—¡Oh, Natsuuu!
Natsu parpadeó. Estaba disfrutando de su café matutino en paz y tranquilidad cuando se escuchó la voz de Lucy. Parecía que estaba... justo detrás de él...
Sospechando que algo andaba mal, dejó el café, giró los hombros y se dio la vuelta, pero por mucho que se preparó, nunca podría haber adivinado lo que le esperaba.
No era solo Lucy. Erza también estaba allí, parada en la puerta de la cocina con los ojos entrecerrados en una sonrisa sensual.
De hecho, ambas mujeres sonreían... y ambas estaban vestidas de una manera que habría hecho que la entrepierna de cualquier hombre se abultara en poco tiempo.
Llevaban trajes de stripper que dejaban al descubierto el escote y el ombligo , el naranja de Lucy, el negro de Erza; trajes que alardeaban de sus supremas figuras femeninas de las formas más obscenas imaginables.
Natsu se alegró de haber dejado el café. Si no lo hubiera hecho, lo habría dejado caer al suelo.
—Hola, chicas —logró decir con cierta calma a través de la niebla mental—. ¿Estáis, eh… infiltrándoos en algún sitio?
Erza y Lucy intercambiaron una mirada y se rieron; Lucy se rio, Erza se rió con delicadeza y estoicismo. Salieron de la puerta y se presionaron una contra la otra, y Natsu pudo ver sus inmensos bustos aplastándose , sus escotes amontonándose hacia arriba mientras unían sus manos y comenzaban a frotarse sensualmente.
Natsu apretó los dientes y resopló mientras observaba la exhibición lasciva, recostándose contra la encimera de la cocina y cruzando los brazos, tratando de no mostrar lo excitado que estaba.
No estaba funcionando; su rostro ya estaba rojo brillante y sus ojos se fijaron en las curvas de las chicas, mirándolas con un deseo ardiente. Sintiendo su lujuria, rebosaron de alegría y presionaron aún más fuerte.
Erza levantó un muslo grueso como la mierda entre los de Lucy y comenzó a frotar atrevidamente, mientras acercaba sus labios cada vez más a los de la chica rubia. Pronto estuvieron tan cerca que podían sentir el aliento del otro en sus labios... pero nunca apartaron la mirada de Natsu, dejando muy claro que esta exhibición traviesa era para su beneficio.
—¿Infiltración? —preguntó Erza suavemente—. Algo así.
—Nos estamos infiltrando en tus pantalones —aclaró Lucy, sonriendo de nuevo. Sorprendentemente, ella fue la que se lanzó y plantó el primer beso en los labios de Erza, un rápido beso que hizo que los ojos de Erza se abrieran de par en par... antes de que se entrecerraran una vez más con diversión.
Erza tarareó, luego deslizó una mano por la espalda de Lucy para desenterrar una gran cantidad de su trasero, apretando y aplastando su mejilla mullida, haciendo que toda esa carne se derramara entre sus dedos... recogiendo hacia arriba para que la gruesa mejilla de Lucy finalmente cayera de su agarre y se sacudiera ligeramente, una cereza traviesa en la cima de un pastel completamente sexy.
Natsu no podía ver todo esto y quedarse completamente quieto, pero ¿qué otra opción tenía? Erza y Lucy estaban decididas a provocarlo hasta llevarlo a un estupor de lujuria al rojo vivo, y parecían demasiado obsesionadas con el cuerpo de la otra como para detenerse ahora.
Bajó la cabeza y gruñó débilmente, cruzando los brazos con más fuerza sobre el pecho... pero luego tuvo una idea. Sus labios se torcieron hacia arriba en los bordes y volvió a levantar la cabeza lentamente.
Si no pudiera interferir –todavía– tal vez podría hacer algunas peticiones.
—Eh, vosotros dos —dijo con brusquedad, intentando que su tono no temblara—. Si vais a provocarme así, más vale que lo hagáis hasta el final. Un beso con la boca abierta para mí.
Eso, al fin, los sorprendió a ambos. Lo miraron en estado de shock, sus pechos se hincharon al respirar profundamente. Lucy se mordió el labio inferior, aplastándolo entre sus dientes, mientras Erza tarareaba su diversión.
—Por supuesto —dijo Erza, y apretó con fuerza el rostro de Lucy entre sus manos.
Lucy no tuvo tiempo de prepararse antes de que Erza estuviera sobre ella, envolviendo su boca en un beso húmedo y ruidoso con la lengua.
Se chuparon el uno al otro, con los ojos nublados mientras comenzaban a besarse como un par de amantes depravados, con la lengua golpeando sus mejillas mientras se retorcían, giraban y sorbían sobre sus encías.
