Buenas...
Traigo un nuevo capítulo de la reedición 2023 de "Mi prima, Mara".
Esta vez, el quinto, para todos aquellos que no conocen la historia o que desean volver a leerla.
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PASATE!!!
CAPÍTULO V: Juego
Qué hermosa imagen. Qué culo más firme. Yo estaba temblando por la situación. Era increíble. Qué dirían mis amigos o todos aquellos que daban cualquier cosa por estar en un momento como ese...
-¡Me encanta!.- Le respondí muy cariñosamente e hirviendo de temperatura corporal. ¡Era lo máximo!
-¡Qué vergüenza! Pero las deudas se pagan.- Comentó de una forma muy tímida.
-Jaja sí, deuda saldada.- Le dije con la verga haciendo presión en el pantalón al mejor estilo del Alien de Ridley Scott, en la película de 1979.
-¿Y qué te parece?.- Soltó muy ruborizada.
-Me parece una cola terrible. ¡Nunca vi una igual!.- Confesé con seguridad, pero sin signos de depravación, como algo normal.
-Seguro viste muchas.- Expresó como queriendo indagar, mientras se inclinaba más, creo que sin darse cuenta y haciendo vibrar. Era evidente la imponente erección que tenía ya en ese momento.
-Qué sé yo, algunas... ¡La tuya es perfecta!
-Me siento re porno jeje.- Dijo muy colorada
-¿Por?
-¡¡Te estoy mostrando la cola, nene!! ¡¡Escuchas cómo suena eso!! jajaja.- Repetía quedándose en esa posición, sacando colita.
Efectivamente escuchaba y eran palabras terriblemente calientes. Nunca había vivido un momento tan hot en mi vida.
-¡Buee, pero no estás en bolas!
-¿Seguro no se me ve nada?.- Pregunto cómo con preocupación. La tanga era un hilo dental. Las tiritas negras se juntaban en el centro y luego se perdían entre el medio de sus voluptuosos cachetes, enterrándose en las profundidades de ese terrible ojete. Aún no caía...
-¡No, no se te ve nada!.- Le contesté rápidamente. Pero no era del todo cierto eso.
-¡Espero que no me estés mintiendo, pendejito!.- Exclamó con cara de copartícipe voluntaria de la situación. Me rompía la cabeza el hecho de que permaneciera en esa posición.
Fue ahí que se me ocurrió una idea genial. Ojalá prosperara…
-¡Mira ahí te muestro!.- Ella me miró.
Yo saqué el celular y le dije:
-¡Quedate así, que te muestro!
Puso una clara cara de sorpresa y tragó saliva.
-¿Qué vas a hacer?.- Exclamó con rostro serio, incrédula.
-¿Puedo?.- Haciéndole gesto de tomar foto. Sí, era una locura...
-¿Qué? ¿Me queres sacar una foto así?.- Dijo abriendo los ojos grandes.
-Para que veas que no se te ve nada y te quedes tranquila.- Tratando de hacerle pensar que era solo por eso.
-¡Pero tengo la tanga clavada el orto, Jonás!.- Replicó como diciendo “¿no te das cuenta, nene?”.
Era sublime escucharla hablar sucio. Me volvía loco.
-¡Bueno, exagerada!.- Le respondí como si no pasara nada y todo fuera algo normal.
-¡Sos terrible, eh!.- Tentada y colorada me contestó, pero sin moverse de su pose.
-Jaja ¡yo por vos te digo!
-Mmmm... ¡Bueno! ¡A ver! ¡Porque vos estas muy zarpadito ya!.-
Había accedido. ¿Posta? Perfecto...
Ella estaba de espaldas, tomándose la remera recogida, por delante. Y con la cola expuesta. Yo estaba encarpado, a solo un metro de distancia, disfrutando de una manzana hermosa en primer plano. No podía concebir toda esa carne que tenía enfrente.
Puso cara de vergüenza, mal, mirando de costado. El cabello planchado le colgaba.
Mara ya participaba activamente de los juegos. De eso no había dudas. Saqué la primera foto. ¡Por dios!
-¡Ves que no se te ve nada!.- Le dije mostrándole la terrible foto.
-A ver.- Me sacó el celu de la mano y le puso zoom. Qué hermosa se veía de rodillas en la cama. Contemplé cada curva de su sabrosa humanidad.
Me pasé la mano por el rostro, que me hervía.
-Mmm no, no se ve... Pero me parece que me estás mintiendo.- Manifestó haciendo ojitos, queriendo que yo confiese.
-¡No se ve nada, posta! Hace otra pose y te muestro.- Le propuse con la ilusión de que lo hiciera. Ella no dejaba de estar ruborizada, pero yo quería que ese momento sublime se extendiera el mayor tiempo posible.
