¡Hola a todos! Este es mi segundo post y en esta ocasión vengo a compartirles una anécdota real de una aventura que tuve hace ya bastante tiempo con una vecina mía que era mayor que yo. Espero les guste y espero también les haya pasado algo similar con alguna mujer mayor, ya que es verdaderamente excitante el sentirse que te van a descubrir tamaña andanza. Los párrafos en los que conversé con ella son recuerdos que aún tengo y que trato de replicar, en su momento fue un diálogo muy espontáneo.
Sé que mi historia es algo larga pero la cuento a lujo de detalles porque lo que viví fue asombroso.
*Bueno, pues la historia va así.
Yo la conocía de mi barrio de toda la vida, siempre nos saludábamos cordialmente, pero era un saludo y despedida casi en simultáneo ya que no nos conocíamos más allá de vivir uno al lado del otro y también porque ella era una mujer muy reservada hasta casi tímida con la edad que tenía. (Nunca le pregunté su edad, pero yo calculo entre 50 a 55, no más).
Físicamente la describiría como una mujer delgada, de cabello negro estilo ochentero a tamaño mediano no tan corto pero algo seco. Estatura promedio para una mujer 1.69 aprox. De piel morena y ojos café. Vestimenta muy clásica de mujer madura, blusas, pantalón jean y algunas chompitas que ella combinaba.
En cuanto a su personalidad, como ya he mencionado, era algo tímida, una mujer reservada y hasta arisca pero cuando uno entablaba una conversación con ella así sea de 2 minutos te dejaba ver su sonrisa genuina y su carácter dulce y afable que te invitaba a seguir la conversación con solo mirarte fijamente. Lamentablemente, en el barrio, era considerada una mujer antisocial, ya que siempre estaba en su casa y solo salía para cosas básicas como ir de compras o a la peluquería. Jamás se supo de alguna pareja suya, o interés amoroso, pues nadie entraba a su casa. Solamente su hermana que vivía con ella y que incluso era unos años mayor era la única persona que entraba y salía.
Nuestra aventura nace casi de casualidad. Todo comenzó porque a su hermana mayor la habían internado en un hospital por una intoxicación y mi vecina se quedó sola y preocupada en su casa. El barrio se enteró porque hubo una ambulancia afuera de su casa en horas de la madrugada. y como ya sabrán en los barrios la chismosería vuela rápido e incluso la gente añade detalles a la historia para darle más morbo.
Unos días después de dicho incidente, yo me cruzo con ella en la calle regresando de mis compras y aproveché en preguntarle como se encontraba su hermana... charlamos por casi 15 minutos. La conversación se empezó a tornar espontáneamente un poco calenturienta para mí.
En medio de las preguntas ella me tomó del antebrazo derecho y me dijo y cito: -"Eres un joven muy atento y caballero, que bueno tener gente así cerca." Yo la miré algo nervioso, honestamente, pues no tenía pensado un contacto físico de su parte de esa manera tan abrupta. Podía sentir como mi pecho se inflaba inconscientemente , como si fuera mi mujer que me tomaba del brazo en un sentido de pertenencia. Esa fue la mecha que inició el verdadero fuego de la lujuria.
+Muchas gracias, yo realmente me preocupo por todos. (Fue lo único que se me ocurrió y lo dije con voz algo temblorosa)
-Que bueno saberlo, tu familia tiene que estar orgullosa de ti por tener a un hombre que sabe a que dirección va. Eres muy buen conversador y muy atractivo, déjame decirte pero seguro que tu novia te lo repite siempre. (Yo en ese entonces no tenía novia) -Que bueno que hayamos tenido esta oportunidad de cruzarnos.
+No se preocupe (yo la trataba de usted) yo siempre estoy dispuesto a ayudarle en lo que necesite, es más si ahora requiere ayuda en algo me avisa y yo mismo me encargo.
-No es necesario, por ahora. Pero si en caso requiera ayuda en mi casa, ¿te puedo llamar? es que mi hermana aún está en recuperación y ella se encargaba del 50% de las cosas aquí.
+Claro, sería un placer. Y no lo vea como un favor interesado, sino como un acto de solidaridad.
-Es lindo de tu parte querer venir a ayudarme. ¿Sabes? Si puedes venir el fin de semana a ayudarme
con la casa sería genial, te invitaría el almuerzo y la cena si lo deseas.
(La verdad yo a ese punto quería gritar sí a todo pulmón, ya que siempre había deseado estar a solas con una mujer mayor y esperar a que pase algo sexual.)