Natsu sonrió ante la exhibición, controlando su respiración, esforzándose por no sentirse demasiado tentado.
Observó cómo Erza manoseaba nuevamente el trasero de Lucy, aplastando y maltratando esas deliciosas mejillas con ambas manos, levantándolas y bajándolas... ¡incluso levantando una mano y bajándola en un brillante golpe sobre el jugoso trasero de Lucy!
Lucy gritó en su beso, sacudiéndose y arqueando la espalda mientras su trasero se sacudía alegremente. Una brillante huella de mano de color rosa se había grabado en su nalga, una marca del dominio de Erza. Tenía que hacer algo para recuperar el control, y rápido, o de lo contrario...
Pero Erza era simplemente la amante más amorosa, más dominante. Lo mejor que Lucy podía hacer era deslizar sus manos por los costados de Erza y sujetar los flancos de los pechos mucho más grandes de la pelirroja mientras Erza la guiaba hacia atrás... hacia atrás... hasta que estuvo apoyada en la encimera de la cocina.
Erza interrumpió el beso, estirando un largo hilo de baba entre sus labios jadeantes, y se humedeció los dedos chupándolos... antes de deslizar esa mano hacia abajo entre sus vientres.
Lucy lo observó, resoplando y jadeando en busca de aire, hasta que las yemas de los dedos de Erza se curvaron contra la parte delantera de sus diminutas bragas de stripper, clavándose en ellas, acariciando su necesitado coño a través de la tela.
"Eep..." Lucy se retorció bajo las dominantes caricias de Erza, ¡sus ojos se desenfocaron, abrumada por la anticipación...!
Erza acarició a Lucy con firmeza pero lentamente, manteniéndola alerta y completamente bajo su control, mientras miraba hacia Natsu.
"¿Quieres tomar el control?"
Natsu no pudo contenerse más. Dio un paso adelante y se bajó los pantalones. Erza se quedó mirando cómo su enorme y furioso miembro salía a la luz, una erección verdaderamente digna de un demonio... pero Lucy estaba demasiado ocupada gimiendo por la caricia de Erza como para notarlo, al menos hasta que Natsu estuvo justo frente a ella.
Erza se hizo a un lado para dejar espacio y luego se deslizó detrás de Natsu cuando este se cernía sobre Lucy. Sintió que la mano de Erza se deslizaba entre sus piernas para acariciar sus bolas, mientras sus labios presionaban contra su hombro y sus colosales pechos aplastaban contra su espalda.
—No te guardes nada —murmuró—. Muéstrale a esta pequeña zorra quién manda.
Natsu, lleno de lujuria más allá de sus sueños húmedos más salvajes, apartó las bragas de Lucy. Ella gritó y se concentró de golpe. Observó su cuerpo musculoso, su enorme polla, con incredulidad... antes de morderse el labio y canturrear.
Ahora estaba más allá de las palabras, jadeando en busca de aire precioso, sus enormes tetas subiendo y bajando con cada bocanada profunda de aire. Cuando Natsu puso una mano sobre su vientre tenso y lo acarició hacia arriba, ella tembló... especialmente cuando deslizó las yemas de los dedos debajo de su sujetador travieso y tiró de él hacia arriba, exponiendo sus pechos, dejándolos caer libremente en toda su deliciosa flotabilidad.
Agarró ambos pechos de ella bajo sus palmas, aplastándolos y maltratándolos, dejando que sus pezones se apretaran entre sus dedos mientras ella gemía y se retorcía...
Por fin, alineó su miembro gigante con el coño expuesto y babeante de Lucy... y aplicó presión. Lucy estaba casi hiperventilando, arqueándose en preparación, gimiendo con lujuria derretida mientras Natsu se preparaba... encontraba su ángulo...
…Y le bombeó la polla hasta el interior.
¡Bofetada! Natsu clavó su enorme miembro en Lucy con un golpe brutal, poniéndola de puntillas y haciéndola gritar de placer conmocionada. La agarró por la cintura y la apretó fuerte, manteniendo a la hermosa rubia en su lugar mientras se ponía agradable y cómodo dentro de ella... disfrutando de la forma en que su coño lo agarraba... apretaba y apretaba... Hizo una mueca ligeramente, dejando escapar un suspiro tembloroso que delataba su propio estado mental agotado.
Por suerte, Erza estaba allí para ayudarlo. Sus labios se posaron debajo de su oreja. "Adelante", dijo. "Haz lo que quieras hacer. No hay necesidad de ser tímido..."
