Un hombre soltero, perdido en la soledad, a sus sesenta años se encontraba en una época de su vida muy mala, la empresa a la cual trabajaba serró, a su edad era casi imposible conseguir trabajo. y a no tener una familia adonde acudir se sentía el hombre mas solo del mundo, fue la primera vez que se lamento de ser soltero y no tener hijos.
En ese momento de crisis, vio un anuncio en el diario que se vendía la llave de una despensa, sin nada que perder llamo, le explicaron que el negocio esta en un barrio privado de unas cien familias, y el único que tenía autorización era ese negocio, pero si aceptaba se tenia que mudar al barrio.
Gastón, fue al barrio privado, donde fue guiado por un hombre de su edad, que trabajaba para una inmobiliaria, le explicó el precio de la casa y el negocio, además de las reglas del barrio, que eran muy estrictas, las personas que vivían ahí no querían ser molestada por el mundo exterior.
Gastón hizo cuenta y vendiendo su casa, más sus ahorros, y una gran parte del dinero de su despido podría comprar en ese barrio, pensó que era una forma de ir a un lugar tranquilo y además podría trabajar en esa despensa los cinco años que le faltaban para jubilarse.
La mudanza y demás fue todo bastante rápido, y en unos días abrió su despensa, se quedo sorprendido que todas las familia del barrio se fueron a presentar, el fue muy educados con todos, pero sus ojos siempre se iban a los cuerpos de las mujeres, en ese barrio estaba lleno de empresario que se habían casado con modelos o mujeres muy bellas, a las cuales tuvieron hijas iguales o mas hermosas, para un hombre como el, le era imposible no deleitar sus ojos.
El primer día vendió un montón, además le contaron que tenia que traer mas productos y no solo alimentación, ya que el barrio es muy estricto con la seguridad, no dejan entrar ningún chico de los mandados, ni siquiera la seguridad, si no son llamado o ven algo por las cámaras de seguridad.
— Hola señor Gastón, me alego que todavía no haya cerrado — Johana apareció con una sonrisa enorme, la mujer de veintitrés años, con cabello castaño y ojos verde oscuro, una de las mujeres mas sensuales a las que había conocido ese día.
— Me alegro de verla dos veces en un día — Intentando de disimular su rostro de perversión, saluda a la joven, sin dejar de ver su vestido ajustado al cuerpo con flores y sus tonificadas piernas.
— Yo seré una de las clientas mas frecuentes señor Gastón, soy instructora de tenis dentro del predio, no salgo mucho fuera del barrio — Mientras hablaba, ella buscaba lo que pensaba cenar esa noche.
El se alegro al escuchar esas palabras, además pensó que con semejante cuerpo trabajo no le faltara, seguramente tenía muchos hombres que le gustaría verla con una falda blanca — Es profesora a tan corta edad — A el no le interesaba el tenis, solo quería alargar la conversación para tener cerca de el a una mujer tan sexy.
— Mi madre era modelo y mi padre tenista profesional, cuando crecí decidí dedicarme al tenis, pero no tuve el talento para convertirme en una profesional — Hizo una mueca con sus labios hacia un costado demostrando un poco de decepción.
— No se nada de tenis, pero seguramente si se hubiese dedicado al modelaje, estaría en la portada de toda revista.
— Muchas gracias, que tierno — El viejito petiso que tenía frente a ella, le parecía simpático y espontáneo, muy poco común en ese barrio que todos tratan de mantener una determinada etiqueta — Pero debo confesar que también hubiese fracasado como modelo.
— ¿Por qué? Si el bella, alta, y tiene un increíble cuerpo, espero que no le moleste mis palabras.
— Me alagan sus palabras, pero el problema es mi cuerpo, mire mis piernas, tengo mucho musculo para ser una modelo de pasarela — Gastón no perdió detalle, del movimiento de piernas de semejante mujer frente a él.
— No saben nada de belleza las personas que se dedican a la moda.
— Son muy bellas las modelos, solo que buscan otro tipo de cuerpos en ese ambiente, no ha venido ninguna modelo a presentarse, en este barrio viven unas cuantas.
— Si han venido algunas, y otras están trabajando me contaron sus familias, pero ninguna de las modelos que vi eran tan bella como vos Johana — El viejo en cada segundo que pasaba se tomaba más confianza.
— Todavía no a conocido todo el barrio, pero le aseguro que conocerá las mujeres mas bellas del país, aunque ya conoció a la mejor profe de tenis — La joven le serró un ojo.
