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La madre de Pedro y el bully 23

La madre de Pedro había ya comunicado con el bully sobre lo que pasó en la cena. Le dijo lo de la vieja, que ella se había dado cuenta, que era un peligro para ella pero a Marcelo eso no le interesaba. Teresa se pasó todo el viaje de regreso a su casa callada y pensativa pero Felipe creía que fuera porque estaba enojada con él. Fue al día siguiente que el bully logró calmarla recordándole que podía siempre negar todo, que la vieja no tenía prueba. Era verdad. Esa señora ya se había echo conocer en su iglesia como una loca mal pensada y no había razón para que alguien le creyera. Casi le venía un ataque de pánico si no fuera por su amante. De todos modos para Marcelo saber que Teresa había sido pescada poniéndose en muestra no era lo que le importaba porque el chico quiso saber en detalle que cosa pasó en la cena con el cura y los otros invitados.
Teresa le dijo todo. Los ojos de sorpresa y desaprobación de parte de los invitados y de su mismo esposo. Las miraditas de los hombres que la hicieron sentir tan deseada pero sobretodo la reacción de Padre Eugenio. Ella le contó de cómo lo conoció y de cómo él la conocía de años. A Teresa le excitaba mucho saber que con su cuerpo había logrado interesar asta un hombre de iglesia.
-Jajaja, viejo verde de mierda. Seguro apenas regresó a su casa se tiró una paja en tu honor.
-Jaja, no, no creo…En serio lo piensas?
-Claro que sí linda. A caso no hay espejos en tu casa? Con ese cuerpo asta a los muertos se les para.
La madre de Pedro y el bully 23
Teresa adoraba ser apreciada por su belleza, en especial por Marcelo. Su cuento de la noche fue detallado y contado con mucha emoción, asta la parte de Kimiko que interesó mucho al bully.
-Extraña dices?
-Si, se volvió pálida como un fantasma, no se que le pasó.
-Jaja, entiendo…decías que tiene problemas en su matrimonio?
-Si, algo así, prometí a padre Eugenio que la contactaría para hablar más sobre eso.
-Muy bien, entonces hazlo y después me dices todo.
-Oh ok, pero hoy no nos vamos a ver?
-Ten paciencia linda, yo te diré cuando.
Teresa estaba molesta que el chico no la llamara para coger, en especial ese día que lo tenía completamente libre. No tenía otra cosa que hacer así que contactó a Kimiko.
El teléfono suena pero nadie responde. Hizo varios intentos pero nada. “Que extraño” pensó Teresa sin saber que Kimiko estaba con el celular en su mano pensando si responder o no.
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Teresa se rindió, si la mujer no respondía ella no podía hacer nada. En el mientras Kimiko estaba buscando el nombre de Teresa en Internet o en las redes sociales, quería saber mas sobre ella primero. No encontró nada si no su página de Facebook en la cual estaban llena de fotos de ella, su familia y los miembros de su iglesia. Parecía una mujer honesta y respetable por lo que veía, talvez la juzgó mal.
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El celular de Teresa suena justo cuando se estaba preparando con a placar su deseo con su juguete. Eso la dejó molesta pero sabía que tenía que fingir un bue humor.
-Hola?
-Hola señora Teresa, soy Kimiko, disculpe que no respondí a sus llamadas, no escuché el celular.
-Oh, no hay problema Kimiko, y por favor llámame solo Teresa.
-Si, señora Te… digo Teresa.
Lo de señora Teresa la estaba irritando. Después de unos pocos minutos de charlas sobre la cena y la familia de Teresa, Kimiko propuso de encontrarse en su casa para hablar de persona. La mamá de Pedro tenía que aceptar, de todos modos no tenía nada mejor que hacer.
MENOS DE UNA HORA DESPUES…
Teresa se sienta en la silla, apoya sus manos sobre la mesa de cocina y espera que Kimiko preparé el té. Un apartamento bastante pequeño, seguramente no era un espacio suficiente para más de una persona pero ya que ella vivía sola estaba bien.
