¡Hola! Muchísimas gracias a todos los que recibieron mi primer post de forma tan linda. ¡Me encantó!
Se los dejo acá, por si no lo vieron:
http://www.poringa.net/posts/relatos/5653905/Desde-el-inicio-fui-sissy.html
Si el otro relato les gustó, creo que este les va a encantar.
Me encantaría poder ver lo caliente que los deja. ¿Se animan a comentar con fotitos de la leche que les saqué? ¡Me encantaría que lo hicieran!
___________________________________________
Dí un paso atrás, me miré al espejo y reconocí a Anto en él. Solo faltaba sacarla ahí afuera.
Salí del baño con algo de timidez, como sin querer hacer mucho ruido. Juan ya estaba desnudo sentado al borde de la cama, con la espalda apoyada en ella. Le dí una mirada fugaz y reconocí un cuerpo que, a pesar de ya contar con varios usos, se mantenía en forma y agradecí eso. Pero inmediatamente mis ojos se fueron a su pija, que dormía en una de sus manos. ¡Qué manjar!
Él aún no se había dado cuenta de que había salido del baño, y yo deseaba ser vista, deseaba ser reconocida.
- Hola, papi - le dije al salir, con la voz más tierna, puta y sumisa que me pudo salir.
- ¡Ay, bebé!- dejó escapar él sin querer queriendo mientras de un respingo se incorporaba de la cama - .
Se levantó de la cama y creo que fue muy evidente para él como mis ojos se fueron directo a contemplar como la gravedad hacía caer todo ese hermoso pedazo de pija que había soltó de su mano al ponerse de pie. Caminó dos pasos hacia mí, para verme de más cerca, mientras yo permanecía aún cerca de la puerta del baño de la habitación, con ambos brazos tomados tras mi espalda, con pose y cara de avergonzada. Quité los ojos de su pija por unos segundos para mirarlo a la cara. Su rostro de señor elegante y cuidadoso se había esfumado, dejando lugar al de un pícaro, perverso y degenerado. Me calentó esa expresión. Lo sentí en mi conchita de sissy.
Terminó de recorrer la distancia que nos separaba, el corazón me latía a mil. Extendió su mano indicándome que la tomara. El primer contacto con la piel de su mano me estremeció. Me dejé ir sin más.
Tomándome con su mano me sugirió que girara sobre mí misma, para mostrarle por completo el espectáculo en que me había convertido. Interrumpió el giro en 180° para agarrarme la cola con su mano pesada y caliente. En ese momento, todos los fantasmas perversos que me habían acompañado en la vida se materializaban. Un tipo me tenía completamente indefensa y hecha una puta frente a el, y me estaba manoseando. Mi conchita de sissy y mi mente deliraban, sentía que era Riley Reid en una escena con un maduro.
- Mucho mejor en vivo y en directo que en las fotos, Anto. - me dijo con un tono distinto - .
- ¿Te gusta, papi? - pregunté en tono de nenita inocente, ya toda entregada - .
- Ya vas a ver - me respondió firme haciéndome que complete los 180° restantes del giro para quedar nuevamente frente a él - Arrodillate - me dijo clavándome sus ojos en los míos, intimidándome.
Pude ver en uno de los espejos de la habitación que estaba detrás suyo, como Anto obedecía e iba llevando lentamente sus rodillas al piso, sin olvidarse de mantener la colita parada para su macho.
- ¿Le vas a dar un besito? - me preguntó lascivamente - .
Yo asentí con la cabeza, sin decir ni una palabra, mientras veía como su pija se iba llenando de sangre. Era hermosa. Se me hacía agua la boca. Puse la boquita como un pato, como para darle un beso.
- Pero solo la cabecita, ¿eh? - me dijo con algo de sorna - .
