Luis y yo habíamos cumplido 5 años de noviazgo. Para festejarlo a lo grande, Luis contrató un paquete para conocer Río de Janeiro, Buzios e Ilha Grande.
Él había gastado bastante dinero en el viaje. Yo no tenía demasiada plata como para ayudarlo con el gasto, por lo tanto no iba a ser muy lujosa la estadía. Por suerte el hotel incluía un buen desayuno, así que nos llenábamos de comida a la mañana y con eso aguantábamos hasta la noche.
Ciertamente no importaba tanto eso, lo más importante era estar en las playas con arena blanca y meterse a las tibias aguas del mar. Obviamente que también íbamos a coger mucho... ya que cuando no estamos de vacaciones, solamente nos vemos los fines de semana.
El paquete era por 10 días, 4 días en Río, 3 en Buzios y 3 en Ilha Grande.
Los primeros días fueron mágicos, Río es hermoso y allí hicimos varios tours que estuvieron increíbles.
Cuando volvíamos al hotel cogíamos con desenfreno.
En Buzios todo fue un poco más moderado. Hicimos solo una excursión y luego disfrutamos de las playas.
En cuanto al sexo, habíamos disminuido bastante la intensidad. Creo que en Río habíamos gastado varios "cartuchos". Además, el día que llegamos a Buzios, me bajó la regla, así que quedó suspendida la penetración. Sin embargo la estadía allí también fue linda.
Luego nos tocó ir a Ilha Grande. Allí también fue todo moderado. Ya nos habíamos gastado gran parte del dinero y no nos podíamos dar lujos.
Aclaro nuevamente que la finalidad del viaje no se trataba de gastar a lo grande, sino más bien era un momento para nosotros, para pasar unos días juntos sin que el trabajo se interponga.
En Ilha solamente paseamos por las playas y aprovechamos el mar lo más que se podía.
Recorriendo las calles del lugar, vimos un cartel en donde ofrecían un tour hacia Lagoa Azul que estaba a un precio más o menos accesible. Yo me moría de ganas de ir pero me alcanzaba para un solo boleto. Luis me dijo que vaya sola, que no me quede con las ganas. Yo me negué absolutamente, pero él me convenció, ya que no sabíamos cuándo íbamos a poder hacer otro viaje así.
Finalmente compré el tour. La lancha salía al día siguiente por la mañana (segundo día en Ilha Grande) y volvía el mismo día antes de que se haga de noche.
Aparte de emocionada por ese tour, estaba bastante caliente, ya que hacían unos días que no teníamos sexo. Así que le prometí a mi novio que cuando vuelva, le iba a hacer un oral del cual no se iba a olvidar en toda la vida.
Así fue que al otro día partí hacia esa laguna.
Cuando llegamos, fui a recorrer los alrededores del lugar. Otro lugar mágico para ir. Luego me quedé a la orilla de la laguna contemplando el hermoso paisaje.
Había bastante gente que ya estaba en el agua. Había bastante sol, así que procedí a sacarme la ropa para meterme al agua también. Pero había un detalle, yo no sé nadar. Así que me quedé en la parte más baja, con el agua hasta la cintura.
De vez en cuando vigilaba mis cosas que estaban en la orilla. Como estaba sola, no había quién las cuide.
En un momento sale debajo del agua un chico moreno, bastante alto, con un lindo cuerpo, siendo sincera. Tenía puesto un snorkel. Se sacó el tubo y me saludó amablemente. Luego se dirigió hacia la orilla, donde estaban mis cosas, justamente. Yo lo seguí con la mirada sonriendo y luego dejé de mirarlo.
Él se sentó a descansar al lado de mis cosas y de vez en cuando cruzábamos miradas.
Se sacó todo el equipo de snorkel y se metió al agua solo con su traje de baño. Hundió su cabeza dentro del agua y cuando la sacó, hizo un comentario sobre el calor (lo poco que entendí de su portugués). Yo asentí con la cabeza y le aclaré que no hablaba portugués. Él me preguntó de dónde era y así comenzamos a charlar.
