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Confesiones de Marlén


parte 1


Continuando con la historia de Marlén...

Básicamente me convertí en su sugar daddy, y ella en mi puta, una puta muy barata. Siempre me llamaba los viernes al final de su trabajo para que la llevara a hacer mercado, y cuando la dejaba en su casa era una garchada segura. No tenía complicaciones, solo le pagaba la comida, de vez en cuando ropa y muy pocas veces salíamos a algún sitio.

Siempre eran garchadas salvajes, muy animales, el vigor de esta chica me estaba contagiando, a la vez que me tenía consumido. Ella siempre dominaba las faenas, casi siempre estaba arriba moviéndose como una jinetera con experiencia. Su movimiento de caderas y como las tetas le brincaban me hacían acabar en pocos minutos. No le gustaba que la acariciara mucho, era más carnal, golosa, yo diría que le gusta mucho garchar.

Con el paso de los meses nos volvimos amantes, y sus exigencias por dinero comenzaron a ser cada vez menores, pero a cambio quería más atención, más afecto. Me volví a sentir joven con ella, me transmitía su energía, además se estaba empezando a poner amorosa y cursi, sin embargo, siempre quería tener el control del sexo. Yo por mi parte no entraba en ese juego, sabía que ella sólo lo hacía para tenerme atrapado, era como un convenio, tú me das sexo y te doy dinero... literalmente una puta... pero yo también le estaba agarrando mucho cariño.

Me tocó comprar un chip nuevo para el cel, así no me preocupaba si mi mujer agarraba el celular. Este número sólo lo tenía Marlén.... Pero las cosas comenzaban a complicarse porque quería que pasara la noche entera con ella, o el fin de semana entero... ella sabía que yo estaba casado, y con la tía de su ex mejor amiga, y sabía que yo no podía quedarme fuera de casa, pero aún así me hacía "berrinches".

Por fortuna para ambos, me salió un viaje de negocios y la llevé conmigo... eso la calmó por un buen tiempo.


Confesiones de Marlén



Luego llegó Halloween del 2023... bueno, como 1 o 2 semanas antes ella empezó a estar rara, no me contestaba el celular, y si me respondía era muy seca y no tan cursi como siempre. Yo me estaba empezando a preocupar, pensé que en cualquier momento me iba a dar el ultimatum:
- o tu mujer o yo


Si me lo pedía, tenía que dejarla ir, y apretar el culo para que no le fuera con el cuento a mi mujer...

Justo el día de Halloween, me llamó y me dijo que quería verme... yo fui a su casa justo cuando salí del trabajo. La vi un poco llorosa y como deprimida...

Con preocupación le pregunté que cómo estaba, y ella de immediato me besó muy dulcemente.

Con lágrimas en los ojos me dijo:
- hazme el amor

Mientras la abrazaba fuertemente y acariciaba mirándola a los ojos:
- siempre lo hacemos
- no, pero esta vez quiero que sea diferente
- qué tienes Marlén? te pasó algo?

- por favor, hazme el amor (ya casi llorando)
- pero así no, dime qué tienes (yo ya estaba cortado)
- te voy a pedir algo, pero no me preguntes por qué, sólo hazlo... si no lo vas a hacer, entonces vete y no vuelvas
- Marlén... por favor... (con voz desquebrajada)

- hazme el amor como si yo fuera [nombre de la hija de mi cuñada]
- qué? por qué? yo quiero estar contigo
- no me discutas ahora... sólo hazlo... ven conmigo a la habitación o vete...


puta



A la vez ella me tomaba de la mano y me arrastraba hacia la habitación... yo estaba confundido, me estaba esperando otra cosa, y claro que le tengo ganas a la hija de mi cuñada, pero esto me parecía muy raro, me parecía hasta una trampa... no sabía qué pensar.

Mientras tanto ella seguía "arrastrándome" con una cara un poco más tranquila, y amorosa, no tan deprimida como unos minutos atrás. Y me dejé llevar.

Justo en la habitación quité su cabello de los hombros y la tomé por el cuello suavemente para darle un beso. Ella con sus ojos abiertos respondió, pero esperando mis movimientos, como si fuese su primera vez, con sus brazos colgando, muy tímida.

La acosté en la cama y seguí besándola, ella seguía con los ojos abiertos, con espectativa, conteniendo su fuego, pero metida en su papel de "mi sobrina", pura y virginal.

Me concentré sólo en besarla y acariciarla. Luego comencé a deslizar mis manos sobre sus brazos, caderas, piernas... ella se puso tensa, de verdad me convencía su actuación. Así que yo también me metí en el papel y me imaginé que era la hija de mi cuñada, ese papo virginal y prohibido que tanto deseo.

Llevé mis besos a su cuello y fui bajando hasta su abdomen, y con una técnica torpe comencé a bajar su pantalón. Los líquidos de su panocha mojaban su ropa interior, y su olor de deseo aromatizó el ambiente. Ella ayudó a quitar el resto de la ropa, muy tímida, torpe, como lo habría hecho la hija de mi cuñada.

Ya completamente desnuda, con la panocha un poquito peludita, me dirigí a sus pechos, redondos, duritos, bien levantados a pesar de estar acostada, con su pezones rosaditos... los saboree como si fuese la primera vez... recorrí su piel blanca bronceada hasta llegar a su vagina, ella abrió las piernas y sin perder contacto visual, contempló como mi lengua acariciaba de arriba abajo su clitoris.

No pasaron muchos minutos cuando ella:
- ven, no aguanto más

Me ayudó a quitarme la ropa, pero aún algo tímida. Me agarró el garrote y lo besaba, muy torpe, ni en comparación a las mamadas que acostumbraba a darme... muy ligeros chupones, un poco la lengua aquí, allá... pero igual me gustaba.

La hice acostarse nuevamente y me acosté sobre ella para seguir los besos, mientras mi pene se movía peligrosamente junto a su vagina. Los besos comenzaban a volverse descontrolados, mi poronga se acercaba de manera cada vez más agazapada y ella demostraba su deseo cada vez que lo sentía en su entrada.

Empujaba con mi cadera, pero sin penetrar; Marlén se retorcía en la cama de placer, y aún no habíamos comenzado.

Me arrodille frente a ella, con ademán de penetrarla, y ella se vío muy a la espectativa. Puse mi pene en toda su puerta mientras acariciaba el clitoris con mi pulgar. Ella no apartaba la vista de mi verga, y la desvié hacia su ano. Ella abrió la boca, como tomando aire, preparándose para lo que venía.

De la mesa de noche tomé un poco de gel y lo puse en mi verga y su culo... ella estaba apretando la cobija. Seguí dándole dedo y a duras penas empujaba sobre su ano. Luego empecé a empujar con más fuerza, pero sin intención de penetrar y cuando vi que ya se estaba preparando para el orgasmo, me acosté nuevamente sobre ella para seguir los besos... esta vez se volvió loca y poco a poco empecé a hundir mi verga en su vagina.

En ese momento fue como si nos hubiésemos convertido en un solo cuerpo, moviéndonos a la vez, de forma muy apasionada. En pocos minutos acabamos rendidos. No saqué mi verga de inmediato y me quedé sobre ella, besándola, acariciandola y viéndonos a los ojos.

Era la primera vez que me dejaba dominarla en la cama, y que no era una cogida salvaje, le hice de verdad el amor.

Después de unos minutos nos levantamos para limpiarnos y ella se veía con mejor semblante... me dijo:
- ya te puedes ir con tu mujer, ya me siento mejor... aunque te quiero contar algo, pero será después.

Me fui y me quedé pensando...

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