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Un pequeño accidente con mi suegra (relato erótico) 😏

Apenas habían pasado 10 meses desde que me casé, y mi vida era tan feliz y normal como cualquier pareja recién casada. Ya saben besitos por aquí y por allá, agarraditas de mano y por la noche mil y un intentos de desquitar todo el sexo a escondidas que tuvimos mi ahora esposa y yo cuando éramos novios.

Mi esposa es de mi edad, digamos veinti tantos, una estatura promedio, un tanto llenita con su buena copa B y un trasero que destaca del promedio. Lo que se considera coloquialmente como gordibuena. Sin embargo no estamos aquí para hablar de mi esposa sino de su mamá, mi ahora querida suegra.

Todo comenzó hace un par de semanas, al casarme mi esposa y yo nos mudamos a un predio compartido con mis suegros en lo que podía hacerme de lo mío. Teniamos nuestro espacio aparte de ellos, sin embargo siempre comíamos juntos en su casa. Todo era muy normal con mis suegros y la relación era de un cariño paternal hacia mi. Mi suegro es el clásico jefe de familia respetuoso de las tradiciones y chapado a la antigua pero mi suegra... 

Una mujer madura debo decir (ya está en sus 50's) pero de aquellas que como el vino mejoran con el tiempo. A diferencia de mi esposa ella si llego a una grandiosa copa C, con unos pechos redondos de esos que no alcanzas a abarcar con tu mano, ligeramente caidos a los lados por la edad pero aún firmes y deliciosos, coronados por una aureola de un tono café con leche con un gran pezón brillante a juego. Unas piernas largas bien formadas con muslos carnosos y lisos y unas nalgas grandes y redondas que eran su mayor atractivo visual, producto de sus clases de zumba. Pero de esto no me di cuenta hasta aquel pequeño "accidente".

Ese día yo me quedé solo en casa ya que me habían cambiado mi día de descanso, mi esposa había ido al trabajo a ayudarle a mi suegra (tienen un local comercial) y mi suegro se había ido a la Merced por mercancia. Me desperté no muy tarde y así con mis boxer únicamente subí a casa de mis suegros a buscar el desayuno. Abrí la puerta sin apenas hacer ruido mientras pensaba que podía desayunar cuando entré en la cocina y la ví, solo con una toalla en la cabeza, recién bañada y aún escurriendo agua, sosteniendo su taza de café, mi suegra desnuda en todo su esplendor y magnificencia.
Un pequeño accidente con mi suegra (relato erótico) 😏


Cuando se giró hacia mi mis ojos se posaron inmediatamente en sus enormes pechos, redondos y suaves por el baño, con su pezón duro apuntando al techo por el cambio de temperatura. Su piel blanca brillaba con la luz de la ventana y una gota de agua bajó de su cuello hasta perderse en su abdomen, yo la seguí con la mirada hasta su parte íntima y mi vista se quedó ahí... Una belleza de vagina con una pequeña mata de pelo rizado, húmedo y recién limpio (juraría que despedía un olor delicioso). Volví a subir la mirada hasta sus senos concentrándome en su aureola perfectamente marcada, redonda, que hacía contraste con la piel.

Pasaron unos 10 segundos (que se sintieron minutos) de contemplación boquiabierto en silencio, no lo podía creer y el bulto en mi boxer era prueba de que me gustaba lo que veía. Hasta que un grito de asombro me devolvió a la realidad y por fin pose mi mirada en la cara de mi suegra. Estaba sonrojada? Dejó de inmediato su taza y con una mano se tapo los pechos, la otra bajó a su sexo. Yo me di la vuelta apenado sintiendo la tensión en mi boxer al girar y viendo su reflejo borroso en el brillo del refrigerador metálico tartamude una disculpa:

-Hay suegra! Lo siento, pensé que no había nadie
-Hay hijo yo tampoco, no sabía que descansabas hoy.

Seguía viendo el reflejo negandome a cerrar los ojos, juraría que ella empezó a sobarse con la mano de abajo, pero podían ser solo mis nervios.

-S-si me cambiaron el día, venia a ver qué desayunaba.
-Oh, deja me visto y te preparo algo.
-Mmm no, no se preocupe mejor después.

Y sin más salí de la casa y baje las escaleras con mi boxer a punto de reventar por tan suculenta visión, habrá notado mi erección? Digo si yo pude ver esas tetas perfectas, esos muslos carnosos y ese trasero delicioso... No creo que no lo haya visto o si?

