Mi hijo me quitó las telarañas Para poneros en situación debo deciros que me llamo Carmen, tengo 44 años y mi hijo acaba de cumplir los 18. Por mi parte entre mi hijo y mi trabajo ocupé los 18 años desde que mi marido se largó. No me da vergüenza decir que no he mantenido ninguna relación sexual desde entonces, me basto, o me bastaba, conmigo misma. Sin embargo una vez que mi hijo cumplió la mayoría de edad me replanteé mi vida. Había sacrificado mi vida para que mi hijo tuviera todas las oportunidades, pero ¿qué pasaba conmigo? ahora que mi hijo ya podía volar solo me di cuenta de que llevaba un montón de años sin preocuparme de mi. Me miraba al espejo y no me veía nada mal a pesar de mis 44 años, mis tetas siempre fueron lo que más llamó la atención de los hombres, ya que son naturales y de un gran tamaño, quizás tuviera unos kilos de más, nada que no se pudiera arreglar con una dieta o con un poco de ejercicio. Lo que de verdad necesitaba era volver a sentir una polla dentro de mí, estaba harta de masturbarme en la soledad de mi habitación. Dado que a mi edad mi vida social era escasa y que en el trabajo no había ningún hombre atractivo decidí meterme en una de esas páginas de contactos de Internet. Soy un poco negada para las cosas de informática en mi casa tenemos dos ordenadores, uno en la habitación de mi hijo y otro, más antiguo, en la mía, que apenas encendía. Me metí en Internet y tras consultar distintas opciones me decidí por uno de los portales más conocidos, de esos que se anuncian constantemente en las principales paginas de Internet. Me inscribí y creé mi perfil, mi mensaje era: "Madura que se conserva muy bien desea hombre que la haga volver a sentir joven". Según leí para que tu perfil tuviera éxito había que poner algunas fotos. La sola idea de poner mis fotos en Internet para que las viera todo el mundo me puso bastante cachonda, me puse ropa sexy, una minifalda, una camisa bastante abierta para mostrar mi escote y subí las fotos al ordenador. Una vez superados todos los trámites y después de dar el número de mi tarjeta de crédito me puse a buscar hombres. La situación era muy excitante para mi. Tras años y años de sequía me encontraba viendo perfiles de decenas de hombres, en un principio busque hombres de mi edad, pero luego dije eso de solo se vive una vez y empecé a mirar perfiles de chicos de 20 años, la verdad es que ver esos cuerpos jóvenes y musculados e imaginarme follándolos en la cama hicieron que mi coño empezara a chorrear. Salí de la página y me dispuse a masturbarme sobre la cama de mi habitación, teniendo un orgasmo riquísimo. Justo cuando acababa de correrme oí como mi hijo llegaba de clase. Rápidamente me vestí y salí a su encuentro. -Hola mami que tal -Hola hijo, ¿qué tal las clases? -Bien, por cierto que bien te queda ese vestido, ¿tienes una cita?- dijo entre risas Es cierto, se me había olvidarme quitarme la camisa bien abierta -Jaja que tonto eres hijo, es que esta tarde tengo una reunión muy importante y tengo que ir elegante. -Vaya, creía que habías quedado con algún chico, sabes que a mi no me importaría verdad mama -¿En serio? -Pues claro que no, te has sacrificado para darme una buena educación y ahora que soy mayor de edad te toca vivir tu vida y pasarlo lo mejor posible, nada me haría más feliz que verte contenta. -Ay hijo no sabes que me alegría me das, de hecho iba a decirte que me iba a apuntar a un gimnasio para perder algunos kilos-no le dije nada sobre la página de contactos donde me había metido. -Haces muy bien mami, ojala tengas suerte. Esa conversación me dejó más tranquila, nunca sabes como va a reaccionar tu hijo. Esa tarde, después de volver del trabajo pasé por el gimnasio que había cerca de mi casa y me apunté. Por la noche, una vez que cenamos y mi hijo se acostó, fui nerviosa hacia el ordenador para ver si alguien me había dejado algún mensaje. Ansiosa me metí en la página y vi que tenía dos mensajes privados. El primero era de un señor de 50 años, divorciado y con dos hijos, rápidamente lo borré. El otro de un chico de 20 años