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Una chica sencilla (33)

Mí vida tenía un rumbo distinto. Un sábado al mediodía en pleno invierno, con un calor digno de enero que nos tomó a todos por sorpresa, yo me encontraba tomando sol en mí balcón con la parte de arriba de la bikini puesta y un shorcito de jean.


El vecino de enfrente era espectador de mí arrebato por disfrutar esos rayitos de sol mientras reflexionaba sobre mí vida y él intentaba que la novia/esposa no lo rete por su acto de picardía.

Entre mis pensamientos, recapacité todo lo que había crecido en el último tiempo. Ya no era tan ingenua y tampoco tan inocente. La ciudad me había cambiado y estaba contenta con mí nueva faceta. 

En mis estudios me iba muy bien, los pude compaginar de la mejor manera con mí nuevo trabajo, el cuál logré ir haciendome un lugar y ganando muchas cosas por mérito propio. Incluso, el respeto de Miguel. 

Con Bian pasábamos una convivencia increíble, ella estaba muy feliz saliendo con Fede, el chico que habíamos conocido unos meses atrás para ese entonces. Yo a Lu no lo volví a ver más que cruzarlo en algún que otro plan con Fede pero nunca más pasó nada entre nosotros. No era lo que quería para mí. Si bien siguió insistiendo bastante ya había decidido avanzar. 

En mis reflexiones, me pregunté incluso si el amor era algo que existía para mí. Por qué si era tan enamoradiza, me costaba tanto? Si tuve relaciones amorosas con chicas y chicos, por qué teniendo tantas posibilidades no se me daba? 

Recordé mis grandes amores del último tiempo. Aquellas relaciones que no podía dar por cerradas. Nadia era una de ellas, sabía desde el principio que nosotras no éramos compatibles, pero quizás por eso, yo me encontraba tan enamorada. Por otro lado estaba Gonzalo, nunca me había enamorado tanto de alguien y como una idiota lo perdí por no valorarlo. Incluso por no animarme a hacer el esfuerzo. 

Agarré el teléfono para escribirle a Gon un mensaje. Hice la rutina de siempre. Revisé antes su IG, subía poco y nada, no había novedad, me acobardé y nunca abrí WhatsApp. 

En esos momentos me odiaba. Había pasado mucho tiempo y cada vez lo sentía más lejos e imposible. 

Me puse música y seguí en mí tarea de broncearme. Noté que mí espía se había ido, quizás se aburrió o simplemente recibió el reto de su mujer. 

Aproveché la situación y desabroché la parte de arriba liberando las tetas al sol. Una seguidilla de rock nacional sonaba de fondo mientras yo tarareaba cada canción. 

Varios temas desfilaron hasta que recordé en la situación que me encontraba y mí poca atención al entorno. 

Miré alarmada el balcón de mí espía y afortunadamente no estaba. Pobre, habrá soñado con ese momento y nunca lo pudo ver. 

Me levanté a buscar un poco de agua sin preocuparme por nada, ni por mí semi desnudez, cuando me crucé a la recién despierta de mí amiga. 

"Así si se empieza bien el día" me dijo riéndose por verme pasear en tetas por la casa. Irónico, porque ella solo llevaba un top cortito que hacía de pijama y una tanga que estaba completamente perdida entre su cola. 

La saludé y ofrecí hacerle unos mates. Obvio aceptó y mientras hervía el agua procedí a taparme. 

"Che tenemos que hablar de tu cumpleaños!" me dijo Bianca quién sabía que no era de celebrarlo. La diferencia que años anteriores ella no estaba en Buenos Aires para hacer lo que quisiera y obligarme a juntar amigos. 

Obvio existió un ida y vuelta el cuál siempre supe que no iba a ganar, lo hice solamente para molestarla. Traté de negarme pero ella atropelló mis argumentos con un "me chupa un huevo". 

Su voz ronca le daba un toque sexy al despertar. Había salido de fiesta con Fede y unos amigos de él (entre ellos Lu, quién parece que insistió con sumarme). 

Hablamos de sus cosas con Fede y de lo bien que iban. Para dar más exactitud a mis palabras previas, ese sábado se cumplían 3 meses de haberlo conocido. Aún no eran nada pero daba ternura que recuerde la fecha. 

Esa noche me iba a quedar sola parecía. Bianca iba a cenar con Fede y me tocaba buscarme planes. 

Le mandé un mensaje a Vale, si bien hablábamos constantemente, hacía muchísimo que no nos juntabamos. Ella para quiénes no recuerdan, fué mí primera amiga cuando llegué a Buenos Aires. 

De hecho, no conocía el depto, entonces quedamos en pedir sushi y charlar tranquilas para ponernos al día. 

Ella aceptó y quedamos para las 9. 

El calorcito siguió por la tarde y aproveché de estar en casa para usar un vestidito suelto cortito, de esos que parecían salida de playa algo transparentes. 

Vale apareció hermosa como siempre, no miento cuando debe tener una de las caritas más lindas que ví en mí vida. Los labios de ella eran irresistibles a fantasear!

También traía un vestidito pero más elegante, azul eléctrico de tablitas. Le quedaba precioso. 

