Bueno, es la primera vez que contaré esto, una anécdota, o varias, que a día de hoy siguen teniendo incidencia en mi vida.
Comenzaré presentándome, me llamo Fernando, tengo 26 años, mido 1.77, piel blanca y cuerpo en forma, no estoy lleno de músculos pero me gusta ir al gym.
En la vida me va bien, estudié programación y pude enganchar laburo para una empresa de tecnología, a la vez tengo una especie de negocio propio extra de comercio digital que me deja un extra al mes. A los 23 por fin logré mudarme solo y los últimos 3 años estuve viviendo solo, sin pareja.
La historia inicia una mañana que recibo una llamada, era mi madre, lo normal, me preguntaba como andaba y eso. Hasta que en un momento me menciona algo, que una prima mía andaba buscando laburo, Mariela. El nombre lo recordaba, pero hace años que ni la veía, era la hija de la hermana de mi madre, yo dejé de ver a esa familia hace años, por estar ocupados y porque eran, bueno, eran villeros, en un punto de mi vida ya no me interesaba tener relación alguna, por lo que dejé de verlos.
Bueno, la cosa es que mi madre me preguntó si había algo en la empresa donde yo estaba, obviamente no había nada, entonces ella propuso que la contratara para que limpie en mi casa, ya que según ella siempre fui un vago para esas cosas. La idea no me desagrado la verdad, a pesar de que no veía 100% necesario eso, de tanto que insistió no pude negarme. Mi madre le diría a Mariela que venga al día siguiente temprano, y yo antes le pedí que me mandara una foto, porque la verdad ya ni recordaba como se veía.
Cuando me llegó abrí los ojos, una villerita de flequillo frente a un espejo, con un jean que le marcaba unas piernas carnosas y lo que parecía un terrible culo, piel blanca y con algunos tatuajes. Me dijo que tenia 23.
Esa foto me motivó aún mas, la verdad estaba re fuerte mi prima, y sobre todo, cumplía con mi fetiche, las villeras, si, a pesar de que me alejé de parte de mi familia por ser villeros, las villeras me daban mucho morbo, ya que muchas veces eran re putas, y a pesar de su condición, la mayoría tenían terribles cuerpos.
Bueno, el día siguiente llegó, eso de las 9:00 sonó el timbre de mi casa. Al abrir la puerta la vi, mi prima Mariela, en un short de esos de jean que apenas podía contener dos grandes nalgas.
—Hola primo.— saludó Mariela, dándome un beso en el cachete.
—Hola, tanto tiempo.
—Si tabas re perdido eh.
Enseguida le salió el lenguaje de la villa.
La invité a pasar.
—Fua alta casa tenes primo.
Yo solo reí.
—Bueno, esto seria mas o menos lo que tenes que limpiar, las dos habitaciones, la cocina, el comedor y el living solo dos veces por semana.— dije, mostrándole todo.
Mariela asentía.
—Bueno te dejo entonces, cualquier cosa ando en el cuarto.
Me fui a mi habitación, ya que muchas veces hacia home office y no necesitaba moverme de mi casa. El medio día llegó, salí del cuarto para buscar algo de comer en la cocina, y ahí la ví a Mariela, barriendo, como aparecí desde atrás pude apreciar varios segundos ese terrible orto que tenia la putipobre.
—Y cómo va?
—Bien primo, y vos, no tenes que labura?
—Trabajo de casa a veces, de la compu.
—Ah piola entonce, jaja el Juan se llega a enterar y se quiere matar.— nombró a alguien mi prima.
—Quien es Juan?
—Eh mi novio.
—Apa no sabia que tenias.
—Jaja si si, hace año tamo. Y vos que onda?
—No yo nada, no tengo mucho tiempo, aparte me gusta andar soltero.
—Ah ta bien entonce.
Seguimos hablando, su novio hace meses no laburaba, y el padre de Mariela estaba enfermo, ella lo ayudaba con algunos gastos cuando tenia plata. Bueno, llegó el final del día y le día 1000 pesos, que para aquella época era bastante la verdad. Mariela se fue re feliz, con la promesa de volver al día siguiente, yo personalmente, me quedé maquinando, la verdad no me importaba que fuera mi prima, aquella putipobre estaba re fuerte y quería cogérmela, asique pensé algo para el día siguiente.
A la mañana siguiente lo mismo, Mariela llegó temprano, vistiendo provocativamente, aunque no conscientemente, la villera se vestía como normalmente se ve.