No subí hasta la tarde, mi esposa llegó del trabajo y empezó a comentarme su día, yo no escuchaba, no podía más que comparar su cuerpo con el de mi suegra. Los pechos, caderas, trasero... Me duele decirlo pero mi suegra iba ganando, por fin subimos a comer y fue entonces cuando note que algo había cambiado.

Apenas entre a la casa y cruce mirada con mi suegra ella se sonrojó mientras que a mí se me empezaba a poner dura. Al verla no podía más que imaginarla desnuda, ese cuerpo delicioso y mojado, esos pechos redondos, ese trasero de infarto. Gané el súper poder de ver a través de su ropa, podía notar a la perfección el balanceo de sus senos al girar, el rebotar de sus nalgas al caminar, pero sobre todo la erección de sus pezones al concentrar mi mirada en ella. Tal vez eran imaginaciones mías pero note en un par de ocasiones que su mirada baja a mi miembro que cada segundo que pasaba se inflaba más y más. Nos sentamos a la mesa, mi esposa a un lado y mi suegra frente de mi.

-Que tal su mañana?, pregunto mi esposa.
-Amm bien -conteste- normal, dije mirando sin querer a mi suegra.
-Mojada... -dijo mi suegra- es que me bañé, y me devolvió una mirada levantando un poco la ceja.

Mi esposa la vio un tanto extrañada por su respuesta, pero después la comida siguió con normalidad. Sin embargo parecía que yo estaba perdiendo la cabeza, porque veía que mi suegra chupaba su cuchara de una forma exagerada, lasciva, pasándole la lengua por enfrente y detrás y metiéndosela completa a la boca, de vez en cuando se mordía el labio inferior. Me estaba volviendo loco? O acaso mi suegra me estaba coqueteando? Yo me sentía culpable (era un recién casado) pero de verdad no podía quitarle la mirada de encima y ella se sonrió con picardía al notarlo. Me preguntaba que pasaría después de ese acontecimiento y no tarde mucho en descubrirlo.

Un par de días después yo regresaba del trabajo, caminaba hacia mi casa y faltando unas pocas cuadras noté una figura que reconocí al instante. Mi suegra iba cargada con los ingredientes de la comida, apreté el paso y la alcance para ayudarla, tome las bolsas y caminamos juntos.

-Gracias hijo ya estaba empezando a sudar, me dijo mientras agitaba su blusa blanca para refrescarse el escote.
-Por nada -conteste- pero porque vino sola? No hay nadie en la casa?
-No, he estado solita y aburrida toda la mañana, dijo haciendo énfasis en "solita".

Seguimos caminando y ella libero el primer botón de su blusa dejando un poco al descubierto su brasier y esa sensual línea que hacían sus senos al apretarse. Yo al ser más alto baje la mirada para perderme en esas obras de artes e inconscientemente me relami por el antojo. Ella lo noto al parecer porque por fin saco a colación el tema de hace unos días.

-Oye de lo que pasó el otro día...
-Mmm de que?, dije intentando hacerme el loco.
-De lo del día de tu descanso, no te hagas tontito.
-De verdad lo siento suegra, le juro que pensé que no había nadie.
-No importa -me dijo- mejor dime una cosa, te gustaron mis chichis?

Me quedé pasmado con la pregunta, una erección empezó a sentirse en mis pantalones.

-Hay suegra, como me pregunta eso?
-Te pregunto porque me las vienes viendo...

Estaba frito, ella se había dado cuenta por supuesto, le diría a mi esposa? Busque su mirada para ver si estaba enojada pero no, sorpresivamente estaba divertida. No podía creerlo, significaba entonces que sus acciones si eran coqueteos? Ella me veía con una mirada pícara esperando mi respuesta, abrí la boca pero de repente cayó una, dos, tres, diez gotas frías. Una fuerte lluvia llegó de la nada y nosotros sin paraguas apretamos el paso para llegar a la casa pero fue inútil, terminamos empapados en cuestión de segundos.

Justo en la puerta mientras busca sus llaves ví como su blusa blanca se le pegaba al cuerpo, haciendo notar su bra con encajes color beige y su delgado pantalón de vestir marcaba su panti. Entramos a la casa y de inmediato subi con ella para dejar las bolsas. Las dejé en la mesa y tome una toalla del baño para secarme la cabeza. Regresaba al comedor cuando escuche su voz en un tono sensual que me dijo:

-Entonces hijo? dime si te gustan éstas.