De a poco me fui acostumbrando a su acento y yo trataba de hacerme entender con un portugués bastante decadente.
Cuando me preguntó porqué estaba sola. Yo le conté un poco lo que había pasado y del gesto de Luis.
Después de eso no me hizo más preguntas. Pero yo quería seguir charlando. Así que le pregunté de qué parte era, porqué estaba ahí, entre otras cosas. Él me respondió que era de un lugar cerca de Sao Paulo (creo), que trabajaba en una empresa, que estaba soltero y que necesitaba descansar y nadar un poco (es lo que más o menos le entendí). Yo le conté que no sabía nadar pero que tenía que venir a este lugar si o si.
Él inmediatamente se ofreció para enseñarme a nadar y me fue llevando hacia una parte más profunda de la laguna.
Con paciencia, me iba agarrando y me enseñaba a flotar. Finalmente logré estabilizarme en el agua y de repente él empezó a caminar hacia la orilla. Me agarró la desesperación e instintivamente me avalancé sobre su espalda y lo abracé con fuerza. Él se dio vuelta riéndose y me dijo que no tenga miedo, que él iba a buscar el snorkel y regresaba.
Traté de relajarme y concentrarme en flotar. Me quedé pensando en lo duro que era su pecho. Si bien no era un tipo musculoso, su cuerpo era muy firme.
En unos pocos minutos volvió con la máscara y fuimos hacia donde estaban los peces. Me puso el snorkel y se hundió junto a mí para observar la belleza que había allí abajo.
De a ratos sacaba la cabeza a la superficie y me sacaba la máscara ya que no me acostumbraba. Él me tenía abrazada y yo pegaba mi cabeza a su pecho.
Después de un un buenrato, volvimos a la orilla. Me invitó a almorzar algo sencillo que vendían por ahí y luego nos fuimos a caminar por los alrededores.
La platica fue muy amena (por lo menos lo que le entendí), el era muy respetuoso y bastante simpático.
Se me pasó la tarde muy rápido. Fuimos hacia donde estaba hospedado él y me ofreció merendar en el bar. Yo acepté con gusto y nos sentamos en una mesa para seguir conversando mientras tomábamos un café.
Cuando me quise dar cuenta, ya estaba oscureciendo. Inmediatamente fui corriendo hacia donde salía la lancha pero era tarde. Ya se había ido.
Detrás mío estaba el chico (no le pregunté cómo se llamaba, ni él tampoco a mí) que puso su mano en mi hombro en forma de consuelo.
Volvimos a la posada donde estábamos y pregunté cuánto salía una habitación allí. El lugar se veía bastante lindo y costoso, no lo iba a poder pagar. Salí del lugar para buscar algo que esté más a mi altura pero el chico me detuvo y me dijo que él me iba a ayudar a pagarlo. Yo me negué rotundamente, me daba mucha vergüenza que alguien desconocido me pague una habitación en un lugar así. Él, serenamente, me dijo que vayamos a caminar un poco mientras lo pensaba.
Ya era de noche y aún no había resuelto dónde iba a dormir. Volvimos a la posada y él volvió a ofrecerme ayuda para pagar una habitación allí. Pero otra vez lo rechacé. Entonces me invitó a cenar y luego de eso me iba a acompañar a buscar hospedaje.
Así fue que comimos rico, bebimos algo de vino, hubo postre y luego un par de tragos.
Yo me empecé a soltar un poco más y de vez en cuando rozaba sus manos y él me correspondía. Las miradas iban cambiando a medida que pasaban las horas.
Era la hora de salir a buscar un lugar que yo pueda pagar, pero cuando llegamos al hall donde estaba la recepción de la posada, él me volvió a ofrecer una habitación allí. Yo lo volví a rechazar y le expliqué el porqué. En ese momento él se pegó bastante a mí y me dijo con sus palabras en el oído "si no querés una habitación, podés venir a la mía". Ahí me corrió un frío por la espalda e "inconscientemente" asentí con la cabeza. Inmediatamente me agarró de la mano y nos fuimos a su cuarto.