Apuntó su verga hacia mi como si fuera una lanza, yo acerqué mi rostro a ella, abalanzándome para conectarla con mi boca. Debo haber parecido una puta desesperada. Le dí el primer beso a esa cabeza regordeta, carnosa y rosada, y sentí ganas de devorarla. Me abalancé una segunda vez y Juan reaccionó retirando su pija de mi alcance.
Acto seguido me golpeó con su verga en la cara.
- ¡Epa, golosa! Era solo uno. ¡Hay que conocerse de a poco! - me dijo ya riéndose un poco de mí - .
Le correspondí la risa con una muy tímida. Me sentía repentinamente avergonzada y con miedo. Él se inclinó hacia mí, tomándome suavemente del rostro con una mano.
- ¿Te la querés comer? - me preguntó acercándose un poco más a mí - .
Yo asentí de nuevo sin decir nada, con cara de asustada.
- Abrí bien la boquita. Sacá la lengüita para mí - me dijo mientras volvía a agarrarse la verga - .
Obdecí, como haría todo el rato que estuviese con él. En el espejo Anto daba vergüenza de sí misma, pero se la veía tan caliente, como si no podía controlarse, fuera de si. Estaba rogando por pija.
- Decime que querés pija, Anto. - me ordenó Juan - .
- Quiero pija, papi - dije sin pensar - .
Como recompensa recibí otro vergazo en la cara.
- ¿Yo te dije que cerraras la boca para decirlo, putita? - me preguntó en modo amenazante - .
Negué con la cabeza.
- ¿Entonces? - dijo reforzando su posición, expectante - .
Volví a abrir la boca y sacar la lengua e intenté decir lo que me pidió mi macho.
- Iiieero iiiiijaa - fue lo que salió de mi boca.
Me sentí humillada, y caliente. Quería más de esas sensaciones.
Juan me tomó de la cabeza con una mano, mientras que con la otra seguía sosteniendo su verga parada frente a mí. Yo no la perdía de vista. Juntó ambas manos encontrándose su pija y mi lengua afuera en el camino, en el medio. Empezó a refregar su pija contra mi lengua, mojándola toda con mi saliva. Yo no cerraba la boca.
- ¡Aaahh! - exclamó lleno de placer - Mirate cómo estás ahora. Desesperada por pija, ¿eh? - se burlaba sin darme derecho a réplica, por tener mi boca ocupada. Yo, completamente humillada por mi macho, no cerraba la boca ni por orden judicial. La saboreaba la pija pasivamente, completamente extasiada.
De repente, sin que nadie me avisara nada, Juan me llenó la boca de pija.
- ¡Comeme la pija, putita! - me ordenó - .
Yo sin poder mover la cabeza, sostenida con fuerza con su mano, solo podía seguir los movimientos de su pija hacia adelante y hacia atrás, enterrándomela hasta la campanilla. Me empecé a atragantar y comencé a hacer una arcada. El muy hijo de puta no me sacaba ni un centímetro la pija de la boca y yo me estaba ahogando. Me tuvo así durante unos pocos segundos, hasta que de un tirón arrancó su pija de mi boca.
- Aaaaaaaahhhhhhh - jadeé yo tomando todo el oxígeno que podía a la vez - .
Enseguida volvió a meterme su verga hasta la garganta como quien la pone en un agujero inerte. Empujó todo lo que pudo. Sin embargo, me daba cuenta de que a pesar de sentir toda la pija dentro de mí, aún me faltaban algunos centímetros para devorarla toda y tocar su pelvis con mis labios. De nuevo una arcada. Juan me sostuvo unos segundos y volvió a liberarme para que pudiera respirar. Esta vez, su verga salió acompañada de un chorro de baba que la mantenía unida a mi boca.
- ¿Qué pasa no querías pija? ¿Eh? ¿Eh?- me preguntaba Juan mientras me refregaba toda su pija llena de mi saliva por toda la cara - .
