Ahí estaba otra vez. Ya había pasado por lo menos una hora desde que empezamos a coger, yo, como siempre, estaba boca abajo, en cuatro, con mi culito bien parado, metida en un trance de placer mientras sentía a este hombre bombearme como animal, escuchándolo jadear muy fuerte. Su amigo ya había descargado adentro mío y se preparaba para el segundo round.
Pero ¿cómo llegué hasta ahí? Todo comenzó ese sábado que salí con mis amigas. En la previa, empezaron a hablarme dos amigos de unos 26 o 27 años que, desde lejos, se notaba que me tenían ganas. La noche siguió normal; llegamos al boliche a las 2 a.m. aproximadamente y yo ya estaba con algunos tragos encima, obviamente ellos no perdieron la oportunidad de ponerse a bailar conmigo y ver quién lograba conquistarme, hasta que empecé a chapar con Gonza (nombre inventado), el más alto de los dos, mientras veía de reojo que Marcos (nombre inventado) regresaba de la barra con un champagne. Sin pensar mucho, lo agarro a Marcos y lo acerco a mí para quedar entre los dos. La idea que les quería transmitir la entendieron todos, quería estar con los dos esa noche y lo tenía decidido.
Luego de mucho manoseo y besos, Gonza nos dice: “¿Vamos a mi depto.?”, a lo que dijimos que sí y emprendimos viaje. Yo no daba más de la calentura y por lo que llegué a tantear, ellos tampoco. Claro está que en el camino, Marcos se llevó la peor parte, tuvo que manejar. Mi atención se quedó con Gon y comprobé que venía muy bien de tamaño. Fui en el asiento de atrás pateándolo todo el camino, viendo cómo Marcos hacía lo posible por llegar rápido.
Cuando llegamos al depto., Gonza va a su cuarto y Marcos me dice: “Mucha atención le diste a mi amigo, me toca a mí”, mientras se sentaba en el sillón y se sacaba el cinturón; esa actitud tan dominante me encantó e instintivamente fui a arrodillarme y sacarle el jean. La sorpresa que me llevé cuando saqué la verga de Marcos del bóxer fue evidente; la de Gon estaba bien, pero él la tenía enorme. Quedé embobada y empecé a chupársela con ganas, llenándola de baba, comiéndole los huevos. Él marcaba qué podía o no hacer con su mano en mi cabeza.
- “Parece que arrancaron sin mí”, dijo Gonza, “ahora que vio tu verga no te suelta más, Marcos”.
- “No la quiere soltar desde que la sacó del jean”, respondió Marcos. Yo solo sonreí y seguí.
De repente siento cómo Gon empieza a cogerme. Yo ya estaba bastante mojada por toda la situación, empezó a bombearme mientras me atragantaba con la verga de su amigo. Ambos jadeaban y mis gemidos eran incontenibles. Pasaron 30 minutos y Gon acaba.
- “Perdón, estás re apretada pendeja, no aguanté más”, me dijo y se fue al baño.
- “No pasa nada”, dije yo, sabiendo que estaba Marcos.
- “Tranquilo que yo la atiendo, amigo”, le dijo Marcos mientras me hacía una seña para que me levante. Me acomodó en el sillón colocando mis piernas en sus hombros, metiéndomela y empezando a bombear con fuerza. Era bastante brusco, pero me estaba encantando cómo lo hacía, cómo me apretaba el cuello y chupaba mis pechos. Sentía cómo llegaba hasta el fondo de mi conchita y él apretaba esa zona de mi pancita. Para esas alturas estaba en trance total.
Luego de un rato, me acomodo en cuatro y le pedí que me coja más fuerte, solo para calentarlo un poco más. En ese momento, se me acerca al oído y me dice:
- “¿Te la vas a bancar? Mira que tenemos para rato para que acabe”.
De forma inmediata, me agarra del pelo y comienza a embestirme de una forma hermosa. Sentía que llegaba muy profundo, hasta que llegamos al momento donde empezamos. Luego de tanto bombeo, la saca, me trae de los pelos y me hace arrodillar. Empiezo a chupar hasta que descarga toda la leche en mi boca. Obviamente la tomé todita.
Pero esto no termina acá, Gonza tenía ganas de más...
