Nos quedamos pegados un momento hasta que él destapona su enorme pene negro de mi ano dejando que se libere un cascada blanco que me recorrió todo el culo. Yo quedé paralizada por un rato mientras que él me decía que nunca antes se había corrido tanto y tan rápido parece ser que se excitó tanto conmigo que no pudo más. Se fue a bañar y yo seguí tras de él para acompañarlo. Su negro pene parecía que quería volver a pararse pero no pudo. Nos abrazamos y tocamos amorosamente mientras nos besábamos. Le pedí ayuda para que me abriese el culo mientras yo me agachaba sin doblar las rodillas para que el agu cayera directo en mi ano y poder limpiarlo. Una vez limpio me lamió y metió la lengua en el ano hasta que se cansó. Finalmente nos vestimos y él me fue a dejar hasta mi casa. Durante todo el trayecto no aguantaba el dolor y apenas podía caminar. Nos despedimos cuando llegué a la entrada y caí dormido apenas toqué la cama.
La siguiente semana continuó de forma ordinaria, con dolor los primeros días, pero después de lo sucedido él no me volvió a escribir. Así pasó todo hasta un día antes al que nos encontramos me envía una docena de fotos de su negro y enorme pene y un mensaje diciéndome que compre lubricante y avise a mi madre que esa noche no regresaré a casa. Al día siguiente lo esperé bien obediente una hora después de clases, él llegó por mi espalda y me saludó con una nalgada, me dijo que pagaría un taxi y pronto llegamos a su casa. Me arrodilló y se sacó ese tan negro pene. No me resistí y lo acepté todo aunque por momentos creí que iría a vomitar. Cuando mi boca y lengua no fueron suficientes para satisfacerlo, me tomó por sorpresa me puso en cuatro y me metió la mitad de su negro pene por el culo. En esta ocasión duró mucho más antes de venirse. Terminado este round esperamos 5 minutos para el siguiente en la ducha, él no me dijo nada, pero yo sabía que habría y me lo confirmo cuando al meterse al baño me hizo una seña para que lo siguiera y yo, como su buena perra sumisa, lo seguí. Me puso contra la pared y me penetró sin piedad. Me dolía, sí, pero ya lo iba disfrutando más. Se vino por segunda vez y terminamos de bañarnos. Me dijo que no me vistiera, que me quedaría desnuda todo el rato que estuviera en la casa, nos sentamos en el sillón de su casa y me explicó que su padre no regresaría hasta mañana en la noche y que yo me regresaría hasta mañana a mi casa. Pasamos un buen rato conociéndonos más y al rato le pregunté sobre nuestra relación, creía que el solo quería usarme para un par de ratos por lo que me sorprendió que me ofreciera una relación seria, centrada en el sexo claro y en la relación de dominancia y sumisión. Yo quedé enamorada y a él se le volvió a parar. Sin esperar acción o indicación me puse encima y lo volvimos a hacer. Lo hicimos en la cocina, en la sala, en el garaje, en la ventana. Me desperté tarde al día siguiente, estaba sobre él, acostada sobre su poderoso pecho, con su negro pene dentro y con la habitación hecha completamente un desastre. Desayunamos y pasamos lo poco que quedaba de mañana juntos y después practicamos posturas nuevas. Me sorprende la cantidad de veces que me llegó a empotrar, la fuerza con que lo hacía, las ansias con que gustaba de mi cuerpo, la forma en que me deseaba. Al comienzo llevaba la cuenta de cuantas veces lo hicimos, pero llegó el punto en que simplemente la perdí. Ya casi caí la noche y me fue a dejar hasta mi casa, nos despedimos y yo seguí recto hasta mi cuarto, toqué cama y me dormí profundamente. Los primeros días de la nueva semana no tuvieron novedad alguna, hasta que una noche sin avisar él me envió un mensaje diciendo que lo esperara más tarde, y después de un par de minutos que parecieron horas, escuché un golpeteo por una ventana. Bajé y lo encontré del otro lado del cristal, me pidió que lo dejara entrar, se me hizo raro en un inicio, pero aunque me negué al inicio rápidamente cambié de parecer y lo dejé pasar. Él quería cogerme ahí mismo en la sala o subirme en la mesa, pero por miedo de que mi madre nos encontrara lo llevé hasta mi cuarto donde mi hizo suyo nuevamente. Me decía con su brusca respiración, que sentía las bolas demasiado llenas y que se apresuró ante mí para descargarlas. A mi encantan sus testículos, grandes y negros, y por sobre todo lo que más me gusta ver es lo mucho que le cuelgan, le cuelgan como cinco centimetros de tanto que le pesan. Mientras me estaba dando duro se detuvo un momento y con seriedad me preguntó si quería que yo fuese su novia, le respondí obviamente que sí y él se corrió dentro inmediatamente. Sin sacar su negro pene de mi estableció que nuestra relación sería principalmente sexual, conmigo siendo su puta sissy, claramente yo estaba de acuerdo. Luego me comentó que quería además algo fuera de lo estrictamente sexual, a lo cual accedí sin pensar. Finalmente me habló respecto a mi cuerpo, le gustaba mucho, pero decía que le gustaría que fuera más femenino, me preguntó si estaría dispuesta a consumir estrógenos y a llevar una terapia de hormonas como si fuera una mujer trans. Siempre valoré la feminidad y la apariencia de la femenina, me gustaba verme así y aunque me reconocí como hombre toda mi vida la verdad es que no estaba muy identificada como tal así que no tuve ningún problema. Finalmente hablamos largo y tendido sobre mi pene, a él le gustaba, pero dijo que le gustaría si fuera más pequeño, yo tenía ese mismo fetiche y hablamos sobre la posibilidad de conseguir una jaula de castidad, él dijo que se encargaría de eso y de otras cosas. Me besó y se fue. No lo tenía muy claro, pero en ese momento mi vida estaba por cambiar