No podía hablar, pero intentaba asentirle con mi cabeza, aunque él no me lo permitía, pues me mantenía sostenida firmemente con su pesada mano. Se me caían las lágrimas de los ojos. Eran lágrimas de ahogamiento, no de angustia. Me sentía increíble, totalmente humillada. Sentía una revolución en mi clitoris de sissy. No era que se me estaba parando, todo lo contrario, pero era como que le corría una electricidad. Y bueno, qué decirles de mi conchita de sissy, La sentía latir, deseosa.
- A ver como come pija la putita - y volvía a enterrarme la pija hasta el fondo de la boca - .
El tipo movía su pelvis empujando mi cabeza y usaba su otra mano para sostener sus embates en mí. Como pude lo miré a la cara, intentando hacer contacto visual. Cuando me encontré con su mirada la sostuve por unos instantes, y luego cerré los ojos suavemente, como quien prueba por primera vez el helado más sabroso del mundo. Intenté abrir mi garganta lo más que pude y empujé hacia adelante, hasta que mis labios besaron la piel de su pelvis. Juan ahora me agarraba la cabeza con sus dos manotas y yo, ahora sí, le comía toda, pero toda la pija.
- Glup, glup, glup, glup - sonaba mi garganta buscando aire - .
- Eso, putita. Eso. ¿Ves que naciste para esto? - me decía él dándome unas cachetaditas condecendientes - .
Volvió a liberar mi boca y pude tener una nueva y aliviadora bocanada de aire.
- Vení Anto, vamos a la camita - me dijo ordenándome.
Cuando tuve la intención de ponerme de pie me puso una de sus pesadas manos en mi hombro, empujándome hacia bajo.
- Las perritas caminan en cuatro patas - me devolvió agarrándome suavemente del pelo - .
- Sí, papi - le contesté toda sumisita empezando a gatear, un poco arrastrada por él - .
Mientras iba gateando hacia la cama llevada por papi miré en el espejo. Ahí, Anto, en un estado totalmente denigrante, con todo el maquillaje corrido por la refregada de pija que le habían hecho recién, iba con la colita parada provocando a su macho que la llevaba cinchándola del cabello. Junto a ella caminaba la pija de Juan, completamente reluciente y con un grueso hilo de baba de su puta colgando, buscando el suelo.
Yo solo podía pensar en volver a tenerla en la boca.
Juan me soltó el pelo y recorrió los últimos pasos casi corriendo, y se sentó al borde de la cama. Me contempló recorrer esos últimos metros gateando, meneándole la cola de un lado al otro, provocándolo. La dureza que exhibía su pija, que no descendía ni un milímetro demostraba que estaba cumpliendo mi cometido.
Cuando llegué hasta el me arrodillé entre sus piernas, tomé su verga suavemente con una mano y la mantuve apuntando hacia el techo. Sosteniéndole la mirada a mi papi, saqué mi lengua y empecé a recorrer su cabezota en círculos con ella. Me mantuve haciendo eso durante algunos segundos, ante la mirada totalmente cachonda de mi papi.
Sentía que estaba cumpliendo con mis deseos de ser una sissy que satisface a su macho, y eso me hacía sentir en las nubes.
No me aguanté más y me metí toda la cabeza de nuevo en la boca, arrancándole un gemido divino. Chuponeé esa cabeza un rato. Me encantaba, era gordita, suavecita, como un malvavisco de carne caliente. A propósito, mantenía contacto visual con Juan, y cada tanto le daba vuelta los ojos, como poniéndolos en blanco. Eso lo mataba. Juan ya no gemía, bramaba.
Decidí que era momento de ejecutar mi nuevo arte, e intenté meterme toda la pija en la garganta de nuevo. No lo conseguí al primer intento, pero sí al segundo, ayudada por las manos de papi, que entendió que necesitaba asistencia en mi tarea.
- ¡Aaaahhhhh, hija de puta! - gimió mi macho - .
Repetí la acción dos o tres veces hasta que Juan me retiró la pija de la boca. Yo, deseosa de carne, entendí que tenía que dejar la pija ahora, pero seguí por los huevos. Juan se incorporó sentándose en la cama, mientras yo devoraba cada uno de sus testículos con suavidad y calentura.