—Voy a salir un rato a buscar unas cosas.— le dije a mi prima putipobre.
—Dale primo, anda noma.
—Dale, te queda el cuarto libre.
—Si si.
Yo salí una hora a buscar cosas improvisadamente, dejando la casa libre a mi prima. Y aquí venia la trampa, dejé dos mil pesos en mi habitación, no en un lugar visible, por que ahí era obvio pensar que yo estaría consciente de esa plata, la dejé tirada bajo una pequeña alfombrita que tengo en la entrada, alfombra la cual Mariela debería apartar para barrer, y al ver la plata debajo, pensaría que yo ni enterado estaría. Obvio, quería probar si mi prima tendría honradez o me cagaria, y para demostrarlo, puse una pequeña camarita tapada, la cual grabaría todo.
Bueno, una hora pasó, yo volví y Mariela había terminado el cuarto.
—Toma lo de hoy.— le dije a la villera, dándole los mil de ese día, a pesar de que aún le quedaba para terminar.
—Ah gracia primo.
—Mucho quilombo en el cuarto?
—No no, si lo terminé rápido.
De ahí me fui derecho a revisar, como era de esperar, los dos mil de la alfombra ya no estaban. Me fijé la camarita y ahí pude ver a Mariela agarrando la plata, pensándoselo un poco y guardándoselo en el bolsillo.
Preparándome para lo que seguía, volví al living.
—Mariela.— le dije con una cara seria.
—Que pasó?
—Vos sabes que dejé la cámara grabando el cuarto por accidente, recién me di cuenta y me fijé en el video.
Enseguida vi como se puso pálida, la villera sabia que se le venia.
—No tenes algo para darme?— pregunté.
Ella agachó la cabeza y me entregó la plata.
—Perdóname primo no me aguanté.— me pedía perdón.
—No Mariela, mirá lo que me haces, acaso te pago mal? Te di laburo y a la primera que quedas sola ya me quisiste robar.
Mi prima no decía nada.
—Tendría que llamar a la policía incluso.
—No Fernando cálmate un poco!— me dijo, ya preocupada.
Yo me quedé en silencio unos segundos.
—Sabes que? Dejá, termina lo que te queda y ándate, obviamente no vuelvas mas.
La putipobre no dijo mas, fue al baño a terminar, entregada, yo observé ese culo alejarse. Ya me imaginaba lo que haría y eso me calentaba muchísimo.
Luego de unos minutos, fui despacio y la encontré de espaldas limpiando, me pegué a ella y la agarre de los hombros.
—Eh que hace?!— dijo enojada.
Yo me apoyaba en ese terrible culo.
—Que pensas que hago? Putita quedate quieta dale si esto no es nada para vos.
—Soltame gil soltame dale! El Juan te va a mata.
—Jaja tu novio? El villero ese debe estar merqueandose por ahí, dale putita si seguro lo re cagas.
La mantuve de espaldas a mi, y yo me senté en el inodoro, de un cinchón le bajé el short, por fin tenia ese tremendo orto carnoso frente a mi, era una locura como podia estar tan buena mi prima.
A todo esto, Mariela seguía puteando.
Agarré el celu y puse una cumbia de esas bien villeras.
—Dale bailame.
—Bailar que hijo de puta? Soltame sorete.
—Mirá Mariela, te dejé pasar que me quisiste chorear mucha plata y todavía te pagué igual, bailame o llamo a la policía a ver que dicen, dale!— le exigí.
La culona dejó de resistirse y de a poco arrancó a mover ese orto bien entangado frente a mi, era un espectáculo, yo tenia la pija como fierro ya.
De a poco la putipobre comenzó a moverlo con mas ganas, era hipnótico, yo le nalgueba el culo y se lo manoseaba.
—Si dale villera de mierda, mové el orto como si tuvieras una pija adentro, dale que para esto son buenas.
Arrancó a frotarse contra mi, prácticamente cogíamos con ropa. Cuando la canción terminó, yo me paré, aún manoseándola bien y me fui del baño, ella se quedó ahí, enojada.
Cuando terminó de limpiar todo, dispuesta a salir de la casa, la detuve antes.
—Mariela.
—Que mierda queré?
—Si queres podes seguir viniendo.
Puso cara de no entender nada.
—Que quere que siga laburando aca?
—Obvio, con ese tremendo culo, te quiero acá, si te decidís, mañana vení otra vez, y no le digas al otro cornudo que no quiero quilombo.
—Ándate a la mierda sabe!— dijo enojada, yéndose.
