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Una chica sencilla (31)

Llegó el lunes y por fin iba a empezar a trabajar con Miguel. Para quienes no recuerdan, la empresa era de suministros de campo. Desde pesticidas a maquinaria! La verdad que iba a aprender mucho y me entusiasmaba la oportunidad. 


Fui con un pantalón de vestir bordó y una camisita fina blanca, nada raro. Quizás la única anomalía eran todos los botones que tenía abrochados en esa camisa! 

Me recibió Magda y me dió unos papeles de una nueva propuesta, me dijo que me ubique en un box cercano a su escritorio y evite molestar mucho. 

Frente mío estaba Lucas, más grande que yo, tendría 35 años calculo. Era analista de compra y tenía dos hijos con su esposa. Me recibió súper bien y me comentó brevemente cómo estaba distribuida la gente. No era muy atractivo, pero se notaba que le gusté porque constantemente buscaba el contacto o se quedaba mirando en los momentos de silencio que yo leía. 

Me halagó bastante eso pero realmente estaba lejos de parecerme lindo o de querer hacer algo en un ambiente laboral. 

Magda se me acercó en un momento de concentración y me avisó que me pidió un taxi, Miguel no iba a pasar por la oficina y necesitaba que lleve documentación a dónde estaba él. 

Me cargó de un sobre y me despachó a ese taxi sin saber ni el destino. 

Llegué y se trataba de una cadena hotelera enorme frente a la estación de Retiro. 

Al anunciarme en recepción tal como me dijeron, pasé al restaurante y 3 señores clavaron su mirada en mí. Uno era Miguel, los otros dos bastante más mayores, casi 60 o 70 uno de ellos. Ambos regordetes y el más viejo de los dos, casi sin pelo ya. 

Miguel se levantó, me saludó muy tiernamente con un abrazo y un beso y me presentó. 

Luis, ella es Cecilia mí asistente, Luis es un socio nuestro en tema de maquinaria agrícola (en referencia al más joven de ambos). Y acá te presento a Juan Carlos, dueño de X empresa. El señor mayor se acercó y me abrazó como excusa, simplemente me quiso manosear la verdad. Lo cual hizo. 

Saludé respetuosamente y me retiraba como para volver a la oficina. 

"Esperame Ceci, quedate un ratito en el lobby que ya voy con vos, es solamente firmar acá"

Al rato apareció, me invitó un café y me contó un poco de la reunión. Se rió cuando le dije "es la primera vez que veo que hacen negocios como en las películas". 

Ya estaba por cumplirse la hora de mí primer día y Miguel me pregunta... 

"Ceci, sabés que no tendría que consultarte esto porque ahora sí soy tu jefe directo la verdad. Pero me es inevitable preguntar si todavía puedo contar con vos para masajes relajantes. Tu respuesta igual quedate tranquila que no va a afectar en nada la propuesta laboral ni en nuestra relación"

Realmente me puse muy nerviosa en ese momento. Siempre tuve ese miedo cuando lo volví a contactar y se estaba dando. 

Sinceramente él no me parece un señor feo, de hecho estaba muy bien cuidado y su perfume era una debilidad mía. Sin embargo, estaba casado, era mí jefe y era una relación no voluntaria sino que se había dado por plata. 

Mí cabeza quedó en blanco, evidentemente tardé en responder más de la cuenta porque Miguel volvió a hablar. 

"Tranqui Ceci, sé que me sobrepasé, es simplemente que realmente pude relajarme y disfrutar mucho con vos. Perdón y hacé de cuenta que nada pasó"

"No Migue" interrumpí. "Está bien, si la verdad que yo también disfruté mucho y te debo estar acá"

Él sonrió y no respondió nada, se quedó mirando sin creer mí respuesta. 

"Si te parece subimos a una habitación" lancé sin ningún remordimiento. Sabía lo que hacía, me calentaba la idea y no me supe contener. Nunca me arrepentiría de aquél momento porque seguramente me abrió puertas que nunca hubiera tenido.

Me dejó sola por un segundo y se fue a la recepción. Volvió con una llave y fuimos a una habitación del hotel. 

Me saqué toda la ropa en el baño y me puse una bata que encontré ahí. 

Salí a verlo y ya estaba completamente desnudo esperándome con su pija hinchada. 