cuyo mensaje era: "Menudas tetas, ¿me das tu Messenger?". No puedo negar que me sentí un poco decepcionado, esperaba algo más. A la mañana siguiente me metí en mi cuenta desde el trabajo, esta vez había seis mensajes, menuda sorpresa. Tres de ellos eran de personas de mi edad que no me interesaban. Otros dos eran de dos personas jóvenes que lo único que querían era verme las tetas. El último era de una persona que aseguraba tener 19 años, no incluía foto pero en su perfil su frase favorita era:"El amor halla sus caminos, aunque sea a través de senderos por donde ni los lobos se atreverían a seguir su presa." Lord Byron. Tuve que admitir que me gustó lo misterioso de la frase, además cualquier persona que me conozca sabe que mi poeta favorito es Lord Byron, así que le respondí y le dije: "Me ha encantado tu frase, me agregas al Messenger?". Le di mi dirección de email y se lo envié. Por la tarde fui al gimnasio, lo que me ayudó a tranquilizar los nervios, aun así el resto del día estuve nerviosísima, me metía en el correo cada dos por tres para ver si me había agregado, pero hasta la noche no pasó nada. Una vez mi hijo se metió en la habitación después de la cena me conecté a Internet y me metí en el Messenger, ¡me había agregado! Yo no sabía muy bien como funcionaba aquello pues solo lo utilizaba mi hijo. Cuando me metí vi que el icono de la persona, estaba de color verde, señal de que estaba conectado. La frase que tenía puesta era la misma que me había enviado en la página de contactos. Estaba un poco nerviosa pues no sabía quien debía llevar la iniciativa, por suerte él abrió fuego, vi como me había enviado un mensaje: -Hola -Hola -¿Cómo te llamas? -Me llamo Carmen, ¿y tú? -Carlos, ¿de donde eres Carmen? -De Madrid ¿y tú? -También que coincidencia -Me ha gustado mucho tu cita -Es mi escritor favorito -Que coincidencia, el mío también Por lo menos ya teníamos algo en común -¿Te puedo preguntar cuantos años tienes? -44 ¿y tú 19 no?-decidí no mentir con la edad -Eso es, ¿las fotos son reales? -Sí, claro -Pues te conservas muy bien, si me permites que me lo diga A saber a cuantas les habría dicho lo mismo, pero me sentí halagada. -Gracias, yo todavía no he visto ninguna tuya. -Ya las verás, tienes un cuerpo muy bonito, seguro que habrás conquistado a muchos hombres -Jajaja ojala, ¿y tu muchas mujeres? -Hago lo que puedo, por cierto, ¿tienes webcam? Esto se ponía interesante. -No, en este ordenador no, aunque mi hijo tiene una En cuanto le envié el mensaje me di cuenta de mi garrafal error, había confesado que tengo un hijo, la mejor de forma de ahuyentar a cualquier hombre. -¿Tienes un hijo? ¿y tu marido? -Me divorcié- ¡no iba a decirle que me abandonó! -Que imbécil tenía que ser ese tipo, dejar a una mujer tan bella -Gracias -Lo de la webcam te lo decía porque si quieres podríamos vernos a través de ella. -Intentaré quitársela a mi hijo durante unas horas -Mientras tanto te mando una foto mía para ir calentando motores. Te la mando a tu correo, mañana hablamos a la misma hora OK? Vaya, esto se ponía interesante, vi como se cerraba la ventana de conversación del Messenger y al minuto recibí un correo de Carlos. Lo abrí y descargué la foto ansiosa por verle, cual fue mi sorpresa cuando abrí la imagen y me encontré con una foto de su polla, y menuda polla, estaba erecta y debía rondar los 20 cm. La verdad que cuando vi ese instrumento en la pantalla del ordenador el corazón se me desbocó, hacía tantísimo años que no veía una polla ¡y ahora un chico de 19 años me mandaba una foto de su pene! Fue más que suficiente para provocarme un calentón de cuidado que tuve que solucionar masturbándome frente a la pantalla. Al salir de mi habitación para ir al baño vi como la luz de la habitación de mi hijo se apagaba rápidamente para que yo no la viera, esperé que no me hubiese oído utilizando el ordenador a esas horas de la noche. El día siguiente me levanté y vi que mi hijo ya estaba despierto, de hecho había hecho el desayuno, ¡con lo vago que es para las tareas del hogar! -¿como esta la mujer más guapa