Me dí cuenta de que Juan estaba mirando la escena en el espejo detrás de mí mientras le comía los huevos. Seguramente allí podía ver la colita de Anto en pompa, ofreciéndosele como espectáculo adicional. Extendió su mano y me apretó con fuerza una nalga, como sacudiéndola. Agarró la tira del body que me partía la cola en dos y la corrió hacia un costado, con su dedo recorrió mi raja y empezó a jugar con mi agujerito, sin entrar, solo en la puertita.
- Tremendo ojete tenés, perra. Con ese orto no podías ser otra cosa que una puta de mierda - me dijo mientras me lo amasaba con las dos manos, haciendo que mi agujerito se abriera - .
- ¿En serio te gusta? - dije sacándome los huevos de su boca, haciéndome la incrédula - .
Para respuesta me agarró del culo y me sacó de encima suyo, colocándome en cuatro sobre la cama. Sin perder el tiempo me corrió de vuelta el body, liberando todo mi ojete, quedando yo abierta de nalgas, a su disposición. Me sentí indefensa una vez más, y por ende caliente, muy caliente.
Sentí sus manos una vez más abriéndome las nalgas, e inmediatamente después como su cara se hundía entre ellas, y el contacto de algo húmedo, recorriéndome primero toda mi raja, y luego deteniéndose en círculos en mi conchita de sissy. Estuvo así un ratito, hasta que empezó a intentar meterme la lengua adentro. No puedo describir esa sensación, realmente me sentía en una peli porno. Estaba más que extasiada.
- Uuuuuuuhhhh - se me escapó un gemido - .
Me dí cuenta de que estaba, además, empujando con mi cola hacia atrás para que su lengua pudiera entrar cada vez más. Papi dejó repentinamente de comerme la conchita.
- ¡Cómo tirás la cola para atrás, putita! Me parece que estás pidiendo otra cosa - me dijo como burlándose de mí - .
Yo no contesté. Solo respiraba agitada.
- ¿Querés pija? ¿Querés que papi te coja? - me preguntó ya conociendo la respuesta - .
- Si, quiero. - contesté escueta, mordiéndome el labio para aguantar el universo de sensaciones - .
- ¿Qué querés, Anto? - me preguntó como haciéndose el boludo - .
- La pija de papi - le contesté decida.
- ¿Y cómo se le pide eso a papi? - me retrucó.
- ¿Me das pija papi? ¿Me cogés toda? - pregunté girando la cabeza para mirarlo a la cara y poniendo la voz más de puta que me escuché en la vida.
Entonces papi se arrodilló detrás mío, y con una mano me abrió un poquito las nalgas, y me dio unos golpecitos con la pija húmeda en la puerta de mi conchita de sissy. De repente me invadieron una montaña de nervios. ¡Estaban a punto de abrirme la colita con una enorme barra de carne!
En el momento en el que colocó la punta de la pija directamente en la puerta de mi agujerito, sentí que me moría. Otra vez me invadieron las ganas de correr, pero ya no había escapatoria alguna. Estaba ahí entregada para mi macho.
Comenzó a hacer presión para metermela, y de repente mi florcita se empezó a abrir para recibirla. Al principio me resistí, pero una mano suya en mi espalda acariciándome me apaciguó. Su pija comenzó a entrar, se me estaba metiendo cada vez con menos resistencia de mi conchita de sissy.
Y ahí, mientras su pija entraba centímetro a centímetro en mí, mi masculinidad me iba abandonando centímetro a centímetro, dejando lugar a que, ahora sí, Anto me poseyera por completo.
Ya no vivía más en el espejo, ahora había podido salir enteramente.
(Continuará...)
Si les gustó dejen sus puntitos y comentarios. Y si les gustó tanto como para sacarles la leche, ¡dejenme esas fotitos ricas!
