Me desperté relajada, estaba aún atontada del sueño, cansada pero un cansancio agradable. Memo seguía durmiendo. Me levanté con cuidado para no despertarlo, pero no lo logré.
Disculpame, no quise despertarte, le dije.
Gracias tía, fue lo mejor que me paso.
Le sonreí. Te hago algo de almorzar? pregunté.
Dale. Me dijo.
Dame 30 minutos que me baño y preparo algo, seguí descansando.
Me duché rápidamente, pensando en lo que había hecho, estaba contenta, me hacía falta algo de buen sexo.
Me sequé, y me vestí con el short y el top, que estaba usando previamente.
La verdad que soy muy mala cocinera, por lo que traté de hacer unos huevos revueltos, pero me distraje leyendo un artículo del diario, y se me quemó completamente la comida de Memo. A parte de no saber cocinar, soy bastante distraída.
Terminé pidiendo comida por delivery, le pedí una milanesa napolitana con fritas a Memo que era su comida favorita y yo una ensalada César. Suelo comer liviano durante el día.
Unos 50 minutos mas tarde, tocaron el timbre.
Era el muchacho del delivery. Apenas me vio, me miró de arriba a abajo, fue mi culpa, el short me quedaba bastante apretado al igual que el top, sumado a que no tenía puesta mi ropa interior, de haberme dado cuenta me hubiera puesto algo mas discreto, pero con lo de mi sobrino, tenía la cabeza en otro lado, no parecía real la situación. Le di una buena propina y lo despedí, aunque el muchacho no tenía ganas de irse, me preguntó por una dirección que tenía que ir, pero le dije que no vivía ahí, que apenas sabía donde estaba, y me preguntó algo mas que no recuerdo. Lo saludé y cerré la puerta.
Preparé la mesa, y fui al cuarto de mi sobrino. Estaba desnudo, durmiendo boca abajo, y roncando, estaba en un sueño profundo, mi culpa, lo sé.
Lo llamé con delicadeza, pero no respondió, tuve que sacudirlo del hombro, para que despertara.
Apenas me vio, me sonrió. Seguro pensaba que venía otra sesión de sexo, pero no, era la comida.
Se puso el pantalón de futbol y fuimos a almorzar a la cocina.
Parecía otra persona mi sobrino, estaba relajado, se lo veía feliz, hablamos de su vida, le conté cosas mias, las pasamos muy bien. Fue un almuerzo muy agradable.
Ya se había hecho tarde, eran las 4:15 pm.
Memo, me hiciste disfrutar muchísimo y no te miento, era verdad, no se si fue por el morbo de la situación o porque. Pero sabes que no se puede repetir esto, no?
Sería raro si seguimos con esto. Además me gusta ser tu tía, y eres mi único sobrino. Fue una buena experiencia para ambos, no piensas lo mismo?
Me miró desilusionado. Me imaginé, pero gracias, me imaginé muchas veces verte desnuda, y bueno se me cumplió, gracias tía. Dijo.
Le di un beso en la mejilla. Y me puse a lavar los platos.
Seguimos hablando, lo vi raro a Memo, no estaba deprimido ni nada, pero quería preguntar algo y no se animaba.
Que pasa, que me qiueres preguntar Memo?
Nervioso me dijo, entendí lo que me dijiste, pero tengo una fantasía, perdoname si me desubico, pero siempre la pensé y mas hoy cuando te vi tomando sol. Me dejas metértela en la cola? Me preguntó muy directamente.
Me agarró desprevenida, y me dio vergüenza la pregunta.
Perdona tía, solo preguntaba por las dudas.
Traté de cambiar el tema. Pero lo pensé un momento, y me dije: Lo provoqué hasta hacerlo reventar y lo iba a dejar con ganas. Era la última vez que iba a tener sexo con su tía, y encima su fantasía de hacerme la cola, no pude negarme.
En caso que acceda, como te gustaría hacerlo? Le pregunté.
Su cara explotó de alegría.
El primer día que viniste, yo estaba en el sillón, y estabas poniendo la mesa en el living, y me imaginé, que te agarraba por la espalda y te ponía contra la mesa, y te rompía la cola ahí mismo. Me tuve que ir a mi cuarto a pajearme, de solo pensarlo. Me dijo mi sobrino.
