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Mi esposa, la puta del edificio - Parte 3

Durante esos días la cabeza no me paraba de dar vueltas de tanto pensar. En todo lo que había pasado y lo que había visto. Pero, peor aun, me daba aun mas vueltas lo que no había visto y mi imaginación se ocupaba de sugerirme todo lo peor, como asi también como iba a hacer para ver lo iba a venir.

Como iría a hacer? Tendría que poner cámaras? No tenía ida como hacerlo. Me escondería en el ropero, la clásica? Me pareció una pelotudez y encima riesgosa. Y si iba y le decía a Mariana directamente? Si le decía, mirá yo se lo que pasó y lo que está pasando. Quiero estar ahi. Dejame ver... no. Lo pensé y no. Era la mas fácil, si, pero por otro lado la mas difícil. Sencillamente no tenía los huevos como para decírselo y hacerlo. Quizás mas adelante, pero ahora no. Tenía muchos interrogantes y sentimientos encontrados. Necesitaba ayuda.

Luego de pensarlo un rato me contacté con un viejo amigo, de mi absoluta confianza, que trabaja en la Policía Federal. Por supuesto no para pedirle que haga nada, éste tema no es un tema de la Policía, pero si para que me oriente un poco a ver cómo se desarrollaban éstas cosas. No le dije toda la verdad, mas bien tergiversé las cosas. En lugar de decirle que quería ver para satisfacer mi propio morbo, le hice un pequeño cuento en el que sospechaba de ella y que si conseguía pruebas las quería tener para un eventual divorcio.

No me pudo brindar ninguna solución mas que entenderme, como ya sabía el no podía hacer nada, pero si me recomendó un servicio de investigadores privados que el conocía. Según me dijo, caros, pero discretos y de absoluta confianza. Me dijo que me contacte con ellos y los escuche. Aunque decida no contratarlos, quizás algo de lo que me dirían me iba a servir. Me dijo que les diga que iba recomendado por él.

No perdí tiempo y los contacté inmediatamente. Realmente la persona con la que hablé me sorprendió por su profesionalismo y su buen trato. Le pedí si nos podíamos reunir, accedió, y tan sólo al dia siguiente ya lo estaba recibiendo en mi oficina en la empresa, que se me ocurrió que iba a ser lo mas seguro. Cuando llegó era un pibe bastante joven, de unos treinta y pico, me saludó amablemente, aceptó que nos tomemos un café y comenzamos a charlar, donde le expliqué lo que estaba pasando y lo que quería hacer, por supuesto con el mismo verso del divorcio que le hice a mi amigo anteriormente.

Luego de la explicación lo vi pensar un momento y me habló, "Mire, Juan Carlos, la solución es mas que nada un tema operativo. Casos como éstos realmente tenemos bastantes y sabemos llevarlos muy bien."
"Entonces que me sugiere?", le pregunté.
"Le comento. Lo de instalar cámaras en su hogar no lo recomiendo. Es bastante riesgoso y habría que solucionar un pequeño tema de infraestructura y otras yerbas. Hoy en dia hay cámaras muy pequeñas y de muy buena definición, pueden ser camufladas prácticamente en cualquier lugar. Eso lo podemos hacer, no hay problema. El problema es cómo las ve usted. Habría que centralizar todo en un grabador inalámbrico..."
"Bueno si eso es muy complicado que otra opción hay?", le pregunté
"Mire para cuestiones de divorcio es nuestra experiencia que muchas veces alcanza solamente con tener audio. Podemos instalar micrófonos en miniatura en cualquier lugar y funcionan como una radio, podría escuchar lo que sucede cuando usted no está, y grabarlo si quiere. Usted tiene acceso al celular de su esposa?", me preguntó.
"Acceso físico?", le pregunté y me asintió, "Creo que si. No puedo sacárselo de las manos obviamente, pero ella a veces es de dejarlo en algún lugar mientras hace otra cosa."
"Por cuanto tiempo?"
"No sabría decirle. No mucho. Cuando se ducha obviamente no se lo lleva al baño y cuando duerme lo deja cargando."
"Ese sería el momento entonces, mientras ella duerme. Si está dispuesto y decide contratarnos podemos coordinar con uno de nuestros investigadores que se dedica justamente a eso, a romper protecciones en los celulares y permitirnos acceso y monitoreo. Tendríamos que disponer del celular de su esposa por media hora... cuarenta minutos. Por eso sugeriría hacerlo mientras ella duerme.", me dijo.
"Pero no puedo dejar que uno de ustedes venga a casa a esa hora, sería...", empecé pero me frenó.
"No, señor, el no necesitaría entrar. Se me ocurre que usted puede tomar el celular y sin que ella se despierte entregárselo a nuestro investigador quien lo va a estar esperando a la hora que usted diga en la puerta de entrada de su edificio o donde usted nos indique. Una vez hecho el trabajo usted solamente lo vuelve a poner donde estaba."