Se los dejo acá, por si no lo vieron:
http://www.poringa.net/posts/relatos/5653905/Desde-el-inicio-fui-sissy.html
Si el otro relato les gustó, creo que este les va a encantar.
Me encantaría poder ver lo caliente que los deja. ¿Se animan a comentar con fotitos de la leche que les saqué? ¡Me encantaría que lo hicieran!
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Dí un paso atrás, me miré al espejo y reconocí a Anto en él. Solo faltaba sacarla ahí afuera.
Salí del baño con algo de timidez, como sin querer hacer mucho ruido. Juan ya estaba desnudo sentado al borde de la cama, con la espalda apoyada en ella. Le dí una mirada fugaz y reconocí un cuerpo que, a pesar de ya contar con varios usos, se mantenía en forma y agradecí eso. Pero inmediatamente mis ojos se fueron a su pija, que dormía en una de sus manos. ¡Qué manjar!
Él aún no se había dado cuenta de que había salido del baño, y yo deseaba ser vista, deseaba ser reconocida.
- Hola, papi - le dije al salir, con la voz más tierna, puta y sumisa que me pudo salir.
- ¡Ay, bebé!- dejó escapar él sin querer queriendo mientras de un respingo se incorporaba de la cama - .
Se levantó de la cama y creo que fue muy evidente para él como mis ojos se fueron directo a contemplar como la gravedad hacía caer todo ese hermoso pedazo de pija que había soltó de su mano al ponerse de pie. Caminó dos pasos hacia mí, para verme de más cerca, mientras yo permanecía aún cerca de la puerta del baño de la habitación, con ambos brazos tomados tras mi espalda, con pose y cara de avergonzada. Quité los ojos de su pija por unos segundos para mirarlo a la cara. Su rostro de señor elegante y cuidadoso se había esfumado, dejando lugar al de un pícaro, perverso y degenerado. Me calentó esa expresión. Lo sentí en mi conchita de sissy.
Terminó de recorrer la distancia que nos separaba, el corazón me latía a mil. Extendió su mano indicándome que la tomara. El primer contacto con la piel de su mano me estremeció. Me dejé ir sin más.
Tomándome con su mano me sugirió que girara sobre mí misma, para mostrarle por completo el espectáculo en que me había convertido. Interrumpió el giro en 180° para agarrarme la cola con su mano pesada y caliente. En ese momento, todos los fantasmas perversos que me habían acompañado en la vida se materializaban. Un tipo me tenía completamente indefensa y hecha una puta frente a el, y me estaba manoseando. Mi conchita de sissy y mi mente deliraban, sentía que era Riley Reid en una escena con un maduro.
- Mucho mejor en vivo y en directo que en las fotos, Anto. - me dijo con un tono distinto - .
- ¿Te gusta, papi? - pregunté en tono de nenita inocente, ya toda entregada - .
- Ya vas a ver - me respondió firme haciéndome que complete los 180° restantes del giro para quedar nuevamente frente a él - Arrodillate - me dijo clavándome sus ojos en los míos, intimidándome.
Pude ver en uno de los espejos de la habitación que estaba detrás suyo, como Anto obedecía e iba llevando lentamente sus rodillas al piso, sin olvidarse de mantener la colita parada para su macho.
- ¿Le vas a dar un besito? - me preguntó lascivamente - .
Yo asentí con la cabeza, sin decir ni una palabra, mientras veía como su pija se iba llenando de sangre. Era hermosa. Se me hacía agua la boca. Puse la boquita como un pato, como para darle un beso.
- Pero solo la cabecita, ¿eh? - me dijo con algo de sorna - .
Apuntó su verga hacia mi como si fuera una lanza, yo acerqué mi rostro a ella, abalanzándome para conectarla con mi boca. Debo haber parecido una puta desesperada. Le dí el primer beso a esa cabeza regordeta, carnosa y rosada, y sentí ganas de devorarla. Me abalancé una segunda vez y Juan reaccionó retirando su pija de mi alcance.