-¿Así?.- Y se acomodó sacando cola como nunca.
¡Dios! ¡Lo hizo!
Quedé estupefacto.
Sin perder el tiempo, continué sacando fotos. Ya a la tercera seguía sin verse nada. Estaba amando ese juego, sobre todo porque las imágenes estaban en mi teléfono. Pero ella aún no se convencía. Entonces, hizo algo que logró que me doliera la verga como jamás me había dolido. Algo que quedará grabado en mi memoria por siempre.
Tomó la tanga-hilo dental desde los costados y se la clavó hasta arriba.
Me quedé obnubilado. ¿Estaba soñando acaso? ¿Se habrá dado cuenta de lo que estaba haciendo? No me interesaba. Solo observé como gran parte de la tela de su prenda, desapareció antes mis ojos.
Ella dijo desafiante:
-A ver... ¿Ahora?
Yo tardé en reaccionar. No podía creer lo que ocurría. Por unos segundos, la tanga desapareció casi por completo, dejando la cola, enteramente desnuda ante mi mirada de sorpresa. Tragué saliva y tomé la foto, casi de forma automática. Todavía no volvía en mí y se la mostré, sin realizar gesto alguno.
-¡¡¡Dioooos!!! ¡¡¡Estoy en bolas!!! ¡¡¡¡Borrá eso ya!!!.- Expresó gritando.
Yo no sabía qué decir. No sentía nada. No sé si me había acabado solo de verla.
-¡No se te ve nada, Mar!.- Solo pude balbucear mientras la cabeza (de arriba) parecía que me iba a estallar.
Me clavó la mirada como diciendo “dale, no te hagas el boludo”. Pero se me ocurrió alargarla sin ser baboso, para que se olvidara un poco de la situación.
-Terrible lomo, prima. ¡Increíble! Hoy no voy a poder dormir jeje...
-No me cambies de tema y borrá esas fotos.-
-¡Si queres las borro, pero me gustan!.- Y le sonreí con cara de bueno.
-¡Las llega a ver alguien y va a pensar que soy una trola, gor!.- Dijo avergonzada.
-Primero, estás lejos de ser eso. Delante de mí no lo digas de nuevo; y segundo, no las va a ver nadie. Es nuestro secreto.- Continué, tratando de minimizar, al menos, la situación...
-¡Ay, no sé!.- Se lamentó, roja como un tomate y muy dubitativa.
-¡No pasa nada! ¡Sos hermosa! Además no se ve nada en las fotos.- Insistí.
-¡Mentirosooo!.- Contestó riéndose. Y era verdad, en las últimas fotos, estaba casi desnuda esa majestuosa cola. Daban ganas de besarla toda y era terrible que pensara en eso...
-Además es casi como una foto en la pileta. ¡Cuántas veces te vi así!
-¡Yo no uso tangas ni corpiños así de pornográficos para estar en la pileta!.- Y me miraba con ojos de “dale”. Qué linda que era.
-¡Bueno!.- Con resignación, abrí el celu para borrarlas. No quería molestarla.
-¡Pará!.- Me dijo mirándome de una forma muy hot. Aún permanecía en la misma posición.
Yo solo la miré y le sonreí con confianza. Últimamente funcionaba.
-¿De verdad no se las vas a mostrar a nadie?
-No, Mar, son para mí. Ni en pedo se las mostraría a alguien.- Y eso era cierto.
-¡Bueno, está bien!.- Dijo como convenciéndose. La situación era surreal.
-¡Tengo la prima más copada del mundo!.- Le dije y la agarré como para abrazarla como hacíamos siempre.
Esta vez era distinto, porque desde arriba podía verle la cola, con la tanga bien hacia arriba y que formaba un enorme corazón. ❤
¡Dios, qué tortura! pensaba. Pero a la vez era una bendición. Qué calentura tenía... Tanto, que trataba de no apoyarle el ganso encima. Que estuviera así, de esa forma, conmigo, era único.
-Bueno, creo que pagué la deuda y con creces.- Comentó, tentada, como no creyendo lo que había hecho.
-Es lo que corresponde.- Le repliqué siguiéndole el hilo.
-Sí, creo que sí.- Expresó con mirada calentona. Qué ganas de morfarmela toda...
Pero si podía pasar algo que mejorara aún más la situación, era algo imposible.
Pero no. Ella se voltea y se inclina hacia la cama a fin de agarrar el shorcito para ponerse. Y como yo gozaba de días con excelente suerte, le quedó algo lejos de alcanzar desde donde estaba parada.
Se inclinó demasiado...
A esa altura, sentía que tenía la verga dentro de un vaso de leche.
No sólo dejó ver su enorme manzana. Sino, que también se le abrieron los cachetes de la cola para los costados, dejando ver el completo fino trazo de la tira de la tanga. Sentí que me bajó la presión...
