Después de un rato, ella me miró con una sonrisa traviesa y dijo:
—Eso estuvo increíble, pero no quiero parar. Quiero algo mucho más intenso.
Se levantó, se quitó la camiseta despacio y la tiró al suelo. Luego, con una actitud decidida, bajó sus bragas y las dejó caer. Me quedé mirando su cuerpo desnudo, fascinado.
—Entonces, ¿qué sigue con este "mejor ejercicio"? —le pregunté, sonriendo.
Ella se acercó con urgencia, su aliento caliente en mi cuello, y susurró:
—Cariño, quiero que te acerques y me hagas sentir completamente tuya. No solo con tus manos. Quiero que me penetres, que me uses como tu puta. Estoy lista para sentirte dentro de mí y disfrutar cada centímetro de ti.
Se inclinó más cerca, sus labios rozando los míos mientras decía:
—Quiero que me tomes como tu puta. No quiero juegos. Quiero que me uses de la manera más intensa posible. Estoy esperando a que te sientas dentro de mí. Quiero ser tuya ahora mismo.
Me eché hacia atrás, un poco dudoso:
—No, no podemos hacer esto. Somos madre e hijo. No podemos cruzar ese límite.
Ella no se detuvo. Con una sonrisa traviesa y un brillo en los ojos, se acercó aún más, rodeó mi cuello con sus brazos y empezó a besarme con intensidad. Sus labios eran urgentes, deseosos.
—Vamos, cariño, no pienses en eso ahora. Solo déjate llevar. No tiene que ser malo si ambos lo queremos. Estoy aquí para ti y quiero esto tanto como tú. No dejes que la culpa te detenga. Hazme tu puta.
Mientras me besaba, sus manos empezaron a explorar mi cuerpo. En un momento, me miró a los ojos y dijo, con un tono más tierno:
—Estamos a punto de hacer el amor, y aunque somos madre e hijo, eso también significa que hay amor. No es solo deseo, es algo más profundo.
Con esas palabras, mi resistencia se desmoronó. El deseo se apoderó de mí, y todo lo que antes parecía un límite se desvaneció.
Es hora de las sentadillas dijo ella, procedio a enfilar mi miembro dentro de ella mientras dejaba escapar unos gemidos -Ahhh, ahhh,ahh,
Son los sentones mas delicisos que alguien me haya dado.
Ella continuo saltando sobre mi, de espaldas no podia evitar ver su hermoso cuerpo, su trasero rebotando sobre mi.
Te gusta cariño? – dijo apenas pudiendo hablar del placer
Esa noche fue lo mas magico que pude haber vivido, estoy feliz de que mi madre se haya quedado sola, asi la tengo solo para mi, empezamos con platicas y haciendo ejercicio, hasta ahora cuando por fin la hice mia.
—Eso estuvo increíble, pero no quiero parar. Quiero algo mucho más intenso.
Se levantó, se quitó la camiseta despacio y la tiró al suelo. Luego, con una actitud decidida, bajó sus bragas y las dejó caer. Me quedé mirando su cuerpo desnudo, fascinado.
—Entonces, ¿qué sigue con este "mejor ejercicio"? —le pregunté, sonriendo.
Ella se acercó con urgencia, su aliento caliente en mi cuello, y susurró:
—Cariño, quiero que te acerques y me hagas sentir completamente tuya. No solo con tus manos. Quiero que me penetres, que me uses como tu puta. Estoy lista para sentirte dentro de mí y disfrutar cada centímetro de ti.
Se inclinó más cerca, sus labios rozando los míos mientras decía:
—Quiero que me tomes como tu puta. No quiero juegos. Quiero que me uses de la manera más intensa posible. Estoy esperando a que te sientas dentro de mí. Quiero ser tuya ahora mismo.
Me eché hacia atrás, un poco dudoso:
—No, no podemos hacer esto. Somos madre e hijo. No podemos cruzar ese límite.
Ella no se detuvo. Con una sonrisa traviesa y un brillo en los ojos, se acercó aún más, rodeó mi cuello con sus brazos y empezó a besarme con intensidad. Sus labios eran urgentes, deseosos.
—Vamos, cariño, no pienses en eso ahora. Solo déjate llevar. No tiene que ser malo si ambos lo queremos. Estoy aquí para ti y quiero esto tanto como tú. No dejes que la culpa te detenga. Hazme tu puta.
Mientras me besaba, sus manos empezaron a explorar mi cuerpo. En un momento, me miró a los ojos y dijo, con un tono más tierno:
—Estamos a punto de hacer el amor, y aunque somos madre e hijo, eso también significa que hay amor. No es solo deseo, es algo más profundo.
Con esas palabras, mi resistencia se desmoronó. El deseo se apoderó de mí, y todo lo que antes parecía un límite se desvaneció.
Es hora de las sentadillas dijo ella, procedio a enfilar mi miembro dentro de ella mientras dejaba escapar unos gemidos -Ahhh, ahhh,ahh,
Son los sentones mas delicisos que alguien me haya dado.
Ella continuo saltando sobre mi, de espaldas no podia evitar ver su hermoso cuerpo, su trasero rebotando sobre mi.
Te gusta cariño? – dijo apenas pudiendo hablar del placer
Esa noche fue lo mas magico que pude haber vivido, estoy feliz de que mi madre se haya quedado sola, asi la tengo solo para mi, empezamos con platicas y haciendo ejercicio, hasta ahora cuando por fin la hice mia.
4 comentarios - Entrenando con mi Madre pt.3