La siguiente semana continuó de forma ordinaria, con dolor los primeros días, pero después de lo sucedido él no me volvió a escribir. Así pasó todo hasta un día antes al que nos encontramos me envía una docena de fotos de su negro y enorme pene y un mensaje diciéndome que compre lubricante y avise a mi madre que esa noche no regresaré a casa. Al día siguiente lo esperé bien obediente una hora después de clases, él llegó por mi espalda y me saludó con una nalgada, me dijo que pagaría un taxi y pronto llegamos a su casa. Me arrodilló y se sacó ese tan negro pene. No me resistí y lo acepté todo aunque por momentos creí que iría a vomitar. Cuando mi boca y lengua no fueron suficientes para satisfacerlo, me tomó por sorpresa me puso en cuatro y me metió la mitad de su negro pene por el culo. En esta ocasión duró mucho más antes de venirse. Terminado este round esperamos 5 minutos para el siguiente en la ducha, él no me dijo nada, pero yo sabía que habría y me lo confirmo cuando al meterse al baño me hizo una seña para que lo siguiera y yo, como su buena perra sumisa, lo seguí. Me puso contra la pared y me penetró sin piedad. Me dolía, sí, pero ya lo iba disfrutando más. Se vino por segunda vez y terminamos de bañarnos. Me dijo que no me vistiera, que me quedaría desnuda todo el rato que estuviera en la casa, nos sentamos en el sillón de su casa y me explicó que su padre no regresaría hasta mañana en la noche y que yo me regresaría hasta mañana a mi casa. Pasamos un buen rato conociéndonos más y al rato le pregunté sobre nuestra relación, creía que el solo quería usarme para un par de ratos por lo que me sorprendió que me ofreciera una relación seria, centrada en el sexo claro y en la relación de dominancia y sumisión. Yo quedé enamorada y a él se le volvió a parar. Sin esperar acción o indicación me puse encima y lo volvimos a hacer. Lo hicimos en la cocina, en la sala, en el garaje, en la ventana. Me desperté tarde al día siguiente, estaba sobre él, acostada sobre su poderoso pecho, con su negro pene dentro y con la habitación hecha completamente un desastre. Desayunamos y pasamos lo poco que quedaba de mañana juntos y después practicamos posturas nuevas. Me sorprende la cantidad de veces que me llegó a empotrar, la fuerza con que lo hacía, las ansias con que gustaba de mi cuerpo, la forma en que me deseaba. Al comienzo llevaba la cuenta de cuantas veces lo hicimos, pero llegó el punto en que simplemente la perdí. Ya casi caí la noche y me fue a dejar hasta mi casa, nos despedimos y yo seguí recto hasta mi cuarto, toqué cama y me dormí profundamente. Los primeros días de la nueva semana no tuvieron novedad alguna, hasta que una noche sin avisar él me envió un mensaje diciendo que lo esperara más tarde, y después de un par de minutos que parecieron horas, escuché un golpeteo por una ventana. Bajé y lo encontré del otro lado del cristal, me pidió que lo dejara entrar, se me hizo raro en un inicio, pero aunque me negué al inicio rápidamente cambié de parecer y lo dejé pasar. Él quería cogerme ahí mismo en la sala o subirme en la mesa, pero por miedo de que mi madre nos encontrara lo llevé hasta mi cuarto donde mi hizo suyo nuevamente. Me decía con su brusca respiración, que sentía las bolas demasiado llenas y que se apresuró ante mí para descargarlas. A mi encantan sus testículos, grandes y negros, y por sobre todo lo que más me gusta ver es lo mucho que le cuelgan, le cuelgan como cinco centimetros de tanto que le pesan. Mientras me estaba dando duro se detuvo un momento y con seriedad me preguntó si quería que yo fuese su novia, le respondí obviamente que sí y él se corrió dentro inmediatamente. Sin sacar su negro pene de mi estableció que nuestra relación sería principalmente sexual, conmigo siendo su puta sissy, claramente yo estaba de acuerdo. Luego me comentó que quería además algo fuera de lo estrictamente sexual, a lo cual accedí sin pensar. Finalmente me habló respecto a mi cuerpo, le gustaba mucho, pero decía que le gustaría que fuera más femenino, me preguntó si estaría dispuesta a consumir estrógenos y a llevar una terapia de hormonas como si fuera una mujer trans. Siempre valoré la feminidad y la apariencia de la femenina, me gustaba verme así y aunque me reconocí como hombre toda mi vida la verdad es que no estaba muy identificada como tal así que no tuve ningún problema. Finalmente hablamos largo y tendido sobre mi pene, a él le gustaba, pero dijo que le gustaría si fuera más pequeño, yo tenía ese mismo fetiche y hablamos sobre la posibilidad de conseguir una jaula de castidad, él dijo que se encargaría de eso y de otras cosas. Me besó y se fue. No lo tenía muy claro, pero en ese momento mi vida estaba por cambiar
1 comentarios - Fantasia de una sissy pt.3