Lo pensé, "Media hora?"
El investigador encogío los hombros, "... cuarenta minutos, póngale.". El continuó mientras yo seguía pensando, "Le recomiendo hacer eso y tambíen la instalación de los micrófonos. Usted nos puede avisar cuando su mujer salga... vaya a visitar a alguien o lo que sea... y que podamos disponer de un par de horas en su domicilio, bajo su supervisión por supuesto."
"Si, eso seguro lo quiero hacer", le dije.
"Bien. También le puedo ofrecer un seguimiento personal de su esposa cuando no está en su casa. Naturalmente no podemos ingresar al lugar de trabajo de ella, pero podemos seguirla todo el tiempo por la calle, instalar un rastreador en su vehículo y con todo eso darnos cuenta de a que lugares va, con quien se encuentra, ya sabe."
"Y cuánto cuesta todo éste servicio?", le pregunté.
Tomó su celular y empezó a calcular cosas, "Todo?"
"No, bueno, quisiera los micrófonos y el celular, seguro. El seguimiento también, si usted me dice que instalar cámaras es mas riesgoso..."

Lo vi tipear unas cosas en su celular y me lo mostró, "Serían doce mil dólares. Esto incluye dos semanas de seguimiento las que se pueden extender si usted lo desea."
Tomé aire y lo pensé, finalmente le dije que si. Me dijo que podían empezar mañana mismo si les pagaba hoy. Lo cual lo hice y coordinamos detalles.

A los dos dias comenzó todo. Instalar los micrófonos fue lo mas fácil. Me quedé un dia en casa mientras ella se fue al trabajo (ya me habían dicho que el seguimiento había empezado ayer) y recibí a un investigador y dos técnicos. En dos horas mas o menos habían instalado micrófonos en todos los ambientes, un receptor y transmisor escondido en una alacena y me dieron un celular de ellos donde me mostraron la aplicación donde podía escuchar todo lo que pasaba, esté donde esté. Las grabaciones, me dijeron, las estarían haciendo ellos y estaban a mi disposición, yo con el teléfono solo podía escuchar en vivo por decirlo asi. También arreglé con ellos para que manden al otro investigador hoy mismo a las tres de la mañana, para hacer lo del celular de Mariana, tema que me tenía muy nervioso. Quería hacerlo cuanto antes.

Cuando se fueron me quedé solo en la casa y pensando... escuchar, si estaba bien, pero yo quería ver. Yo quería sentir lo que iba a pasar. Por mas que ya había contratado a los investigadores y las cosas estaban en marcha, no estaba satisfecho. Me fui a la cocina a hacerme un café para calmarme y al sentarme a la mesa, miré por la ventana y recibí mi inspiración, como un rayo del cielo.