Bajaba hasta la conchita, que estaba apenas tapada. Pero no todo terminaba ahí…
En la parte superior, por un breve instante, se dejó ver como el hilo dental le cubría el agujerito de la cola. Se divisaban unas pequeñas sombritas del contorno. Respiré hondo. El momento más erótico de mi vida.
Mis papilas gustativas trabajaban a una velocidad que era más rápida que la que laburaban los obreros de la caldera del Titanic.
Nunca borraré esa imagen de mi cabeza.
Agarró el short y se lo puso. El show había culminado.
-¡Espero que lo hayas disfrutado, eh, porque no se va a repetir!.- Declaró con algo de convencimiento.
-Esperemos que sí.- Le dije atrevido, pero jodiéndola.
-¡Por Dios, que pendejo!.- Contestó tentada
-Ya podes quedarte tranquila que tu deuda está pagada.- Le aseguré con la convicción de Vitto Corleone
-¡¡Ah, menos mal que me lo digas!!.- Irónica
Me reí.
-¡Mejor andá y soluciona tu problema, nene!.- Expresó con complicidad, algo pícara.
-¿Qué problema?.- Respondí descolocado.
Y me señaló la verga con la mirada. Lo hizo sin escrúpulos. Re atrevida, pensé. Pero me encantó.
-¡Uh, jeje!
-¡Se te pone así de verle la cola a tu prima, pervertido!.- Dijo, colorada, no creyendo lo que tenía frente a sus ojos.
-No hay nada más lindo que el cuerpo de la mujer.- Intentando hacerme el logi.
-Sí, seguro, cochino jaja.
-Estás loca, vos jaja.
-Debo admitir que me gusta la confianza que tenemos.- Exclamó con sinceridad. La cosa estaba yendo por un camino que me estaba gustando.
-A mí también ¡Mucho!
-"Igual que en la pileta" exclamó acordándose de la barata justificación que le había dicho antes. Y dijo, continuando: ¡Pero qué trucho que sos!
Yo me reí en coparticipación y proseguí:
-Hablando de pileta. ¡En estos días no nos metimos nunca!
-Es verdad. ¡Y bien que te vendría agua fría!.- Soltó, guiñándome el ojo de manera muy cachonda y siguiendo el juego. A cada instante, Mara me embobaba más con su actitud.
-Después soy yo el depravado...
-Jajajaja bueno. Callate que me haces poner violeta.- Pareció avergonzarse.
-¡Sí vos estás violeta, entonces yo azul!
-¿Ah sí? ¿Por?.- Con mucha intriga me preguntó.
-Y no sé, qué sé yo. También puedo sentir vergüenza...
-Pero vos no estás casi en bolas en mi celular.- Expuso como diciendo "estoy más hasta las manos que vos, no te quejes".
-¡Aún!.- Le dije devolviéndole el guiño anterior y riéndome. Ella abrió la boca como de sorpresa.
-Ya me va a tocar a mí. Mmmm...- Y hacía cara de "ya me la voy a cobrar". Y ojalá lo hiciera. Era un juego muy caliente que mataría por seguir jugando.
Era un ida y vuelta precioso. Muy caliente, aunque seguía siendo inocente. A esa altura ya tenía el miembro tan duro como una piedra, que ni la Espada Zeta sería capaz de romper.
-¡Bueno, mucha perversión por hoy!.- Expresó como para dar por terminada la sesión en forma ¿definitiva?
-¡Sí, sí, por hoy está bien!.- Le contesté como dando a entender "otro día habrá más". Ella miraba y se reía, movía la cabeza con una risita, pero no decía nada. Me preguntaba qué era lo que pensaba de todo eso.
-Tenemos que preparar la comida.- Dijo cambiando sutilmente de tema.
-¿Tenemos? Me suena a plural.- Le respondí y me cagué de risa.
-Sí, es lo menos que podes hacer después de cómo me miraste el orto...- Se le escapó haciendo gestos con los ojos.
Cada palabra cochina que decía, era como una lengua que me pasaba por el glande. De no creer. Que todo siguiera así, imploraba.
-¡Sí, es verdad! Y para que veas que soy un tipo derecho, mañana a la mañana limpio la pile antes de irme.
-¡Genio!.- Por eso me haces hacer estas cosas.... Sos copado conmigo.- Expresó tiernamente y me empujaba con la cadera, de manera amistosa.
-¡No es para tanto! Además va a estar lindo el día
-Sí, tengo que aprovechar para tomar sol, estoy re blanca.- Y se miraba así misma
No estaba blanca. Estaba re perra. Pero bueno. Verla tomar sol iba a ser algo muy agradable.
