la decisión de destaparla, allí la encontré con todo la pija de T. en su boca. Le recorría todo el miembro con la lengua hasta los huevos, se la metía en la boca y la sacaba, básicamente estaba disfrutando lo que estaba haciendo.
Yo, lejos de incomodarme la situación y/o enojarme decidí ponerme a observar, a ellos poco les importó, siquiera voltearon a mirarme, sino que siguieron concentrados en lo suyo como si nadie más los estuviera observando.
El momento de calentura me había invadido por completo, por lo que decidí quitarme la ropa rápidamente y sumarme sin intermediar palabra alguna, a los pocos segundos ahí estábamos los tres, volviendo a repetir la experiencia pero esta vez era yo quien la penetraba una y otra vez mientras T. disfrutaba como le chupaba la pija entera. El silencio solo se vio interrumpido por una frase de T. él me pedía que no parara de penetrarla porque notaba que a mí mujer le gustaba tanto que lo demostraba en su manera de chupar, había incrementado su intensidad, su lengua y babeo en la dura pija de nuestro amigo.
Lo cierto es que a pesar de la calentura que tenía, no podía permitir que I. nos descubra, así que estaba alerta y cada vez que escuchaba que se acercaba, yo les pedía que paremos y fingiéramos que seguíamos durmiendo. Así estuvimos un buen rato, ya que el baño se encuentra entre la habitación y la cocina por lo que I. iba y venía. Llego un momento que me agoto esta situación y decidí mandar todo a la mierda, les dije en voz baja que pasara lo que tuviera que pasar, si nos descubría nuestro otro amigo bien y sino mejor todavía.
Claramente esto no sucedió porque en un momento I. ingresó a la habitación y nos encontró teniendo sexo.
Lejos de irse, tomó asiento y se empezó a pajear, yo al ver esta situación no pude más que invitarlo a sumarse, la idea de ver a mi mujer con 3 pijas para ella sola me calentaba muchísimo, lamentablemente I. se negó en varias oportunidades y solo se quedó pajeando mientras observaba con detalle toda la situación, era para él ver una película porno en vivo.

Como mencioné en la primera experiencia, a T. le costaba mantener la erección porque lo habíamos tomado como sorpresa y un poco lo incomodaba la situación.
La realidad es que un hombre por mantener la masculinidad y la hombría ante la mirada de otros hombres hace un esfuerzo en estar en cada detalle, por esa razón creo que esta vez T. a diferencia de la vez anterior no estaba teniendo problemas con su pija, así que procedió rápidamente a ser él quien la puso en posición de perrito a mi mujer y empezar a penetrarla una y otra vez, mientras ella me masturbaba y me chupaba la pija.
También pude notar como T. le daba a mi mujer con mucha mayor intensidad, tanta era que se escuchaban los cachetes de G. golpear contra la pelvis de él. Esta acción indudablemente la habría excitado muchísimo más que la vez anterior porque esto lo hizo notar al comenzar a mojarse por primera vez, al menos nunca había sucedido conmigo.
Claro, no tenía formas de saber que estaba mojada si no era yo quien la estaba penetrando una y otra vez, pero así lo hizo saber T. con una contundente frase hacia ella, “G. estás muy mojada, se ve que te gusta”
Al oír eso no pude aguantar y no hice más que eyacular, me había generado mucha más excitación escuchar eso.
Para evitar manchar la cama, procedí a bañarme y sentarme a comer con I. ya que mi mujer y T. parecían estar muy motivados.
Nunca imaginé que al salir de una refrescante ducha y dirigirme nuevamente a la habitación, los iba a encontrar a los tres cogiendo.
Al parecer el que estaba de más ahí era yo, porque al verme ella me pidió que agarre la ropa y me retirara no sin antes cerrar la puerta.
No podía creer que nuestro amigo I. quien en un principio se había negado a sumarse era quien no solo se la estaba cogiendo, sino que entre ambos le estaban practicando doble penetración, si así como lo cuento, ese culo el que tantas veces me había sido esquivo, el mismo que supuestamente estaba reservado para mí en una ocasión especial la cual nunca había ocurrido, estaba siendo totalmente desvirgado por alguien que no era yo y parecía no molestarme más que el hecho de no poder quedarme observado dicha imagen porque no me lo permitieron, como si se hubieran puesto de acuerdo en que sea un cornudo mientras yo me bañaba.
No me quedó otra alternativa que sentarme a comer en la cocina, gemidos mediante.
Tardaban tanto que no solo me permitió comer y lavar los platos, sino que ver una película completa.
Al escuchar la puerta de la habitación procedí a levantarme de la mesa e ir para donde estaban ellos, cuando estoy por manotear el picaporte sale I. y me dice “como coge tu mujer y como le gusta la pija, la verdad que sos muy afortunado de tenerla siempre para cuando vos lo desees” sin saber que ella no tiene esos comportamientos conmigo en la cama.
Cuando estoy por volver a intentar entrar me vuelve a interrumpir para decirme “yo que vos no entraría y esperaría acá afuera” obviamente no le hice caso a su consejo, al fin y al cabo quien estaba adentro era mi mujer, qué podía pasar más que verla desnuda como tantas otras veces e ingrese. Cuando lo hice todo tomó sentido, estaba desnuda si, pero a diferencia de otras veces esta vez estaba chorreando leche por ambos orificios. Al parecer en algún momento durante el sexo, la calentura, el morbo o vaya a saber quien, se les ocurrió sacarse los preservativos y cogerla en doble penetración para acabarla adentro.
Cuando mi mujer vio mi cara de enojo, pareció haberle gustado que así la encuentre, por lo que decidió pasarse una mano por su concha y la otra por su ano para recolectar ambos semen y pasárselos por la boca, como si el hecho de estar completamente acabada no hubiera sido suficiente y como una manera de demostrar su putez y su rebeldía ante mi atenta mirada.

Convencí a mí mujer para un trío con nuestro amigo PARTE II
puta

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