del mundo? -Hola hijo que sorpresa como me mimas. -Tú te mereces eso y mucho más. Ese día estuve nerviosísima en el trabajo, no veía el momento de conectarme al Messenger en casa y volver a chatear con ese chico tan bien dotado y con el que había conectado tan bien. Fui al gimnasio y cuando volví a casa me encontré una bolsa de la tienda de informática en el salón, la abrí y vi que había varios juegos d ordenador y, la vida te da sorpresas, una webcam. -Manuel, ¿qué has comprado? -Hola mamá, he ido a la tienda de informática de la esquina para comprar algunas cosas que necesitábamos. -¿Y la webcam? -Es que la que tengo en mi habitación está un poco vieja, si te parece esa la ponemos en tu ordenador y yo pongo esta en el mío -Pero yo no se como se utiliza eso -Si es muy fácil, yo te enseño Fuimos a mi habitación y mi hijo la conectó y la instaló en un santiamén -¿Pero la gente con la que chateo va a ver si tengo webcam? -Eso depende de ti mamá, es una decisión personal-me guiñó el ojo y salió de la habitación ¿Qué misterios se traía ese? En fin, serán cosas de la edad Durante la cena estaba al borde de un ataque de nervios y creo que mi hijo lo notó, porque no paraba de mirarme. Recogimos todo y yo me metí en mi habitación apresuradamente. En menos de dos minutos estaba en el Messenger, él todavía no aparecía, oí como mi hijo se metía en su habitación, espero que se durmiera pronto para que no oyera a su madre de 44 años chateando por las noches como una adolescente. Un rato después vi como el icono de Carlos se ponía en verde. De nuevo comenzó él la conversación -¿Te gustó la foto? -La verdad es que me sorprendió un poco -¿Pero te gustó o no? -Jeje pues sí claro, la verdad es que era muy grande -Me lo imaginaba y tú ¿has cumplido tu parte del trato? -Sí Estaba calentísima, ¡me excitaba tanto la idea de desnudarme ante un desconocido! -Espera un momento-le dije Esa ocasión había que celebrarla, me puse un top que dejaba ver mi generoso escote y unos pantalones ajustados. Conecté mi cámara y vi su imagen, ¡era su polla! todavía no estaba erecta pero ya mostraba un buen tamaño. -Vaya Carmen, que tetas más bonitas tienes -Tu polla tampoco está mal-no me creía que estuviera escribiendo estas cosas-¿no vas a dejarme ver el resto de tu cuerpo? -Por ahora está bien así. ¿Y tú no vas a dejarme ver tus pechos? -Como quieras- lentamente me quité el top -¿Y el sujetador? -Déjame ver tu polla en máxima erección -Jaja como quieras- se empezó a frotar la polla y vi como eso no paraba de crecer, ¡qué disparate! creció a mayor tamaño que el rabo de la foto que me había enviado por correo electrónico -Ahora es tu turno Carmen Me puse de espaldas a la cam y me quité el sujetador, me tapé las manos con las tetas y me di la vuelta. -Déjamelas ver -Prométeme que te vas a pajear con ellas -Claro Me quité las manos y dejé ver mi tamaño 95 natural, su polla dio un salto como un cohete. -Joder Empezó a masturbarse y yo no pude evitar llevarme la mano a la entrepierna. Cuando puse mi mano en ella me asusté al comprobar que estaba chorreando como una regadera, mis flujos manchaban la silla. Mientras veía su paja yo empecé a masturbarme, quien me hubiera visto así a mis 44 años masturbándome al mismo tiempo que un chico de 19. Mi dedo entraba y salía con total facilidad de mi lubricado coño, no pude evitar jadear a pesar de que temía que mi hijo no estuviera dormido y me oyera, pero era una situación tan nueva y excitante para mí. En menos de un minuto me corrí como una loca. Él aguantó un poco más pero al poco tiempo se vino echando chorros de leche. -Ha sido genial Carmen nunca pensé que una madura fuera tan caliente como tú -Esto hay que repetirlo Manuel, ¿mañana a la misma hora? -Allí estaré Tras la magnífica corrida me levanté para limpiar mi empapada silla y mi todavía ardiente coño. Cuando salí al baño pude ver otra vez la luz de la habitación de mi hijo que se apagaba rápidamente. Estuve a punto de echarle la bronca por estar hasta tan tarde con el ordenador, pero con lo que había hecho esa noche no era quien para