Esta bien, pero dilatame un poco la cola antes, si? sabes como hacerlo?
Supuse que con toda la pornografía que miraba, tendría buena experiencia, por lo menos en la teoría
Si tía, claro.
Agarré unos platos y fui al living, le guiñé un ojo. Me siguió.
Me puse frente a la mesa, me estiré a colocar el plato en la otra punta de la mesa, levantando mi cola, y Memo, se me pegó por atrás. Me apoyo con su bulto contra mi cola, y me hundió contra el borde de la mesa. Tenía el pantalón puesto, pero podía sentir su miembro bien duro contra mi cola. Me hizo apoyar mi pecho contra la mesa, y mi cola quedo parada, lista para penetrarla. Me bajó el short, y quedé de la cintura para abajo, desnuda.
Su miembro toco mis nalgas, y su cabeza empezó a buscar la entrada de mi ano. Por dentro me preguntaba si entendió la parte de dilatarme. Obviamente no. Pero no iba a cortarle el momento, por lo que solo rogué que duela lo menos posible.
Su cabeza empezó a tratar de penetrar mi ano que se resistía. Separó mis nalgas la acomodó nuevamente para penetrarme, pero mi ano no cedía, traté de relajarme para que entre lo mas fácilmente posible, pero era demasiado estrecho mi culito.
Finalmente sentí como escupió y me puso un poco de aceite de oliva en la entrada de mi huequito, y lubrico la cabeza de su pene con saliva y aceite. Costo que me hizo doler con la fuerza que trataba de penetrarme, pero su cabeza comenzó a entrar muy lentamente.
Me hacía gemir de dolor pero me lo aguanté. Era la fantasía de Memo y lo soporté. Se me hizo eterno, pero su cabeza termino entrando. Me dolía demasiado, sentía como se me estiraba por dentro, y quería decirle que la saque que pare, pero no dije nada.
Mi sobrino se acomodó, sentí sus piernas preparándose para su primer anal, y me embistió con violencia, no lo esperaba tan de golpe, me hizo gritar como una loca, casi la mitad de su pene estaba dentro, volvió a embestirme y su miembro siguió avanzando, me hizo gritar, pero no le importaba, estaba concentrado en meter su miembro completamente. Cosa que logró en su última embestida.
Todo estaba muy apretado, pero en esa embestida es como que se libero y su miembro finalmente me penetró hasta el final. Sus huevos chocaron contra mis nalgas, y di un grito en seco.
Le pedí que pare un momento, pero no me escuchó, estaba en otro mundo, su tía dejó de existir, era mi cola y su pene. Se retiró para atrás, sentí como su pene se corría unos centímetros fuera de mi cola, para luego volver a entrar. En ese punto mi cola ya estaba lo suficientemente abierta para dejar a mi sobrino cogerla. Cosa que hizo, sin parar. Tomo ritmo, y fue embestida tras embestida, sus huevos chocaban contra mis nalgas, se retiraban unos cuantos centímetros para volver a embestir mi cola. Solo pedía que acabe rápido. Aguanté, aguanté, fue tan doloroso, que para olvidarme del dolor, conté las embestidas. Llegué a contar 26 veces que sus huevos chocaron mis nalgas.
Me tenía inclinada sobre la mesa, mi cara estaba recostada sobre ella, mientras que me tomaba de las caderas y me penetraba con fuerza, por la brutalidad de la cogida, yo estaba agarrada a la mesa gritando por el dolor y el placer
En la número 26, la dejo hundida hasta el fondo. Con su mano derecha me sujetó mi cabello, jalando hacia el. Mi cuello hacia atrás, mi espalda arqueada. Y sentí su cuerpo temblar. Dio un grito de desahogo, y sentí su leche fluir por dentro. Se quedó sin aire, soltó mi cabello. Y se apartó. Me tome unos segundos para reincorporarme, cuando lo hice, el semen empezó a bajar desde mi ano, recorriendo mis piernas.
De estar en esa posición quedé mareada, y me tiré sobre el sillón.