Acto seguido me golpeó con su verga en la cara.
- ¡Epa, golosa! Era solo uno. ¡Hay que conocerse de a poco! - me dijo ya riéndose un poco de mí - .
Le correspondí la risa con una muy tímida. Me sentía repentinamente avergonzada y con miedo. Él se inclinó hacia mí, tomándome suavemente del rostro con una mano.
- ¿Te la querés comer? - me preguntó acercándose un poco más a mí - .
Yo asentí de nuevo sin decir nada, con cara de asustada.
- Abrí bien la boquita. Sacá la lengüita para mí - me dijo mientras volvía a agarrarse la verga - .
Obdecí, como haría todo el rato que estuviese con él. En el espejo Anto daba vergüenza de sí misma, pero se la veía tan caliente, como si no podía controlarse, fuera de si. Estaba rogando por pija.
- Decime que querés pija, Anto. - me ordenó Juan - .
- Quiero pija, papi - dije sin pensar - .
Como recompensa recibí otro vergazo en la cara.
- ¿Yo te dije que cerraras la boca para decirlo, putita? - me preguntó en modo amenazante - .
Negué con la cabeza.
- ¿Entonces? - dijo reforzando su posición, expectante - .
Volví a abrir la boca y sacar la lengua e intenté decir lo que me pidió mi macho.
- Iiieero iiiiijaa - fue lo que salió de mi boca.
Me sentí humillada, y caliente. Quería más de esas sensaciones.
Juan me tomó de la cabeza con una mano, mientras que con la otra seguía sosteniendo su verga parada frente a mí. Yo no la perdía de vista. Juntó ambas manos encontrándose su pija y mi lengua afuera en el camino, en el medio. Empezó a refregar su pija contra mi lengua, mojándola toda con mi saliva. Yo no cerraba la boca.
- ¡Aaahh! - exclamó lleno de placer - Mirate cómo estás ahora. Desesperada por pija, ¿eh? - se burlaba sin darme derecho a réplica, por tener mi boca ocupada. Yo, completamente humillada por mi macho, no cerraba la boca ni por orden judicial. La saboreaba la pija pasivamente, completamente extasiada.
De repente, sin que nadie me avisara nada, Juan me llenó la boca de pija.
- ¡Comeme la pija, putita! - me ordenó - .
Yo sin poder mover la cabeza, sostenida con fuerza con su mano, solo podía seguir los movimientos de su pija hacia adelante y hacia atrás, enterrándomela hasta la campanilla. Me empecé a atragantar y comencé a hacer una arcada. El muy hijo de puta no me sacaba ni un centímetro la pija de la boca y yo me estaba ahogando. Me tuvo así durante unos pocos segundos, hasta que de un tirón arrancó su pija de mi boca.
- Aaaaaaaahhhhhhh - jadeé yo tomando todo el oxígeno que podía a la vez - .
Enseguida volvió a meterme su verga hasta la garganta como quien la pone en un agujero inerte. Empujó todo lo que pudo. Sin embargo, me daba cuenta de que a pesar de sentir toda la pija dentro de mí, aún me faltaban algunos centímetros para devorarla toda y tocar su pelvis con mis labios. De nuevo una arcada. Juan me sostuvo unos segundos y volvió a liberarme para que pudiera respirar. Esta vez, su verga salió acompañada de un chorro de baba que la mantenía unida a mi boca.
- ¿Qué pasa no querías pija? ¿Eh? ¿Eh?- me preguntaba Juan mientras me refregaba toda su pija llena de mi saliva por toda la cara - .
No podía hablar, pero intentaba asentirle con mi cabeza, aunque él no me lo permitía, pues me mantenía sostenida firmemente con su pesada mano. Se me caían las lágrimas de los ojos. Eran lágrimas de ahogamiento, no de angustia. Me sentía increíble, totalmente humillada. Sentía una revolución en mi clitoris de sissy. No era que se me estaba parando, todo lo contrario, pero era como que le corría una electricidad. Y bueno, qué decirles de mi conchita de sissy, La sentía latir, deseosa.