+Perfecto, este sábado dejo mis planes y vengo a ayudarle en todo lo que desee.
-Mil gracias por tu disposición —me dijo guiñándome el ojo. -Entonces te espero el sábado a eso de las 10 am, te prepararé algo muy rico para que almorcemos juntos.
Se despidió de mí dándome un beso en la mejilla pero casi rosando mi boca. Para ser honesto, yo ya empezaba a calentarme y recién era Miércoles.
Llegó el día y yo decidí no ir con las manos vacías, pues tenía en mi mente que era una "cita con mi mujer." Así que fui al supermercado y compré una botella de vino para el almuerzo. Me vestí algo elegante y con vino en mano toqué la puerta de su casa. Me abrió de forma rápida y emocionada, como si ya me hubiese estado esperando.
-¡Llegaste! Uy que rico, un vinito. Pasa, pasa. No me equivoqué contigo cuando dije lo caballero que eres, además estás muy guapo. -Esto último me lo dijo tomándome de entre la espalda y mi brazo, llevándome adentro.
Al entrar a su casa lo primero que hice fue ofrecerme en limpiar, ella me dijo que no tenía por qué ensuciar mi ropa y que podía usar buzos deportivos de ella si no me daba vergüenza. A lo cual yo accedí sin problema. Me fui a cambiar al baño y al regresar ella también se había cambiado, se había puesto un buzo color "celeste aqua" algo desteñido por el uso. Se notaba que le quedaba algo pequeño o apretado pues su culito redondo se marcaba muy bien y sus senos increíblemente firmes para su edad, también.
Yo tenía el morbo de ir a masturbarme al baño con esa imagen reciente de ella, pero no era el momento. Así que esperé pacientemente a que algo ocurriera o en el mejor de los casos a mi se me ocurriera.
-No te queda nada mal mi buzo jiji —Me dijo con una risita burlona mientras limpiaba la mesa del comedor.
+La verdad me gusta, creo que me lo voy a llevar jaja.
-Pues si quieres quédatelo, se te ve muy bien. Tienes cuerpo bonito. —Lo dijo con una sonrisa ya un poco más de ligue.
+Gracias, usted también tiene qué presumir. Considero, con todo respeto, que es una mujer muy atractiva.
-Que lindo eres, pero no es necesario que me llames por usted, puedes tutearme, total ya somos más íntimos, ¿no crees?
+Desde luego, ***** (La llamé por su nombre). Ya tenemos más confianza.
Seguimos bromeando y limpiando la sala y el comedor por casi 1 hora y media. Pero como dicen entre broma y broma la verdad se asoma...
Estando ya algo cansados de limpiar y sudados, ella me ofreció un jugo de naranja y que me relaje un rato viendo televisión en la sala. Pero lo que yo más deseaba en mi mente ya caliente, era desnudarme con ella y hacérselo en la mesa del comedor. Podía ver que cada vez que se agachaba para algo, su culito maduro se apretaba más en el pantalón leggin de buzo que tenía. Esa imagen me rondaba la cabeza y deseaba que se rompan las costuras para ver su ropa interior. Mi pene estaba muy duro en ese momento pero no podía dejarla verme, así que me tapaba con un cojín de los muebles jaja.
De improviso ella se sentó a mi lado en el mueble de su sala mientras veía la tele. Y pegándose a mi me dijo: -Uff que cansada estoy, ¡y qué calor que hace por dios! —se quitó la casaca de buzo y se quedó solo con el top deportivo. Sus tetas estaban sudorosas y brillantes, pero eso no me importaba, lo que sí me importaba era ver sus pezones marcadas en el top. Tuve un momento de caos mental por un momento y me imaginé chupándolos a todo dar.
-Gracias, en verdad eres el hombrecito que nunca tuve. Has sido de gran ayuda. Sabes, vivir tanto tiempo sola siendo mujer es un calvario.
+¿Por qué lo dices *****? Seguro eres pretendida por muchos hombres.
-Ya quisiera, la verdad siempre he sido una mujer asocial hasta la edad que tengo y como sabes ya soy algo mayor y es peor conseguir una pareja. Siento que se me pasa el tren. (Aquí apoyó su cabeza en mi hombro y nuevamente me tomó del brazo, pero esta vez haciéndome cariños)
+No digas eso, todos tenemos personalidades distintas, el hombre que no quiso estar contigo no sabe lo que se perdió. De verdad eres una mujer que sí vale la pena conocer. Me has caído super bien y fue un gusto haber venido a tu casa.