dar lecciones. Esa noche me la pasé fantaseando con la magnífica polla de ese chico, me la imaginaba dentro de mí, hacía tantos años que no sentía un rabo taladrándome… Las noches siguientes nos las pasamos igual, yo cada día me ponía una prenda nueva y más sexy con la que calentarle mientras que él me mostraba su enrome polla masturbándose, compré ropa que antes nunca me habría atrevido a llevar, tangas, sujetadores de todos los colores, ligueros, si a esto le sumamos que gracias al gimnasio había perdido algunos kilos no se podía negar que estaba viviendo una segunda juventud gracias a ese semental. Mi hijo no solo me apoyaba sino que me fomentaba a hacerlo, le gustaba ver la ropa que me compraba y me animaba a comprar más. Un día no me anduve por las ramas y le propuse a mi misterioso compañero de webcam quedar y conocernos. Pensé que se negaría pero ante mi sorpresa dijo que sí, que para él era una decisión muy importante pero que estaba de acuerdo en que había llegado el momento. Me pregunté porque era tan importante la decisión de quedar con una mujer pero acordamos vernos ese viernes, el propuso una discoteca del centro de la ciudad, yo dije que no me dejarían entrar a mi edad pero él dijo que no me preocupara, que lo arreglaría todo. Me pidió que me vistiera sexy, dijo que me reconocería él. Quedaban tres días para el viernes y durante esas noches no se conectó al Messenger, debía de estar guardando fuerzas para los que nos esperaría. Por fin llegó el ansiado día, habíamos quedado a las 22 y yo esperaba que mi hijo saliera antes que yo para que no me viera salir con esa ropa tan provocativa que iba a llevar, por suerte salió una hora antes que yo, por cierto bastante nervioso, supuse que habría quedado con alguna chica de su clase. Aproveché para arreglarme: me puse un vestido negro muy sexy que no me ponía desde hace años pero ahora por suerte no solo me entraba sino que me quedaba como un guante, me miré en el espejo y me sentí orgullosa, mi culo y mis tetas podrían conquistar a cualquier hombre. Me puse unos zapatos de tacón y bragas negras cuando mi pervertida mente se dio cuanta de que faltaba algo. Fui al baño y cogí la espuma de afeitar de mi hijo, la observé unos segundos sin atreverme a dar el siguiente paso. Me quité el vestido y las bragas, cogí una cuchilla y me abrí de patas delante del espejo, extendí la espuma por mi chochito y procedí a depilármelo. Ya que esa noche iba a follar, quería que mi regreso al mundo del sexo fuera por todo lo alto. A las 21:30, temblando como un flan, salí de casa rumbo a la discoteca, mi vestido atrajo las miradas de muchos hombres por el camino, lo que me dio un poco de confianza en mi misma, sin embargo no podía dejar de pensar en como sería mi vuelta al sexo después de tantos años de sequía. Había perdido muchos años de experiencia, y para colmo el sexo con el desgraciado de mi marido había sido aburridísimo, seguro que el chico con el que había quedado a sus 19 años sabría muchas más cosas sobre el sexo que yo. Llegué a la discoteca y ante mi sorpresa me dejaron pasar a pesar de que tenía más edad que la mayoría de la gente allí. No pisaba una discoteca desde mis tiempos de universitaria y estaba un poco perdida, de hecho mucha gente me miraba sorprendida, aunque algún chico me guiñó el ojo o me sonrió. Me dirigí a la barra para pedir la bebida cuando noté dos manos por detrás que me agarraban de la cadera. -Shhhhhh -¿Quién eres? ¿Eres tú Carlos? Lentamente esas manos me fueron guiando hasta un reservado, yo intenté girarme para verle la cara pero él no me dejó, de hecho me puso una cinta alrededor de los ojos, lo que todo sea dicho me resultó bastante excitante. Me llevó a una especie de cuarto que supuse vacío, puso sus manos en mis hombros y me sentó en un sofá. -Carlos ¿eres tú? me está excitando muchísimo-y era cierto, mi chochito estaba empezando a chorrear. -Shhhh Noté como me bajaba el vestido hasta la cintura, mis tetas saltaron al aire y mis pezones se pusieron erectos en un santiamén. Mi respiración se hacía más entrecortada