Después de un buen tiempo sin escribir sigo contándoles las aventuras con mi secretaria Moni, como ya les había narrado en mi anterior relato la pasión se había desencadenado entre los dos, desde ese primer día en que nos conocimos.
Pero poco a poco nos fuimos volviendo mas arriesgados no solo en nuestras charlas por msn, sino que ya aprovechábamos para rosarnos descaradamente al pasar por los estrechos pasillos o tocarnos como quien no quiere la cosa frente a todo el mundo; a Moni le encantaba darme la espalda solo para rozarme con su hermoso culo en un movimiento calculado para hacer reaccionar mi verga, y es que sus nalgas duras le daban una caricia sostenida a mi sexo que me incitaba a violarla ahí mismo en medio de la oficina, frente a los ojos de todos.
En alguna ocasión, nuestras charlas subieron al punto de decirle que iría hasta su puesto de trabajo en medio de la jornada y con todos los compañeros trabajando en sus puestos, y me lo sacaría frente a su cara, solo para que me diera una chupadita de carrera a la cabeza de mi verga. Ella no creía que fuera capaz así que ante su incredulidad me levante hacia su cubículo, tratando eso si de ocultar mi erección con alguna carpeta, llegue frente a su cara de niña traviesa y empecé a bajar mi cremallera sin afán, Moni se mordía el labio inferior y empezaba a sonreír de forma diabólica, mientras yo agudizaba el oído y giraba mi cabeza para que, ni mi jefe que estaba en su oficia a 3 metros de nosotros ni ninguno otro de los otros compañeros de la oficina nos fuera a descubrir.
Mientras escuchaba el tecleo en los computadores y a alguien hablando por teléfono fui asomando la cabeza rosada y ya húmeda de mi pene por la cremallera del pantalón, hasta tenerlo todo el tronco venoso y rosado fuera, al alcance de sus manos. Moni no se hizo de rogar así que se acerca en su silla de secretaria y cogiéndome el tronco venoso del pene agacha su boca sin dejar de mirarme a los ojos hasta engullir la cabeza, uffffff..... puedo sentir esa calidez de su boca y como su lengua juguetea con la piel sensible de la cabeza, Moni lo estaba disfrutando y yo también, aún más por al riesgo de que algún despistado cruzara por su cubículo en ese momento y nos pescara con mi verga en su boca.
De pronto sin aviso, de un tirón, se engulle la longitud palpitante de mi pene hasta sentir su respiración pegada a mi vientre y su campanilla rozándome la punta, para luego sacarlo despacio mientras veo como se forman dos huequitos en sus mejillas al succionar; los ojos de Moni me dicen todas las ganas que tenía de hacerlo. Sin afán mi secretaria saca mi pene brillante de su saliva, le da un besito en la puntica y me sonríe de nuevo con esa mueca de muñeca lujuriosa que me encanta.
Volví a guardarmelo y camine con la carpeta tapando la evidencia de una erección sin eyaculación, eso si no fue sino sentarme en mi silla para ver pasar a mi jefe por el pasillo rumbo a una cita, sin que se imaginara la escenita que nos armamos con Moni a tan solo unos metros de su oficina. Pobre, si supiera que su gran escritorio y su asiento también fueron protagonistas de muchos de nuestros encuentros con la secretaria candente, porque le encantaba chupármelo de rodillas y que le cogiera el cabello en una cola, para marcarle el ritmo de la mamada, pero todo eso como dicen en las películas es otra historia que después les contaré.
Un abrazo a todos
Pero poco a poco nos fuimos volviendo mas arriesgados no solo en nuestras charlas por msn, sino que ya aprovechábamos para rosarnos descaradamente al pasar por los estrechos pasillos o tocarnos como quien no quiere la cosa frente a todo el mundo; a Moni le encantaba darme la espalda solo para rozarme con su hermoso culo en un movimiento calculado para hacer reaccionar mi verga, y es que sus nalgas duras le daban una caricia sostenida a mi sexo que me incitaba a violarla ahí mismo en medio de la oficina, frente a los ojos de todos.
En alguna ocasión, nuestras charlas subieron al punto de decirle que iría hasta su puesto de trabajo en medio de la jornada y con todos los compañeros trabajando en sus puestos, y me lo sacaría frente a su cara, solo para que me diera una chupadita de carrera a la cabeza de mi verga. Ella no creía que fuera capaz así que ante su incredulidad me levante hacia su cubículo, tratando eso si de ocultar mi erección con alguna carpeta, llegue frente a su cara de niña traviesa y empecé a bajar mi cremallera sin afán, Moni se mordía el labio inferior y empezaba a sonreír de forma diabólica, mientras yo agudizaba el oído y giraba mi cabeza para que, ni mi jefe que estaba en su oficia a 3 metros de nosotros ni ninguno otro de los otros compañeros de la oficina nos fuera a descubrir.
Mientras escuchaba el tecleo en los computadores y a alguien hablando por teléfono fui asomando la cabeza rosada y ya húmeda de mi pene por la cremallera del pantalón, hasta tenerlo todo el tronco venoso y rosado fuera, al alcance de sus manos. Moni no se hizo de rogar así que se acerca en su silla de secretaria y cogiéndome el tronco venoso del pene agacha su boca sin dejar de mirarme a los ojos hasta engullir la cabeza, uffffff..... puedo sentir esa calidez de su boca y como su lengua juguetea con la piel sensible de la cabeza, Moni lo estaba disfrutando y yo también, aún más por al riesgo de que algún despistado cruzara por su cubículo en ese momento y nos pescara con mi verga en su boca.
De pronto sin aviso, de un tirón, se engulle la longitud palpitante de mi pene hasta sentir su respiración pegada a mi vientre y su campanilla rozándome la punta, para luego sacarlo despacio mientras veo como se forman dos huequitos en sus mejillas al succionar; los ojos de Moni me dicen todas las ganas que tenía de hacerlo. Sin afán mi secretaria saca mi pene brillante de su saliva, le da un besito en la puntica y me sonríe de nuevo con esa mueca de muñeca lujuriosa que me encanta.
Volví a guardarmelo y camine con la carpeta tapando la evidencia de una erección sin eyaculación, eso si no fue sino sentarme en mi silla para ver pasar a mi jefe por el pasillo rumbo a una cita, sin que se imaginara la escenita que nos armamos con Moni a tan solo unos metros de su oficina. Pobre, si supiera que su gran escritorio y su asiento también fueron protagonistas de muchos de nuestros encuentros con la secretaria candente, porque le encantaba chupármelo de rodillas y que le cogiera el cabello en una cola, para marcarle el ritmo de la mamada, pero todo eso como dicen en las películas es otra historia que después les contaré.
Un abrazo a todos
0 comentarios - Sigue la historia con mi puta secretaria