Me quite la toalla de la cabeza al tiempo que ella se abría completamente la blusa, dejando al descubierto su cuerpo escurriendo y sus lolas envueltas en su sensual brasier. Inmediatamente vino a mi mente el recuerdo de su cuerpo desnudo igualmente mojado y mi amigo despertó de golpe.

tetona

Ella se acercó a mí y jadeando me dijo al oído:

-No debes de tener pena corazón -bajo su mano y empezó a acariciar mi miembro sobre el pantalón- ahora eres de la familia y yo también puedo cuidarte.

Me dió un mordisco en la oreja y se hizo un poco hacia atrás, recargándose en la mesa, ya no me quedaban dudas ella me estaba coqueteando abiertamente. Mi suegra quería coger conmigo y yo solamente debía decir que si, sería capaz de atreverme a tanto? Pensé en mi reciente boda y en mi esposa, el dilema moral me carcomía (sin mencionar que mi suegro podía llegar del trabajo en cualquier instante), mi suegra pareció notarlo porque simplemente me dijo:

-Ya tienes hambre corazón?

Y en un instante con un hábil movimiento de su mano desabrochó su prenda dejando al descubierto sus senos, esos senos tan perfectos que me habían hipnotizado desde la primera vez que los ví. Yo no podía pensar, solamente quería tocarlos, sentirlos, besarlos... mi suegra tomo sus pechos, los levanto un poco y luego los dejo caer para que rebotaran libres. Eso fue lo que necesitó mi cerebro, ya no había vuelta atrás, debían ser míos a como diera lugar. Simplemente me acerqué, tome a mi suegra de la cintura y hundo mi cara en ellos.

No podía creer tanta suavidad, empecé a pasar mi lengua por su aureola para que el pezón se endureciera cada vez más, con mi otra mano masajeaba la de al lado. Ella daba gemiditos de placer que solo me exitaba más y comencé a darle pequeños mordiscos, primero al pezón, después a su aureola y en unos momentos más ya estaba mamando esos enormes pechos como si fuera un bebé hambriento.

Mientras lo hacía ella libero a mi amigo de su prisión y empezó a masturbarme lentamente. Con cada gemido de ella mi respiración aumentaba y mi agresividad también lo mismo que sus movimientos de mano.

Pare por un segundo mi tarea y recorrí su cuello con mi lengua hasta encontrar su boca, besandonos apasionadamente como desesperados metiendo la lengua en la boca del otro y mordiendo los los labios. Mientras duró el beso comencé a pellizcar sus pezones estirandolos un poco para después hundir mi dedo hasta el fondo como si de un timbre se tratará recibiendo como respuesta un sensual gemido de placer (ahhh!), me dispuse a volver a bajar y le desabotone el pantalón para lo que se venía a continuación pero me dijo:

-Vamos a la sala amor, te tengo una sorpresa, y sin soltarme la verga me guió al cuarto de al lado.

Yo me deje llevar y al llegar me aventó al sillón, caí sentado y ella se hincó frente de mi, terminó de bajarme los pantalones para tomar mi miembro y comenzar una chaqueta a dos manos. Yo avente la cabeza hacia atrás de placer y en un segundo sentí un cálido aliento que envolvía mi pene, baje la mirada para ver cómo su cabeza subía y bajaba engullendo mi verga casi hasta la base. Cada que se la metía escuchaba un pequeño gorgorito indicándome que le llegaba hasta la garganta, yo le ayudaba empujando su cabeza para que le entrara aún más.

Pasados unos minutos se la saco de la boca y empezó a lamerla de arriba a abajo, desde los huevos hasta la punta lentamente, deteniéndose y pasando su lengua por todo mi glande, como había hecho con la cuchara, mirándome a los ojos con un mirada de deseo.

-Quiero ver esa colita, le dije entre jadeos.
-Claro que si hijo.

Con una mano empezó a masturbarme de nuevo mientras que con la otra (con algo de dificultad) comenzó a quitarse su pantalón y su panti que ya estaba toda empapada. Cuando lo consiguió se inclinó un poco levantando el culo, la vista era espectacular: esas nalgas redondas y firmes con un lunar que me incitaba, unas caderas anchas y sus enormes pechos deliciosos que rebotaban por el trabajo manual que hacía, de lo que me había perdido!

-Hay suegra, no me había dado cuenta de lo buena que estaba -le dije- por favor no se detenga.
-Ahora soy tu mami corazón -me respondió- y aún no acabamos.
 