La conversación, continuo por unos cuantos minutos, donde Johana le pidió que traiga unos productos vitamínicos y distintos tipos de alimentos sanos, cosa que Gastón no perdió el tiempo para alagarla, ella se dio cuenta que el viejo cada vez era mas atrevido, pero le gustaba que un hombre de esa edad tenga tanta vida y confianza para juguetear con una joven como ella.
Al pobre anciano después de cerrar se acostó, estaba muy cansado de hablar con tantas personas que no conocía y tener que guardar las formas, aunque se había agotado, sin pensar llevo si mano hacia su verga, y pensando en las curvas de Johana, sus labios gruesos, se masturbó como hacia años no lo hacía.
Al otro día se levantó a las seis de la mañana, el horario que estaría abierto era de nueve de la mañana a nueve de la noche, eran muchas horas, pero al vivir ahí podía hacer sus cosas mientras atendía el negocio, aunque ese día madrugo aprovecho para bañarse y acomodar un poco su casa, que todavía no había desembalado todo.
Cuando abrió enseguida comenzaron a caer clientes, al ser el único negocio de todo el barrio iban a él si o si, aunque sus clientes más frecuentes eran empleadas domésticas, se dio cuenta la diferencia del primer día, el segundo día iban las empleadas a comprar, no las dueñas de la casa.
Estaba un poco desilusionado por esa situación, ya que las empleadas eran mujeres grandes con cuerpos pocos atractivos, pero cerca del medio día llego Talía, una joven que se presento muy amablemente, ella era venezolana, el estereotipo de latina ella lo cumplía a la perfección, piernas tonificadas, pechos que parecían que reventarían su uniforme, y en cada paso que daban sus caderas parecían hablar.
Después de conversar unos minutos Gastón empezó tomar confianza, y terminó diciendo — Soy nuevo en el barrio, pero de todas las chicas que trabajan de domestica vos sus la más linda.
— Gracias, yo también soy nueva en el barrio, tuve suerte de conseguir un empleo al que no tengo que pagar alquiler, además las domesticas no son jóvenes por que los chicos jóvenes y no tanto se saben sentir atraído por ellas trayendo problemas matrimoniales, me entiendo ¿verdad?
— Si entiendo, pero entonces con tu llegada a la casa a revolucionado el barrio.
— No, trabajo para una señora empresaria y su nieta, no hay hombres, además me recomendaron en alejarme de los hombres del barrio, para no atraer malos entendidos.
— Pero todo cuerpo necesita un poco de alegría, ¿no le cree?
— Si las monjitas pueden abstenerse, yo también — Talía se largo a reír, Luego continuaron la conversación como si fueran amigos de toda la vida, a pesar que ella tenía veinte años y el sesenta, disfrutaron de una linda conversación.
Gastón seguía conociendo gente del barrio, como señoras de la casa o empleados, pero uno de los momentos mas felices del día llego cuando Johana apareció, con su indumentaria de tenis, una gorra, un top deportivo, y una pollera que apena cubría sus nalgas, que pobre anciano casi se infarta al verla.
Se saludaron amablemente los dos y ella le pidió una botella de whisky — La verdad que pensé que no le gustaba este tipo de bebidas.
— No bebo alcohol, pero he tenido un mal día, mi padre sabe tomar para relajarse.
— ¿Qué te paso? Si desea una oreja amiga yo la escuchare. — Gastón aria cualquier cosa por tener cerca a semejante mujer.
— La verdad aria bien desahogarme, ya que no se lo puedo contar a nadie de mi entorno.
— Cuéntame querida — Se acerco lo que mas pudo a su rostro y aprovechó a tomarle la mano que había dejado arriba del mostrador.
— Hace apenas unos minutos, Miguel un ex futbolista retirado mientras daba su clase privada, me apretó las nalgas fuertes diciéndome que me daba cien mil dólares si lo dejaba jugar con mi cuerpo — La joven desconsolada se largó a llorar.
— Pobre niña — Aprovechó para abrazarla con fuerza, aunque estaban divididos por el mostrador una se su mano logro tocar la sensual cintura de Johana — Quieres que te acompañe a denunciarlo por acoso.
Se separaron lentamente — No gracias señor, se aria publico y no deseo un escándalo, además no le daré mas clases y asunto terminado.
— Pero te trato como a una puta cualquiera, ¿quiere que lo golpee? — En el interior de Gastón sentía invidia, el también quería tocar esas duras nalgas.