-¡Sí, yo también, pero no sé si llego cuando haya sol todavía!
-¡Bueno, igual si te seguís quedando acá conmigo, tenemos muchos días!
-¡Sí, obvio!.-
Sentía una alegría inmensa de que no se incomodara conmigo y que quisiera que pasara el tiempo con ella.
-Igual, mañana avisame antes de que vuelvas.. Dijo en tono misterioso.
-Sí, dale, ¿Por? ¿No vas a estar?
-Sí, pero quiero aprovechar para tomar sol parejo, un rato.- Expresó cabizbaja.
-¿Parejo?.- Creo que sabía por dónde iba, pero me encantaba hacerme el boludo. ¿Será? pensé.
-Sí, para que no me queden marcas, cuando no hay nadie, tomo sol...- Se detuvo precipitadamente. ¿Qué iba a decir? Ese silencio me volvió loco.
Yo le hice cara de "¿si?"
-Tomo sol desnuda, primo. Eso.- Exclamó colorada. Su respuesta, sincera, me dejó pasmado. Imposible que me confesara eso...
-¿Tomás sol en bolas?.- Le pregunté con sorpresa y con lo que me salió de adentro.
-Sí, un poco sí. Para que no queden marcas. Ni se te ocurra aparecerte sin avisar si venís temprano, eh. Lo único que falta es que me veas en bolas completamente ahora jeje...
Me quedé duro. Si era un infierno verla solo entangada. No me imagino en pelotas. Aunque imposible, mi mente me lo hacía pensar. De seguro, me moriría ante una situación así. Probablemente me pajearía lindo esa noche, aunque quizá una sola tocada me haría expulsar todo lo acumulado durante el día. Suena terrible, pero era la cruda verdad.
-¡Quedate tranquila!.- Le dije con seguridad.
-Bueno, confío en vos…- Expresó cariñosamente.
-Obvio, después me mostras que tal te queda el bronceado...
-¡Dale, blanquito! A vos también te hace falta.- Me decía mirándome de arriba abajo. Me agradaba mucho eso.
En ese momento, notó que yo seguía visiblemente encarpado. Y fue un segundo, pero estoy seguro de que apretó sus labios, cuando lo notó. Claramente, era una de las noches más cachondas de mi existencia.
-¿No te molesta?.- Expresó mirándome fijo.
-¿Qué cosa?.- Le contesté distraído.
-¡Eso!.- Y me miró el bulto. Eso no hizo más que asombrarme. ¿Me miraba? Lo mejor de todo, era que no lo tomó desubicado o con horror. Es más, parecía intrigada. Volé...
-Jaja y un poco, ya sabes...- Decidí continuar un poco más para ver hasta dónde daba el carrete.
-¿Me vas a odiar, no? jeje
-No, nada que ver.- Le dije cómplice
-¡Bueno, me voy a bañar primero!.- Y me pasó por al lado mirando mi erección de costado.
-¡Dale!.- ¿Por qué miró así? Pensé. ¿A mí?
Me senté a pensar en lo que había ocurrido. Simplemente, increíble. Segregaba saliva como nunca. Era claro que se trató de una sesión que perdurará en mi cabeza por siempre.
Mientras ella se bañaba yo trataba de bajar mi calentura. Era re loco lo que había pasado. Cada día era mejor que el otro y no podía estar pasándola mejor. En su celular, que había dejado en la cama, saltaban notificaciones a full, pero no daba espiarlo. ¿Qué fotos tendría? y ¿videos?. Maquinaba a mil.
-¡Ión! ¡Ya terminé! Voy a salir con la toalla. Te dejé otra… Gritó desde el baño.
-¡Dale!.- Siempre me modificaba el nombre. Era graciosa. John, Sean, Iónas (como el de Dark), entre otros.
-¡No mires que salgo!
Salió rápidamente del baño, con una toalla en el pelo y otra en el cuerpo. No me dio tiempo para irme de donde estaba. Y la vi, solo con la toalla, como alguna que otra vez. Pero esta toalla era más cortita, no le cubría toda la cola y los pechos se veían una banda.
Me puse rojo instantáneamente. Estaba casi desnuda ahora. Qué rico.
Ella me mira y yo, con gran habilidad, hago que tengo los ojos tapados. Ilusa, se la creyó.
-¡Bañate tranqui!.- Me dijo mientras pasaba y observaba esas voluptuosas curvas. ¿Me habrá vuelto a mirar? Pensé.
-¡Dale!.- ¡Qué gran día!
Entré al baño y me puse en bolas para bañarme. Mi verga salió rebotando al bajarme el calzoncillo. Lucía dura y venosa. Bien extendida hacia adelante y arriba.
Ufff… Ahí estaba, en pija a punto de bañarme, con el tronco súper colorado y grueso por la excitación que había acumulado.
