You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Una chica sencilla (34)

Qué tortura. Llegó el nefasto día. 


Cumplía años, no me molestaba sumar una cifra más a mí edad. De hecho, me alegraba transitar los 20 y pico lo antes posible, sentía que era una edad que aún reflejaba inmadurez. 

Fué mí cumpleaños número 23. Si me pienso hoy, mí descripción sería la de una pendeja tonta. Sin embargo, esa mocosa me trajo hasta donde estoy ahora y le debo toda mi gratitud. 

Realmente todo lo que pasó aquel día merece una historia aparte. Fueron varios meses en una sola noche. 

En general, no me gusta generarles ninguna expectativa de mis relatos, pero este ciertamente va a ser divertido en todo sentido. 

Bianca se pasó organizando mí cumpleaños, al punto que yo desconocía completamente el plan del día. Simplemente tras muchos dramas de mí parte por no celebrarlo, ella decidió omitir toda opinión posible mía. 

Me desperté ese viernes (mismo día en el que cumplí años) con el desayuno en la cama. Bian entró a mí habitación con una bandejita que ella misma decoró y armó, junto algunas cositas que compró para desayunar. Juro que quisiera ser inocente con ustedes, pero no llegamos a desayunar que ella me estaba comiendo a besos la cola. 

Yo estaba boca abajo mientras ella me abría la colita con sus dos manos y enterró su cara entre mis cachetes. 

No opuse resistencia alguna a semejante despertar. Su lengua pasaba por dónde quisiese ella. Lamió mí conchita junto a mí culito sin ninguna restricción. 

Estaba mojada y disfrutando de cada lamida. Cerré los ojos dispuesta a disfrutar de mí regalo de cumpleaños. 

Nunca imaginé que se detendría a pesar de mis gemidos de placer. 

Sentí el vacío que dejó su lengua entre mis piernas y con un beso en en glúteo me susurró "feliz cumpleaños hermosa". 

Me giré algo decepcionada, pero principalmente súper caliente. Ella empezó a preparar el desayuno como si nada y empezó a cebar mates con la misma boquita que hacía instantes me daba placer. 

"Hoy te vas a tener que poner muy diva que sos la estrella" me dijo alegremente Bian. 

"Seguí soñando ridícula" fue mí respuesta irónica. 

Nos reímos y seguimos el desayuno como si nada. 

Sé que nuestra relación en ese punto era confusa. Hace rato habíamos pasado esa barrera de amigas "curiosas". Estábamos más cerca de ser casi una pareja consolidada de lesbianas que otra cosa. 
Sabíamos que los sentimientos entre nosotras era un amor puro de amistad, nada más. Sin embargo, en lo sexual nos teníamos un deseo intenso totalmente. No podíamos ocultarlo casi. Menos que menos sacarnos las manos de encima en más de una ocasión. 

Ella se puso a revisar mi placard sin pedir permiso, revolviendo una pila de vestidos que tenía mientras me dejaba embobada viendo su blanco culazo entangado frente a mí. Yo seguía con mí entrepierna empapada por su pícaro despertar e intentaba controlar mis impulsos de morderle una nalga o arrancar su tanga. 

"Yo sabía! Este!!!" Gritó ella sacándome del transe que me produjo su culo. 

En la mano tenía un vestido súper sexy que en algún momento compré y nunca usé. 

Era color marrón, tenía una cruz en el pecho haciendo un escote enorme casi hasta el ombligo y el vientre descubierto. Las tetas apenas estaban tapadas por esos centímetros de tela que forman la cruz. 
La faldita por otro lado era más larga pero ajustada y con un tajo enorme en la pierna. Me resaltaba bastante la cola y por su tela, realmente no me permitía usar ninguna tanga sin quedar expuesta por lo que mejor era ir sin nada. 

"No no no" le dije casi resignada. 

"HOY SOS LA REINA!" mientras me daba un beso en la frente algo burlón. 

Después de tan extraño desayuno, me dejó en la cama y se fué a ordenar y preparar algunas cosas de la noche. 

Ese día era algo fresco, si bien mí cumpleaños cae cerca de primavera, aún el clima no permitía andar muy desabrigadas por la casa. Por eso a modo de "taparme" me puse un viejo buzo algo larguito de los Looney Toones mientras lucía una tanga roja que apenas se veía según el movimiento que haga. 

No me daba nada de vergüenza que Bian me vea caminando por la casa así, de hecho con mucha menos ropa me vió. Lo que no esperé es que tan cercano al mediodía llegue su chongo, Fede. 

Creo que él tampoco se imaginó cuando ella lo hizo pasar, que me iba a cruzar en la cocina así. 

En el afán de querer taparme, me llevé puesto el mate sin vaciar de la mañana y dejé yerba por toda la mesada. Tonta de mí que el acto reflejo me llevó a juntarlo y por ende, hacer uno de esos movimientos que el buzo no era capaz de taparme. 