El departamento de Don Alberto! Cómo no se me había ocurrido antes! Que estúpido! Nuestro edificio tenía dos departamentos grandes por piso y el de nuestro vecino de años, Don Alberto, estaba absolutamente vació y desocupado! Nosotros nos llevabamos de maravillas con el viejo Alberto, un viudo que vivía solo en ese departamento enorme. Hacía unos meses me dijo que se iba a mudar a Córdoba, que ya no aguantaba mas la ciudad y que había puesto en venta el departamento. Pero como no confiaba en las inmobiliarias que decía que siempre lo vivían cagando, no quería lidiar con ninguna. Me pidió por favor a mi, ya que era de su confianza después de tantos años, de dejarme las llaves a mi y que si el me avisaba si alguien quería ir a verlo que coordinaba conmigo y yo les abría, lo cual nunca me molestó hacer y creo que lo debo haber hecho solo tres veces en casi un año porque ese departamento era difícil de vender al precio que quería Alberto, quien ya se había ido a Córdoba hace rato.

Tenía el departamento de al lado a mi disposición! Que boludo, cómo no lo pensé! Estaban pegados, separados nada mas por un metro y medio de pulmón. Claro, los únicos ambientes lindantes eran la cocina y el dormitorio. Si me iba al departamento de al lado lo único que podía espiar eran esos ambientes, ya que los departamentos estaban espejados. No podía ver el living ni el resto del departamento, sólo nuestra cocina y nuestro dormitorio, pero no era poco! Y combinado con el hecho que ya tenía oídos en todo el departamento... ésto prometía bastante.

Pasó el tiempo, Mariana llegó de trabajar e hicimos la rutina de siempre. Cenamos, miramos TV y nos fuimos a dormir. Aunque en realidad la que durmió fue ella, yo no podía pegar un ojo de los nervios con todo el tema de agarrarle el celular primero, y después con la excitación encima que llevaba por el tema del departamento del al lado.

Finalmente llegó la hora y lo hice. Fue una estupidez, realmente, y no se para que me preocupé tanto. Yo no hice ningún ruido, tomé el celular, Mariana nunca se despertó. Bajé y ya estaba el investigador esperando con su laptop y un cable. Lo que sea que se puso a hacer no tardó tanto y lo hicimos en un recoveco del hall de entrada del edificio para que no se vea de afuera. En veinticinco minutos me lo devolvió, me dijo que estaba todo bien y que lo reponga a su lugar. Yo suspiré de alivio. Subí de vuelta a casa y sigilosamente entré sin hacer una pizca de ruido, puse el celular de Mariana donde estaba y me acosté con una sonrisa. Ella seguía durmiendo profundamente, ni había cambiado de posición.
Al dia siguiente en el trabajo encendí el celular muleto que me habían dado de la agencia y siguiendo el procedimiento que me habían indicado, comencé a ver los whatsapp de Mariana que venían casi en tiempo real, como si tuviese el celular de ella en la mano. Pero no vi nada incriminatorio ni raro. Mensajes con sus amigas y cosas del trabajo, nada interesante.

Mariana y Don Julio, hasta donde yo sabía al menos, no se habían vuelto a juntar y no habían hecho lo que planeaban. Al menos no aun. Yo me había ocupado esos días de estar pegado a Mariana el mayor tiempo posible, decirle de salir, de hacer cosas juntos en casa, para no darle lugar a nada. Si lo de Mariana y el viejo había sido una cosa de calentura del momento solamente entonces al estar conmigo se le iba a pasar. Y si realmente lo quería hacer, entonces esos dias que se había pasado conmigo la iban a poner peor y darle mas ganas de hacerlo. Sentí que yo ganaba con cualquier resultado. Esperé el momento apropiado para dejarle lugar y tenderle la trampita. Lo cual sucedió luego de un par de dias, un Sábado.