Se volvió a concentrar en mi miembro, subiendo y bajando su mano deteniéndose por momentos para masajear la punta con el pulgar. Mientras que su otra mano bajó a su caliente vagina metiéndose un par de dedos, yo estaba en la gloria viendo cómo mi nueva mami se tocaba sacando la lengua de puro placer y jadeando cada vez más fuerte como todo una perra en celo. Sus jadeos cada vez eran más fuertes y sus movimientos más veloces, no tardaría mucho para que los dos llegáramos al climax, sin embargo ella de repente se detuvo... 

-Entonces si te gustan? -me dijo apretándose los senos- más que los de mi hija?.
-Me encantan, están deliciosas! conteste en el acto.
-Es hora de tu sorpresa, algo que se que te va a volver loco.

Con su mano llena de jugos vaginales me envadurno la reata y acerco sus tetas hasta abrazarla, con semejante tamaño cubrían perfectamente todo mi miembro, comenzó a juguetear y menearlas un poco, la sensación era indescriptible, se sentían tan suave y caliente que no pude evitar soltar un pequeño gemido.

-Se que tu esposa jamás podrá hacer esto mi amor, y por lo que veo te envcantan las tetas grandes, así qué usalas todo lo que quieras.

Y sin más comenzó a moverlas de arriba a abajo, lento al principio y subiendo la velocidad gradualmente. Con sus manos las apretaba entre sí haciendo que su interior sé sintiera estrecho y la fricción que se generaba se sentía por toda mi verga. Ella hacia gemiditos cada que mis bolas chocaban con sus tetas, sus pezones erectos rozaban mi piel y sus fluidos junto con el sudor y la fricción hacían un ruido de succión.

Aumento al máximo la velocidad y saco la lengua para chuparme cada vez que subía y bajaba tal cual fuera una paleta. Yo estaba en la gloria, con los ojos en blanco disfrutando de la sensación, sentí que estaba a punto de estallar.
mamada


-S-si mami -dije entre jadeos- ha que rico!
-Te gusta hijo?
-Me encanta! No pares!

Ella siguió con su trabajo, mis jadeos y sus gemidos se mezclaban en una sinfonía sin igual. Era más de los que podía resistir y me estremecí un poco preparado para lo que venía, ella también se percató porque rápidamente me dijo:

-Dámelos bebé, los quiero sentir en mi cara!, y abrió la boca grande sacando la lengua esperando mi producto.

Al cliente lo que pida y descargue todo mi semen salpicando sus tetas y cara. Soltó un gemido de exitacion y al bajar mi mirada la vi, llena de leche y con una enorme sonrisa, me encantó ver a mi suegra desnuda frente a mi, llena de mi semen como toda una prostituta. Con su dedo empujó lo que tenía en la cara hacia su boca y lo saboreo chupándose el dedo sin dejar una sola gota, haciendo ruiditos de succión. Lo que quedó en sus tetas lo termino de untar por ellas con sus manos dándoles un brillo espectacular. Volvió a tomar mi verga un poco decaída y con su lengua comenzó a limpiarla de arriba a abajo, pasando hasta mis bolas para volver a dejarme completamente erecto. Con mi miembro listo de nuevo y dándole un besito en la punta, ella se levantó y se dió media vuelta.

-Listo para el plato fuerte chiquito?, me dijo mientras con sus manos se abría las nalgas dejando a la vista su húmeda y deliciosa vagina.
madura


Un hilo de sus fluidos colgaba entre sus piernas, me puse de pie y acaricie su trasero. Pero antes de poder contestar el timbre de la casa sonó, dándonos un gran sobresalto. Habíamos perdido la noción del tiempo y mi suegro había llegado del trabajo. Mi suegra tomó su ropa del suelo y se fue corriendo al baño a cambiarse, yo me subí los pantalones lo más rápido que pude, calme un poco mi respiración y baje a abrir la puerta de entrada con total normalidad, como si nada hubiese pasado.

En la comida todo fluía con normalidad, mi suegra y yo nos mirábamos con complicidad sabiendo lo que había ocurrido en esa mismo cuarto unas horas antes.

-Que rica está la comida mamá, dijo mi esposa.
-Si, está deliciosa suegra, le dije con un poco de intención.
-Gracias, pero tuve algo de ayuda.
-Cuando quiera, con todo gusto le hecho una mano. Para mí es un placer, le dije sonriendo.
-Entonces te voy a tomar la palabra.

Ambos nos sonreímos y todos continuamos comiendo. Nuestras miradas se cruzaban y ya desde ese momento yo sabía que mi vida de casado se iba a volver muy interesante, y es cierto que los "accidentes" pasan por algo.

Continuará....

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