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Sin que nadie nos escuche

(gracias Novia_35 por las fotos de referencia)
Sin que nadie nos escuche

Era Julio y con unos amigos decidimos alquilar una quinta para pasar el día. Es algo que solemos hacer en verano para aprovechar los días soleados en la pileta, pero nos pareció que podía ser divertido juntarnos, hacer un asado, jugar algún juego de mesa y charlar mientras tomamos alcohol y fumamos.
Del grupo éramos 4, a uno se le ocurrió preguntarle a una compañera suya del laburo si se quería sumar con algunas amigas y dijeron que sí. Nosotros no lo podíamos creer. Nos pasamos la semana charlando sobre cuál no gustaba más, viéndolas en Instagram.
Ellas eran 3. Cony, petisa con buenas curvas y pelo corto colorado. Clara, más alta y flaca que el resto, castaña y More... More era un camión. Pelo negro y lacio, se vino con una remera holgada y aún así se notaba fácilmente que tenía unas tetas preciosas... Pero el culo que manejaba era de otra galaxia. Las tres nos gustaban lo suficiente como para estar todos muy contentos.
Yo de entrada asumí que iba a quedar fuera de la ecuación. Me pareció que los chicos tenían más ganas de ponerla que de ir, y a mí me estaba interesando más el asado y los juegos de mesa. Nos quedamos por una noche, así que me ocupe de que hayan colchones inflables para todos, frazadas, comida, escabio, etc.
Nosotros fuimos antes que ellas, a preparar un poco la casa y encender el fuego. Los chicos de entrada se fueron adentro y empezaron a prepararse, dejándome a cargo del asado. Después de una media hora escucho que llega otro auto, eran las minas. Van bajando las cosas y organizando un poco la logística del espacio en la casa, pero More ve que estoy solo con el fuego y me trae una cerveza.
La piba era muy macanuda, al toque pegamos onda, haciendo chistes sobre que me estaban esclavizando y que yo era el único que "resolvía" del grupo. Había un poco de seducción en todo, pero el contexto no era el mejor (yo tenía las manos muy sucias y estaba chivado).
Fuimos poniendo la mesa entre todos y mientras comíamos nos fuimos conociendo.Se fue haciendo de noche y no volví a te ner momentos solo con More, incluso pusieron música y nos pusimos a bailar pero no parecía tener mucha más química. Se fue haciendo tarde y nos fuimos preparando para dormir. Todos se iban tapando con las frazadas y encontrando donde sentarse en una especie de cama gigante que habían armado con los colchones mientras hacíamos el asado. Cómo tuve que terminar de limpiar en la cocina llegué medio tarde y no había donde sentarme, entonces More me señala el lugar al lado suyo. Me siento y me tapa con su misma frazada.
Me da la mano
todos se ríen y charlan de cualquier cosa
Su mano empieza a acariciarme el antebrazo
Uno de los chicos se saca la remera y todos cantan como si fuera un strip teasse
Nadie vé lo que sucede debajo de nuestra frazada mientras su mano se apoya en mi muslo interno, y mi mano en el suyo.
Uno hiza un comentario sobre un equipo de fútbol y ahora discuten como si fuera una cuestión de vida o muerte.
Se me está empezando a parar y ella lo sabe muy bien porque ahora tiene su mano masajeandome la.
Siguen con sus chistes internos a los que yo ya no puedo prestar atención.
**********
Se va haciendo cada vez más tarde. Se van apagando las luces y todos se van acostando. Siguen conversando sobre pavadas, haciendo chistes de vez en cuando. Nadie se percató de que con More estamos abrazados, en la oscuridad, al costado de esta cama gigante improvisada.
El silencio en la habitación se va volviendo rotundo. Se escuchan los grillos del jardín, pero nadie escucha los roces que provienen de debajo de nuestra frazada. Sus manos están adentro de mi pantalón, masturbándome despacio. No quiero despertar a nadie pero el orgasmo que se está gestando promete ser masivo. Me acerco a su oreja, entre besos sutiles que, intento, no hagan ningún tipo de ruido. Le aviso que estoy por acabar. Sutilmente se mete debajo de las frazadas y mi pija entra entera, de un saque, hasta su garganta. Cuidando de que no se oiga nada libero posiblemente la eyaculación mas masiva que sentí salir de mi cuerpo por su garganta. Ella no se mosquea. Se queda un rato terminando de traerme hasta la última gota de semen siendo extremadamente silenciosa.
Alguien tose.
Vuelve a emerger de la frazada, le doy un beso despacio, y empiezo a dejar que mis manos viajen por su cuerpo. Empezamos en cucharita, con una mano sobre su panza y la otra pasando por debajo de su cuello y tapándole la boca. La mano que está sobre su panza primero sube y luego baja, indicando que va a suceder algo pero siendo ambigua de qué. Se apoya sobre sus tetas y aprieta firme, pero en silencio, apoyando mi pene completamente erecto en su pantalón de pijama que poco resiste a la presión. La mano baja y empieza a apretar contra su pelvis sin todavía interactuar con su concha. Ella no puede evitar un movimiento suave de atrás para adelante, sutiles para no despertar a nadie, pero que van colocando lentamente mi pene en su culo hermoso y firme. Entonces empiezo a estimularle el área del clítoris, despacio, mientras ella presiona más y más. Con una mano libre se baja despacio la pijama y mi pija empieza s presionar su ano. Meto mis dedos desde atrás para humectar bien la zona, con toda la lentitud humanamente posible, mientras le tapo la boca con una mano y le doy besos en el cuello. Lentamente la empiezo a penetrar y la siento sollozar pero sigue con sus movimientos pendulares, yo estoy firme permitiendo que sea ella quien maneje el ritmo mientras le sigo colando un dedo que se retuerce despacio, y dejo el pulgar fijo en su clítoris para terminar de estimularla. El ritual es casi tortuoso. Todo lo comprometedor sucede bajo frazadas, pero los ruidos deben ser mínimos para evitar ser escuchados. Mi pija entra profundamente en su ano, abriendo cada vez más y ganando velocidad con la humedad que proviene de los círculos lentos que hago dentro de su concha.
Dandole besos en el cuello empiezo a sentir que tiembla, que se contrae y respira profundo. Le tapo la boca, aún adentro suyo, acompañando su retorcida. Tiembla, se achica y yo eyaculo una segunda vez adentro suyo.

Una vez se calmo nos volvemos a besar y nos dormimos.

Al otro día entregamos temprano la casa y cada uno fue para su lado. Nos volvimos a cruzar, pero jamás hablamos de lo que pasó esa noche ni volvimos a tener otro tipo de experiencia.

1 comentarios - Sin que nadie nos escuche

edudalio
Muy buen relato 👏🏻👏🏻👏🏻