Kimiko le daba las espaldas mientras encendía el fuego de la cocina. Vestía ropa normal y su cabello oscuro le llegaba un poco más abajo de sus hombros. “Que lindos cabellos” pensó Teresa. El cuerpo de la mujer era diferente del suyo, un poco flaco talvez, piel clara casi como la suya, estatura baja, talvez 155 cm, porte muy rígido pero al mismo tiempo elegante y distinto. Sus movimientos eran tan precisos y agraciados que parecía casi un robot. La mirada de Teresa bajó más abajo parándose sobre ese culito, no pequeño y bien respingón; se podía apreciar aunque si la ropa no era tan apretada. Las piernas eran en equilibrio con todo el resto de su cuerpo y se veía que eran bien formadas; tenía un físico bellísimo, delgado o atlético se podía decir, un físico juvenil o al menos es como Teresa hubiera querido ser de joven cuando se avergonzaba de sus formas tan apetitosas. Pará sus 28 años la mujer no estaba para nada mal, todo lo contrario.
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mama
-Ya esta señora Teresa.
-Teresa.
-Como?
-Por favor llámame solo Teresa.
-Oh si, claro, lo siento Teresa, me olvidé.
Dijo Kimiko escuchando una cierta molestia en la voz de Teresa.
Las dos se sentaron y charlaron otra vez por algunos minutos, más por formalidad que mutual interés. De las dos era la belleza asiática que parecía interesada en hacer preguntas. Sobre su familia, sus rutinas y sobre la relación de copia con Felipe. Teresa se estaba cansando por esas preguntas; fingir interés le era cada vez más difícil pero por esa razón quiso ir directamente al grano pidiendo sobre los problemas con su esposo y su familia.
El argumento era visiblemente delicado para la mujer pero era ese el motivo por el cual estaban ahí.
Ella contó que era casi un año que ella y su esposo estaban separados, que sus padres no le hablaban y que no veía a su hijo. Una situación muy difícil en la cual cualquiera hubiera sentido tristeza y empatía por ella pero no Teresa, a ella no le interesaba nada eso.
-Mmm…que pena Kimiko, que pena, veras que todo se va a resolver.
La historia continuaba y contaba de cómo su misma familia se puso de parte de su esposo, que fueron ellos que la obligaron a dejar de ver a su hijo.
-Lo siento mucho, enserio, pero que pasó Kimiko? Porque te alejaron?
-Oh señora Teresa, es difícil de decir…
-Estamos aquí para eso.
Cuando la mujer hablaba Teresa intuyó la posible causa de la separación pero quería que fuera ella en decirlo.
-Oh lo siento mucho, estoy arrepentida lo juro Teresa, yo…fui infiel a mi esposo.
De repente esas palabras fueron como una chispa para Teresa que encendió su interés.
-Cuéntame todo querida, no te preocupes que estoy aquí para ayudarte.
Y así lo hizo, pero como era obvio se quedó para ella unos detalles.
LOS DETALLES:
Kimiko creció en una familia muy religiosa y conservadora con una educación estricta que dejaba poco tiempo libre. Los padres de ella se volvieron amigos de los padres de Kenji y así se conocieron. Fueron primero amigos por casi todos los años de escuela y al final novios. Los padres de él estaban muy felices de la cosa pero los padres de ella no porque le querían concentradas en sus estudios y sobretodo querían que su hija se comprometiera con alguien con un futuro más próspero. Kimiko rogó a sus padres para que le dejen salir con el chico y después de mucho finalmente aceptaron. Al final valoraron la felicidad de su hija y sabían que Kenji era un buen chico. Después de algunos años de novios los dos encontraron un buen trabajo y lograron casarse. Fueron a vivir en una buen condominio decente y a un buen precio gracias también a la ayuda de los padres de él.