Estas bien tía, me preguntó.
Si, me maree un poco no mas.
Nadie me creería si lo cuento, me dijo.
Si lo cuentas te mato. Dije.
Se río.
Me voy a bañar antes que vuelva tu mamá.
Se muere si se entera, me dijo.
Por dentro, dije, si la ideóloga de esto fue tu madre. Si supieses. Pensé.
Terminé de ducharme. Le avisé a Memo que ya estaba la ducha.
Después me baño me dijo. No tengo prisa.
Me puse un shorts, playera de tirantes y sandalias. Y me quedé en el living esperando a mi hermana. Tuve que sentarme de costado por el dolor que me había provocado mi sobrino en la cola.
Vanessa llegó. La abracé, le pregunté por su día. Hablamos un buen rato. No tocamos lo que había pasado con mi sobrino. No me preguntó, ni yo comenté nada.
Pasó el tiempo y finalmente llegó la noche, me fuí a mi recamara y me acosté, más o menos como a las 11 de la noche, me despertó sentir unas caricias, cuando despierté, era Memo.
Qué haces aquí le dije
Estoy muy caliente tía y tengo ganas de deslecharme, pero ya no quiero masturbarme, mejor prefiero venir a culearte.
No Memo, ya es suficiente, ésto no lo podemos estar haciendo, si sentí rico y me gustó, pero ya basta
Al parecer Memo no se iba a ir sin lo que quería, con fuerza me destapó de las cobijas y me jaló de los pies hacia la orilla de la cama
Memo, que haces, suéltame
Mi sobrino de ser muy tranquilo, se convirtió en una bestia
Eres mía me dijo y vas a darme otra vez lo que quiero o ya no soy tú macho, con quién me estás engañando eh perra, contesta
Quedé impresionada por el cambio de mi sobrino, a lo que le contesté, Memo, tengo esposo
El sin parecer importarle, me tomó de las piernas y las abrió, diciendo, de hoy en adelante ya no eres mi tía, vas a ser mi zorrita y voy a venir a visitarte todas las noches y a dejarte bien abierta puta infiel, me tomó del shorts de mi pijama y me lo quitó por completo
Continúa
Disculpame, no quise despertarte, le dije.
Gracias tía, fue lo mejor que me paso.
Le sonreí. Te hago algo de almorzar? pregunté.
Dale. Me dijo.
Dame 30 minutos que me baño y preparo algo, seguí descansando.
Me duché rápidamente, pensando en lo que había hecho, estaba contenta, me hacía falta algo de buen sexo.
Me sequé, y me vestí con el short y el top, que estaba usando previamente.
La verdad que soy muy mala cocinera, por lo que traté de hacer unos huevos revueltos, pero me distraje leyendo un artículo del diario, y se me quemó completamente la comida de Memo. A parte de no saber cocinar, soy bastante distraída.
Terminé pidiendo comida por delivery, le pedí una milanesa napolitana con fritas a Memo que era su comida favorita y yo una ensalada César. Suelo comer liviano durante el día.
Unos 50 minutos mas tarde, tocaron el timbre.
Era el muchacho del delivery. Apenas me vio, me miró de arriba a abajo, fue mi culpa, el short me quedaba bastante apretado al igual que el top, sumado a que no tenía puesta mi ropa interior, de haberme dado cuenta me hubiera puesto algo mas discreto, pero con lo de mi sobrino, tenía la cabeza en otro lado, no parecía real la situación. Le di una buena propina y lo despedí, aunque el muchacho no tenía ganas de irse, me preguntó por una dirección que tenía que ir, pero le dije que no vivía ahí, que apenas sabía donde estaba, y me preguntó algo mas que no recuerdo. Lo saludé y cerré la puerta.
Preparé la mesa, y fui al cuarto de mi sobrino. Estaba desnudo, durmiendo boca abajo, y roncando, estaba en un sueño profundo, mi culpa, lo sé.
Lo llamé con delicadeza, pero no respondió, tuve que sacudirlo del hombro, para que despertara.
Apenas me vio, me sonrió. Seguro pensaba que venía otra sesión de sexo, pero no, era la comida.
