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Se cogen a mi novia y yo miro 3

Mi esposa Alejandra es muy linda, atractiva, con unos hermosos ojos, un culito redondo de esos que dan ganas de tocar todo el tiempo, unos pechos bien parados, 1,65 cm, unas fantásticas piernas, todo esto mantenido con muchas horas de gym y que a pesar de sus 41 años se mantiene muy, muy deseable, ella es el centro de las miradas de todos los hombres adonde quiera que vayamos. Ya había pasado mucho tiempo desde aquellas locuras que habíamos cometido y ahora nos disponíamos a disfrutar de nuestro tiempo juntos.
Estábamos de vacaciones en una lindo lugar llamado Mar de Sur, el día estaba espléndido, el sol nos regalaba una maravillosa tarde, en la playa había muy poca gente, solo un par de turistas, un grupo de 3 o 4 chicos de entre 20 y 25 años, y más allá a lo lejos unas parejas.
Los chicos jugaban a la pelota en la arena y en un momento el balón cayo a pocos metros de donde nos encontrábamos nosotros, Ale estaba boca abajo con el corpiño de su bikini desatado, para que no le quedaran marcas en la espalda, el chico que se acercó a buscar la pelota antes de hacerlo se metió en el mar y luego se encaminó hacia nosotros, el esférico estaba casi al lado del toallón en donde se encontraba Alejandra.
Cuando el muchacho estaba a escasos centímetros de la espalda de mi esposa, listo para llevarse la pelota, unas gotas que salían del cabello de él, mojaron la espalda de Ale, ella rápidamente se dio vuelta pensando que era yo, pero su sorpresa fue muy grande cuando vio a este chico de muy buen cuerpo que miraba agorado los pechos desnudos de mi mujer y ella parecía haberse calentado con lo que estaba viendo.
Él pidió disculpas y se presentó, como era de esperar primero saludó a mi esposa y lo hizo con un beso “hola, soy Julián” dijo él. Ella tapó con un brazo y su mano sus pezones y se elevó levemente al encuentro con la mejilla de él, pronto se notó un bulto en su pantalón por lo que extendió su mano hacia mí y salió corriendo adonde estaban sus amigos.
Ale aprovechó su desnudez para hacer un poco de topless y decidió meterse al agua tan solo con la parte de abajo de su bikini, una vez en el agua me acerqué a ella, quien me abrazó y ya metidos en lo profundo del mar ella parecía necesitar que la penetre por la forma de moverse, entonces hice una pregunta que era muy obvia.
-¿Te calentó el pibe? -y no lo negó.
-Uhhh un poquito, pero… esas aventuras son del pasado –dijo ella.
Mientras que con las tetas al aire me abrazaba y con sus piernas rodeaba mi cintura, en clara señal de búsqueda de sexo, a mí también me habían dado las ganas de ver nuevamente a mi esposa convertida en putita, así que le insistí, diciéndole:
-¿A que no te lo cogerías a ese pendejo?
Ella sacó a relucir su orgullo y dijo:
-No, a él solo no, a los cuatro juntos me los puedo coger si quiero.
-¿A qué no? -disparé yo, buscando provocarla más aún.
-Invítalos a tomar mates o algo fresco y vas a ver como una cuarentona seduce y se coge a los cuatro -dijo ella, eso si todo tiene un precio y si me los cojo a los cuatro vas a tener que pagar una cena y algo más.
La idea me calentaba mucho, así que salimos del agua, Ale salió a ponerse su sostén y yo me fui directo a los chicos a hacerles la invitación, quienes no dudaron en decir que si, ellos traían su propio cargamento de bebidas ya que se disponía a quedarse hasta bien entrada la noche en la playa.
Al llegar donde estaba Ale, Julián se dispuso a presentar a sus amigos, comenzamos a hablar un poco de todo, de donde eran, cuantos días se quedaban y demás cosas mientras tomábamos unos mates, con mucho disimulo, pero de manera incesante ellos ponían sus miradas en mi mujer, ella se sentía una diosa y lo hacía notar hablaba de su piel, de su boca, sus piernas y ellos miraban cada cosa o “defecto” que ella decía tener, obviamente para que estos dijeran:
“No Ale sos hermosa” o “eso se te ve muy bien”.
La noche comenzaba a caer y de pronto Juan Cruz, el más joven del grupo, un chico de unos 20 años, robusto, con mucho músculo, sacó una cerveza de su refrigerador portátil, los demás hicieron lo mismo y nos invitaron a mi esposa y a mí. Yo acepté con gusto, pero Alejandra dijo:
-No, prefiero ir a darme un último chapuzón, ¿quién me acompaña?
Era evidente la fiesta estaba por comenzar para ella y como era de esperarse Julián dijo “yo voy contigo”. Pasaron un rato jugando, hablando en el mar y ya con casi las primeras luces de la oscuridad salieron del agua, ella temblaba de frío, pues el viento estaba poniendo fría la playa. Al llegar adonde nos encontrábamos con los demás, Ale llevaba los pezones bien duros y parados, rápidamente se envolvió con un toallón, pero no paraba de temblar.
Ricky otro de los chicos le dijo entonces que debía quitarse la ropa mojada para que se le pasara el frío, ella le hizo caso y envuelta con el toallón para no mostrar, por el momento nada, se quitó lentamente las dos piezas del bikini, y se sentó a la fogata que habíamos improvisado con los muchachos.