La vida de Kimiko era buena aunque si muy monótona y después de algunos años sus padres la presionaron con el deseo de tener nietos. Ella también quería hijos pero después de mucho tiempo que no podían ella se rindió. Eso creó una grave crisis en su matrimonio que la llevaron a estar sin sexo por años. Fue durante ese tiempo que la mujer cayó en el mundo de la pornografía apagando su deseo ella misma. Kenji y Kimiko casi llegaron a divorciar pero al final resolvieron todo y después de poco llegó un hijo. Toda la familia fue alegre por la noticia pero es ahí que las cosas comenzaron a ir mal. Kimiko tuvo que dejar el trabajo para ocuparse de su hijo y Kenji un año después perdió el trabajo. Tenían problemas de dinero y tuvieron que cambiar residencia en un lugar más económico. Kenji era demasiado orgullosos para pedir ayuda a sus padres y a los de ella; es así que se dedicó a hacer unos trabajos de poca remuneración casi todo el día. Al regreso de su trabajo en la noche estaba demasiado cansado para cumplir sus deberes de marido dejándola sola por muchas noches. El sexo era muy poco desde que nació el hijo y desde que Kenji perdió el trabajo se volvió inexistente.
interracial
Kimiko estaba aburrida en su vida de cada día y nuevamente su obsesión sobre la pornografía regresó. Una dependencia que nunca terminó aunque había si disminuido cuando las cosas estaban bien con su esposo pero ahora era diferente. Pasaba la mayor parte del tiempo sola y su interés fue capturado por cosas siempre más extremas. El sexo interracial era lo que la prendía como loca.
madre
Kimiko pasó mucho tiempo complaciéndose solo con sus dedos pero asta eso poco a poco comenzó a ser no suficiente. Todo se derrumbó cuando no pudieron permitirse de pagar por el wifi. Por más que suene ridículo fue así. A Kimiko no le era suficiente más su imaginación, ella anhelaba a un contacto humano que no tenía con su esposo. Se volvió irritable y de mal humor lo que aumentó las discusiones entre la pareja. Uno de esos días, durante la mañana la discusión fue tan fuerte que levantó a los vecinos. Kenji se fue al trabajo y Kimiko se quedó de nuevo sola, llorando su frustración en el pasillo.
infiel
Se dice que cuando el agua se mancha de sangre, rápido llegan los tiburones y en ese caso el tiburón era Miguel, el vecino de al lado que se aprestó a consolar a la pobre mujer en lágrimas. Kimiko nunca fue una que hacia amistad fácilmente, de echo a mala penas conocía a sus vecinos. Miguel vivía solo en su apartamento y algunas veces Kimiko lo vio por la ventana en la noche llegando a casa borracho acompañado de mujeres. Ella hubiera mentido si dijera que nunca había pensado en eso pero el echo que las mujeres que entraban en su casa podía oírse gemir asta en su apartamento le dejó claro que ese tipo sabía complacer a una hembra, por muchas horas también. Kimiko alejaba el pensamiento de su mente, aunque si estaba en celo nunca pensó de ser infiel a su amado Kenji.
Pero el muy bastardo era muy habil con las palabras y en poco tiempo se encontró e el apartamento de ella sentado en el sofá consolándola y secando sus lágrimas. Miguel decía palabras dulces y halagadoras que calmaron un poco la tristeza de la mujer. En ese momento pasó al ataque. Él la besó en la boca, un beso pasional al cual la casada no supo que hacer si no quedarse inmóvil. El beso la sorprendió, la asustó pero también acabó con su tristeza haciéndola mojar como nunca. Logró despertarse de ese beso conquistador y alejó la cara del hombre el cual no quería darse por vencido. Kimiko lo miraba sin decir nada, sin hacer nada; solo se podía ver en su cara la expresión que decía “Que acaba de pasar?”