Me puse de rodillas frente a mí jefe y lo empecé a pajear mientras dejaba que hilitos de saliva caigan sobre su pija. Mis movimientos eran suaves y acompañaban su relajación. Nunca me precipité, sabía que mí objetivo ahí era darle un merecido descanso. No era una puta, era una descarga como lo podía ser hacer crucigramas. 

Él estaba con los ojos cerrados y recostado mientras yo lo seguía tocando. Le masajeaba las piernas y el vientre, suave, ligeramente le pasaba las uñas por su cuerpo y le daba algunos besitos en la entrepierna pero sin tocar su pija con mí boca. Solo mis manos jugaban con ella.

Sus gemidos y perfume hacían que me moje. Pero ese momento era para él, no para mí. Yo contenía mis ganas de masturbarme frente a él porque no quería sacarle protagonismo alguno. 

Mis dedos recorrían su tronco y jugaban con sus bolas. Ya mí palma era la encargada de frotar la punta de su pija y dejar que la saliva se escurra entre su glande. Procuré de dejarle empapada su verga, quería que mis movimientos sean suaves y perfectos para él. 

Lo ví mirarme, tenía una tonta sonrisa dibujada y me la contagió. Lo miraba contenta mientras jugaba con su pija entre mis manos.

El único masaje que había en esa habitación era a sus bolas. Pero su carita si me daba a entender que estaba relajado y se olvidó del mundo. 

Él no me apartó la mirada y yo como buena dama tampoco. Los largos minutos que recorrí su pija de arriba a abajo, sus ojos estaban clavados en los míos. 

De golpe reaccionó. Empezó a moverse sin control y exhalar con fuerzas. Se venía el momento más lindo para ambos. 

Sentí la tensión en su dura verga y los latigazos de leche empezaron a salir sin ningún tipo de control. 

Mí jefe tenía mucha calentura acumulada y varios de esas líneas espesas me pintaron el pecho casi de igual forma que lo hicieron con el suyo. 

Mí mano ahora era un festín. Lo seguí pajeando para sacarle hasta la última gota. No me importó que se retorciera en el intento. Él disfrutaba de esa tortura placentera. 

Me aseguré que nada más saliera por esa brillante cabecita. Mi mano derecha había cumplido su tarea, la izquierda acompañó casi con envidia para sumarse al enchastre que había dejado. 

Le sonreí tiernamente ante su puteada al aire por semejante descarga. Algunos elogios fueron a mí, mí bata estaba más abierta que cuando empecé y dejaba ver gran parte de mí pecho con manchones blancos de su acabada. 

Me latía la conchita de la calentura que tenía en ese momento de ver a mí jefe, aquél señor de casi 50, que otra vez me tenía en la misma situación. Se acercó a ayudarme a limpiar dejando la evidencia de su pecho para después. Veía esas gotitas blancas caer sobre su vientre y pierna y me resistí de iniciar algo que no iba a poder terminar. 

"Gracias Ceci" fueron sus últimas palabras al dejarme limpia con un toallón y de rodillas en el piso de aquella habitación de hotel. Escuché la ducha y procedí a cambiarme. 

Volví sola a casa, no lo esperé, no pude, tampoco quise. 

Me encerré en mí habitación a masturbarme y no le conté a nadie de esto hasta hoy. 

7 comentarios - Una chica sencilla (31)

3shaka3 +1
esa forma magica de escribir que te hace vivir la situacion aunque no hayas estado ahi...+10
BohemianFantasy
Awwwwww 😍 pero qué lindoooooo
tin26cam +1
Éramos varios en ese cuarto .... Todos los que leímos tu post estábamos ahí ...mirando , tocando, jugando ...siendo cómplices...
BohemianFantasy
Ah pero se escondieron muy bien 🤭
DBA18cm +1
Ufff que lindo poder disfrutar de esas manos 🔥🔥🔥 y que tremendo relato me dejaste tirando leche. Diosa.
BohemianFantasy +1
🙈🙈 perdón
pacaaaa1 +1
@BohemianFantasy Estuve sin internet estos dias , aproveche, muy calientes los relatos
BohemianFantasy +1
Noooo, qué pajaaaa, menos mal volviste 🥰