Mi primera pregunta fue al hueso, pregunté por Eze, pero no su novio, sino su amante del trabajo. Entre risas me dijo que ya lo había cortado, la última vez fue en aquél cumpleaños donde la enganché con él. 

Me contó que si bien con su novio el sexo no era algo memorable, ella aceptó un poco que es la persona a la que eligió y debía respetarlo. 

El vino fué abriendo juego a la charla más picante. Ella se sorprendió con muchas de las historias que le conté, me había conocido recién llegada e inexperta, no podía creer esa liberación sexual que tuve en el último tiempo. 

Me dió detalles de su pareja, duración, tamaño, de todo... Incluso ya bastante borracha se quejó de lo mal que la chupaba (si lo hacía!).

Su forma de contarlo me hizo reír a carcajadas, parecía un monólogo. 

"Boluda, hace 6 años chupa la misma concha, no aprendió?" Me daba pena por ella y por él, pero me era imposible no reír en ese momento. 

"Aparte, vos me conociste unas horas y todavía me acuerdo de tu lengua hasta hoy!"

Qué había dicho? 

No esperaba eso. 

Me quedé en silencio, la miré como incrédula y dándole oportunidad de explicarse. 

"Ay, no me mires así!!"

"Jajaja perdón Vale, me sorprendiste!" Fué mí defensa. 

Vale: "ay no, te juro que pienso todavía en esa chupada que me diste y DIOS (haciendo una mueca como de placer)"

Yo: "bueno bueno eh, que no soy de palo no me digas eso jajaja"

Vale: "por?? Qué me vas a hacer??" Poniendo una carita de falsa inocencia que con lo linda que era, hacía imposible resistir. 

Yo: "bastaaaaaa"

Vale se acercó a mí, quedó a centímetros de mí boca. La hija de puta era aún más linda con cada milímetro que se acercaba. 

Sonrió y dijo un provocador "y?"

Fué el inicio de un desenfreno. Tiramos los vestidos al piso mientras nos matábamos a besos. Sus manos recorrían mí cuerpo con su típica delicadeza pero sin ningún pudor. Acariciaba mí cola y mí conchita por encima de la tanga. Yo gemía en su oído mientras trazaba líneas en mí cuello con su lengua, las que decoraba con chupones suaves. 

Bajó a mis tetas y perdió su armonía. Las juntaba en su cara y lamía ambas con locura. Mordía mis pezones en una de las imágenes más lindas que presencié. Mis dedos participaban corriendo su tanguita y jugando con su rayita mojada, eso detenía por instantes su juego con mis lolas, necesitaba descargar sus gemidos en mí pecho. 

El juego fué perdiendo pasividad y ambas nos encontramos de pié en la mesada de la cocina masturbando a la otra. Me gustaría decir que nos dábamos besos, pero en verdad mordíamos la boca de la otra entre lenguetazos. 

Llevé a Vale hasta mí cuarto, por el camino ambas perdimos nuestras tangas. Así como entramos, la dejé en 4 en mí cama y me dediqué a chuparle su conchita tal como ella recordaba. 

Mí lengua se divertía entre sus labios, recorría de arriba a abajo su empapada rayita. Me devoré esa conchita como merecía. Incluso, le dí un regalito más. O bueno, a mí misma. Mientras le enterraba 2 deditos que fácilmente entraban por lo mojada que estaba, mí lengua tomó lugar en su colita y disfruté de cada grito de placer que daba Vale contra mí almohada. 

Cambié de lugares. Volví con mí lengua a su conchita y mis dedos empapados de sus flujos fueron a su cola. No costó nada que entren. Estaba regalada para mí. 

Me dió una idea, reviví un viejo amigo, mí consolador gigante anal. El juguete era casi tan grande como ella. Pero con un poquito de lubricante, desapareció entero en su cola, fué instantáneo. 

La cogí un buen rato con eso mientras me acosté debajo de ella para chupársela. Se acabó repetidas veces en mí boca en un mismo orgasmo mojando completamente mí cara. Cayó rendida a la cama con la respiración agitada. Me miró sonriente y bajó a repetir la tarea. 

Fué fácil hacerme acabar, verla en acción era un estímulo más que suficiente para cualquiera. Era difícil no calentarse con la idea de acabarle en esa carita tan linda. 

Ella eligió jugar con sus dedos en mí conchita mientras acompañaba con su lengua. La fórmula fué la ganadora y el premio darme mí turno para acabar en su carita. 

De ahí perdí la cuenta de las veces que repetimos esa noche, probar poses, tijerear o simplemente volver a calentarnos entre besos y caricias. 

Ya casi 3:30 am se dió cuenta de la hora y se empezó a cambiar apurada mientras hacía intentos inútiles por peinarse. 

"Que conste que con vos no es infidelidad!" Y se empezó a reír. Me contagió su risa y con un beso final se despidió. 

Nunca esperé esa noche, pero sí que la recuerdo tan seguido como ella a mí.

6 comentarios - Una chica sencilla (33)

Pervberto +1
Caliente y preciosa historia. A veces se siembra en un momento y mucho más tarde se recoge (agréguese un guión a gusto...).
BohemianFantasy +1
😍 mí poeta favorito
bale06 +1
irresistible e inolvidable

(para ella y nosotros)
BohemianFantasy
🙈 y para mí!