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Recuerdos

Me gusta hacer el amor con la luz encendida, o mejor aún, ala luz del día. Quizás esto tenga algo de voyeur, pero no es solo eso. Meexcita ver la combinación de colores y formas que se crean entre los cuerpos.
Tener sexo con un hombre de color está siempre presente enel imaginario femenino. Ya se conoce lo que se dice sobre el tamaño de sumiembro viril, además, por mi debilidad hacia lo visual, al ser yo blanca depiel, me intrigaba ver esa conjunción de día y noche, luz y sombra de loscuerpos entrelazados. Así que cuando se dio la situación, me acosté con unhombre de color y pude dar rienda suelta a mi goce tanto sexual como visual, quese alimentaban mutuamente.

Recuerdos

La experiencia no pudo ser más gratificante, lamentablementeel éxtasis que me provoco, borro gran parte de lo vivido ese día, pero aquíescribo lo que recuerdo que a quedado grabado a fuego en mi memoria, por lasdudas de que el tiempo se ensañe conmigo y los recuerdos se vuelvan borrosos yconfusos.
No entrare en detalles de cómo lo conocí, ni de dónde nosencontramos ni nada que no este referido al preciso momento en que nuestroscuerpos se encontraron, a esta altura no me interesa que recuerde esasnimiedades. Solo quiero recordar el blanco profundo de su sonrisa tímidamientras nos desnudábamos poco a poco dejando nuestros cuerpos expuestos anuestras miradas ávidas y deseosas. El rubor sexual que que se encendía en mivientre y subía por mis pechos y cuello hasta mi rostro, que se encendía comouna brasa, en una dulce fiebre. El juego de caricias de nuestras manos,recorriendo los cuerpos dispuestos de reconocer y ser reconocidos. Su cabeza,repleta de pequeños rulitos negros que parecían resortes, perdida entre mismuslos abiertos, la textura de su lengua áspera dentro de mí. El inesperadoying-yang de nuestros cuerpos palpitantes entrelazados mientras nos besábamos  y lamiamos mutuamente. Quiero recordar lablancura de mi pecho y mi pezón húmedo de saliva sobre su oscuropecho lampiño, virgen de todo vello. La deliciosa combinación del colorvioláceo del glande de su pene erecto sobre el azul de las sabanas de la cama.Mi mano ansiosa guiando su pene hacia mi vagina anhelante de ser penetrada,esperando el rítmico movimiento de los cuerpos. Y por último recuerdo la esfingede carne morena, masturbándose sentado sobre mí, con los ojos cerrados y sus labiosapretados, para derramar su semen tibio y espeso sobre mis pechos, tal cual me lopidió para realizar el también una fantasía. 
Lamento no recordar más de ese día de fiesta para mi visión,a veces lamento no haberlo vuelto a ver. Pero así son las fantasías, una vezcumplidas pueden perder su magia y repetirlas llevarlas al triste terreno de larutina o la desilusión.
Eso sí, es mi deber para con las mujeres, si algún día leenesto, decir que el tamaño del pene del moreno no era impresionante. Pero entrenosotras…. Eso, a mí, poco me desilusionó.

4 comentarios - Recuerdos

ColifaD +1
Muy bueno+10
solesei
Gracias! Que bueno que te gustó.