Antes de llegar a la puerta, me arrinconó contra la pared y nos comenzamos a besar con mucho deseo. Ambas lenguas se entrelazaban, sus manos recorrían mi cuerpo con desesperación. Estábamos muy calientes ya.
Luego entramos a la habitación y le pedí pasar al baño. Necesitaba un respiro de toda esa intensidad. Cuando miré el teléfono, tenía varias llamadas de Luis. Le escribí contándole que había pasado (salvo que me estaba por coger un negro) y le comenté que había conseguido un hospedaje barato para pasar la noche.
Me di una ducha rápida y salí con la solamente con la bikini.
Él me contemplaba mientras yo me iba acercando. Ni bien nos enfrentamos, le saqué la camisa y comencé a besar sus pectorales. Intenté llegar hasta el cuello pero él era bastante alto. Así que me trepé en él y nos volvimos a besar ardientemente mientras lo tenía abrazado. Luego me bajó y me sacó rápidamente la parte de arriba del traje de baño y se abalanzó sobre mis tetas. Las chupó tanto que los pezones quedaron como una piedra.
Lentamente fui bajando mi mano hasta llegar a su bulto prominente. (Allí me acordé de una charla que tuve con una amiga en la cual decía que solo algunos negros con los que estuvo tenían la verga grande, el resto eran normales). Fue solo un instante en que se me cruzó esa conversación. No esperé demasiado en desabrocharle el pantalón y ahí pude ver que su pene bajaba por su pierna izquierda y casi sobresalía del boxer.. era bastante grande, unos 9 o10cm más que Luis seguro y además bastante gruesa.
Le saqué el boxer e inmediatamente metí su glande en mi boca.
Como podía, me iba metiendo más adentro la verga. También lo iba masturbando y cada vez estaba más firme.
Luego me acostó en la cama y me sacó la parte de abajo del traje. No me olvido su cara de deseo cuando vio mi conchita toda mojada y depilada.
Hundió su cabeza en la vagina y me la comenzó a chupar con mucha intensidad. Yo le agarraba el pelo y gemía fuerte en señal de que lo estaba haciendo muy bien.
Luego le pedí que me coja y él agarró su billetera y cuando la abrió se quedó decepcionado. Me hizo entender que no tenía preservativos, pero yo le agarré la verga y la puse en la entrada de mi vagina para que me la meta así nomás. Él lentamente me fue penetrando. La verdad es que se notaba mucho la diferencia de tamaño. La sentía toda y de a poco me iba entrando más profundo. Ningún hombre había llegado tan adentro. Sentía que se estaba abriendo una parte nueva de mi vagina.
Se empezó a mover con suavidad y yo no paraba de lubricarle la verga con mis fluidos. Lo abracé y nos empezamos a besar nuevamente mientras se movía con más ritmo.
Me calentaba tanto cuando la metía bien adentro, que en unos minutos me hizo acabar de una manera única.
Me la sacó un instante y veía cómo se la había dejado con mis jugos.
Me puse en cuatro y él inmediatamente me agarró de la cintura y me la metió hasta la mitad más o menos. Se movía vigorosamente y yo gemía fuerte para que se entusiasme. Su penetración comenzó a ser cada vez más profunda hasta que sentí que sus huevos chocaban fuerte. Su glande golpeaba mi cervix y me empezó a doler un poco. Pero estaba tan caliente que no me importó mucho. Hasta que sentí unos espasmos y ahí le pedí que parara.
Una vez que me recompuse, hice que se acueste boca arriba y lo monté desenfrenadamente hasta que acabé nuevamente. Luego me acosté y él puso mis piernas en sus hombros y me empezó a coger con mucha fuerza. Yo ya estaba exhausta y quería que acabe, así que comencé a gemir fuerte y a pedirle que me llene de leche. De repente empecé a sentir que se venía otro orgasmo y él comenzó a gemir más, hasta que finalmente acabamos juntos. Notaba cómo palpitaba su pene depositando el semen bien adentro mío. Fue increíble. Nos abrazamos agotados y lentamente me fue retirando la verga. Me dejó super abierta.