Incitado por las palabras de Erza, Natsu se inclinó hacia delante hasta que sus labios estuvieron a centímetros de los de Lucy... y entonces empezó a follarla .
¡Bofetada, bofetada, palmada, palmada, pum!
Sacudió su enorme polla dentro y fuera de ella, fuerte y rápido, empujando un increíble volumen de carne hacia su coño con cada golpe. Perforó más profundo con cada embestida, jadeando en busca de aire mientras se preparaba para un frenesí de follada.
Pronto sus pechos saltaron y rebotaron, golpeándose juntos y sacudiéndose separados, al ritmo de su follada brusca.
—¡Ja! ¡Ah! ¡Ungh, ungh, ahn~! —gritó Lucy mientras Natsu la follaba, con los ojos en blanco mientras su vientre apretado se abultaba alrededor de su polla embestida. No tenía agarre, no podía sostenerse; ¡todo lo que podía hacer era sacudirse y contraerse bajo su implacable y poderosa follada! La sensación de su enorme polla entrando y saliendo de ella era increíble, asombrosa... ¡derretidora...! Intentó lo mejor que pudo para aferrarse a su cordura, pero esta se le escapaba más con cada brutal embestida. —¡Huaaah~!
El grito de Lucy solo animó a Natsu, lo hizo golpear su coño más fuerte y más rápido. Sus bolas, liberadas del agarre de Erza, saltaron para golpear, golpear, golpear contra las nalgas de Lucy mientras perforaba cada centímetro de su polla gigante dentro de ella, ¡tocando fondo con grandes salpicaduras de líquido preseminal y jugo de coño resbaladizo! Entonces agarró sus suaves y regordetes muslos, y levantó sus piernas del suelo y sobre su cabeza, ¡follándose a Lucy en la encimera de la cocina mientras ella se sacudía y chillaba!
—Joder —resopló Erza junto a su oído, acariciando su cuerpo por detrás, aplastando sus tetas contra su espalda con empujones y caricias rítmicas—. Sigue así, semental. ¡Muéstrale de qué estás hecho…!
Bajo todo este estímulo, Natsu se esforzó más allá de sus límites. Sus músculos se tensaron y luchó por respirar mientras golpeaba a Lucy hasta dejarla sin sentido.
¡CLAP CLAP PLAP THWAP CLAP PLAP THWAP!
Brutalizó su coño, golpeando hasta su cuello uterino con cada embestida salvaje y haciéndola chillar pidiendo piedad que en realidad no quería. Su vientre se sacudió cuando él sacudió la cabeza de su pene contra sus paredes internas una y otra vez, remodelando su coño para que se ajustara mejor a su polla colosal, ¡mostrándole cero piedad!
Estaba cerca de su clímax; podía sentirlo hirviendo en la base de su pene, haciendo que sus bolas se apretaran y su respiración se acortara. Erza también lo sintió y lo besó en la mejilla antes de murmurar esas palabras doradas:
“¡Córrete para mí, semental!”
Lleno de ira sexual, Natsu se lanzó hacia adelante una última vez, empujándose contra el coño de Lucy y explotando dentro de ella.
Experimentó un orgasmo masivo, gimiendo de absoluta felicidad mientras su polla engordaba y soltaba chorro tras chorro de crema, chorros de semen que Lucy no tenía ninguna esperanza de manejar con su mente intacta.
Su delgado vientre se hinchó, hinchado por el gran volumen de semen que tenía que contener, y ella gimió felizmente mientras su coño se apretaba, se apretaba en un violento orgasmo propio.
Natsu se inclinó hacia ella, besando a Lucy profundamente, despeinando sus lenguas e intercambiando saliva mientras le llenaba el vientre de semen hasta que parecía embarazada. Sólo entonces su carga comenzó a disminuir.
Soltó sus muslos, dejando que sus piernas cayeran hasta quedar colgando sobre el borde de la encimera, y aplastó sus grandes tetas en sus palmas mientras su orgasmo llegaba a un final lento...
…
Finalmente, Natsu se retiró, lentamente, centímetro a centímetro, sacando su enorme polla de ella cubierta de gruesas capas de esperma.
El semen brotó de su coño y corrió como una cascada por el borde del mostrador, salpicando y derramándose al suelo mientras Lucy se retorcía y gorgoteaba, completamente en blanco por el golpe de Natsu.
Natsu gimió mientras daba un paso atrás... cayendo directamente en los brazos de Erza. Sin embargo, la pelirroja no fue gentil con él; lo bajó con calma al suelo... y luego lo montó sin dudarlo un momento.