mientras mi excitación crecía por momentos. Noté como hundía su cara en mis pechos y los besaba delicadamente, pasando su lengua por mis pezones, yo intenté tocarle pero él puso mis manos en mi espalda, estaba jugando conmigo. Se levantó y se fue hacia el otro extremo de la habitación. No veía nada pero me pareció oír el sonido de una cubitera. Oí como volvía hacia mí y a los pocos segundos noté el tacto de un hielo en mi canalillo. La sensación de calentura y excitación que tenía unida al gélido tacto del hielo en mi piel hicieron que se me pusiese la piel de gallina. Di un suspiro y noté como mi amante, con el hielo en la boca, me lo restregaba por las tetas y la tripa, yo estaba a cien y empecé a gemir, aquel juego me estaba excitando muchísimo. Noté como su mano se deslizaba por debajo de mi vestido y se abría paso, a través de las bragas, hacia mi coño. Ahí no pude más. -Carlos si haces eso me voy a correr. Él se dedicó a acariciar mis muslos, retrasando el momento de la masturbación. Yo estaba a cien y no podía más.-Carlos méteme el dedo ahora- le ordené Dicho y hecho. No fue uno sino dos y hasta tres dedos los que se introdujeron con facilidad en mi lubricado coño, empezando una masturbación que terminó en unos pocos segundos ya que no pude evitarlo y me corrí entre grandes espasmos. Él siguió metiéndome los dedos pero yo no pude aguantar más la presión, quería follarme a ese semental ya. Llevé mis manos a mi nuca y rápidamente me quité el lazo que cubría mis ojos. Cuando mis ojos se acostumbraron a la luz vi, a unos centímetros de mi cara y haciéndome un dedo, a mi hijo. Su cara era un poema. Todavía tenía su mano en mi entrepierna cuando impulsivamente me puse de pie. -Mamá deja que te explique Me quedé bloqueada, no supe como reaccionar y salí corriendo, ¡mi hijo me había estado masturbando! Así que él era el que había ideado ese plan de Internet y la webcam, ¡qué ciega había estado! Recorrí como un fantasma los pasillos y la pista de baile de la discoteca, cuando noté que mi hijo me agarraba del hombro. -Mamá ¿me vas a dejar que te lo explique o no? Le di un bofetón en la cara, la gente que estaba bailando a nuestro alrededor nos miraba. -Mamá tranquilízate-me puso las manos en los hombros-no se como te sentirás, pero si he hecho esto ha sido por tu bien, lo he hecho porque he pensado que después de todos estos años en los que te has sacrificado por mí me tocaba devolvértelo, me daba pena que una mujer tan bella como tú desperdiciase el resto de su vida sin tener sexo con hombres, por eso cuando me dijiste que ibas a ir al gimnasio y que te ibas a poner guapa me hiciste tan feliz. Esa noche vi tu foto en una página de contactos y me di cuenta de lo mucho que representas para mí. Tú has trabajado como una mula para darme la mejor educación y yo tenía que compensarte, hacerte feliz. Yo no sabía que hacer, por una parte me sentía engañada pero por otra había visto otra cara de mi hijo, me di cuenta de que había pasado tanto tiempo junto a él y todavía no le conocía, estaba enamorada de mi propio hijo. Comencé a llorar y puse mi cabeza en sus hombros, él la acogió y me besó cariñosamente. -¿Pero tú que sientes por mí hijo? -Mamá yo creía que te quería como madre, pero ahora que estoy madurando me he dado cuenta de que no solo te admiro por lo que me has dado, sino que te quiero y deseo devolverte por lo menos algo de tu sacrificio, quiero hacerte feliz Nos quedamos abrazados en medio de la pista, no sabía que hacer, dentro de mi se había despertado algo que llevaba incubando desde hace años y que por fin salía a la luz. Le agarré de la cabeza y nos besamos en la boca, nuestras lenguas se mezclaban con lascivia, yo puse mis manos en su paquete y comprobé que su tamaño era tal y como yo veía en la webcam. Pedimos unas copas y nos sentamos en un sofá, allí estuvimos besándonos y metiéndonos manos como adolescentes en celo durante un buen rato, él sobaba mis tetas y yo disfrutaba de la dureza de su polla que parecía reventar su paquete hasta que mi hijo dio el siguiente paso: -Vamos a casa