A los pocos minutos me quedé dormida, feliz...
A la mañana siguiente, me despertó con besos en el cuello y me apoyaba su pene duro en las nalgas. Estábamos de costado. Yo fui arqueando la espalda para que mi vagina se encuentre con la cabeza del pene. Luego de varios intentos, logramos coincidir. Sin dudarlo, me abrazó y lo sentí entrar hasta el fondo. Aún estaba dilatada así que no costó mucho.
Mientras me acariciaba los pechos y me besaba el cuello, se iba moviendo despacio. Yo solo disfrutaba al máximo lo que estaba pasando.
Luego me senté arriba de él y lo empecé a cabalgar fuerte. Era increíble cómo no se salía por más que yo subiera mucho.
Después de varios minutos empecé a sentir que acababa. Comencé a moverme hacia atrás y hacia adelante con fuerza y con toda la verga adentro hasta que acabé.
Unos minutos después, llamaron por teléfono para avisar que era hora de abandonar la habitación.
Con mucha pena me saqué su pene y me levanté para ir a bañarme.
Me metí a la ducha y a los pocos minutos entró él. Me alzó y me la clavó contra la pared mientras nos besábamos. Duró bastante, pero en un momento comenzó a gemir con fuerza y luego eyaculó.
Terminamos de bañarnos y cuando me estaba vistiendo, él vino y me sacó todo. Me acostó en la cama y me empezó a coger de vuelta. Lo hacía con desesperación. En plena luz del día podía notar cómo se hacía una montañita en mi vientre cada vez que me la metía. Apoyé mi mano allí para sentir sus embestidas y me calentaba mucho. En poco tiempo me hizo acabar y luego él me volvió a llenar de semen. Ya no había tiempo para otra ducha.
Nos despedimos con un beso y todo quedó ahí...
Lo mejor de todo es que no pagué por el hospedaje. Bueno sí, con mi vagina... y me encantó
Él había gastado bastante dinero en el viaje. Yo no tenía demasiada plata como para ayudarlo con el gasto, por lo tanto no iba a ser muy lujosa la estadía. Por suerte el hotel incluía un buen desayuno, así que nos llenábamos de comida a la mañana y con eso aguantábamos hasta la noche.
Ciertamente no importaba tanto eso, lo más importante era estar en las playas con arena blanca y meterse a las tibias aguas del mar. Obviamente que también íbamos a coger mucho... ya que cuando no estamos de vacaciones, solamente nos vemos los fines de semana.
El paquete era por 10 días, 4 días en Río, 3 en Buzios y 3 en Ilha Grande.
Los primeros días fueron mágicos, Río es hermoso y allí hicimos varios tours que estuvieron increíbles.
Cuando volvíamos al hotel cogíamos con desenfreno.
En Buzios todo fue un poco más moderado. Hicimos solo una excursión y luego disfrutamos de las playas.
En cuanto al sexo, habíamos disminuido bastante la intensidad. Creo que en Río habíamos gastado varios "cartuchos". Además, el día que llegamos a Buzios, me bajó la regla, así que quedó suspendida la penetración. Sin embargo la estadía allí también fue linda.
Luego nos tocó ir a Ilha Grande. Allí también fue todo moderado. Ya nos habíamos gastado gran parte del dinero y no nos podíamos dar lujos.
Aclaro nuevamente que la finalidad del viaje no se trataba de gastar a lo grande, sino más bien era un momento para nosotros, para pasar unos días juntos sin que el trabajo se interponga.
En Ilha solamente paseamos por las playas y aprovechamos el mar lo más que se podía.
Recorriendo las calles del lugar, vimos un cartel en donde ofrecían un tour hacia Lagoa Azul que estaba a un precio más o menos accesible. Yo me moría de ganas de ir pero me alcanzaba para un solo boleto. Luis me dijo que vaya sola, que no me quede con las ganas. Yo me negué absolutamente, pero él me convenció, ya que no sabíamos cuándo íbamos a poder hacer otro viaje así.