Estabamos tranquilos en casa cerca del mediodía cuando me hice que miré el celular y contesté algo, tipeando.
"Che amor, me dice Facundo de ir almorzar con ellos a Campito, que van a ir ahora en un rato.", le dije.
"Ah, que bueno...", me contestó.
"Le digo que vamos?"
"Ay, no se. Por que no vas vos? Yo la verdad muchas ganas no tengo.", me dijo. Sentí que estaba picando, ya que ella le encantaba comer en ese restaurant.
"Seguro?", le pregunté.
"Si, andá vos. Hoy estoy re vaga. Aparte voy a aprovechar ya que estoy y le digo a Don Julio que venga a revisar la mancha de humedad esa del cuartito, que hace mil años que la tenemos que hacer ver...", me dijo. Si. Había picado. Sentí que se me estaba empezando a parar la pija ya.
"Bueno, ok. Si no querés no hay drama. Le digo para la próxima."
"Pero andá amor si querés."
"Seguro?", le pregunté, "Después no me digas que ay no te llevé y eso...", me reí.
Ella me sonrió, "Siii, andá. Pasala bien, distraete un rato. Yo estoy tranqui aca, no te preocupes. Decile que otro dia vamos todos."

Le di un beso en la mejilla y me fui a vestir, aparentando que iba a irme a comer con uno de nuestros amigos. Me metí mi celular y el muleto en el bolsillo de la campera y me fui, pero raudamente en lugar de bajar me fui directo por el pasillo hasta el departamento vacío. Abrí fácilmente y cerré con cuidado, ya seguro que Mariana no me habría escuchado. Me dirigí a la cocina vacía y abrí apenitas la persiana americana que tenía, de forma de pispear hacia mi cocina. Mariana estaba todavia ahi, pero la vi tipeando en su celular. Me había hecho cualquier idea pero la verdad que se veía barbaro del otro departamento, estaba seguro que podía ver todo. O al menos todo lo que me permitían ver los ventanales. De mas o menos la altura de una cintura para abajo no podía ver, pero algo era algo. Con eso y los micrófonos estaba listo y debo confesar que mi pija lo sabía, ya que con la excitación de todo estaba mas que erecta bajo mi pantalón.

Enseguida en el celular muleto me llegaron las notificaciones del Whatsapp de Mariana.



Mi esposa, la puta del edificio - Parte 3




No les puedo explicar lo excitado que me puso el leer eso. Espié a través de las cortinas y la vi que se fue de la cocina rumbo a la habitación, yo hice lo mismo en el departamento vacío para seguir sus pasos. La vi que se cambió de ropa. Se sacó la remera y el pantalon holgado que tenía, quedándose un segundo en bolas mientras yo le admiraba el cuerpazo que tan bien le conocía. Enseguida se calzó un conjuntito de ropa interior negra - una bombachita bien calada y un corpiño bien sexy que a veces usaba, que le realzaba la forma de las tetas, como si lo necesitara. Arriba se puso una batita y se sentó en la cama a esperar, mirando el teléfono. Debería estar viendo algo en internet porque no me llegó ningún whatsapp al celu muleto.

A los pocos minutos escuché que sonó nuestro timbre y vi a Mariana levantarse e ir a abrir la puerta del departamento. No podía ver ahi, sólo escuchar.

"Holaaaa... ", escuché decir a Mariana con un tonito musical
"Hola linda,", lo óí a Don Julio, "Uf... que linda que estas... "
"Y eso que no viste lo que tengo abajo...", le contestó.
Enseguida escuché que cerraron la puerta y el sonido por lo bajo de besos y murmullitos. Se estarían besando en el hallcito de entrada y ahi fue cuando maldije el no haber pedido que instalen cámaras. Igual seguí firme en mi escondite, escuchando. Pronto los vi entrar a la cocina, por lo que me moví yo también para ver mejor.
"Comiste ya?", preguntó Mariana mientras abría la heladera, "Querés algo?"
Don Julio estaba pegado atrás de ella, acariciándola, "No, no te preocupes. Quise venir con hambre", se rió.
"Mmm. Por que será?", Mariana rió también.
"Y para comerte a vos, linda...", dijo Don Julio y vi como la abrazó desde atrás y le empezó a manosear los pechos. Le había abierto la bata un poco a Mariana y tenía sus manos sobre el corpiño, estrujando y sintiendo. Mariana suspiró y se dejó caer con la cabeza hacia atrás, apoyándose en el hombro de Don Julio. El viejo le empezó a besuquear el cuello mientras seguía disfrutándole las tetas, "Aunque me parece que la que se va a comer algo aca sos vos..."
"Ah si?", preguntó Mariana, "No se, yo no tengo mucha hambre. Que me vas a dar?", le jugueteó
El viejo se rió y la estrujó contra su cuerpo, seguro haciéndole sentir su bulto por detrás, "La pija que tengo aca te vas a comer, linda. Se que te gusta..."
"Mmm... me encanta, siii...", rió Mariana, "La pija de mi viejito, mmm."
"Que putita saliste al final, eh?", preguntó Don Julio, "Quien lo hubiera dicho..."
Mariana se rió finito y alegre, "Viste? Que sorpresa."