mamá Nos cogimos de la mano y salimos de la discoteca Subimos en mi coche y durante el viaje nadie dijo anda, la tensión se notaba y nos mirábamos, sabiendo lo que estábamos a punto de hacer. Conduje nerviosa hasta nuestra casa y aparqué el coche en el jardín. Entramos y fuimos directos a mi habitación, pero allí nos quedamos parados, al lado de mi cama, mirándola. Una cosa era lo de la discoteca pero aquí íbamos a pasar a palabras mayores. Lo que íbamos hacer era uno de los mayores tabúes de nuestra cultura, algo reprobado por toda la sociedad, pero ¿se le pueden poner límites al amor entre una madre y un hijo? No, por supuesto que no, llevaba demasiados años engañándome a mí misma me acerqué a mi hijo y le quité la camiseta. Él me quitó los tirantes del vestido y dejando otra vez mis tetas sueltas. Estaba ansiosa por comprobar lo que había visto por el ordenador en vivo así que le bajé los pantalones y los calzoncillos, desnudándole completamente. Lo que quedó a ante mi vista fue un enrome pene de gran longitud y grosor, tal y como había visto y tal y como había soñado tener en mi interior. Nos miramos a los ojos. Me quité el vestido y solo me quedé con los zapatos de tacón. Me puse de rodillas hasta que su miembro quedó a la altura de mi cara. Tenía que agarrarlo, palparlo. Lo agarré y estaba palpitante, caliente, con las venas hinchadas. Poco a poco lo fui guiando hasta mi boca. En un primer momento pasé mi lengua por la punta y acaricié sus inflados huevos, él comenzó a gemir. -Mamá... No me lo podía tragar de un golpe así que me lo introduje lentamente en la boca, una parte quedó fuera pero encajó bastante bien. Comencé con la mamada a un ritmo lento pero continuo, años que no hacía una pero no se me estaba dando nada mal a juzgar por su cara, a mi me estaba encantando ver la cara desencajada por el placer de mi hijo así que me llevé la mano a mi clítoris. No pudimos continuar mucho más pues mi hijo daba muestras de estar a punto de correrse. Paré y le agarré la polla con la mano para evitar que eyaculase, había que esperar, quería sentir todo ese semen dentro de mí. Él se recompuso. -Ahora, mamá, me toca compensarte a mí. -Quiero que me folles hijo, llevo 18 años sin probar un hombre pero deseo que seas tú el que me haga correrme de nuevo. Lo pensé y lo cierto es que la última vez que había estado con un hombre fue la vez que concebí a mi hijo, hace 18 años ¿Cómo podía haber estado ciega tantos años? Me empujó sobre la cama y mis potentes pechos botaron. Se puso a cuatro patas y se sumergió en mi depilado y anegado coño. Sentir su lengua jugueteando con mi clítoris fue la gota que colmó el vaso y me corrí dando gritos de placer, él siguió durante más tiempo, la verdad es que no se le daba nada mal a mi hijo, su lengua recorría todos los rincones de mi vagina, la movía en círculos sin dejarse nada que chupar, me estaba volviendo loca con esa endiablada masturbación por lo que el segundo orgasmo no tardó en llegar, mis flujos se esparcieron por la colcha de la cama y la cara de mi hijo. Sacó su cabeza de mi entrepierna mientras que yo trataba de controlar mi desbocada respiración. Puso su cuerpo sobre el mío y fue guiando su pene hacia mi cueva, esos segundos se me hicieron eternos, ¿Como sería la sensación de sentir una polla de nuevo en mi oxidado coño tantos años después? -Mamá, ¿estás lista? -Claro hijo Noté la punta de su miembro pugnando por abrirse paso en mi coñito, que al estar completamente empapado no opuso resistencia, poco a poco fui notando su pene entrando y entrado, parecía que no acababa nunca, me dolió un poco pues mi vagina no estaba acostumbrada a que entraran en ella más que mis dedos pero la sensación de placer a medida que cada centímetro de mi hijo entraba en mí era ya indescriptible. Cuando la metió del todo se quedó unos segundos empujándola más y más. -Quiero llegar hasta el fondo de tí mami Todavía no se como me entró semejante aparato entero pero el caso es que mi hijo una vez logrado su objetivo sacó su pene y me lo volvió a meter, hasta que mi coño quedó totalmente