Finalmente compré el tour. La lancha salía al día siguiente por la mañana (segundo día en Ilha Grande) y volvía el mismo día antes de que se haga de noche.
Aparte de emocionada por ese tour, estaba bastante caliente, ya que hacían unos días que no teníamos sexo. Así que le prometí a mi novio que cuando vuelva, le iba a hacer un oral del cual no se iba a olvidar en toda la vida.
Así fue que al otro día partí hacia esa laguna.
Cuando llegamos, fui a recorrer los alrededores del lugar. Otro lugar mágico para ir. Luego me quedé a la orilla de la laguna contemplando el hermoso paisaje.
Había bastante gente que ya estaba en el agua. Había bastante sol, así que procedí a sacarme la ropa para meterme al agua también. Pero había un detalle, yo no sé nadar. Así que me quedé en la parte más baja, con el agua hasta la cintura.
De vez en cuando vigilaba mis cosas que estaban en la orilla. Como estaba sola, no había quién las cuide.
En un momento sale debajo del agua un chico moreno, bastante alto, con un lindo cuerpo, siendo sincera. Tenía puesto un snorkel. Se sacó el tubo y me saludó amablemente. Luego se dirigió hacia la orilla, donde estaban mis cosas, justamente. Yo lo seguí con la mirada sonriendo y luego dejé de mirarlo.
Él se sentó a descansar al lado de mis cosas y de vez en cuando cruzábamos miradas.
Se sacó todo el equipo de snorkel y se metió al agua solo con su traje de baño. Hundió su cabeza dentro del agua y cuando la sacó, hizo un comentario sobre el calor (lo poco que entendí de su portugués). Yo asentí con la cabeza y le aclaré que no hablaba portugués. Él me preguntó de dónde era y así comenzamos a charlar.
De a poco me fui acostumbrando a su acento y yo trataba de hacerme entender con un portugués bastante decadente.
Cuando me preguntó porqué estaba sola. Yo le conté un poco lo que había pasado y del gesto de Luis.
Después de eso no me hizo más preguntas. Pero yo quería seguir charlando. Así que le pregunté de qué parte era, porqué estaba ahí, entre otras cosas. Él me respondió que era de un lugar cerca de Sao Paulo (creo), que trabajaba en una empresa, que estaba soltero y que necesitaba descansar y nadar un poco (es lo que más o menos le entendí). Yo le conté que no sabía nadar pero que tenía que venir a este lugar si o si.
Él inmediatamente se ofreció para enseñarme a nadar y me fue llevando hacia una parte más profunda de la laguna.
Con paciencia, me iba agarrando y me enseñaba a flotar. Finalmente logré estabilizarme en el agua y de repente él empezó a caminar hacia la orilla. Me agarró la desesperación e instintivamente me avalancé sobre su espalda y lo abracé con fuerza. Él se dio vuelta riéndose y me dijo que no tenga miedo, que él iba a buscar el snorkel y regresaba.
Traté de relajarme y concentrarme en flotar. Me quedé pensando en lo duro que era su pecho. Si bien no era un tipo musculoso, su cuerpo era muy firme.
En unos pocos minutos volvió con la máscara y fuimos hacia donde estaban los peces. Me puso el snorkel y se hundió junto a mí para observar la belleza que había allí abajo.
De a ratos sacaba la cabeza a la superficie y me sacaba la máscara ya que no me acostumbraba. Él me tenía abrazada y yo pegaba mi cabeza a su pecho.
Después de un un buenrato, volvimos a la orilla. Me invitó a almorzar algo sencillo que vendían por ahí y luego nos fuimos a caminar por los alrededores.
La platica fue muy amena (por lo menos lo que le entendí), el era muy respetuoso y bastante simpático.
Se me pasó la tarde muy rápido. Fuimos hacia donde estaba hospedado él y me ofreció merendar en el bar. Yo acepté con gusto y nos sentamos en una mesa para seguir conversando mientras tomábamos un café.