Miguel se puso de pie y delante de ella, era un hombre bastante alto, mucho más que ella y su marido y en ese momento le parecía un gigante. El bastardo sin pensarlo dos veces abrió sus pantalones y sacó su miembro medio erecto. Ese pollon negro y venoso estaba delante de los ojos de la mujer que lo miraba como hipnotizada. Le parecía estar en uno de esos videos.
casada
El pene del gigante crecía cada segundo asta que, casi completamente erecto, logró tocar la nariz de Kimiko a la cual le llegó ese fuerte olor que le hizo perder la cabeza. El beso tan apasionado, la virilidad con la que se le imponío delante, su cara dura, su confianza y ese vergon le quitó asta la última gota de lucidez que tenía. Ella estaba hambrienta y delante de ella estaba la paleta que siempre quizo probar. La mujer con timidez agarró el miembro con su mano para ver que no era suficiente para cubrirlo por entero así que aumentó también la otra.
No podía creer que fuera tan grande, el de Kenji no podía competir. Ella intentó masajearlo al principio pero Miguel no tenía paciencia para eso así que la agarró de su cabeza y le hizo tragar su miembro.
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Kimiko estaba asfixiándose con esa cosa adentro pero su calentura no dejaba de aumentar; la dureza de sus pezones se veía claramente dentro de la polera. Fue casi como un sueño dijo Kimiko a Teresa; no le pareció real. Y como un sueño no recordó mucho de lo que pasó. Lo que recordaba era el placer, el dolor en recibir un miembro tan grande adentro de ella y su deseo que le imponía que hacer. Las imagines de esa mañana estaban imprimidas en la cabeza de la mujer. Eran poco claras pero estaba ahí. Ella chupándole la verga lo mejor que podía como vio en los porno, la vista del vergon que escavaba adentro de su vagina tan apretada, la piel negra del hombre, sus músculos tan duros y grandes, la sensación en tocar su piel desnuda y el sudor que le caía de su cuerpo a la cama.
No sabía por cuánto tiempo lo hizo solo que al despertarse su hijo lloraba porque tenía hambre. Miguel no estaba, ella estaba desnuda en su cama, su piel sudorosa, las frazadas mojadas, su cuerpo dolorante , su alma llena de vergüenza pero su concha también llena y satisfecha.
La madre de Pedro y el bully 23
-No podía parar de llorar Teresa, no podía…mientras me vestía, me lavaba, mientras atendía al pequeño Koji y mientras preparaba la cena. Más pensaba en lo que hice, más las imagines regresaban a mi mente y yo trataba de olvidar.
-Oh Dios mío Kimiko…
-Lo se, lo se…soy una mujer despreciable.
Teresa no la corrigió.
-Tuve que usar toda mi voluntad para acabar con las lágrimas, tenía miedo que Kenji me viera, que notará que lloré, no sabía si sería capaz de mirarlo a los hijos y mentirle.
-Lo siento mucho Kimiko. Eso pasó? Le dijiste?
Dijo Teresa ansiosa de conocer más detalles.
-No, no lo hizo, fui demasiado cobarde, cuando regresó estaba tan cansado que se durmió directamente y yo me acosté a su lado. Quería rogarle que me perdonara pero mi miedo a perderlo era demasiado así que no dije nada.
-Entonces como…
-El no supo la verdad asta casi 6 meses después.
El cansancio de Kenji era lo ideal para que Kimiko se escondiera de él. Los días pasaban y ella seguían escondiendo la verdad prometiendo a sí misma que nunca más iba hacer algo tan horrible pero las promesas en este mundo valen cuanto las personas que las hacen. No pasó ni una semana primero que el deseo no se apoderarse nuevamente de la mujer. Se comportaba como una esposa modelo, era afectuosa, responsable y cuidadosa con su esposo lo que hicieron que él apreciara la mujer que tenía al lado. Apenas Kenji salía, ella agarraba el primer objeto adecuado y lo ponía adentro de su conchita hambrienta. Se masturbaba más veces al día pensando en esa vez en que traicionó a su familia. Primero venía el placer y después la tristeza. Sabía que desear lo que pasó esa vez era malo pero no podía controlarlo, no podía controlarse.