Dejé media cola frente a él hasta darme cuenta del error que cometí. Intenté taparme rápido estirando el buzo pero ya su intento de mirar a otro lado delataba que era consciente del color de mí tanguita y cómo se perdía entre mí culito. 

Bianca solo rió y pidió disculpas por no avisar antes de entrar con él. Explicó que venía a ayudarla con las compras para la noche y sin saludarlo con más que un "hola" al pasar, huí de la cocina y me metí en la habitación por una calza. 

Me quedé ahí hasta que se fueron. Aún tenía vergüenza por lo sucedido. 

Ya por la tarde volvieron y Fede se fué a duchar a su casa, Bian se preparó conmigo y esperamos que vengan los invitados. 

Luján y Rodri fueron los primeros. Atrás de ellos vinieron otros amigos más que no suman a la historia, después llegó Fede con Lu (me quería morir pero ahí estaba) y por último Vale con Eze. Si, la misma Vale que el finde anterior habíamos estado cogiendo como locas en mí habitación sin que su novio lo sepa. 

El evento estaba súper divertido, Bian había conseguido algunos juegos de mesa y entre copa y copa nos pasamos entre risas y discusiones por ver quién tenía razón en cada partida. 

Existieron muchas dinámicas esa misma noche. Lu constantemente y hasta en un punto algo pesado, intentaba tirarme onda y revivir algo de lo que habíamos hecho juntos. Bianca por su parte, le pareció divertido buscar todo momento a solas o con disimulo para tocarme, sea por arriba de la ropa o por debajo. Metiendo mano entre la raja de mí faldita y yendo directo a acariciar mí conchita. Me tuvo caliente toda la noche, más su trabajo incompleto de la mañana, empecé a sospechar que quería ayudar a Lu el amigo de su chico. Por otro lado, como si fuera poco, Vale y yo compartíamos miradas de lujuria en todo momento mientras su novio se centraba en ganar el juego de turno. A esa altura, mí mejor regalo sería llevarla a la habitación de nuevo conmigo. 

Ya los juegos eran más intensos producto del alcohol. Se repartían tragos o chupitos para los perdedores e incluso alguna que otra prenda. Entre ellas, Bianca ligó dos nalgadas súper fuertes, una de mí parte que la dí con muchísimas ganas y otra de parte de Luján que tampoco se quedó atrás. 

En medio del frenesí, sonó el timbre. "LA TORTA!" gritó Bianca y salió disparada del sillón.

Abrió con el portero eléctrico la puerta de abajo y mirándome me dijo "podes recibirla vos que me toca jugar?" 

Sin problemas me levanté y salí al pasillo frente al ascensor. Después de todo el esfuerzo que puso en mí cumpleaños era lo mínimo que correspondía. 

Se abrió la puerta mecánica y casi me desmayo. 

Del ascensor sale un chico con una torta, sí, pero ese chico era Gon. 

Quedé pálida viendo cómo me sonreía mientras decía "sorpresa!" Cuál cliché de película. Me tiré a abrazarlo y preguntarle cómo había llegado. "Bian me avisó y me invitó, me dijo que la única condición era traer la torta".

Me quedé abrazada a él recostada en su pecho. Sus manos me envolvían casi tanto como aquél perfume que aún recordaba. Sentía sus latidos que les puedo asegurar no eran ni un tercio de rápidos como los míos en ese momento. 

No quería soltarlo, temía que si lo hacía se escapase como en una pesadilla. 

Él me dió un beso en la cabeza y me dijo feliz cumpleaños. Lo volví a mirar y me derretí al escuchar de su boca un simple "estás hermosa!".

Lo llevé casi de la mano adentro y mí sonrisa era indisimulable. Me olvidé del resto del evento, solo tenía ojos para él. 

Bian se acercó mientras Gon saludaba a los otros y al oído deslizó "feliz cumpleaños, por eso tenías que estar diosa". 

Me acababa de dar el mejor regalo de cumpleaños posible. Por eso nadie en el mundo me conocía como ella.

Vale se acercó también a nuestro club secreto y me abrazó de atrás compartiendo mí felicidad en ese momento. 

La noche siguió unas horas más, fueron cayendo soldados. Los amigos desconocidos para ustedes fueron primeros, casi al mismo momento Luján y Rodri siguieron sus pasos. Fede salió con Lu (quién se notó frustrado por entender rápidamente la situación) y se fueron a un boliche. Gon estaba en el sillón individual y si bien ya había lugar, yo seguía en uno de los apoyabrazos cerca de él. 

Vale nos miraba sin querer perderse detalle de la escena de amor que se vivía entre nosotros, mientras tanto, más de una vez me pude percatar de Eze que tenía los ojos clavados en la calza de Bianca que se metía entre sus cachetes de manera pornográfica. 

Yo realmente estaba bastante borracha y desinhibida completamente, de a ratos me olvidaba que había más gente y acariciaba o me movía sensualmente para Gon. 

Por suerte Eze se puso a ayudar a Bianca a ordenar y Vale entendió que era momento de irse. Bianca les pidió si la alcanzaban al boliche donde estaba Fede y así quedamos solos por fin.