- A ver como come pija la putita - y volvía a enterrarme la pija hasta el fondo de la boca - .
El tipo movía su pelvis empujando mi cabeza y usaba su otra mano para sostener sus embates en mí. Como pude lo miré a la cara, intentando hacer contacto visual. Cuando me encontré con su mirada la sostuve por unos instantes, y luego cerré los ojos suavemente, como quien prueba por primera vez el helado más sabroso del mundo. Intenté abrir mi garganta lo más que pude y empujé hacia adelante, hasta que mis labios besaron la piel de su pelvis. Juan ahora me agarraba la cabeza con sus dos manotas y yo, ahora sí, le comía toda, pero toda la pija.
- Glup, glup, glup, glup - sonaba mi garganta buscando aire - .
- Eso, putita. Eso. ¿Ves que naciste para esto? - me decía él dándome unas cachetaditas condecendientes - .
Volvió a liberar mi boca y pude tener una nueva y aliviadora bocanada de aire.
- Vení Anto, vamos a la camita - me dijo ordenándome.
Cuando tuve la intención de ponerme de pie me puso una de sus pesadas manos en mi hombro, empujándome hacia bajo.
- Las perritas caminan en cuatro patas - me devolvió agarrándome suavemente del pelo - .
- Sí, papi - le contesté toda sumisita empezando a gatear, un poco arrastrada por él - .
Mientras iba gateando hacia la cama llevada por papi miré en el espejo. Ahí, Anto, en un estado totalmente denigrante, con todo el maquillaje corrido por la refregada de pija que le habían hecho recién, iba con la colita parada provocando a su macho que la llevaba cinchándola del cabello. Junto a ella caminaba la pija de Juan, completamente reluciente y con un grueso hilo de baba de su puta colgando, buscando el suelo.
Yo solo podía pensar en volver a tenerla en la boca.
Juan me soltó el pelo y recorrió los últimos pasos casi corriendo, y se sentó al borde de la cama. Me contempló recorrer esos últimos metros gateando, meneándole la cola de un lado al otro, provocándolo. La dureza que exhibía su pija, que no descendía ni un milímetro demostraba que estaba cumpliendo mi cometido.
Cuando llegué hasta el me arrodillé entre sus piernas, tomé su verga suavemente con una mano y la mantuve apuntando hacia el techo. Sosteniéndole la mirada a mi papi, saqué mi lengua y empecé a recorrer su cabezota en círculos con ella. Me mantuve haciendo eso durante algunos segundos, ante la mirada totalmente cachonda de mi papi.
Sentía que estaba cumpliendo con mis deseos de ser una sissy que satisface a su macho, y eso me hacía sentir en las nubes.
No me aguanté más y me metí toda la cabeza de nuevo en la boca, arrancándole un gemido divino. Chuponeé esa cabeza un rato. Me encantaba, era gordita, suavecita, como un malvavisco de carne caliente. A propósito, mantenía contacto visual con Juan, y cada tanto le daba vuelta los ojos, como poniéndolos en blanco. Eso lo mataba. Juan ya no gemía, bramaba.
Decidí que era momento de ejecutar mi nuevo arte, e intenté meterme toda la pija en la garganta de nuevo. No lo conseguí al primer intento, pero sí al segundo, ayudada por las manos de papi, que entendió que necesitaba asistencia en mi tarea.
- ¡Aaaahhhhh, hija de puta! - gimió mi macho - .
Repetí la acción dos o tres veces hasta que Juan me retiró la pija de la boca. Yo, deseosa de carne, entendí que tenía que dejar la pija ahora, pero seguí por los huevos. Juan se incorporó sentándose en la cama, mientras yo devoraba cada uno de sus testículos con suavidad y calentura.