Un día poco después que su esposo salió a trabajar tocaron a la puerta. Ella abrió de inmediato, creía que Kenji había olvidado algo pero fue Miguel que estaba delante de ella.
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El bastardo se lanzó a besarla y ella puso sus manos sobre su pecho tratando de alejarse pero no funcionaba, era demasiado fuerte. Él la llevaba a sí como si nada, aunque si ella usaba toda su fuerza para resistirle. Al final logró interrumpir el beso mordiéndole el labio, poco antes de perder la razón nuevamente.
-NO! No por favor.
Fue lo único que alcanzó decir Kimiko con lágrimas a los ojos. Es ahí cuando se dio cuenta que el hombre estaba sangrando. Su cara era la de un tipo muy enojado pero al mismo tiempo controlado.
-Jaja…muy bien. Como quieras, pero no me vengas a buscar cuando el pito corto de tu esposo no te baste mas.
Dijo Miguel con una sonrisa primero de irse serrano la puerta con fuerza. El golpe asustó un poco a la mujer pero cuando escuchó sus pasos alejarse se sintió orgullosa de si misma. Orgullosa por tan poca cosa. Ella sabía que era una mala cosa que tuviera que resistirse tanto a su deseo. “Otros segundos más y…” no quería pensarlo.
Dos días pasaron y ella no paraba de pensar en Miguel. Resistía a la tentación que estaba justo a una puerta de distancia de ella. Kenji llegó temprano del trabajo para sorprender a su esposa diciéndole que había tomado un poco de tiempo libre para estar con ella. Él la convenció a salir dejando a Koji con la vecina y después de tanto tiempo salieron solos como marido y mujer. Fueron a un restaurante para una cita romántica y por algunos momentos Kimiko olvidó de todos sus problemas, estaba feliz. El hombre que tenía delante era el hombre de que se había enamorado. Regresaron a casa por la tarde y se acostaron a dormir. Kenji pero, tenía otras cosas en la mente. Su esposo le susurró a la oreja el deseo que tenía por ella y todo el tiempo que había pasado sin sentirla en intimidad.
Kimiko le respondió con un beso que tenía todo el amor que sentía y después de poco estalan haciendo el amor. Kenji nunca duró mucho, ella ahora lo sabía más que nunca. Sus movimientos eran tan lentos y suaves como siempre pero para ella había algo diferente. No tardó mucho en realizar que la diferente era ella.
Una lágrima le recorrió la mejilla mientras fingía su placer para las orejas de su esposo.
-Te amo Kenji
-Te amo Kimiko
Su adorado marido terminó adentro de ella y se durmió poco después a su lado. Sin hacer ruido Kimiko se levantó y se encerró en el baño a llorar y a masturbarse.
-Ya no era lo mismo Teresa, ya no era lo mismo. Arruine todo.
Kimiko sabía que su marido no podía satisfacerla más a causa de sus dimensiones, su falta de pasión o simplemente porque no era Miguel. Ella resistió otros dos días primero de ir ande el vecino. Koji estaba nuevamente ande la vecina y ella estaba esperando que abrieran la puerta.
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El gigante abrió la puerta y hizo un guiño del tipo “Lo sabia” con la boca.
-Mira nomas quien es Jaja.
-Buen día.
-Que quieres vecina.
-Yo…Yo…Leche, necesito leche.
-Leche? Oh si tengo leche para ti, pasa.
Ahora que estaba adentro de su apartamento sabía que no podía regresar atrás. Y que apartamento. No era tan diferente del suyo pero era claro que ahí vivían un hombre solo. La basura estaba regada por la casa: latas de cerveza, botellas y cigarrillos. Olía de alcohol y humo.
