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Mi novia y su alumno 1

Empezaré describiendo a mi novia. Se llama Ana y tiene 32 años, es maestra de preparatoria. Es bajita, frecuentemente los prefectos la confunden con una alumna y aunque ya tiene facciones de su edad, fácilmente pasa por alguien más joven.

Tengo el fetiche de cornudo desde hace muchos años y se lo hice saber a ella desde principios de la relación. A ella le gustó en teoría, pero dijo que no sería capaz de hacerlo en realidad. Eso sí, cuando fantaseábamos con eso, ella tenía unos orgasmos muy ricos.

Algo cambió este año, pues noté que llegaba contenta. Algunos días ella llegaba a la casa después de mí, es decir, pasaba toda la tarde en la escuela, por lo que era normal que llegara cansada. Así que se me hizo raro que en lugar de quejarse o querer descansar, estuviera alegre y de buen humor.

No le di mucha importancia, pero algunos días comenzó a llegar más tarde. Ella tiene dos celulares, el personal y el del trabajo, así que al tener sospechas más grandes, esperé un día a que yo estuviera a solas, pues solo carga uno de los dos.

En el personal no tenía nada sospechoso, mi novia es algo introvertida, así que no tenía muchas conversaciones. Pero el siguiente sábado salió con unas amigas y dejó el del trabajo.

Con muchos nervios lo tomé y tuve que encender el wifi, de inmediato llegaron varios mensajes del grupo de maestros. La mayoría de los chats no tenían nombre, lo normal, no iba a agregar a todos sus alumnos a sus contactos. Pero no me tomó bajar mucho para encontrar uno llamado Iker.

Subí toda la conversación, eran muchos mensajes a pesar de que tenían apenas dos meses hablando. Habían iniciado como cualquier otro alumno, él preguntaba por una tarea, una actividad, lo normal. Pero a las dos semanas, mi novia le había reclamado que la había toqueteado e iba a acusarlo con el director.

Iker se excusó con que ella se había agachado un poco para explicarle al compañero de a lado y él sin querer había movido su brazo. Ana le dijo que no era cierto, había sentido su mano abierta y apretando una de sus nalgas. Me quedé estupefacto, mi novia no tiene un cuerpazo, pero es bonita y tiene un culo apetecible, ella misma sabía lo que despertaba en esos jóvenes llenos de hormonas, pero jamás les daba oportunidad. Pero jamás uno se había atrevido a eso, o no que yo supiera.

Seguí leyendo y la discusión se repitió días después, Ana dio un ultimatum de que si eso se repetía, habría consecuencias graves. Esta vez Iker no lo negó, simplemente dijo que le gustaba mucho y que él sabía que a ella también. Que se había sonrojado cuando se levantó al pizarrón y le pasó su pene por las nalgas. Mi novia no siguió esa conversación y fue hasta días después que le respondió, debían ser más cuidadosos.

No lo podía creer, por una parte quería que no fuera verdad y por otra me moría de morbo saber qué pasaba. El resto de la conversación eran solo emojis y stickers, de vez en cuando se preguntaban si estaban listos. Y hasta ahí terminó.

Fue hasta el lunes que ella se fue al trabajo que pude ver su teléfono personal y mis sospechas eran ciertas. Tenía un contacto Iker con un emoji de corazón y habían comenzado a hablar desde ese teléfono poco después de que le dijo que debían ser más cuidadosos. El mocoso le decía a mi novia que le gustaba mucho y ella respondía con corazones, terminó por aceptar que también le gustaba. Le preguntó quién besaba más rico, si él o yo, ella le respondió que tenía que probar más. Al día siguiente dijo que él, que le gustaba mucho cómo la hacía sentir.

Ese día falté al trabajo, mi corazón se me salía del pecho. Busqué por todos lados su horario hasta encontrarlo, los lunes eran tranquilos, salía a la 1 de la tarde. Tras mucho pensarlo decidí ir a la escuela, quería verlo con mis propios ojos.

La escuela queda como a una hora y media de distancia, apenas logré llegar. Vi que los alumnos de la mañana estaban por salir de clases, obviamente no podía entrar para investigar y no había señas de Ana. Me pregunté si no había otra salida y rodeé la escuela, a la mitad escuché una voz que me paralizó.

En medio de unos sonidos de besos y suspiros, escuché a mi novia decir que ahí no, en otra ocasión, deberían buscar un mejor lugar. Los ladrillos mal puestos me dejaban ver con trabajo una parte de sus cuerpos pero no sus rostros, me agaché un poco y los vi perfectamente. Mi Ana sonrojada comiéndole la boca a un jovencito delgado, moreno y algo feo, apenas más alto que ella. De lejos podría decirse que eran dos estudiantes, pero no, era mi novia que se dejaba manosear por ese mocoso al que no le encontraba gracia. Al ponerme de pie para tomar aire mi vista quedó de la cintura para abajo, las nalgas de mi novia eran manoseadas con desesperación por encima de un ajustado pantalón de vestir y ahí comprendí todo.

También por encima del pantalón, mi novia acariciaba el miembro de Iker, el cual sobresalía bastante. Ana lo tocaba con cariño, como si fuera a lastimarlo con un tacto más duro y él gemía de gusto.

No lo había notado pero yo estaba durísimo con la escena, el ligero enojo que tenía había desaparecido por completo y solo quería ver más. Él dijo que quería hacerla suya y Ana solo gimió, me agaché para ver sus rostros una vez más y sentí que me venía. Por alguna razón verlos besándose así de apasionados, como dos adolescentes, me llenó de morbo.

Caminé lentamente, no podía aguantar más y no iba a masturbarme en la calle. En el autobús de regreso solo podía pensar una cosa, al parecer aún no habían tenido sexo. Quería saber cuándo sucedería.

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