Escuché cerrarse la puerta y me tiré encima de él abierta de piernas para cabalgarlo a pesar de la ropa. Me agarró de la cintura y empecemos con unos besos contenidos de hace muchos meses. 

Sentí su lengua recorriendo mí boca y su enorme bulto marcado apretando mí entrepierna. Me estaba haciendo agua y ni habíamos empezado. Mentalmente ya me estaba dejando coger por él. 

Liberó mis tetas y se tiró a chuparlas demostrando todo lo que las había extrañado. Mis pezones estaban felices de tener su lengua rodeandolos, su boca devoraba mis tetas mientras con sus manos las masajeaba de manera demente. 

No pude más, realmente quería relajarme a disfrutar de eso pero una fuerza insoportable me venció. Me bajé y quedando de rodillas frente a él fui derecho a desabrochar ese botón que me separaba de la felicidad plena. 

Ya el palpar su bulto me tenía loca, más lo estuve al bajar su pantalón y sentir frente a mí el calor de su pija erecta impulsada por la reciente liberación. 

Nunca fui tan puta como ese momento. Con mis dos manos agarré su base y empecé a besarla con pasión. No estaba pensando en darle placer aún, me estaba reencontrando con la pija más hermosa que había tenido frente mío. 

Recorrí sus varios centímetros de carne entre besos y lamidas. Cada vez la lengua era más participe y mis labios se dedicaban a succionar la puntita de ese vergon. 

Las primeras gotitas de líquido preseminal no tardaron en aparecer y con la punta de mí lengua las barrí hasta dentro de mí boquita.

Empecé a dejar caer saliva y pajear su pija con ambas manos. Jugué a intentar tragarla pero se notaba que había perdido parte de la práctica. Entre escupidas, fui dejando que patine más en mí boca ganando de a poquito la profundidad que necesitaba. 

Apoyando las manos en sus piernas, procedí a intentarlo una vez más. Relajé la garganta y dejé que toda esa verga llene mí boca. No pude tragar todo y tosiendo con lágrimas en los ojos, un hilo de baba acompañó mí recorrido hacia atrás desde mí labio a la cabeza de su verga. 

Ese fué (aunque delicioso y frustrado) mí último intento. Lo siguiente fue que me agarró del pelo y me ubicó en su lugar con las piernas para arriba dejando expuesta mí conchita. Su lengua entró al juego. 

Ridículo pensar que en ése momento aún podría necesitar lubricante. Era sencillamente agua. Incluso acabé como una perra cuando me empezó a colar los dedos. No pude intentar resistirme. Una de sus manos sostenía mis piernas por los tobillos y la otra me penetraba en conjunto a su lengua. 

Nos besamos con mis piernas en sus hombros, venía de acabar y su boca aún tenía mí sabor. 

Los besos se vieron interrumpidos por un intenso grito de mí parte al sentir como un puñal su pija entrando de un tirón en mí conchita. Estaba empapada pero esa pija me abría como si fuera virgen. 

Dios que placer. Cuánto que extrañaba eso. Recibí dos cachetazos que terminaron con la mano en mí boca, unos dedos se atoraban en mí garganta que trataba de gemir producto de las animales embestidas que me daba. 

Los sacó solo para llevar su mano a mí cuello y haciendo lo que creía imposible, aumentó la intensidad de su vaivén, mí conchita estaba dilatada al máximo y se devoraba su pija como si nunca hubiera pasado el tiempo.

Ahogada por la presion en mí cuello, saqué la lengua como una perrita que jadea y su respuesta lejos de tener piedad, fue escupirme en la boca y refregar su mano por toda mí cara. 

Me cogió como una puta. Por fin. Por fin volvía a sentir esto. 

Estaba totalmente perdida en esa pija. Le pedí entre gritos de placer y gemidos que por favor me llene de leche. Quería tener la conchita llena por él. 

Las descargas no tardaron en aparecer, sentí ese líquido espeso y caliente rebalsar dentro mío y me acabé otra vez con él. Por un rato estuvimos así mirando al otro hasta que la sacó. 

Hicimos el enchastre más lindo del mundo. Era impresionante lo que me había acabado. 

Temí por las manchas del sillón y entre miradas de satisfacción, rápido limpié todo para poder encerrarnos esta vez sí en mí habitación. 

4 comentarios - Una chica sencilla (34)

Mathinata02 +1
Que puta mas linda por dios (Con todo el respeto del mundo) Tus relatos son los mejoressss, no abandones nunca
BohemianFantasy
Lo tomo como cumplido🤭 gracias!!
tin26cam +1
6 y media de la mañana y ya me regalaste un gran momento de placer mental . Algún besito blanco habrá en próximos relatos?
BohemianFantasy +1
🥰 me alegra!

Por lo otro no puedo contar che!! Jajajaja
tin26cam
@BohemianFantasy tq
Pervberto +1
Un fuego de reencuentro, con palabras que queman.
BohemianFantasy
🔥y un comentario de fuego!