—Lo siento, pero te pediré un poco más de tu polla —dijo, colocando una mano sobre su pecho mientras comenzaba a desvestirse. En cuestión de segundos, Erza estaba en cuclillas desnuda sobre él, con sus impresionantes curvas a la vista, sus ojos ardiendo de deseo mientras colocaba su coño resbaladizo y necesitado sobre la punta de su polla.
—Erza… —gruñó Natsu, pero eso fue todo lo que logró decir antes de que ella sacudiera las caderas y tomara su polla dentro de ella.
Ella gruñó mientras estiraba su coño abierto alrededor de su enorme mega-carne, sus tetas se tambaleaban entre sus bíceps mientras presionaba su pecho.
Respiró profundamente, salvajemente, mientras lo miraba fijamente a los ojos… antes de comenzar a rebotar arriba y abajo, sacudiendo sus caderas al ritmo de su propio deseo monstruoso, gruñendo cada vez que bajaba su coño sobre su eje.
Natsu agarró los muslos de Erza y se aferró a ellos con todas sus fuerzas mientras ella comenzaba a cabalgarlo con rudeza, tomando el control de su sexo, dominando su cuerpo con el suyo.
Sus tetas gigantes se balanceaban sobre su rostro, y él abrió la boca de par en par para acariciar sus pezones con sus labios y su lengua. Erza, al ver cuánto amaba sus tetas, sonrió y empujó sus pechos hacia abajo sobre su rostro, asfixiándolo bajo capas de carne temblorosa.
Natsu, cegado, se concentró en llevarse un pezón a la boca y fijar una succión apretada alrededor de él, sorbiendo y refunfuñando mientras Erza complacía su polla con golpes más fuertes y vibrantes de su jugoso coño.
Su trasero se sacudió sobre sus muslos mientras ella embestía de un lado a otro, de arriba a abajo, sin una pizca de piedad. Ella estaba tratando de ordeñar su polla con todas sus fuerzas, martilleándola una y otra vez, jadeando en busca de aire mientras envolvía su cabeza con carne de tetas y se aferraba a su cuerpo musculoso.
Erza usó a Natsu como un consolador viviente, gruñendo y rugiendo mientras se acercaba cada vez más a su propio límite.
¡THWOP, THWOP, THWOP, THWOP!
Erza levantó y dejó caer brutalmente sus caderas, luchando por alcanzar el punto máximo del éxtasis, todo mientras sus ojos vacilaban y giraban, mientras apretaba los dientes y respiraciones entrecortadas agitaban sus pulmones.
Estaba llevando su poderoso cuerpo al punto del agotamiento, ¡todo con el propósito de perforar la polla de Natsu hasta el olvido del placer!
Natsu apenas se sostenía. Erza había logrado acariciar su pene hasta que se puso completamente erecto después de su orgasmo gigante, y ahora se estaba preparando para soltar otra carga gigantesca dentro de esta zorra traviesa y hambrienta...
¡Todo lo que podía hacer era sujetar su cuerpo que se sacudía, chupar sus tetas y esperar esa sensación final y dichosa...!
De repente, las compuertas estallaron y Natsu se corrió con fuerza. Hizo estallar un diluvio de semen denso y cremoso en el útero de Erza, derramando tanto esperma en ella que su vientre se hinchó igual que el de Lucy.
Ella se aferró a él con fuerza, sus muslos envolvieron sus caderas, sus brazos alrededor de su cabeza, cubriéndolo y asfixiándolo con su cuerpo mientras agarraba con fuerza su polla.
Se estremeció y gimió, corriéndose junto con él, preparándose para la sensación de estar tan lascivamente hinchada... hasta que, por fin, la carga de Natsu llegó a una conclusión burbujeante.
Erza permaneció encima de él, enredándolo en sus brazos. Se movió para revelar su rostro debajo de sus abrumadoras tetas y lo besó profundamente.
Sus lenguas se enroscaron una alrededor de la otra con pasión amorosa por unos momentos antes de que sus labios se separaran, y la saliva saliera volando por el movimiento.
Erza se lamió alrededor de la boca y jadeó profundamente antes de decir: "Ahora está mal... para una misión de infiltración..."
Natsu tragó saliva con fuerza. Estaba mareado y débil, pero no podía dejar de acariciar los pechos de Erza. —Siéntete libre… de infiltrarte… cualquier día —logró decir, con voz entrecortada y exhausta. Erza se rió de la cara que puso y lo besó de nuevo, esta vez demorándose un buen rato.
0 comentarios - Strip-Tastic Slam-Pounding