Ella sonrió, que combinados con sus lágrimas que recorrían sus mejillas y sus ojos brillosos le daban una belleza sin igual — No será necesario, me alcanza que sepa escucharme, siempre los hombres se fijan mas en mi cuerpo que en mis sentimientos.
— Creo que el cuerpo de una mujer atrae mas que nada, pero ahí que conocer su corazón para que ella sea realmente feliz.
— Porque no tiene treinta años menos — Ella lo beso en la mejilla espontáneamente.
— Creo que la edad no tiene nada que ver para que dos personas se conozcan profundamente — Gastón estaba hablando por hablar, el solo quería seguir teniendo ese rostro joven cerca de él.
— Que cosa dice — Miro al viejo petiso frete a ella y deseo conocer mejor su pasado — ¿Por qué una persona como usted no esté casada o tiene hijos?
— La verdad nunca quise casarme, creo que una persona no puede estar siempre con la misma mujer el resto de su vida, pero lo que me arrepiento es de no haber tenido hijos, hubiese deseado dejar descendencia.
— Seguramente sus hijos serian buenas personas como usted.
— Tus hijos serán hermosos como vos Johana, afortunado será el marido que te los de.
— Creo que para tener hijos tendré que esperar, los dos novios que he tenido ninguno deseaba casarse o tener hijos a futuro, los hombres jóvenes solo quieren divertirse y nada más.
— Porque no divertirse en el proceso mientras procrean un bello hijo contigo, además no creo que necesites un padre presente, te ves una mujer fuerte y problema de dinero no tienes.
— Parece que me lees la mente Gastón, he pensado de tener un hijo de soltera, pero no he encontrado el padre perfecto.
— Yo me postulo — El viejo lo hizo sonar como un chiste, pero estaría encantado.
Ella lo miro con una sonrisa — Lo pensare — Aunque ella lo hizo sonar como la continuación del chiste, en realidad lo pensó en serio, que mejor que quedar embarazada de un anciano, podría crear a sus hijos a su antojo, lo único malo era que ella no se sentía capaz de tener sexo con un viejo.
La charla continuó, Johana se tranquilizó de lo ocurrido con el exfutbolista, y se fue pensando a su casa que talvez era momento de traer vida al mundo, mientras Gastón se durmió pensando que le encantaría preñar a una hembra como ella hermosa mujer.
Continuara...
(voten si quieren que continué rápido)
En ese momento de crisis, vio un anuncio en el diario que se vendía la llave de una despensa, sin nada que perder llamo, le explicaron que el negocio esta en un barrio privado de unas cien familias, y el único que tenía autorización era ese negocio, pero si aceptaba se tenia que mudar al barrio.
Gastón, fue al barrio privado, donde fue guiado por un hombre de su edad, que trabajaba para una inmobiliaria, le explicó el precio de la casa y el negocio, además de las reglas del barrio, que eran muy estrictas, las personas que vivían ahí no querían ser molestada por el mundo exterior.
Gastón hizo cuenta y vendiendo su casa, más sus ahorros, y una gran parte del dinero de su despido podría comprar en ese barrio, pensó que era una forma de ir a un lugar tranquilo y además podría trabajar en esa despensa los cinco años que le faltaban para jubilarse.
La mudanza y demás fue todo bastante rápido, y en unos días abrió su despensa, se quedo sorprendido que todas las familia del barrio se fueron a presentar, el fue muy educados con todos, pero sus ojos siempre se iban a los cuerpos de las mujeres, en ese barrio estaba lleno de empresario que se habían casado con modelos o mujeres muy bellas, a las cuales tuvieron hijas iguales o mas hermosas, para un hombre como el, le era imposible no deleitar sus ojos.
El primer día vendió un montón, además le contaron que tenia que traer mas productos y no solo alimentación, ya que el barrio es muy estricto con la seguridad, no dejan entrar ningún chico de los mandados, ni siquiera la seguridad, si no son llamado o ven algo por las cámaras de seguridad.
— Hola señor Gastón, me alego que todavía no haya cerrado — Johana apareció con una sonrisa enorme, la mujer de veintitrés años, con cabello castaño y ojos verde oscuro, una de las mujeres mas sensuales a las que había conocido ese día.
— Me alegro de verla dos veces en un día — Intentando de disimular su rostro de perversión, saluda a la joven, sin dejar de ver su vestido ajustado al cuerpo con flores y sus tonificadas piernas.