Cuando me quise dar cuenta, ya estaba oscureciendo. Inmediatamente fui corriendo hacia donde salía la lancha pero era tarde. Ya se había ido.
Detrás mío estaba el chico (no le pregunté cómo se llamaba, ni él tampoco a mí) que puso su mano en mi hombro en forma de consuelo.
Volvimos a la posada donde estábamos y pregunté cuánto salía una habitación allí. El lugar se veía bastante lindo y costoso, no lo iba a poder pagar. Salí del lugar para buscar algo que esté más a mi altura pero el chico me detuvo y me dijo que él me iba a ayudar a pagarlo. Yo me negué rotundamente, me daba mucha vergüenza que alguien desconocido me pague una habitación en un lugar así. Él, serenamente, me dijo que vayamos a caminar un poco mientras lo pensaba.
Ya era de noche y aún no había resuelto dónde iba a dormir. Volvimos a la posada y él volvió a ofrecerme ayuda para pagar una habitación allí. Pero otra vez lo rechacé. Entonces me invitó a cenar y luego de eso me iba a acompañar a buscar hospedaje.
Así fue que comimos rico, bebimos algo de vino, hubo postre y luego un par de tragos.
Yo me empecé a soltar un poco más y de vez en cuando rozaba sus manos y él me correspondía. Las miradas iban cambiando a medida que pasaban las horas.
Era la hora de salir a buscar un lugar que yo pueda pagar, pero cuando llegamos al hall donde estaba la recepción de la posada, él me volvió a ofrecer una habitación allí. Yo lo volví a rechazar y le expliqué el porqué. En ese momento él se pegó bastante a mí y me dijo con sus palabras en el oído "si no querés una habitación, podés venir a la mía". Ahí me corrió un frío por la espalda e "inconscientemente" asentí con la cabeza. Inmediatamente me agarró de la mano y nos fuimos a su cuarto.
Antes de llegar a la puerta, me arrinconó contra la pared y nos comenzamos a besar con mucho deseo. Ambas lenguas se entrelazaban, sus manos recorrían mi cuerpo con desesperación. Estábamos muy calientes ya.
Luego entramos a la habitación y le pedí pasar al baño. Necesitaba un respiro de toda esa intensidad. Cuando miré el teléfono, tenía varias llamadas de Luis. Le escribí contándole que había pasado (salvo que me estaba por coger un negro) y le comenté que había conseguido un hospedaje barato para pasar la noche.
Me di una ducha rápida y salí con la solamente con la bikini.
Él me contemplaba mientras yo me iba acercando. Ni bien nos enfrentamos, le saqué la camisa y comencé a besar sus pectorales. Intenté llegar hasta el cuello pero él era bastante alto. Así que me trepé en él y nos volvimos a besar ardientemente mientras lo tenía abrazado. Luego me bajó y me sacó rápidamente la parte de arriba del traje de baño y se abalanzó sobre mis tetas. Las chupó tanto que los pezones quedaron como una piedra.
Lentamente fui bajando mi mano hasta llegar a su bulto prominente. (Allí me acordé de una charla que tuve con una amiga en la cual decía que solo algunos negros con los que estuvo tenían la verga grande, el resto eran normales). Fue solo un instante en que se me cruzó esa conversación. No esperé demasiado en desabrocharle el pantalón y ahí pude ver que su pene bajaba por su pierna izquierda y casi sobresalía del boxer.. era bastante grande, unos 9 o10cm más que Luis seguro y además bastante gruesa.
Le saqué el boxer e inmediatamente metí su glande en mi boca.
Como podía, me iba metiendo más adentro la verga. También lo iba masturbando y cada vez estaba más firme.
Luego me acostó en la cama y me sacó la parte de abajo del traje. No me olvido su cara de deseo cuando vio mi conchita toda mojada y depilada.
Hundió su cabeza en la vagina y me la comenzó a chupar con mucha intensidad. Yo le agarraba el pelo y gemía fuerte en señal de que lo estaba haciendo muy bien.