Pero me llamó la atención algo oscuro que estaba en un costado de la ducha, tirado. ¿Será?
Sí. Era la tanga que se había sacado hacía instantes. En bolas y con la pija saludando a lo Hitler, me agaché y la levanté.
Estaba empapada.
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-¡Me encanta!.- Le respondí muy cariñosamente e hirviendo de temperatura corporal. ¡Era lo máximo!
-¡Qué vergüenza! Pero las deudas se pagan.- Comentó de una forma muy tímida.
-Jaja sí, deuda saldada.- Le dije con la verga haciendo presión en el pantalón al mejor estilo del Alien de Ridley Scott, en la película de 1979.
-¿Y qué te parece?.- Soltó muy ruborizada.
-Me parece una cola terrible. ¡Nunca vi una igual!.- Confesé con seguridad, pero sin signos de depravación, como algo normal.
-Seguro viste muchas.- Expresó como queriendo indagar, mientras se inclinaba más, creo que sin darse cuenta y haciendo vibrar. Era evidente la imponente erección que tenía ya en ese momento.
-Qué sé yo, algunas... ¡La tuya es perfecta!
-Me siento re porno jeje.- Dijo muy colorada
-¿Por?
-¡¡Te estoy mostrando la cola, nene!! ¡¡Escuchas cómo suena eso!! jajaja.- Repetía quedándose en esa posición, sacando colita.
Efectivamente escuchaba y eran palabras terriblemente calientes. Nunca había vivido un momento tan hot en mi vida.
-¡Buee, pero no estás en bolas!
-¿Seguro no se me ve nada?.- Pregunto cómo con preocupación. La tanga era un hilo dental. Las tiritas negras se juntaban en el centro y luego se perdían entre el medio de sus voluptuosos cachetes, enterrándose en las profundidades de ese terrible ojete. Aún no caía...
-¡No, no se te ve nada!.- Le contesté rápidamente. Pero no era del todo cierto eso.
-¡Espero que no me estés mintiendo, pendejito!.- Exclamó con cara de copartícipe voluntaria de la situación. Me rompía la cabeza el hecho de que permaneciera en esa posición.
Fue ahí que se me ocurrió una idea genial. Ojalá prosperara…
-¡Mira ahí te muestro!.- Ella me miró.
Yo saqué el celular y le dije:
-¡Quedate así, que te muestro!
Puso una clara cara de sorpresa y tragó saliva.
-¿Qué vas a hacer?.- Exclamó con rostro serio, incrédula.
-¿Puedo?.- Haciéndole gesto de tomar foto. Sí, era una locura...
-¿Qué? ¿Me queres sacar una foto así?.- Dijo abriendo los ojos grandes.
-Para que veas que no se te ve nada y te quedes tranquila.- Tratando de hacerle pensar que era solo por eso.
-¡Pero tengo la tanga clavada el orto, Jonás!.- Replicó como diciendo “¿no te das cuenta, nene?”.
Era sublime escucharla hablar sucio. Me volvía loco.
-¡Bueno, exagerada!.- Le respondí como si no pasara nada y todo fuera algo normal.
-¡Sos terrible, eh!.- Tentada y colorada me contestó, pero sin moverse de su pose.
-Jaja ¡yo por vos te digo!
-Mmmm... ¡Bueno! ¡A ver! ¡Porque vos estas muy zarpadito ya!.-
Había accedido. ¿Posta? Perfecto...
Ella estaba de espaldas, tomándose la remera recogida, por delante. Y con la cola expuesta. Yo estaba encarpado, a solo un metro de distancia, disfrutando de una manzana hermosa en primer plano. No podía concebir toda esa carne que tenía enfrente.
Puso cara de vergüenza, mal, mirando de costado. El cabello planchado le colgaba.
Mara ya participaba activamente de los juegos. De eso no había dudas. Saqué la primera foto. ¡Por dios!
-¡Ves que no se te ve nada!.- Le dije mostrándole la terrible foto.
-A ver.- Me sacó el celu de la mano y le puso zoom. Qué hermosa se veía de rodillas en la cama. Contemplé cada curva de su sabrosa humanidad.
Me pasé la mano por el rostro, que me hervía.
-Mmm no, no se ve... Pero me parece que me estás mintiendo.- Manifestó haciendo ojitos, queriendo que yo confiese.
-¡No se ve nada, posta! Hace otra pose y te muestro.- Le propuse con la ilusión de que lo hiciera. Ella no dejaba de estar ruborizada, pero yo quería que ese momento sublime se extendiera el mayor tiempo posible.
-¿Así?.- Y se acomodó sacando cola como nunca.
¡Dios! ¡Lo hizo!
Quedé estupefacto.