Me dí cuenta de que Juan estaba mirando la escena en el espejo detrás de mí mientras le comía los huevos. Seguramente allí podía ver la colita de Anto en pompa, ofreciéndosele como espectáculo adicional. Extendió su mano y me apretó con fuerza una nalga, como sacudiéndola. Agarró la tira del body que me partía la cola en dos y la corrió hacia un costado, con su dedo recorrió mi raja y empezó a jugar con mi agujerito, sin entrar, solo en la puertita.
- Tremendo ojete tenés, perra. Con ese orto no podías ser otra cosa que una puta de mierda - me dijo mientras me lo amasaba con las dos manos, haciendo que mi agujerito se abriera - .
- ¿En serio te gusta? - dije sacándome los huevos de su boca, haciéndome la incrédula - .
Para respuesta me agarró del culo y me sacó de encima suyo, colocándome en cuatro sobre la cama. Sin perder el tiempo me corrió de vuelta el body, liberando todo mi ojete, quedando yo abierta de nalgas, a su disposición. Me sentí indefensa una vez más, y por ende caliente, muy caliente.
Sentí sus manos una vez más abriéndome las nalgas, e inmediatamente después como su cara se hundía entre ellas, y el contacto de algo húmedo, recorriéndome primero toda mi raja, y luego deteniéndose en círculos en mi conchita de sissy. Estuvo así un ratito, hasta que empezó a intentar meterme la lengua adentro. No puedo describir esa sensación, realmente me sentía en una peli porno. Estaba más que extasiada.
- Uuuuuuuhhhh - se me escapó un gemido - .
Me dí cuenta de que estaba, además, empujando con mi cola hacia atrás para que su lengua pudiera entrar cada vez más. Papi dejó repentinamente de comerme la conchita.
- ¡Cómo tirás la cola para atrás, putita! Me parece que estás pidiendo otra cosa - me dijo como burlándose de mí - .
Yo no contesté. Solo respiraba agitada.
- ¿Querés pija? ¿Querés que papi te coja? - me preguntó ya conociendo la respuesta - .
- Si, quiero. - contesté escueta, mordiéndome el labio para aguantar el universo de sensaciones - .
- ¿Qué querés, Anto? - me preguntó como haciéndose el boludo - .
- La pija de papi - le contesté decida.
- ¿Y cómo se le pide eso a papi? - me retrucó.
- ¿Me das pija papi? ¿Me cogés toda? - pregunté girando la cabeza para mirarlo a la cara y poniendo la voz más de puta que me escuché en la vida.
Entonces papi se arrodilló detrás mío, y con una mano me abrió un poquito las nalgas, y me dio unos golpecitos con la pija húmeda en la puerta de mi conchita de sissy. De repente me invadieron una montaña de nervios. ¡Estaban a punto de abrirme la colita con una enorme barra de carne!
En el momento en el que colocó la punta de la pija directamente en la puerta de mi agujerito, sentí que me moría. Otra vez me invadieron las ganas de correr, pero ya no había escapatoria alguna. Estaba ahí entregada para mi macho.
Comenzó a hacer presión para metermela, y de repente mi florcita se empezó a abrir para recibirla. Al principio me resistí, pero una mano suya en mi espalda acariciándome me apaciguó. Su pija comenzó a entrar, se me estaba metiendo cada vez con menos resistencia de mi conchita de sissy.
Y ahí, mientras su pija entraba centímetro a centímetro en mí, mi masculinidad me iba abandonando centímetro a centímetro, dejando lugar a que, ahora sí, Anto me poseyera por completo.
Ya no vivía más en el espejo, ahora había podido salir enteramente.
(Continuará...)
Si les gustó dejen sus puntitos y comentarios. Y si les gustó tanto como para sacarles la leche, ¡dejenme esas fotitos ricas!
3 comentarios - Decime Anto, tu sissy.
Me había ilusionado con una foto de tu lechita. 😔
Y la fotito con mi leche?