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La vecinita del 2-B (parte-3) final?

PARTE 3 final.
Subimos las escaleras del edificio, el olor a marihuana y a alcohol nos rodeaba. Valentina caminaba con una seguridad que me fascinaba, como si estuviera en su propio territorio, como si el edificio entero fuera suyo. Llegamos a su puerta, un simple número 2-B pintado con pintura descascarada. Ella sacó las llaves del bolsillo de su pantalón y las insertó en la cerradura.
Mientras la puerta se abría, Valentina me miró con una sonrisa que me dejó sin aliento. "Te voy a poner una canción que me encanta”, dijo, y antes de que pudiera responder, saco del aparador un cd de los redondos, Gulp!, y lo puso en la radio.
El living se hallaba a oscuras, solo una pequeña lámpara sobre el escritorio proyectaba sombras largas. Su pollera roja caía sobre el suelo desgastado, Valentina buscó entre las bolsas una cinta para atar su cabello dejando al descubierto su delicado escote, mi mente estaba inundada de deseos. Valentina se giró, me miro a los ojos, encendió la radio. De pronto sonó una melodía que me causaba escalofríos, pero con un ritmo sensual que, junto con lo que habíamos fumado, me hacía sentir hipnotizado.
Bueno, Mati...", dijo con una sonrisa que me hizo sentir que la cosa iba en serio, “¿querés ver mi pieza?".
"Guíame que me pierdo", le dije mientras guiñaba el ojo. En mi mente quedaba bien. Ella largó una sonrisita y me llevó de la mano.
Su habitación era humilde, como la de todos, pero estaba muy ordenada, tenía algunos libros. Lo cual me sorprendió bastante. También tenía algunos discos estilo vinilo de bandas de rock y muchas "plantitas".
"¿Qué pasa?" me dijo con un tono desafiante, "¿primera vez que una piba te invita a su habitación?"
Ese jueguito de hacerte pisar el palito que tienen las minas me había dado ganas de sacarle todo y tirarla a la cama.
"Primera vez que veo a una tan ordenada" dije siguiendo el jueguito.
"Y si no te portas bien va a ser la última" susurró mientras me tiraba a la cama.
La luz de luna que se proyectaba sobre las cortinas pintaba mis ojos con la silueta más hermosa que jamás vi. Ella solo tenía puesta una tanguita roja que combinaba perfeto con sus ojitos colorados
y su topsito de los redondos.


La vecinita del 2-B (parte-3) final?


"perdón indio querido" dije en mi mente y le fui desatando de a poco el nudo de la remera. Ella no se quedó atrás y me empezó a sacar el pantalón de jean que tenía. Quedamos los dos en ropa interior.

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La empecé a besar toda, primero unos besitos en la boca, después otros en las tetas, uno en el ombligo, y poco a poco fui bajando hasta que empecé a escuchar unos gemidos, su voz subía de tono cada vez más. Mi lengua recorrió cada parte de su entrepierna, me había vuelto adicto a ese aroma. Después de un rato ella totalmente excitada se sentó repentinamente sobre la cama y me plantó un beso, pero de esos besos jugosos, que solo se saben dar los buenos amantes. Con cada beso me iba poniendo cada vez más duro, hasta que ella lo notó y me empezó a masajear ahí abajo, yo sabía que se le había hecho agua a la boca así que le tiré
"¿con esa lengua solo sabes dar ricos besos?"
"y algo más" me dijo mientras se ponía en cuatro.
Me sacó la pija del boxer casi arrancándomelo y de a poco lo iba probando. Primero le dio unos besitos tiernos, después lo fue lamiendo de arriba abajo mientras me miraba con una cara de puta que no se podía creer. Cuando lo ensalivó todo me miró y me dijo
"nunca vi una pija tan dura como la tuya" mientras se pegaba en el cachete con mi pedazo.
Yo ya estaba que no daba más de tanta previa. Estaba totalmente entregado al deseo y ella no se había quedado atrás.
Le agarré la coleta que se había hecho y la ayudé a cumplir con su trabajo. Lo hizo espectacular, me miraba todo el tiempo y casi que se la traga toda. La tuve que parar después de 10 minutos porque le iba a acabar toda la boca.
"ahora quiero que me cojas toda" dijo con voz de entregada.
No dije una palabra, y la puse en 4. Estaba totalmente ida, y a mí nadie me iba a parar.
La agarré de las muñecas y la empecé a coger de una manera. Parecíamos animales, sus gritos se escuchaban por todo el barrio, pero no nos importaba. Ver ese hermoso culo en 4 fue un regalo divino, parecía un corazón.
Yo solo seguí impulsos, ya no controlaba lo que hacía, entre la música psicodélica, el alcohol y el porro, estaba totalmente ido.


porro


La empecé a nalguear hermoso, esos chirlos si que se disfrutaban. Su piel clarita se tiño de colorado. Le dejé mis manos marcas para que se acuerde de quien se la coje bien.
Después de unos 20 minutos cogiendo a full escuché como largaba un alarido de placer, distinto a sus gemidos. Se puso toda apretadita y eso me obligó a acabarle. No la pude sacar, por lo que le dejé todo adentro. No se molestó ni nada, dijo que se iba a tomar la pastilla al otro día. Me quede más tranquilo. Coger tanto me había cansado y a ella también. Quedamos los dos planchados en la cama, despeinados y sin ropa. Una escena hermosa.
Ya era de día, el sol se colaba delicadamente por la rendija de la persiana. Todo estaba bien, o eso pensé. Me desperté por un fuerte ruido, como si estuvieran forcejeando la puerta, Valen también lo escuchó.
"uhh lpm deje cerrado con llave, debe ser mi hermano" dijo media asustada.
La frase de Valen me despertó como un vaso de agua helada. En mi estado de total embriaguez y fumado, no me acordé para nada del Cuza. "Listo, me mata a piñas el descerebrado", pensé con un escalofrío que me recorrió la espalda. Pero de pronto, Valen abrió una diminuta puerta escondida en el interior del ropero.
"Métete rápido, si mi hermano te ve no la contás", me dijo en un susurro apresurado, con la voz entrecortada por la tensión.
"¿Pero para, a dónde me lleva eso? ¿Voy a salir en Narnia?", le pregunté en un tono ligeramente irónico para intentar calmarla.
"No boludo, esa puertita te lleva a los pasillos de al lado. Lo hizo mi hermano por si caía la gorra", respondió con un dejo de impaciencia.
Los pasillos de al lado estaban abandonados desde un incendio en un departamento hace años. Ahora se encontraban repletos de fisuras y paqueros. Lo que se denomina un “aguantadero”.
Sabía que, si me metía ahí, era muy probable que me roben o me maten. Sin embargo, en ese momento, le tenía mucho más miedo a Cuza.
Le di un beso de película, con la esperanza de que ese gesto le diera algún tipo de paz en medio del caos, y me metí por la puerta sin dudarlo.

Comenten si quieren otra parte. O si les gustaría otro tipo de relato.

4 comentarios - La vecinita del 2-B (parte-3) final?

Conde_666_22 +1
Seguí con esta historia, quiero saber cómo sobreviviste jajaja