Sin perder el tiempo, continué sacando fotos. Ya a la tercera seguía sin verse nada. Estaba amando ese juego, sobre todo porque las imágenes estaban en mi teléfono. Pero ella aún no se convencía. Entonces, hizo algo que logró que me doliera la verga como jamás me había dolido. Algo que quedará grabado en mi memoria por siempre.
Tomó la tanga-hilo dental desde los costados y se la clavó hasta arriba.
Me quedé obnubilado. ¿Estaba soñando acaso? ¿Se habrá dado cuenta de lo que estaba haciendo? No me interesaba. Solo observé como gran parte de la tela de su prenda, desapareció antes mis ojos.
Ella dijo desafiante:
-A ver... ¿Ahora?
Yo tardé en reaccionar. No podía creer lo que ocurría. Por unos segundos, la tanga desapareció casi por completo, dejando la cola, enteramente desnuda ante mi mirada de sorpresa. Tragué saliva y tomé la foto, casi de forma automática. Todavía no volvía en mí y se la mostré, sin realizar gesto alguno.
-¡¡¡Dioooos!!! ¡¡¡Estoy en bolas!!! ¡¡¡¡Borrá eso ya!!!.- Expresó gritando.
Yo no sabía qué decir. No sentía nada. No sé si me había acabado solo de verla.
-¡No se te ve nada, Mar!.- Solo pude balbucear mientras la cabeza (de arriba) parecía que me iba a estallar.
Me clavó la mirada como diciendo “dale, no te hagas el boludo”. Pero se me ocurrió alargarla sin ser baboso, para que se olvidara un poco de la situación.
-Terrible lomo, prima. ¡Increíble! Hoy no voy a poder dormir jeje...
-No me cambies de tema y borrá esas fotos.-
-¡Si queres las borro, pero me gustan!.- Y le sonreí con cara de bueno.
-¡Las llega a ver alguien y va a pensar que soy una trola, gor!.- Dijo avergonzada.
-Primero, estás lejos de ser eso. Delante de mí no lo digas de nuevo; y segundo, no las va a ver nadie. Es nuestro secreto.- Continué, tratando de minimizar, al menos, la situación...
-¡Ay, no sé!.- Se lamentó, roja como un tomate y muy dubitativa.
-¡No pasa nada! ¡Sos hermosa! Además no se ve nada en las fotos.- Insistí.
-¡Mentirosooo!.- Contestó riéndose. Y era verdad, en las últimas fotos, estaba casi desnuda esa majestuosa cola. Daban ganas de besarla toda y era terrible que pensara en eso...
-Además es casi como una foto en la pileta. ¡Cuántas veces te vi así!
-¡Yo no uso tangas ni corpiños así de pornográficos para estar en la pileta!.- Y me miraba con ojos de “dale”. Qué linda que era.
-¡Bueno!.- Con resignación, abrí el celu para borrarlas. No quería molestarla.
-¡Pará!.- Me dijo mirándome de una forma muy hot. Aún permanecía en la misma posición.
Yo solo la miré y le sonreí con confianza. Últimamente funcionaba.
-¿De verdad no se las vas a mostrar a nadie?
-No, Mar, son para mí. Ni en pedo se las mostraría a alguien.- Y eso era cierto.
-¡Bueno, está bien!.- Dijo como convenciéndose. La situación era surreal.
-¡Tengo la prima más copada del mundo!.- Le dije y la agarré como para abrazarla como hacíamos siempre.
Esta vez era distinto, porque desde arriba podía verle la cola, con la tanga bien hacia arriba y que formaba un enorme corazón. ❤
¡Dios, qué tortura! pensaba. Pero a la vez era una bendición. Qué calentura tenía... Tanto, que trataba de no apoyarle el ganso encima. Que estuviera así, de esa forma, conmigo, era único.
-Bueno, creo que pagué la deuda y con creces.- Comentó, tentada, como no creyendo lo que había hecho.
-Es lo que corresponde.- Le repliqué siguiéndole el hilo.
-Sí, creo que sí.- Expresó con mirada calentona. Qué ganas de morfarmela toda...
Pero si podía pasar algo que mejorara aún más la situación, era algo imposible.
Pero no. Ella se voltea y se inclina hacia la cama a fin de agarrar el shorcito para ponerse. Y como yo gozaba de días con excelente suerte, le quedó algo lejos de alcanzar desde donde estaba parada.
Se inclinó demasiado...
A esa altura, sentía que tenía la verga dentro de un vaso de leche.
No sólo dejó ver su enorme manzana. Sino, que también se le abrieron los cachetes de la cola para los costados, dejando ver el completo fino trazo de la tira de la tanga. Sentí que me bajó la presión...