El viejo le agarró el corpiño por debajo y lo levantó, liberandole los pechos enormes a Mariana y amasándoselos profundo mientras seguía besandole el cuello, "Sabés como estuve pensando en vos éstos dias? Uff."
"Yo también, Julio", dijo Mariana entre suspiros, "No aguantaba mas, te quería ver."
"Ver nada mas?"
"Ver... chupar... que me cojas....", dijo Mariana con un tono sexy que casi me hace acabar a mi que sólo estaba escuchando. No se como hizo el viejo para resistir un poco.
"Yo también", le contestó, "Me encantó las veces que me la chupaste, pero quería mas. Quiero mas. Se que vos también."

Mariana se dió vuelta y se enfrentaron. Se sacó totalmente el corpiño y lo dejo caer, mostrándole esas tetas enormes y suaves. Se abrazaron y comenzaron a besarse lento y profundo, las manos del viejo ahora amasándole el culo. Yo ya no podía mas. Mientras escuchaba y miraba me desabroché el pantalón, saqué mi pija erecta y me empecé a masturbar, invadido por una mezcla de excitación, desesperación y morbo.

Vi que el viejo hizo lo mismo que yo mientras se besaban. Sacó su pija amarronada que ya estaría dura como la mia y se la apoyó a Mariana en su pancita desnuca, empujando y frotándosela. Siguieron asi unos segundos hasta que dejaron de besarse, se miraron y Mariana se puso de rodillas frente a el. Yo no podía verla ya que el viejo me la ocultaba visualmente, pero pronto comencé a escuchar los inimitables sonidos de una buena mamada de verga - los de una pija entrando y saliendo de una boca hambrienta, los ruidos húmedos de superficies ensalivadas y los gemidos de uno y otro. Vi que el viejo le puso una mano donde debía estar la cabeza de Mariana y acompañaba sus movimientos con su pelvis para darle mas con cada una de las embatidas de la cabeza de mi mujer.

"Uff... Mariana... que bien que la chupas, mi vida... sos increíble...", le dijo mientras la miraba desde arriba.
"Mmm!", solo escuché protestar a Mariana dulcemente
"Cuánto estuve esperando ésto... ésto y mas..."
"Mmm!", escuché gemir a Mariana con la boca llena y vi sus manos aparecer y abrazar el culo desnudo y arrugado de Don Julio, aferrándose a su macho.
"Siii... ufff... ", gimió el viejo, "Que linda putita por favor... te gusta la pija de papi?"
"Mmm!", gimió Mariana muy fuertemente, sus dedos clavándose en las nalgas del viejo.
Don Julio rió, "Vas a querer que papi te coja hoy? Eh?"
Mariana se ve que largo la pija de Don Julio para tomar un poco de aire, contestándole entre suaves jadeos mientras recuperaba la respiración, "Ay ssssiii... hoy siiiii...."
Vi que Don Julio le manotéo de nuevo la cabeza y volvió a hacerla chuparle la verga, "Siii linda, hoy por fin te voy a dar. Hoy papi te va a dar lindo, pa' que tengas..."
"Mmm!!!", pareció gritar Mariana con la boca llena de verga
"Querés saber un secreto, linda?", le preguntó suavemente
"Mmm?"
Don Julio se rió por lo bajo, "Desde la última vez que te vi... que fue... seis dias? Ni una paja me hice. Ni a mi mujer me cogí éstos dias. Tengo un montón de leche guardadita toda para vos..."
"Mmm!!!!!", gimió entusiasmada Mariana, reanudando su mamada con mas velocidad.
"Papi te va a llenar toda la conchita hoy, mi amor... por fin, después de tanto tiempo..."
"Mmmm!!!!", escuché a Mariana y pronto largó la pija para tomar aire de nuevo, "Cogeme.", solamente le dijo.
"Pedímelo bien, putita."
"Cogeme Julio, por favor... por favor, necesito que me cojas...", le dijo en un tono que me hizo acabar a mi. Chorros de mi leche empezaron a saltar de mi pija y mi cuerpo se sacudió en un fuerte orgasmo, que no pude gritar por miedo a que me oigan.
"Papi", solamente la corrigió Don Julio
"Cogeme papi... quiero la pija de papi...", contestó Mariana.