— Yo seré una de las clientas mas frecuentes señor Gastón, soy instructora de tenis dentro del predio, no salgo mucho fuera del barrio — Mientras hablaba, ella buscaba lo que pensaba cenar esa noche.
El se alegro al escuchar esas palabras, además pensó que con semejante cuerpo trabajo no le faltara, seguramente tenía muchos hombres que le gustaría verla con una falda blanca — Es profesora a tan corta edad — A el no le interesaba el tenis, solo quería alargar la conversación para tener cerca de el a una mujer tan sexy.
— Mi madre era modelo y mi padre tenista profesional, cuando crecí decidí dedicarme al tenis, pero no tuve el talento para convertirme en una profesional — Hizo una mueca con sus labios hacia un costado demostrando un poco de decepción.
— No se nada de tenis, pero seguramente si se hubiese dedicado al modelaje, estaría en la portada de toda revista.
— Muchas gracias, que tierno — El viejito petiso que tenía frente a ella, le parecía simpático y espontáneo, muy poco común en ese barrio que todos tratan de mantener una determinada etiqueta — Pero debo confesar que también hubiese fracasado como modelo.
— ¿Por qué? Si el bella, alta, y tiene un increíble cuerpo, espero que no le moleste mis palabras.
— Me alagan sus palabras, pero el problema es mi cuerpo, mire mis piernas, tengo mucho musculo para ser una modelo de pasarela — Gastón no perdió detalle, del movimiento de piernas de semejante mujer frente a él.
— No saben nada de belleza las personas que se dedican a la moda.
— Son muy bellas las modelos, solo que buscan otro tipo de cuerpos en ese ambiente, no ha venido ninguna modelo a presentarse, en este barrio viven unas cuantas.
— Si han venido algunas, y otras están trabajando me contaron sus familias, pero ninguna de las modelos que vi eran tan bella como vos Johana — El viejo en cada segundo que pasaba se tomaba más confianza.
— Todavía no a conocido todo el barrio, pero le aseguro que conocerá las mujeres mas bellas del país, aunque ya conoció a la mejor profe de tenis — La joven le serró un ojo.
La conversación, continuo por unos cuantos minutos, donde Johana le pidió que traiga unos productos vitamínicos y distintos tipos de alimentos sanos, cosa que Gastón no perdió el tiempo para alagarla, ella se dio cuenta que el viejo cada vez era mas atrevido, pero le gustaba que un hombre de esa edad tenga tanta vida y confianza para juguetear con una joven como ella.
Al pobre anciano después de cerrar se acostó, estaba muy cansado de hablar con tantas personas que no conocía y tener que guardar las formas, aunque se había agotado, sin pensar llevo si mano hacia su verga, y pensando en las curvas de Johana, sus labios gruesos, se masturbó como hacia años no lo hacía.
Al otro día se levantó a las seis de la mañana, el horario que estaría abierto era de nueve de la mañana a nueve de la noche, eran muchas horas, pero al vivir ahí podía hacer sus cosas mientras atendía el negocio, aunque ese día madrugo aprovecho para bañarse y acomodar un poco su casa, que todavía no había desembalado todo.
Cuando abrió enseguida comenzaron a caer clientes, al ser el único negocio de todo el barrio iban a él si o si, aunque sus clientes más frecuentes eran empleadas domésticas, se dio cuenta la diferencia del primer día, el segundo día iban las empleadas a comprar, no las dueñas de la casa.
Estaba un poco desilusionado por esa situación, ya que las empleadas eran mujeres grandes con cuerpos pocos atractivos, pero cerca del medio día llego Talía, una joven que se presento muy amablemente, ella era venezolana, el estereotipo de latina ella lo cumplía a la perfección, piernas tonificadas, pechos que parecían que reventarían su uniforme, y en cada paso que daban sus caderas parecían hablar.
Después de conversar unos minutos Gastón empezó tomar confianza, y terminó diciendo — Soy nuevo en el barrio, pero de todas las chicas que trabajan de domestica vos sus la más linda.
— Gracias, yo también soy nueva en el barrio, tuve suerte de conseguir un empleo al que no tengo que pagar alquiler, además las domesticas no son jóvenes por que los chicos jóvenes y no tanto se saben sentir atraído por ellas trayendo problemas matrimoniales, me entiendo ¿verdad?
— Si entiendo, pero entonces con tu llegada a la casa a revolucionado el barrio.
— No, trabajo para una señora empresaria y su nieta, no hay hombres, además me recomendaron en alejarme de los hombres del barrio, para no atraer malos entendidos.