adaptado a él. Me cogió las piernas, las puso en sus hombros y comenzamos a follar. Es difícil describir lo que pasó durante esos minutos en que mi hijo y yo hicimos el amor, pero fui encadenando orgasmos uno detrás de otros, aquella polla me quemaba cuando entraba en mí, él estaba sobre mi cuerpo penetrándome y yo le agarraba su duro culo para que la penetración fuera más profunda, él apoyaba sus manos en mis tetas y en ocasiones aprovechaba para besar mis pezones, que estaban al máximo de su dureza había estado tanto tiempo sin sentir esa maravillosa sensación que ahora no quería que mi hijo saliera de mí. Tras unos minutos follando en esa posición mi hijo me dio la vuelta, me puso a cuatro patas y me folló en esa postura. Mis tetas se movían al ritmo de su penetración yo notaba como sus testículos se balanceaban y chocaban contra la entrada de mi coño, su respiración se entrecortaba, sin duda estaba a punto de correrse -Mami me voy a correr -Está bien hijo dentro de mí quiero recibir todo tu semen -¿Pero no pasará nada? -Nada, no te preocupes Aguantó unos segundos más en los que yo alcancé un nuevo orgasmo, noté como me sujetaba las caderas, hundía su polla hasta lo mas profundo de mi coño y tras un grito de placer se corrió, noté su polla explotando y temblando dentro de mí, su semen caliente iba ocupando mi coño pero sus huevos parecían no agotarse nunca y acabó saliendo y cayendo sobre mis piernas y sobre las sábanas. Tras semejante esfuerzo físico ambos caímos rendidos en la cama. -Ha sido genial hijo ¿e ha gustado? -Me ha encantado mamá Nos quedamos acariciándonos y tocando nuestros cuerpos, él se puso encima de mí cuando en unos minutos noté que algo crecía y sentí su rigidez en su pecho. -Pero hijo ¿ya tan rápido te has recuperado? No estaba dispuesta a echar un solo polvo esta noche y parecía que mi hijo quería seguir dándome guerra, se dio la vuelta y comenzó a comerme el coño. Comprendí lo que quería hacer y formamos un 69, él lamiendo mi coño con fruición y yo metiéndome esa tranca hasta la garganta. Como ya había recibido su lefa en mi interior esta vez esperé hasta que se corrió y expulsó una buena cantidad de semen en mi boca, había olvidado su sabor salado. Parece que a mi hijo le encantó ver a su madre tragarse toda esa leche pues en unos segundos su polla volvía a estar tan dura como siempre. Se tumbó sobre la cama con su polla enhiesta. Me puse sobre él, agarré su nabo y me lo fui metiendo lentamente, noté como me empalaba ese enrome aparato. Su grosor, su longitud, me llenaban y me provocaban un grato escozor, comenzamos a follar de nuevo, yo bajaba y subía con eso clavado dio mío cuantos años perdidos con ese macho en mi propia casa. -Hijo mío eres un semental -Mamá tengo que reconocer que nunca supuse que fueras tan caliente Aquellas palabras me pusieron a cien y me provocaron un nuevo orgasmo, dios que locura, la cabeza me daba vueltas cada vez que sentía esa espada perforándome hasta mis entrañas, ¿cuánto tiempo llevábamos follando? Había perdido la noción del tiempo entre tantos orgasmos y corridas. Seguimos así varios minutos -Mamá voy otra vez -Aguanta un par de segundos que yo también estoy a punto de caramelo. Estuvimos otro medio minuto apurando al máximo -Hijo creo que ya puedes, me voy a correr Yo había notado como mi hijo hacía un esfuerzo sobrehumano para aguantarse así que en cuanto se lo dije no aguantó más y expulsó su semen de nuevo con una potencia inusitada dentro de mi desbordado coño al mismo tiempo que yo me volvía a correr. Nos quedamos en esa posición unos segundos más sin decir nada, recuperando fuerzas, yo aprisionaba su miembro ya flácido dentro de mí mientras su semen salía a borbotones. Nos miramos a los ojos y nos besamos con locura. Ese fin de semana fue una maratón de sexo en la que recuperamos el tiempo perdido, follamos en todas las posturas y en todas las habitaciones de la casa y desde esa noche en que lo hicimos por primera vez mi hijo y yo dormimos juntos y no escondemos nues
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