Al día siguiente averiguaría si volvía o no.
Comenzaré presentándome, me llamo Fernando, tengo 26 años, mido 1.77, piel blanca y cuerpo en forma, no estoy lleno de músculos pero me gusta ir al gym.
En la vida me va bien, estudié programación y pude enganchar laburo para una empresa de tecnología, a la vez tengo una especie de negocio propio extra de comercio digital que me deja un extra al mes. A los 23 por fin logré mudarme solo y los últimos 3 años estuve viviendo solo, sin pareja.
La historia inicia una mañana que recibo una llamada, era mi madre, lo normal, me preguntaba como andaba y eso. Hasta que en un momento me menciona algo, que una prima mía andaba buscando laburo, Mariela. El nombre lo recordaba, pero hace años que ni la veía, era la hija de la hermana de mi madre, yo dejé de ver a esa familia hace años, por estar ocupados y porque eran, bueno, eran villeros, en un punto de mi vida ya no me interesaba tener relación alguna, por lo que dejé de verlos.
Bueno, la cosa es que mi madre me preguntó si había algo en la empresa donde yo estaba, obviamente no había nada, entonces ella propuso que la contratara para que limpie en mi casa, ya que según ella siempre fui un vago para esas cosas. La idea no me desagrado la verdad, a pesar de que no veía 100% necesario eso, de tanto que insistió no pude negarme. Mi madre le diría a Mariela que venga al día siguiente temprano, y yo antes le pedí que me mandara una foto, porque la verdad ya ni recordaba como se veía.
Cuando me llegó abrí los ojos, una villerita de flequillo frente a un espejo, con un jean que le marcaba unas piernas carnosas y lo que parecía un terrible culo, piel blanca y con algunos tatuajes. Me dijo que tenia 23.
Esa foto me motivó aún mas, la verdad estaba re fuerte mi prima, y sobre todo, cumplía con mi fetiche, las villeras, si, a pesar de que me alejé de parte de mi familia por ser villeros, las villeras me daban mucho morbo, ya que muchas veces eran re putas, y a pesar de su condición, la mayoría tenían terribles cuerpos.
Bueno, el día siguiente llegó, eso de las 9:00 sonó el timbre de mi casa. Al abrir la puerta la vi, mi prima Mariela, en un short de esos de jean que apenas podía contener dos grandes nalgas.
—Hola primo.— saludó Mariela, dándome un beso en el cachete.
—Hola, tanto tiempo.
—Si tabas re perdido eh.
Enseguida le salió el lenguaje de la villa.
La invité a pasar.
—Fua alta casa tenes primo.
Yo solo reí.
—Bueno, esto seria mas o menos lo que tenes que limpiar, las dos habitaciones, la cocina, el comedor y el living solo dos veces por semana.— dije, mostrándole todo.
Mariela asentía.
—Bueno te dejo entonces, cualquier cosa ando en el cuarto.
Me fui a mi habitación, ya que muchas veces hacia home office y no necesitaba moverme de mi casa. El medio día llegó, salí del cuarto para buscar algo de comer en la cocina, y ahí la ví a Mariela, barriendo, como aparecí desde atrás pude apreciar varios segundos ese terrible orto que tenia la putipobre.
—Y cómo va?
—Bien primo, y vos, no tenes que labura?
—Trabajo de casa a veces, de la compu.
—Ah piola entonce, jaja el Juan se llega a enterar y se quiere matar.— nombró a alguien mi prima.
—Quien es Juan?
—Eh mi novio.
—Apa no sabia que tenias.
—Jaja si si, hace año tamo. Y vos que onda?
—No yo nada, no tengo mucho tiempo, aparte me gusta andar soltero.
—Ah ta bien entonce.
Seguimos hablando, su novio hace meses no laburaba, y el padre de Mariela estaba enfermo, ella lo ayudaba con algunos gastos cuando tenia plata. Bueno, llegó el final del día y le día 1000 pesos, que para aquella época era bastante la verdad. Mariela se fue re feliz, con la promesa de volver al día siguiente, yo personalmente, me quedé maquinando, la verdad no me importaba que fuera mi prima, aquella putipobre estaba re fuerte y quería cogérmela, asique pensé algo para el día siguiente.
A la mañana siguiente lo mismo, Mariela llegó temprano, vistiendo provocativamente, aunque no conscientemente, la villera se vestía como normalmente se ve.
—Voy a salir un rato a buscar unas cosas.— le dije a mi prima putipobre.
—Dale primo, anda noma.