Miguel se dirigió a la cocina y abrió el refrigerador mientras Kimiko daba in vistazo a ese lugar.
-Aquí esta. Leche.
Le presenta una botella de Leche media vacía y abierta.
-Yo…
Kimiko no pudo comenzar a hablar porque el bastardo le tiró el líquido en su cara.
-Puta de mierda! Te dije que no vinieras. Acaso estas sorda? Entiendes el español?
Le gritaba Miguel mientras agarraba a la pobre mujer de los cabellos. Decir que estaba asustada era reductivo.
mama
-Lo siento, lo siento.
-Querías esta leche puta? Eh? Responde!
-Yo…
Miguel le vacía la botella dentro de su boca y la pobre Kimiko termina tosiendo.
-Es esto lo que querías? Dime puta, para esta leche viniste?
-No!
-Oh, no, dice ella. Entonces para que viniste.
-Yo…quería…me faltaba la leche…
-Oh la leche, pero ya te di mi leche, toda mi leche.
Kimiko lo miró a los ojos, estaba vez sin miedo y con esa simple mirada reveló todo.
-,Jaja. Ósea que estas aquí por leche verdad?
Dice agarrando el bulto en sus pantalones.
-Muy bien, entonces demuéstrame puta, demuéstrame cuanto quieres mi leche.
Kimiko bajó la mirada con vergüenza, consiente que estaba para traicionar a su esposo nuevamente. Se quitó la camisa mostrando sus preciosos senos. Miguel puso sus manos sobre ellos apretándolos y esparciendo toda la leche que había manchado su cuello y su pecho.
-Si, así me gustas. Muéstrame mas.
Kimiko baja también su falda y después su ropa interior revelando todo su cuerpo. El deseo del bastardo presionaba dentro los pantalones para salir. Parecía que estaba para explotar. Ella lo notó y nuevamente su vagina estaba mojada y llena de hambre.
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madre
-Hazme ver cuanto quieres mi leche?
Miguel puso dos dedos dentro la conchita de Kimiko que soltó unos tímidos gemidos.
-Muy bien, muy bien Jaja. Veo que enserio tienes sed puta. Pero todavía no estoy convencido.
Dice el hombre sentándose en su sofá y chupando los dedos mojados de humores.
-Arrodíllate
Se arrodilla.
-Mírame.
Ella lo mira.
-Ven aquí.
Kimiko estaba para pararse pero…
-No, que haces? No dije que te podías parar. Ven aquí.
Kimiko entiende las intensiones de Miguel. No quería disculpas, él quería humillarla más. Ella obedece y mirando a los ojos gatea como gato hacia los pies de Miguel.
infiel
-Adelante.
Kimiko no podía creerlo pero ser tratada así la estaba haciendo excitar aún más. Ahora delante de él, le abrió los pantalones y los bajó liberando el mástil que tenía adentro. Su verga estaba bien dura y hinchada, asta vez le parecía más grande de él otro día.
Con sus dos manos lo masturbaba y con su boca trabajaba sobre la punta como había visto una vez en un video.
casada
-Uff. Sigue así.
El hombre se corrió después de algunos minutos pero seguían erecto así que justo ahí, en él salón, en medio de la basura del piso la cogió. Primero de misionero, después de perrito y en fin ella misma se empaló sobre su miembro mientras el estaba sentado en su puesto.
netorare
La madre de Pedro y el bully 23
puta
esposa
asiatica
mama
interracial
Su placer duró más de dos horas y al acabar tenía su vagina llena de la leche que quería tanto. Kimiko con torpeza se puso su ropa y regresó a su departamento. En la ducha sacó todo el semen que tenía adentro, era tanto, mucho más de lo que su esposo podía producir en un mes. Ya no habían lágrimas, solo la realización que desde ese momento ella se había convertido en una asquerosa puta. Y quería seguir siéndolo.
madre

Continúa...

2 comentarios - La madre de Pedro y el bully 23

NynaCulona39 +1
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