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Experiencia de extranjera 2

Experiencia de extranjera 2
Era mi primera vez en un antro mexicano, no sabía que llevar puesto hasta que busque opciones en Internet y lo más parecido fue esto, al llegar Susana me menciono que tuviera cuidado pues que iba muy provocativa, Roberto me miró con admiración y me dijo que me veía buenísima que el me cuidaba.
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La música de reggaeton a través del antro, creaba una atmósfera electrizante llena de luces de neón que parpadeaban al ritmo de las canciones. Estaba en el centro de la pista, rodeada por chicos que no podían dejar de mirarme. Roberto y Susana estaban a mi lado, riendo y disfrutando de la noche. Me sentía bien, completamente inmersa en la energía del lugar.
De repente, recuerdo al menos 3 chicos que se acercaron a acortejarme, un chico con una sonrisa coqueta se acercó a mí. Me fijé en su mirada interesada y su actitud segura.

**Chico 1:** (se acerca a mí) — ¡Hola! Me llamo Juan, ¿puedo invitarte a una bebida?

**Qiaoniu:** (sonriendo cortésmente) — Hola, Juan. Gracias por la oferta, pero estoy bien con lo que tengo. Estoy aquí para divertirme con mis amigos.

**Chico 1:** (insistiendo) — Vamos, una bebida no hace daño. Además, me encantaría conocerte mejor. ¿Qué dices?

**Qiaoniu:** (amablemente) — De verdad, aprecio el gesto, pero prefiero quedarme aquí con Roberto y Susana.

Noté que Juan se dio cuenta de que no estaba interesada y se alejó, pero no tardó en acercarse otro chico con un aire igualmente encantador.

**Chico 2:** (con tono seductor) — Hola, soy Pedro. ¿Te gustaría salir a un lugar más tranquilo para conversar?

**Qiaoniu:** (manteniendo la sonrisa) — Gracias, Pedro, pero estoy aquí con mis amigos y quiero disfrutar la noche con ellos.

**Chico 2:** (desilusionado) — Entiendo. Bueno, si cambias de opinión, estaré en la barra.

Pedro se alejó, y Susana, que había estado observando todo desde un rincón, se acercó con una expresión divertida.

**Susana:** — Parece que tienes mucho éxito esta noche. ¿Qué te dijeron?

**Qiaoniu:** (riendo) — Pues Juan me ofreció una bebida, y Pedro quería que saliera a un lugar más íntimo. Les dije que prefiero quedarme con ustedes.

**Roberto:** (mirando a Qiaoniu con una sonrisa) — ¡Esos chicos no tienen idea de lo que se están perdiendo!

**Susana:** — Claro, nos tienes a nosotros para pasarla bien. Vamos a pedir unas rondas más y seguir disfrutando.

Justo cuando estábamos a punto de sumergirnos de nuevo en la fiesta, noté a Juan acercándose de nuevo, pero esta vez no era directamente hacia mí. En cambio, se detuvo al lado de Roberto, hablándole en voz baja. Me sentí un poco curiosa.

**Juan:** (a Roberto, en tono bajo) — Oye, ¿cuánto me costaría el número de celular de tu amiga?

**Roberto:** (mirando a Juan con sorpresa) — ¿En serio? Bueno, no sé si eso sea una buena idea.

**Juan:** (con una sonrisa confiada) — Vamos, no hay nada de malo en intentarlo. ¿Cuánto por el número?

Roberto me miró brevemente, y luego asintió, moviendo los labios como si aceptara un trato. De repente, Juan sacó un billete de su bolsillo y se lo entregó a Roberto en secreto, con una sonrisa de complicidad.

**Juan:** — Gracias, amigo. Espero que me dé una oportunidad.

Roberto guardó el billete rápidamente y, con una sonrisa falsa, le entregó el número de mi celular a Juan, que se alejó satisfecho.

No tenía idea de lo que había sucedido hasta que Susana, viendo la escena, me lo susurró.

**Susana:** (susurrando) — Qiaoniu, Juan acaba de darle dinero a Roberto por tu número.

Me sorprendió, pero traté de no dejar que eso me afectara. La idea de que alguien intentara comprar mi atención era un poco molesta, pero sabía que Roberto no tenía malas intenciones y no quería causar problemas. Solo le hice un gesto de comprensión y decidí seguir disfrutando de la noche.

**Qiaoniu:** — Bueno, eso fue inesperado. Pero no dejaré que me moleste. Vamos a pedir esas rondas, ¿les parece?

Roberto y Susana asintieron, y pronto estábamos nuevamente inmersos en la música y las luces del antro. La pista de baile se llenaba de energía y alegría, y, aunque había sido una noche de sorpresas, me sentía aliviada de tener a mis amigos a mi lado.
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La noche continuó con risas y bailes, y me dejé llevar por el ritmo de la música, dejando atrás el pequeño incidente con Juan. Me concentré en disfrutar cada momento, sabiendo que, al final, lo más importante era pasarla bien con las personas que realmente me importaban.

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