—Dale, te queda el cuarto libre.
—Si si.
Yo salí una hora a buscar cosas improvisadamente, dejando la casa libre a mi prima. Y aquí venia la trampa, dejé dos mil pesos en mi habitación, no en un lugar visible, por que ahí era obvio pensar que yo estaría consciente de esa plata, la dejé tirada bajo una pequeña alfombrita que tengo en la entrada, alfombra la cual Mariela debería apartar para barrer, y al ver la plata debajo, pensaría que yo ni enterado estaría. Obvio, quería probar si mi prima tendría honradez o me cagaria, y para demostrarlo, puse una pequeña camarita tapada, la cual grabaría todo.
Bueno, una hora pasó, yo volví y Mariela había terminado el cuarto.
—Toma lo de hoy.— le dije a la villera, dándole los mil de ese día, a pesar de que aún le quedaba para terminar.
—Ah gracia primo.
—Mucho quilombo en el cuarto?
—No no, si lo terminé rápido.
De ahí me fui derecho a revisar, como era de esperar, los dos mil de la alfombra ya no estaban. Me fijé la camarita y ahí pude ver a Mariela agarrando la plata, pensándoselo un poco y guardándoselo en el bolsillo.
Preparándome para lo que seguía, volví al living.
—Mariela.— le dije con una cara seria.
—Que pasó?
—Vos sabes que dejé la cámara grabando el cuarto por accidente, recién me di cuenta y me fijé en el video.
Enseguida vi como se puso pálida, la villera sabia que se le venia.
—No tenes algo para darme?— pregunté.
Ella agachó la cabeza y me entregó la plata.
—Perdóname primo no me aguanté.— me pedía perdón.
—No Mariela, mirá lo que me haces, acaso te pago mal? Te di laburo y a la primera que quedas sola ya me quisiste robar.
Mi prima no decía nada.
—Tendría que llamar a la policía incluso.
—No Fernando cálmate un poco!— me dijo, ya preocupada.
Yo me quedé en silencio unos segundos.
—Sabes que? Dejá, termina lo que te queda y ándate, obviamente no vuelvas mas.
La putipobre no dijo mas, fue al baño a terminar, entregada, yo observé ese culo alejarse. Ya me imaginaba lo que haría y eso me calentaba muchísimo.
Luego de unos minutos, fui despacio y la encontré de espaldas limpiando, me pegué a ella y la agarre de los hombros.
—Eh que hace?!— dijo enojada.
Yo me apoyaba en ese terrible culo.
—Que pensas que hago? Putita quedate quieta dale si esto no es nada para vos.
—Soltame gil soltame dale! El Juan te va a mata.
—Jaja tu novio? El villero ese debe estar merqueandose por ahí, dale putita si seguro lo re cagas.
La mantuve de espaldas a mi, y yo me senté en el inodoro, de un cinchón le bajé el short, por fin tenia ese tremendo orto carnoso frente a mi, era una locura como podia estar tan buena mi prima.
A todo esto, Mariela seguía puteando.
Agarré el celu y puse una cumbia de esas bien villeras.
—Dale bailame.
—Bailar que hijo de puta? Soltame sorete.
—Mirá Mariela, te dejé pasar que me quisiste chorear mucha plata y todavía te pagué igual, bailame o llamo a la policía a ver que dicen, dale!— le exigí.
La culona dejó de resistirse y de a poco arrancó a mover ese orto bien entangado frente a mi, era un espectáculo, yo tenia la pija como fierro ya.
De a poco la putipobre comenzó a moverlo con mas ganas, era hipnótico, yo le nalgueba el culo y se lo manoseaba.
—Si dale villera de mierda, mové el orto como si tuvieras una pija adentro, dale que para esto son buenas.
Arrancó a frotarse contra mi, prácticamente cogíamos con ropa. Cuando la canción terminó, yo me paré, aún manoseándola bien y me fui del baño, ella se quedó ahí, enojada.
Cuando terminó de limpiar todo, dispuesta a salir de la casa, la detuve antes.
—Mariela.
—Que mierda queré?
—Si queres podes seguir viniendo.
Puso cara de no entender nada.
—Que quere que siga laburando aca?
—Obvio, con ese tremendo culo, te quiero acá, si te decidís, mañana vení otra vez, y no le digas al otro cornudo que no quiero quilombo.
—Ándate a la mierda sabe!— dijo enojada, yéndose.
Al día siguiente averiguaría si volvía o no.
5 comentarios - Mariela, la putipobre.