Era muy extraño, mi esposa estaba desnuda, tan solo la cubría un toallón en la playa con cuatro flacos que recién conocíamos. Como no dejaba de temblar Ezequiel, otro de los chicos me dijo que la abrazase para darle calor, por lo que me acerqué a ella y al oído me susurro que estaba nerviosa y que quería hacerlo ya y ahí mismo, con los cinco. Yo le dije que tan solo quería mirar, pero ella me pidió que diera yo el primer paso y la entregue a los muchachos.
Me pareció bien la idea, por lo que comencé a besarla y abrazarla de manera provocativa, mis manos se perdían por debajo del toallón buscando sus partes íntimas y dejando que se vieran sus nalgas, alguien nos alcanzó una cerveza que vino bien para desinhibirla. Ya la noche se había posado y los muchachos estaban un poquito alegres por el alcohol y con la temperatura elevada por mi esposa. Cantábamos, reíamos y contábamos chistes y aventuras de sexo, que iban calentando el clima.
Le pedí entonces a Julián si quería abrazar a Alejandra con la excusa de que yo quería ir a orinar, él respondió que con todo gusto lo haría. Julián tomó por los hombros tímidamente a Ale y ella en señal de sumisión y entrega, apoyó su cabeza en el pecho de él. Al retirarme de su lado abrí un tanto el toallón para que se pudieran ver un poco las partes íntimas de mi mujer.
Estaba entregando a mi esposa a un grupo de 4 chicos que se les notaba que tenían muchas ganas de cogérsela. Me retiré unos metros hasta unos médanos cercanos desde donde podía ver cada movimiento, Alejandra comenzó entonces a seducir a sus 4 sementales, primero acercó su nariz al cuello de Julián y este posó su mano en la nuca de ella, mientras los otros chicos seguían bebiendo.
Ale se fue lentamente tumbando en la arena, el muchacho se recostó también con ella, la parte del toallón que debía cubrir su depilada y lisa conchita, ya se había retirado de esa zona y dejaba ver casi hasta su ombligo. Ricky un poco más atrevido, disimuladamente vertió un poco de arena sobre las piernas desnudas de Ale e inmediatamente dijo:
-¡¡Perdón!! Te limpio.
Ella se dejaba hacer y él pasaba suave y tímidamente sus manos que cada vez llegaban más a la entrepierna de mi mujer, yo prefería mantenerme alejado para no interrumpir, ella entonces le dijo a Ricky:
-La arena que me limpiaste ahora se quedó en mi cola, vas a tener que limpiármela y si es necesario con la lengua.
E inmediatamente se dio la vuelta, se puso en cuatro patas y dejó el culito al aire bajo un cielo de estrellas para que el flaco se lo limpiase. Él no dudó en hacerlo, a la tarea se sumaron Juan Cruz y Eduardo sosteniendo uno de cada lado los glúteos de mi mujer mientras Ricky soplaba y pasaba sus dedos por sobre el agujerito de ella. Julián con la excusa de querer taparla comenzó entonces a rozar y tocar los pechos de Ale, quien ya había comenzado sus movimientos pélvicos dándoles una clara señal de que deseaba ser cogida por los cuatro.
Ricky puso su lengua en el esfínter de ella y Alejandra arqueaba su espalda pidiendo verga, él mojó bien la zona e introdujo un dedo en su ano mientras sacaba su enorme pene para metérselo a mi caliente esposa. Los otros chicos hicieron lo mismo y la fiesta de mi mujer tomaba vuelo. Julián sacó su largo pene a centímetros de la boca de ella, pero no se animaba a posarlo en los labios de ella por lo que me acerqué a ellos y los animé a cogerla diciéndoles:
-Muchachos adelante, es una muy buena putita que desea que se la cojan toda la noche. Si es posible y sus vergas lo permiten.
Tomé una cerveza de la nevera y con mi pene en la mano me dispuse a contemplar como esas vergas se cogían a mi hermosa puta mujer. Ricky introdujo su pija en la concha bien húmeda de Alejandra, mientras Julián mamaba sus pezones y ella hacía lo propio alternando las mamadas con las vergas de Juan Cruz y Eduardo.
Luego alguien derramó cerveza fría en la espalda de mi mujer y esta tiró mucho más su culito hacia atrás, Ricky se salió de ella, Eduardo se posó entonces en el culo de ella y comenzó a meter su gruesa verga en el ano, mientras dejaba caer pequeños chorritos de su cerveza por la raja del culo de ella y eran bebidos desde abajo por Juan Cruz, quien saboreaba la conchita de ella.
Los chicos fueron así alternando y cogiéndose a Alejandra, hasta derramar uno a uno su semen en las entrañas de ella, culito y concha despedían espesa leche blanca y cuando uno acababa seguía el otro que ya se había repuesto. Así lo hicieron hasta quedar exhaustos y tendidos en la arena, era casi medianoche, Alejandra me pidió que le limpiara con mi lengua sus partes íntimas, su ano estaba abierto y muy colorado por tanta penetración así que pasé bien mi lengua por la zona mientras ella me hacia una buena mamada hasta que me corrí en su boca.
Decidimos entonces tomar nuestras cosas y marcharnos, todos besaron y le agradecieron a mi esposa por ser tan buena puta, nos despedimos y salimos rumbo a nuestro departamento.

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Se cogen a mi novia y yo miro 3

3 comentarios - Se cogen a mi novia y yo miro 3

gerardoriker
te la dejo con premio de 9 meses enla panza si me dejas
kokyro
Que ganas de que mi esposa se comporte igual de puta