Vi a Mariana ponerse de pie y se abrazaron fuerte, besándose profundo. Asi abrazados y manoseándose se fueron de la cocina y pronto los vi aparecer en nuestro dormitorio, por lo que me moví rápido yo también, con mi pija al aire y goteando semen, hacia el otro ambiente del departamento vació. Vi que Mariana se sentó al borde de la cama y comenzó a chuparle la verga de nuevo. Ahora ella estaba de espaldas a mi y el viejo de frente. Pude verle la pija marrón y tiesa, la misma que yo había probado algunos rastros de su gusto aquella vez que Mariana me besó después de mamar al viejo. Era impresionante con que dulzura y dedicación Mariana le estaba mamando la verga a nuestro portero, mientras que el se sacó la remera y la tiró por ahi, quedando completamente desnudo, su piel morena y arrugada al aire.

Julio dejó que Mariana lo siga felando un poco mas, solo oia sus gemiditos, hasta que suavemente la tomó del pelo y la alejó de su verga, haciéndola recostar en nuestra cama. Mariana desapareció de mi vista, ya que al acostarse no podía verla mas por sobre el borde del ventanal. Si vi que el viejo tomó las piernas de mi esposa, las levantó en el aire y lentamente le quitó la bombachita que tenía, también tirándola por ahi. Los escuché reir y vi que las piernas de mi mujer se abrían en aire, mientras que el viejo se inclinaba sobre ella. No podía ver mucho de lo que sucedía, solamente ver parte de la cabeza y la espalda de Don Julio, seguramente aplastando el cuerpo maravilloso de mi esposa, desnuda contra la cama, sus piernas en el aire alrededor del cuerpo de su amante maduro.

Escuché que se besuquearon asi un rato, hasta que vi al viejo hacer un par de movimientos e inmediatamente escuché a los dos gemir fuerte. Por fin había sucedido. Pese a que no lo pude ver, por fin Don Julio penetró a Mariana con su verga. Mi propia verga mientras tanto, tambíen comenzó a ponerse tiesa de nuevo pese a que había acabado hacía sólo unos minutos. De tan excitado que estaba yo, mi verga volvió a la vida. La escena y los sonidos me superaban y mi imaginación corría a raudales tratando de componer la imagen completa de lo que estaba pasando, no solamente lo poco y confuso que podía ver sobre el ventanal.