Luego le pedí que me coja y él agarró su billetera y cuando la abrió se quedó decepcionado. Me hizo entender que no tenía preservativos, pero yo le agarré la verga y la puse en la entrada de mi vagina para que me la meta así nomás. Él lentamente me fue penetrando. La verdad es que se notaba mucho la diferencia de tamaño. La sentía toda y de a poco me iba entrando más profundo. Ningún hombre había llegado tan adentro. Sentía que se estaba abriendo una parte nueva de mi vagina.
Se empezó a mover con suavidad y yo no paraba de lubricarle la verga con mis fluidos. Lo abracé y nos empezamos a besar nuevamente mientras se movía con más ritmo.
Me calentaba tanto cuando la metía bien adentro, que en unos minutos me hizo acabar de una manera única.
Me la sacó un instante y veía cómo se la había dejado con mis jugos.
Me puse en cuatro y él inmediatamente me agarró de la cintura y me la metió hasta la mitad más o menos. Se movía vigorosamente y yo gemía fuerte para que se entusiasme. Su penetración comenzó a ser cada vez más profunda hasta que sentí que sus huevos chocaban fuerte. Su glande golpeaba mi cervix y me empezó a doler un poco. Pero estaba tan caliente que no me importó mucho. Hasta que sentí unos espasmos y ahí le pedí que parara.
Una vez que me recompuse, hice que se acueste boca arriba y lo monté desenfrenadamente hasta que acabé nuevamente. Luego me acosté y él puso mis piernas en sus hombros y me empezó a coger con mucha fuerza. Yo ya estaba exhausta y quería que acabe, así que comencé a gemir fuerte y a pedirle que me llene de leche. De repente empecé a sentir que se venía otro orgasmo y él comenzó a gemir más, hasta que finalmente acabamos juntos. Notaba cómo palpitaba su pene depositando el semen bien adentro mío. Fue increíble. Nos abrazamos agotados y lentamente me fue retirando la verga. Me dejó super abierta.
A los pocos minutos me quedé dormida, feliz...
A la mañana siguiente, me despertó con besos en el cuello y me apoyaba su pene duro en las nalgas. Estábamos de costado. Yo fui arqueando la espalda para que mi vagina se encuentre con la cabeza del pene. Luego de varios intentos, logramos coincidir. Sin dudarlo, me abrazó y lo sentí entrar hasta el fondo. Aún estaba dilatada así que no costó mucho.
Mientras me acariciaba los pechos y me besaba el cuello, se iba moviendo despacio. Yo solo disfrutaba al máximo lo que estaba pasando.
Luego me senté arriba de él y lo empecé a cabalgar fuerte. Era increíble cómo no se salía por más que yo subiera mucho.
Después de varios minutos empecé a sentir que acababa. Comencé a moverme hacia atrás y hacia adelante con fuerza y con toda la verga adentro hasta que acabé.
Unos minutos después, llamaron por teléfono para avisar que era hora de abandonar la habitación.
Con mucha pena me saqué su pene y me levanté para ir a bañarme.
Me metí a la ducha y a los pocos minutos entró él. Me alzó y me la clavó contra la pared mientras nos besábamos. Duró bastante, pero en un momento comenzó a gemir con fuerza y luego eyaculó.
Terminamos de bañarnos y cuando me estaba vistiendo, él vino y me sacó todo. Me acostó en la cama y me empezó a coger de vuelta. Lo hacía con desesperación. En plena luz del día podía notar cómo se hacía una montañita en mi vientre cada vez que me la metía. Apoyé mi mano allí para sentir sus embestidas y me calentaba mucho. En poco tiempo me hizo acabar y luego él me volvió a llenar de semen. Ya no había tiempo para otra ducha.
Nos despedimos con un beso y todo quedó ahí...
Lo mejor de todo es que no pagué por el hospedaje. Bueno sí, con mi vagina... y me encantó
9 comentarios - Vacaciones en Brasil
Sí, es ficción.