Se puso el pantalón de futbol y fuimos a almorzar a la cocina.
Parecía otra persona mi sobrino, estaba relajado, se lo veía feliz, hablamos de su vida, le conté cosas mias, las pasamos muy bien. Fue un almuerzo muy agradable.
Ya se había hecho tarde, eran las 4:15 pm.
Memo, me hiciste disfrutar muchísimo y no te miento, era verdad, no se si fue por el morbo de la situación o porque. Pero sabes que no se puede repetir esto, no?
Sería raro si seguimos con esto. Además me gusta ser tu tía, y eres mi único sobrino. Fue una buena experiencia para ambos, no piensas lo mismo?
Me miró desilusionado. Me imaginé, pero gracias, me imaginé muchas veces verte desnuda, y bueno se me cumplió, gracias tía. Dijo.
Le di un beso en la mejilla. Y me puse a lavar los platos.
Seguimos hablando, lo vi raro a Memo, no estaba deprimido ni nada, pero quería preguntar algo y no se animaba.
Que pasa, que me qiueres preguntar Memo?
Nervioso me dijo, entendí lo que me dijiste, pero tengo una fantasía, perdoname si me desubico, pero siempre la pensé y mas hoy cuando te vi tomando sol. Me dejas metértela en la cola? Me preguntó muy directamente.
Me agarró desprevenida, y me dio vergüenza la pregunta.
Perdona tía, solo preguntaba por las dudas.
Traté de cambiar el tema. Pero lo pensé un momento, y me dije: Lo provoqué hasta hacerlo reventar y lo iba a dejar con ganas. Era la última vez que iba a tener sexo con su tía, y encima su fantasía de hacerme la cola, no pude negarme.
En caso que acceda, como te gustaría hacerlo? Le pregunté.
Su cara explotó de alegría.
El primer día que viniste, yo estaba en el sillón, y estabas poniendo la mesa en el living, y me imaginé, que te agarraba por la espalda y te ponía contra la mesa, y te rompía la cola ahí mismo. Me tuve que ir a mi cuarto a pajearme, de solo pensarlo. Me dijo mi sobrino.
Esta bien, pero dilatame un poco la cola antes, si? sabes como hacerlo?
Supuse que con toda la pornografía que miraba, tendría buena experiencia, por lo menos en la teoría
Si tía, claro.
Agarré unos platos y fui al living, le guiñé un ojo. Me siguió.
Me puse frente a la mesa, me estiré a colocar el plato en la otra punta de la mesa, levantando mi cola, y Memo, se me pegó por atrás. Me apoyo con su bulto contra mi cola, y me hundió contra el borde de la mesa. Tenía el pantalón puesto, pero podía sentir su miembro bien duro contra mi cola. Me hizo apoyar mi pecho contra la mesa, y mi cola quedo parada, lista para penetrarla. Me bajó el short, y quedé de la cintura para abajo, desnuda.
Su miembro toco mis nalgas, y su cabeza empezó a buscar la entrada de mi ano. Por dentro me preguntaba si entendió la parte de dilatarme. Obviamente no. Pero no iba a cortarle el momento, por lo que solo rogué que duela lo menos posible.
Su cabeza empezó a tratar de penetrar mi ano que se resistía. Separó mis nalgas la acomodó nuevamente para penetrarme, pero mi ano no cedía, traté de relajarme para que entre lo mas fácilmente posible, pero era demasiado estrecho mi culito.
Finalmente sentí como escupió y me puso un poco de aceite de oliva en la entrada de mi huequito, y lubrico la cabeza de su pene con saliva y aceite. Costo que me hizo doler con la fuerza que trataba de penetrarme, pero su cabeza comenzó a entrar muy lentamente.
Me hacía gemir de dolor pero me lo aguanté. Era la fantasía de Memo y lo soporté. Se me hizo eterno, pero su cabeza termino entrando. Me dolía demasiado, sentía como se me estiraba por dentro, y quería decirle que la saque que pare, pero no dije nada.