— Pero todo cuerpo necesita un poco de alegría, ¿no le cree?
— Si las monjitas pueden abstenerse, yo también — Talía se largo a reír, Luego continuaron la conversación como si fueran amigos de toda la vida, a pesar que ella tenía veinte años y el sesenta, disfrutaron de una linda conversación.
Gastón seguía conociendo gente del barrio, como señoras de la casa o empleados, pero uno de los momentos mas felices del día llego cuando Johana apareció, con su indumentaria de tenis, una gorra, un top deportivo, y una pollera que apena cubría sus nalgas, que pobre anciano casi se infarta al verla.
Se saludaron amablemente los dos y ella le pidió una botella de whisky — La verdad que pensé que no le gustaba este tipo de bebidas.
— No bebo alcohol, pero he tenido un mal día, mi padre sabe tomar para relajarse.
— ¿Qué te paso? Si desea una oreja amiga yo la escuchare. — Gastón aria cualquier cosa por tener cerca a semejante mujer.
— La verdad aria bien desahogarme, ya que no se lo puedo contar a nadie de mi entorno.
— Cuéntame querida — Se acerco lo que mas pudo a su rostro y aprovechó a tomarle la mano que había dejado arriba del mostrador.
— Hace apenas unos minutos, Miguel un ex futbolista retirado mientras daba su clase privada, me apretó las nalgas fuertes diciéndome que me daba cien mil dólares si lo dejaba jugar con mi cuerpo — La joven desconsolada se largó a llorar.
— Pobre niña — Aprovechó para abrazarla con fuerza, aunque estaban divididos por el mostrador una se su mano logro tocar la sensual cintura de Johana — Quieres que te acompañe a denunciarlo por acoso.
Se separaron lentamente — No gracias señor, se aria publico y no deseo un escándalo, además no le daré mas clases y asunto terminado.
— Pero te trato como a una puta cualquiera, ¿quiere que lo golpee? — En el interior de Gastón sentía invidia, el también quería tocar esas duras nalgas.
Ella sonrió, que combinados con sus lágrimas que recorrían sus mejillas y sus ojos brillosos le daban una belleza sin igual — No será necesario, me alcanza que sepa escucharme, siempre los hombres se fijan mas en mi cuerpo que en mis sentimientos.
— Creo que el cuerpo de una mujer atrae mas que nada, pero ahí que conocer su corazón para que ella sea realmente feliz.
— Porque no tiene treinta años menos — Ella lo beso en la mejilla espontáneamente.
— Creo que la edad no tiene nada que ver para que dos personas se conozcan profundamente — Gastón estaba hablando por hablar, el solo quería seguir teniendo ese rostro joven cerca de él.
— Que cosa dice — Miro al viejo petiso frete a ella y deseo conocer mejor su pasado — ¿Por qué una persona como usted no esté casada o tiene hijos?
— La verdad nunca quise casarme, creo que una persona no puede estar siempre con la misma mujer el resto de su vida, pero lo que me arrepiento es de no haber tenido hijos, hubiese deseado dejar descendencia.
— Seguramente sus hijos serian buenas personas como usted.
— Tus hijos serán hermosos como vos Johana, afortunado será el marido que te los de.
— Creo que para tener hijos tendré que esperar, los dos novios que he tenido ninguno deseaba casarse o tener hijos a futuro, los hombres jóvenes solo quieren divertirse y nada más.
— Porque no divertirse en el proceso mientras procrean un bello hijo contigo, además no creo que necesites un padre presente, te ves una mujer fuerte y problema de dinero no tienes.
— Parece que me lees la mente Gastón, he pensado de tener un hijo de soltera, pero no he encontrado el padre perfecto.
— Yo me postulo — El viejo lo hizo sonar como un chiste, pero estaría encantado.
Ella lo miro con una sonrisa — Lo pensare — Aunque ella lo hizo sonar como la continuación del chiste, en realidad lo pensó en serio, que mejor que quedar embarazada de un anciano, podría crear a sus hijos a su antojo, lo único malo era que ella no se sentía capaz de tener sexo con un viejo.
La charla continuó, Johana se tranquilizó de lo ocurrido con el exfutbolista, y se fue pensando a su casa que talvez era momento de traer vida al mundo, mientras Gastón se durmió pensando que le encantaría preñar a una hembra como ella hermosa mujer.
Continuara...
(voten si quieren que continué rápido)
8 comentarios - El semental y sus adorables vecinas - Cap 1 - Nueva Vida