Bajaba hasta la conchita, que estaba apenas tapada. Pero no todo terminaba ahí…
En la parte superior, por un breve instante, se dejó ver como el hilo dental le cubría el agujerito de la cola. Se divisaban unas pequeñas sombritas del contorno. Respiré hondo. El momento más erótico de mi vida.
Mis papilas gustativas trabajaban a una velocidad que era más rápida que la que laburaban los obreros de la caldera del Titanic.
Nunca borraré esa imagen de mi cabeza.
Agarró el short y se lo puso. El show había culminado.
-¡Espero que lo hayas disfrutado, eh, porque no se va a repetir!.- Declaró con algo de convencimiento.
-Esperemos que sí.- Le dije atrevido, pero jodiéndola.
-¡Por Dios, que pendejo!.- Contestó tentada
-Ya podes quedarte tranquila que tu deuda está pagada.- Le aseguré con la convicción de Vitto Corleone
-¡¡Ah, menos mal que me lo digas!!.- Irónica
Me reí.
-¡Mejor andá y soluciona tu problema, nene!.- Expresó con complicidad, algo pícara.
-¿Qué problema?.- Respondí descolocado.
Y me señaló la verga con la mirada. Lo hizo sin escrúpulos. Re atrevida, pensé. Pero me encantó.
-¡Uh, jeje!
-¡Se te pone así de verle la cola a tu prima, pervertido!.- Dijo, colorada, no creyendo lo que tenía frente a sus ojos.
-No hay nada más lindo que el cuerpo de la mujer.- Intentando hacerme el logi.
-Sí, seguro, cochino jaja.
-Estás loca, vos jaja.
-Debo admitir que me gusta la confianza que tenemos.- Exclamó con sinceridad. La cosa estaba yendo por un camino que me estaba gustando.
-A mí también ¡Mucho!
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-Es verdad. ¡Y bien que te vendría agua fría!.- Soltó, guiñándome el ojo de manera muy cachonda y siguiendo el juego. A cada instante, Mara me embobaba más con su actitud.
-Después soy yo el depravado...
-Jajajaja bueno. Callate que me haces poner violeta.- Pareció avergonzarse.
-¡Sí vos estás violeta, entonces yo azul!
-¿Ah sí? ¿Por?.- Con mucha intriga me preguntó.
-Y no sé, qué sé yo. También puedo sentir vergüenza...
-Pero vos no estás casi en bolas en mi celular.- Expuso como diciendo "estoy más hasta las manos que vos, no te quejes".
-¡Aún!.- Le dije devolviéndole el guiño anterior y riéndome. Ella abrió la boca como de sorpresa.
-Ya me va a tocar a mí. Mmmm...- Y hacía cara de "ya me la voy a cobrar". Y ojalá lo hiciera. Era un juego muy caliente que mataría por seguir jugando.
Era un ida y vuelta precioso. Muy caliente, aunque seguía siendo inocente. A esa altura ya tenía el miembro tan duro como una piedra, que ni la Espada Zeta sería capaz de romper.
-¡Bueno, mucha perversión por hoy!.- Expresó como para dar por terminada la sesión en forma ¿definitiva?
-¡Sí, sí, por hoy está bien!.- Le contesté como dando a entender "otro día habrá más". Ella miraba y se reía, movía la cabeza con una risita, pero no decía nada. Me preguntaba qué era lo que pensaba de todo eso.
-Tenemos que preparar la comida.- Dijo cambiando sutilmente de tema.
-¿Tenemos? Me suena a plural.- Le respondí y me cagué de risa.
-Sí, es lo menos que podes hacer después de cómo me miraste el orto...- Se le escapó haciendo gestos con los ojos.
Cada palabra cochina que decía, era como una lengua que me pasaba por el glande. De no creer. Que todo siguiera así, imploraba.
-¡Sí, es verdad! Y para que veas que soy un tipo derecho, mañana a la mañana limpio la pile antes de irme.
-¡Genio!.- Por eso me haces hacer estas cosas.... Sos copado conmigo.- Expresó tiernamente y me empujaba con la cadera, de manera amistosa.
-¡No es para tanto! Además va a estar lindo el día
-Sí, tengo que aprovechar para tomar sol, estoy re blanca.- Y se miraba así misma
No estaba blanca. Estaba re perra. Pero bueno. Verla tomar sol iba a ser algo muy agradable.
-¡Sí, yo también, pero no sé si llego cuando haya sol todavía!
-¡Bueno, igual si te seguís quedando acá conmigo, tenemos muchos días!
-¡Sí, obvio!.-
Sentía una alegría inmensa de que no se incomodara conmigo y que quisiera que pasara el tiempo con ella.
-Igual, mañana avisame antes de que vuelvas.. Dijo en tono misterioso.