Mi sobrino se acomodó, sentí sus piernas preparándose para su primer anal, y me embistió con violencia, no lo esperaba tan de golpe, me hizo gritar como una loca, casi la mitad de su pene estaba dentro, volvió a embestirme y su miembro siguió avanzando, me hizo gritar, pero no le importaba, estaba concentrado en meter su miembro completamente. Cosa que logró en su última embestida.
Todo estaba muy apretado, pero en esa embestida es como que se libero y su miembro finalmente me penetró hasta el final. Sus huevos chocaron contra mis nalgas, y di un grito en seco.
Le pedí que pare un momento, pero no me escuchó, estaba en otro mundo, su tía dejó de existir, era mi cola y su pene. Se retiró para atrás, sentí como su pene se corría unos centímetros fuera de mi cola, para luego volver a entrar. En ese punto mi cola ya estaba lo suficientemente abierta para dejar a mi sobrino cogerla. Cosa que hizo, sin parar. Tomo ritmo, y fue embestida tras embestida, sus huevos chocaban contra mis nalgas, se retiraban unos cuantos centímetros para volver a embestir mi cola. Solo pedía que acabe rápido. Aguanté, aguanté, fue tan doloroso, que para olvidarme del dolor, conté las embestidas. Llegué a contar 26 veces que sus huevos chocaron mis nalgas.
Me tenía inclinada sobre la mesa, mi cara estaba recostada sobre ella, mientras que me tomaba de las caderas y me penetraba con fuerza, por la brutalidad de la cogida, yo estaba agarrada a la mesa gritando por el dolor y el placer
En la número 26, la dejo hundida hasta el fondo. Con su mano derecha me sujetó mi cabello, jalando hacia el. Mi cuello hacia atrás, mi espalda arqueada. Y sentí su cuerpo temblar. Dio un grito de desahogo, y sentí su leche fluir por dentro. Se quedó sin aire, soltó mi cabello. Y se apartó. Me tome unos segundos para reincorporarme, cuando lo hice, el semen empezó a bajar desde mi ano, recorriendo mis piernas.
De estar en esa posición quedé mareada, y me tiré sobre el sillón.
Estas bien tía, me preguntó.
Si, me maree un poco no mas.
Nadie me creería si lo cuento, me dijo.
Si lo cuentas te mato. Dije.
Se río.
Me voy a bañar antes que vuelva tu mamá.
Se muere si se entera, me dijo.
Por dentro, dije, si la ideóloga de esto fue tu madre. Si supieses. Pensé.
Terminé de ducharme. Le avisé a Memo que ya estaba la ducha.
Después me baño me dijo. No tengo prisa.
Me puse un shorts, playera de tirantes y sandalias. Y me quedé en el living esperando a mi hermana. Tuve que sentarme de costado por el dolor que me había provocado mi sobrino en la cola.
Vanessa llegó. La abracé, le pregunté por su día. Hablamos un buen rato. No tocamos lo que había pasado con mi sobrino. No me preguntó, ni yo comenté nada.
Pasó el tiempo y finalmente llegó la noche, me fuí a mi recamara y me acosté, más o menos como a las 11 de la noche, me despertó sentir unas caricias, cuando despierté, era Memo.
Qué haces aquí le dije
Estoy muy caliente tía y tengo ganas de deslecharme, pero ya no quiero masturbarme, mejor prefiero venir a culearte.
No Memo, ya es suficiente, ésto no lo podemos estar haciendo, si sentí rico y me gustó, pero ya basta
Al parecer Memo no se iba a ir sin lo que quería, con fuerza me destapó de las cobijas y me jaló de los pies hacia la orilla de la cama
Memo, que haces, suéltame
Mi sobrino de ser muy tranquilo, se convirtió en una bestia
Eres mía me dijo y vas a darme otra vez lo que quiero o ya no soy tú macho, con quién me estás engañando eh perra, contesta
Quedé impresionada por el cambio de mi sobrino, a lo que le contesté, Memo, tengo esposo
El sin parecer importarle, me tomó de las piernas y las abrió, diciendo, de hoy en adelante ya no eres mi tía, vas a ser mi zorrita y voy a venir a visitarte todas las noches y a dejarte bien abierta puta infiel, me tomó del shorts de mi pijama y me lo quitó por completo
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