"Ay! Aaaayyysssssiiiiii!", escuché a Mariana gemir y protestar al sentir como el portero entraba en su vagina.
"Uffff... siiii mamita por finnnnn! Aaaahhh!!", gimió el también. Y lo entiendo al viejo. La dulzura de la sensación de la concha de Mariana, cuando estaba bien lubricada como debía estar ahora, es insuperable. Sin preámbulos Don Julio se la empezó a bombear duro. Veía su espalda y su cabeza menearse rítmicamente, cogíendose hermosamente a mi mujer, mientras los piecitos de ella en el aire acompañaban sus movimientos, "Que buena que estás, Marianita uffff... aaaahhh..."
"Diosssss!!!", escuché gemir a Mariana y vi aparecer una de sus manos, sujetándose de uno de los hombros de Don Julio, "Dioooossss como me gusta tu pijaaaaa!!!! Aaaahhh!!!!"
Don Julio rió, "Viste... ufff... viste que te dije... que te iba a gustar... mmmm... que papi te coja..."
"Siiii!", gritó Mariana, "Cogeme papi... cogeme cogeme cogeme.. llename toda!", le dijo como si el viejo Don Julio necesitara que le den aliento para cogerse a semejante mujer.
"Eh?", rio Don Julio mientras no paraba de darle, "Que te llene dijiste?"
"Ssssiii.. llename papi... aaagh...", protestó Mariana
"Que te llene de la lechita que tengo? Eso queres, putita?"
"Sssiii! Si si si si llename toda de lecheeeee!!!" escuché gritar a Mariana mientras yo me empecé a masturbar de nuevo. Inmediatamente vi como sus dedos se aferraban al hombro de Don Julio y los dedos de sus pies en el aire se tensaban y doblaban. Don Julio estaba haciendo acabar a mi mujer con una facilidad que me sorprendió. Mariana comenzó a gemir fuerte, de la manera que yo le conocía cuando tenía un orgasmo enorme, chillando finito. No podia verla, pero estaba seguro que su cuerpo hermoso y voluptuoso se estaba tensando y sacudiendo de placer.

El viejo no pudo resistir y lo vi arquear la espalda, dándole un último y profundo empellón a su verga, enterrándola en la concha de Mariana hasta los huevos seguramente y tensándose el también. Comenzó a gemir roncamente y acabó, llenándole la vagina de leche a Mariana, "Aaaah sssii.. ahi va... aahhhhh tomatela... toda... putita... aaaahhhhh!!!!". Yo solo podía imaginarme los chorros de su semen llenando a mi esposa, era la única imagen que tenía en mi cabeza mientras me masturbaba, tratando desesperadamente de eyacular al mismo tiempo que ellos. Finalmente lo logré, entre silenciosos espasmos y vi como mi propio semen saltaba fuerte de mi pija.

Vi al viejo relajarse y desaparecer hacia abajo, por debajo de lo que podía llegar a ver. Los pies de Mariana aun en el aire era lo único que llegaba a divisar. Estarían abrazándose y besándose, no vi que el viejo se haya salido de mi esposa, asi que seguramente la tendría llena de su pija mientras se daban cariño despues de sus orgasmos. El sonido de besos, gemiditos suaves y risitas me dio la pauta que eso era justamente lo que estaba sucediendo. Finalmente Don Julio se incorporó y Mariana por fin emergió de por debajo de la visual del ventanal. Charlaron un rato, sentados lado a lado en la cama, de espaldas a mi, mientras se daban besos de vez en cuando y se acariciaban. Después de un rato el viejo le pidió a Mariana, sin ningún tipo de pudor, que se de vuelta y se ponga en cuatro para darle por el culo.

Pensé que Mariana iba a aceptar, ya nada me espantaba, pero curiosamente le dijo que no, que hoy no se sentía para eso, que mejor otro dia. El viejo se rió y aceptó la respuesta, pero como premio consuelo la putita de mi mujer se inclinó y empezó a chuparle la verga nuevamente mientras el viejo se vestía. No lo hizo acabar, pero a Don Julio se lo vio muy satisfecho. Se besaron un rato mas, fueron a la cocina, Don Julio se tomó un vaso de agua y luego de otros besos lo escuché irse.

Mariana volvió a la habitación, se la veía de muy buen humor, y se puso a hacer la cama que habría quedado hecha un desastre. Después la oi irse al living y ponerse a mirar la TV. Supuse que no iba a pasar nada mas, por lo que apagué la aplicación de audio del celular y me saqué los auriculares, quedándome solo en el departamento vacío.

En una hora u hora y media ya tendría que ser teóricamente el momento en que yo vuelva a casa de mi supuesto almuerzo y al encontrarme solo en un departamento vacío, sin mucho para hacer mas que esperar, ante la pregunta de cómo matar el tiempo la primera respuesta que me vino a la mente fue la cantidad de pajas que me iba a hacer.

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