Gracias por leer mi relato y espero que les guste, de a poquito voy mejorando la calidad, agradezco
mucho sus puntos, me motivan a seguir escribiendo.
Dejo fotos de como fui esa noche!
Besos.
Pero ¿cómo llegué hasta ahí? Todo comenzó ese sábado que salí con mis amigas. En la previa, empezaron a hablarme dos amigos de unos 26 o 27 años que, desde lejos, se notaba que me tenían ganas. La noche siguió normal; llegamos al boliche a las 2 a.m. aproximadamente y yo ya estaba con algunos tragos encima, obviamente ellos no perdieron la oportunidad de ponerse a bailar conmigo y ver quién lograba conquistarme, hasta que empecé a chapar con Gonza (nombre inventado), el más alto de los dos, mientras veía de reojo que Marcos (nombre inventado) regresaba de la barra con un champagne. Sin pensar mucho, lo agarro a Marcos y lo acerco a mí para quedar entre los dos. La idea que les quería transmitir la entendieron todos, quería estar con los dos esa noche y lo tenía decidido.
Luego de mucho manoseo y besos, Gonza nos dice: “¿Vamos a mi depto.?”, a lo que dijimos que sí y emprendimos viaje. Yo no daba más de la calentura y por lo que llegué a tantear, ellos tampoco. Claro está que en el camino, Marcos se llevó la peor parte, tuvo que manejar. Mi atención se quedó con Gon y comprobé que venía muy bien de tamaño. Fui en el asiento de atrás pateándolo todo el camino, viendo cómo Marcos hacía lo posible por llegar rápido.
Cuando llegamos al depto., Gonza va a su cuarto y Marcos me dice: “Mucha atención le diste a mi amigo, me toca a mí”, mientras se sentaba en el sillón y se sacaba el cinturón; esa actitud tan dominante me encantó e instintivamente fui a arrodillarme y sacarle el jean. La sorpresa que me llevé cuando saqué la verga de Marcos del bóxer fue evidente; la de Gon estaba bien, pero él la tenía enorme. Quedé embobada y empecé a chupársela con ganas, llenándola de baba, comiéndole los huevos. Él marcaba qué podía o no hacer con su mano en mi cabeza.
- “Parece que arrancaron sin mí”, dijo Gonza, “ahora que vio tu verga no te suelta más, Marcos”.
- “No la quiere soltar desde que la sacó del jean”, respondió Marcos. Yo solo sonreí y seguí.
De repente siento cómo Gon empieza a cogerme. Yo ya estaba bastante mojada por toda la situación, empezó a bombearme mientras me atragantaba con la verga de su amigo. Ambos jadeaban y mis gemidos eran incontenibles. Pasaron 30 minutos y Gon acaba.
- “Perdón, estás re apretada pendeja, no aguanté más”, me dijo y se fue al baño.
- “No pasa nada”, dije yo, sabiendo que estaba Marcos.
- “Tranquilo que yo la atiendo, amigo”, le dijo Marcos mientras me hacía una seña para que me levante. Me acomodó en el sillón colocando mis piernas en sus hombros, metiéndomela y empezando a bombear con fuerza. Era bastante brusco, pero me estaba encantando cómo lo hacía, cómo me apretaba el cuello y chupaba mis pechos. Sentía cómo llegaba hasta el fondo de mi conchita y él apretaba esa zona de mi pancita. Para esas alturas estaba en trance total.
Luego de un rato, me acomodo en cuatro y le pedí que me coja más fuerte, solo para calentarlo un poco más. En ese momento, se me acerca al oído y me dice:
- “¿Te la vas a bancar? Mira que tenemos para rato para que acabe”.
De forma inmediata, me agarra del pelo y comienza a embestirme de una forma hermosa. Sentía que llegaba muy profundo, hasta que llegamos al momento donde empezamos. Luego de tanto bombeo, la saca, me trae de los pelos y me hace arrodillar. Empiezo a chupar hasta que descarga toda la leche en mi boca. Obviamente la tomé todita.
Pero esto no termina acá, Gonza tenía ganas de más...
Gracias por leer mi relato y espero que les guste, de a poquito voy mejorando la calidad, agradezco
mucho sus puntos, me motivan a seguir escribiendo.
Dejo fotos de como fui esa noche!
Besos.
3 comentarios - Premio doble...(parte 1)