-Sí, dale, ¿Por? ¿No vas a estar?
-Sí, pero quiero aprovechar para tomar sol parejo, un rato.- Expresó cabizbaja.
-¿Parejo?.- Creo que sabía por dónde iba, pero me encantaba hacerme el boludo. ¿Será? pensé.
-Sí, para que no me queden marcas, cuando no hay nadie, tomo sol...- Se detuvo precipitadamente. ¿Qué iba a decir? Ese silencio me volvió loco.
Yo le hice cara de "¿si?"
-Tomo sol desnuda, primo. Eso.- Exclamó colorada. Su respuesta, sincera, me dejó pasmado. Imposible que me confesara eso...
-¿Tomás sol en bolas?.- Le pregunté con sorpresa y con lo que me salió de adentro.
-Sí, un poco sí. Para que no queden marcas. Ni se te ocurra aparecerte sin avisar si venís temprano, eh. Lo único que falta es que me veas en bolas completamente ahora jeje...
Me quedé duro. Si era un infierno verla solo entangada. No me imagino en pelotas. Aunque imposible, mi mente me lo hacía pensar. De seguro, me moriría ante una situación así. Probablemente me pajearía lindo esa noche, aunque quizá una sola tocada me haría expulsar todo lo acumulado durante el día. Suena terrible, pero era la cruda verdad.
-¡Quedate tranquila!.- Le dije con seguridad.
-Bueno, confío en vos…- Expresó cariñosamente.
-Obvio, después me mostras que tal te queda el bronceado...
-¡Dale, blanquito! A vos también te hace falta.- Me decía mirándome de arriba abajo. Me agradaba mucho eso.
En ese momento, notó que yo seguía visiblemente encarpado. Y fue un segundo, pero estoy seguro de que apretó sus labios, cuando lo notó. Claramente, era una de las noches más cachondas de mi existencia.
-¿No te molesta?.- Expresó mirándome fijo.
-¿Qué cosa?.- Le contesté distraído.
-¡Eso!.- Y me miró el bulto. Eso no hizo más que asombrarme. ¿Me miraba? Lo mejor de todo, era que no lo tomó desubicado o con horror. Es más, parecía intrigada. Volé...
-Jaja y un poco, ya sabes...- Decidí continuar un poco más para ver hasta dónde daba el carrete.
-¿Me vas a odiar, no? jeje
-No, nada que ver.- Le dije cómplice
-¡Bueno, me voy a bañar primero!.- Y me pasó por al lado mirando mi erección de costado.
-¡Dale!.- ¿Por qué miró así? Pensé. ¿A mí?
Me senté a pensar en lo que había ocurrido. Simplemente, increíble. Segregaba saliva como nunca. Era claro que se trató de una sesión que perdurará en mi cabeza por siempre.
Mientras ella se bañaba yo trataba de bajar mi calentura. Era re loco lo que había pasado. Cada día era mejor que el otro y no podía estar pasándola mejor. En su celular, que había dejado en la cama, saltaban notificaciones a full, pero no daba espiarlo. ¿Qué fotos tendría? y ¿videos?. Maquinaba a mil.
-¡Ión! ¡Ya terminé! Voy a salir con la toalla. Te dejé otra… Gritó desde el baño.
-¡Dale!.- Siempre me modificaba el nombre. Era graciosa. John, Sean, Iónas (como el de Dark), entre otros.
-¡No mires que salgo!
Salió rápidamente del baño, con una toalla en el pelo y otra en el cuerpo. No me dio tiempo para irme de donde estaba. Y la vi, solo con la toalla, como alguna que otra vez. Pero esta toalla era más cortita, no le cubría toda la cola y los pechos se veían una banda.
Me puse rojo instantáneamente. Estaba casi desnuda ahora. Qué rico.
Ella me mira y yo, con gran habilidad, hago que tengo los ojos tapados. Ilusa, se la creyó.
-¡Bañate tranqui!.- Me dijo mientras pasaba y observaba esas voluptuosas curvas. ¿Me habrá vuelto a mirar? Pensé.
-¡Dale!.- ¡Qué gran día!
Entré al baño y me puse en bolas para bañarme. Mi verga salió rebotando al bajarme el calzoncillo. Lucía dura y venosa. Bien extendida hacia adelante y arriba.
Ufff… Ahí estaba, en pija a punto de bañarme, con el tronco súper colorado y grueso por la excitación que había acumulado.
Pero me llamó la atención algo oscuro que estaba en un costado de la ducha, tirado. ¿Será?
Sí. Era la tanga que se había sacado hacía instantes. En bolas y con la pija saludando a lo Hitler, me agaché y la levanté.
Estaba empapada.
1 comentarios - Mi prima, Mara Capítulo 5 (reedición 2023)