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En primer plano

La idea llevaba tiempo rondando en nuestras conversaciones. La curiosidad, el deseo de probar algo nuevo, algo que nos sacara de la rutina. Esta vez, decidimos dar el paso. Ella estaba tan emocionada como yo, quizá más. "¿Y si grabamos?", había preguntado una noche, con ese brillo travieso en los ojos que tanto me enciende. Desde entonces, la idea no había abandonado nuestras mentes.
En esta ocasión, nos preparamos para hacer algo diferente. La cámara estaba lista, colocada estratégicamente en el borde de la cama, apuntando hacia nosotros, capturando todo lo que estaba por suceder. Ambos sabíamos lo que íbamos a hacer y, de alguna manera, la idea de compartirlo con el mundo hacía todo más excitante.
Ella, como siempre, fue la primera en tomar la iniciativa. Se colocó frente a mí, en la cama, con esa actitud desafiante y sumisa al mismo tiempo, esperando por mi señal. No necesitaba decirle mucho, ya sabía lo que ambos queríamos. Encendí la cámara, y en cuanto escuchamos el sonido de grabación, el ambiente cambió. El hecho de saber que otras personas lo verían más tarde, que estarían juzgando, puntuando, dándonos su aprobación o rechazo, hizo que todo pareciera aún más intenso.
Se inclinó hacia mí, y con un movimiento fluido, tomó mi miembro entre sus labios. Los primeros planos de su boca deslizándose lentamente eran exactamente lo que queríamos capturar. Su lengua recorría cada centímetro de mí, humedeciéndome por completo, mientras yo sostenía la cámara en una mano, acercándola para captar cada detalle. Sabía que a los usuarios de la P! les encantaría ver esto de cerca, su boca succionando con fuerza, sus ojos cerrados de placer mientras se concentraba en darme placer.
Le dije exactamente lo que era, lo que significaba para mí en ese momento. "Mirá a la cámara, putita", le susurré, usando esas palabras que sabía la encendían, la hacían sentir usada y deseada. Su mirada se levantó, y sus ojos conectaron con la cámara mientras seguía mamando con fervor, obediente y completamente entregada a la situación. Podía sentir cómo su excitación crecía a cada palabra que le decía.
El sonido húmedo y rítmico de su boca llenaba la habitación. La cámara lo captaba todo: cada detalle de cómo sus labios bajaban y subían, la mezcla de saliva y deseo que brillaba en su piel. Aceleró el ritmo, tragando la piaj cada vez más profundamente, llevándome más cerca de ese punto donde el control empieza a desvanecerse. Pero no quería terminar aún. Teníamos más por hacer.
Le pedí que se pusiera en posición, y ella, obediente, giró su cuerpo, levantando el trasero en el aire. Me incliné hacia la cámara, asegurándome de captar el ángulo perfecto mientras me posicionaba detrás de ella. El primer plano de la cámara ahora mostraba cómo la penetraba lentamente. Ella dejó escapar un gemido profundo al sentirme dentro, y su cuerpo se arqueó, aceptándome completamente.
Mientras la filmaba, le hablaba al oído, diciéndole lo que era, lo que estaba haciendo por mí. "Mirá a la cámara", le repetí, mientras empujaba más profundo, disfrutando de cómo su cuerpo se rendía ante mí. Cada palabra la hacía estremecer, y yo no podía dejar de notar lo excitada que estaba. Sabía que el hecho de ser filmada, de saber que otras personas la verían y la juzgarían, la hacía desearlo aún más. Cada insulto que salía de mis labios, cada forma humillante de llamarla, la hacía apretar más fuerte alrededor de mí.
Aumenté el ritmo, empujando con fuerza mientras ella gemía, mirándome por encima del hombro y luego girando la cabeza para mirar a la cámara. Sabía que estábamos creando algo que los usuarios disfrutarían, algo que probablemente recibiría una gran cantidad de puntos, comentarios. Su rostro reflejaba la mezcla de placer y sumisión que ambos queríamos transmitir.
Cuando sentí que estaba al borde, retiré la cámara y volví a su rostro. Ella sabía lo que venía. Se giró rápidamente, poniéndose de rodillas frente a mí, lista para recibir lo que había estado esperando. Sujeté la cámara con una mano, enfocándola directamente mientras la otra tomaba mi miembro con firmeza. Ella abrió la boca, mirándome con esos ojos llenos de lujuria, esperando ansiosa.
No tuve que decirle nada más. Eyaculé con fuerza en su boca, y ella lo recibió todo, tragando lentamente, asegurándose de que la cámara captara cada segundo. Su lengua se movía lentamente mientras lo hacía, saboreando cada gota. Justo cuando terminó, dejó que una pequeña cantidad se deslizara por la comisura de sus labios, esparciéndose por su barbilla, pero sin apartar la vista de la cámara.
Con una sonrisa juguetona, limpió el resto con la lengua, mirando directamente al lente, completamente consciente del impacto que eso tendría en quienes verían el video más tarde. Yo me quedé allí, respirando profundamente, mientras ella se incorporaba, satisfecha y con una expresión triunfante.

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