You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Plenamente cornudo 3


Después de un rato de descansar, no sabía muy bien que pretendía hacer, el jefe dijo
-Que les parece si vamos a cenar, yo invito…
Debo haber puesto una cara de total desagrado, porque él me miro serio no dijo nada, le dijo a Ceci.
-Bueno parece que tu marido no quiere ir a cenar… así que me voy a ir yendo…
-Vos no te vas a ningún lado sin darme tu leche… o tenes otra puta para dársela eh…
No podía creer la escena, sentí como un escalofrío, Ceci estaba realmente celosa.
-Si él no quiere ir a comer no es problema mío… vamos nosotros… pero tenes una tarea que terminar me parece…
Se acercó a ella él todavía seguía desnudo y me resultaba muy incómodo, se estuvieron besando y acariciando, se dieron una ducha por separado, yo me arreglé también para salir, no pensaba quedarme esperando a ver qué pasaba, o si Ceci volvía o no, fuimos al estacionamiento de la otra cuadra a buscar su auto. Ceci se había puesto un vestido negro ajustado que le queda delicioso, medías a medio muslo, él fue a abrirle la puerta de su lado, pero antes de dejarla entrar se estuvieron manoseando un largo rato, el pibe del garaje miraba con una cara de baboso impresionante, fuimos a un restaurante que él eligió, ella como siempre disfrutaba de llamar la atención, él no había salido muchas veces con ella, en la cena nos recordó.
-Joao está por volver la semana que viene… cada uno tiene claro su lugar verdad…
-Por supuesto… -contestó Ceci, él eligió viajar.-
-Y vos… lo tenés claro… -me dijo
-También claro… -después unos días posteriores pensaba que le contestaría a Joao si me preguntaba, sentía que era una de las pocas personas que a pesar de tener sexo con Ceci, me había tratado con profundo respeto y cordialidad, no quería traicionarlo, pero también sabía que esta situación con Martín me excitaba de una manera indescriptible, a la vez que me angustiaba obviamente. En la cena seguimos hablando de cosas varias. Después volvimos a casa, otra vez le dieron un show al chico del estacionamiento y el caminaba acariciándole el culo todo el tiempo, cuando llegamos a la cuadra de casa Ceci le pidió que parara. Se sentó en la cama, ella quedó solo en ropa interior, cruzada sobre él que empezó a cachetearle los glúteos, ella gemía, él le decía:
-Entiendo que tu marido es un cornudo… que le gusta que calientes a otros hombres… a mí me encanta que estés sensual… arreglada… pero tampoco regalada… -le cacheteaba los glúteos y se los manoseaba y sacudía, estaban cada vez más colorados, ella solo gemía, en un momento le dijo
-Me porte mal señor?... me va a castigar… -con una voz de puta que casi llego en ese momento. Empezó a pajearla le sacudía el culo al aire, en un momento le separó los glúteos y escupió groseramente, la sacó de encima de él, ella quedó acostada boca abajo en la cama, él se desnudó de la cintura para abajo, la cabeza de ella junto a su pija, la chupaba sin usar sus manos, estaba cruzada sobre la cama yo veía su culito que se movía, estaba todo colorado, y cerré los ojos para no mirar, estaba muy cerca de llegar. Le agarró la cabeza y le cogía la boca, yo no sé cómo hacía para no llegar, habían estado cogiendo antes, lo chupaba sin parar, ella se acomodó arriba de él para que la chupara, los gemidos eran deliciosos.
-Soy tu puta papi… los demás pueden mirar nada más… sabes que soy tu puta…
Se salió de debajo de ella, estuvo jugando un rato con sus dedos, se desnudó del todo, se acercó y la penetró por delante, ella se tiraba bien atrás para profundizar la penetración, le estuvo dando un montón de tiempo, se acostó después boca arriba, ella se acomodó de espaldas a él entre sus piernas y se la metió de nuevo por delante, ella movía las caderas que era una delicia, veía su melena rubia planchadita cayendo sobre su espalda, la tanga de hilo dental corrida a un costado, otra vez cerré los ojos, respire profundo y pude aguantar sin acabar, le pegaba cachetazos de vez en cuando, en un momento se salió, y el separaba sus cachetes disfrutando la vista, la atrajo de nuevo hacia él y la clavo de nuevo, ella se movía intentando que acabara, la hizo poner de frente a él, los pechos de ella se sacudían que era una locura, estuvo un rato así la hizo acostar con las piernas recogidas ella las tenía bien en alto, ofreciéndose para su macho, le metía la cabeza en el culito y se la sacaba
-Ay mi culito… -dijo la muy puta.
Se la metió y empezó a darle bien duro. Ella se agarraba las piernas para tenerlas en alto,
-Tu verga es muy grande… me lo estás abriendo todo… ay Dios… que verga tan grande que tenes… -dijo con un quejido. La agarraba de atrás de los muslos y empujaba las piernas contra el pecho, la sacó un poco y le separaba los cachetes mirando como le estaba dejando el culo,
-Le queda bien abierto… viste cornudo… y le encanta… es tan puta… demasiado para un salame como vos… -le estuvo dando un montón, me parecía que a ella le dolía un poco, la giro la puso de perrito pero con el pecho apoyado en la cama y siguió a lo suyo, se salió de ella, la giro de rodillas en la cama, le hizo abrir la boca y le descargó una abundante corrida, se tragó lo que cayó en la boca y el resto lo juntaba con sus manos y se lo llevaba a la boca, no sé en qué momento preciso, pero yo había acabado manchándome todo, ella quedó tirada en la cama, él se fue a bañar, se cambió y me pidió que lo acompañara abajo, le dio un beso a Ceci y la acarició un rato, ella parecía ronronear, en el ascensor me dijo con cara de gozador.
-Parece que todos acabamos eh… que bueno… sos un cornudo caliente… y esa hembra es una delicia…
Yo estaba caliente de nuevo, la empecé a acariciar, ella gemía suavemente, me hizo acostar y me montó, como siempre mis manos caídas a los costados del cuerpo.
-Gozaste mucho eh… cerdito…
-No tanto como vos…
-Yo tenía buenos motivos para gozar… con la cogida que me pega mi macho… pero vos… solo mirando como un pajero… -se salió de encima de mi, se acostó a mi lado, me besaba y me pajeaba,
-Queres acabar así o preferís dormir…
-Quiero acabar…
-Así como un pajerito…? eh… un pobre cornudo pajero… -aceleró su paja.- Ojo con lo que le decís a Joao… él perdió su oportunidad, ni se te ocurra andar llorándole… -sentí que me vaciaba por segunda vez, y el mundo desaparecía para mí.

1 comentarios - Plenamente cornudo 3