-Ay, tu siempre tan lindo, que afortunadas deben ser las chicas de tu edad (yo rondaba los 20s).
+Pues la verdad yo siempre he sido solo, solo tuve 2 novias y nunca pasó nada con ellas.
-No te creo, tan guapo y varonil... Y, ¿solo 2 novias? Pff si yo hubiese sido joven ya te hubiese dejado que me cortejes jiji
A este punto de la conversación yo ya tenía las cosas claras . Quería tener a una mujer para mi gozo, no solo en lo sexual, sino en lo sentimental. Admito que me estaba enamorando de ella, pero es algo sin sentido por la diferencia de edad.
-Además, ninguna de las chicas con las que has estado te trataría tan bonito com yo. —Me lo dijo girando mi rostro hacia el de ella y mirándome a los ojos y a los labios.
+¿Ah, sí? -Le dije tartamudeando como idiota.
-Sí, y si no te molesta, conmigo vas a tener a una mujer fiel a tu lado... -finalizó y me besó en la boca.
Yo sentía que había ganado, todo se puso hot en ese momento. Seguido del beso ella comenzó a acariciarme el cuello y bajando por mi pecho y mi estómago llegó a lo que tanto había estado esperando como un pajero empedernido. Me tocó el pene y lo acariciaba despacio mientras me decía cosas pervertidas que la verdad ya no recuerdo. Solo recuerdo que estaba tan excitado que sentía que me iba a correr a chorros en el boxer.
Su forma de masturbarme encima del pantalón de buzo era la adecuada, con su dedo pulgar presionaba de un lado del glande y con los otros dedos hacia movimientos en círculo.
-¿Te gusta lo que te estoy haciendo?
+Sí, respondí de forma escueta. Pero yo también quisiera darte cariño. —Se lo dije mirando sus tetas.
-Hmm ya sé lo que quieres, se te nota en la cara, bebito. ¿Quieres teta? —Lo dijo descubriéndose una.
+Sí, por favor, le dije inocentemente.
La verdad yo había visto pocos senos para la edad que tenía, pero ver los de una mujer ya hecha era mi morbo de toda la vida. Y más aún si yo acostumbraba a consumir porno de milfs.
-Come, bebé, que ahora son tuyos. —Me lo dijo ahora de forma muy segura y pervertida.
Yo me abalancé sobre ella y nos echamos en el sillón. Estando arriba de su cuerpo le quité el top y solo me dijo "come". Empecé a chuparle las tetas de forma apresurada, como si fuese un neonato que buscaba alimento.
Mientras lactaba de sus senos mi pene ya muy duro se apretaba en el boxer, así que empecé a frotarme sobre ella por la zona de su vagina, total los leggins que teníamos eran delgados y se podía sentir más. La tomé del rostro y la besé, ella lo hizo también pero me metía la lengua. Ella me frotaba la espalda, se notaba que estaba muy excitada por la chupada que le estaba dando a tan hermosas tetas.
Estas eran medianas, redonditas, firmes y con el pezón ligeramente salidito. Lo que más me excitaba era que ese par de carnes a partir de ese día iban a ser mías.
-Te gusta comérmelas, ¿no, bebé? (Parecía que ese era su nuevo apodo para mí)
Solo acentué con la cabeza mientras cerraba el trato con un beso muy apasionado. Lo que más le gustaba era que pasaba mi lengua por sus pezones de forma circular, eso la hacia encrispar y levantar la espalda. La empecé a llenar de besos desde el cuello hasta su abdomen, ahí fue donde empezó la otra práctica.
Estando colorado de lo excitado que estaba le dije que le quería comer la conchita. Se lo dije así, textualmente. Para mi buena fortuna ella se mordió los labios y puso un dedo en su boca.
-Hazlo ahorita mismo, que después yo te voy a devolver ese masajito bucal que quieres hacerme.
Le bajé todo y sin frenarme a pensar en nada comencé a hacerle sexo oral. Le dí unas lamidas de arriba a abajo y succionaba con fuerza la parte del clítoris. Me entusiasmé tanto que creyéndome actor porno le metí 2 dedos y también la masturbé.
De un momento a otro me dijo que me detenga, que se iba a venir. Así que me detuve y le dije que la amaba. (Supongo que el momento y la calentura nos hace hablar así de ridículo)
-Creo que me voy a dar un duchazo —Me dijo ahora con más confianza que antes. Me dio un beso otra vez, se subió la ropa y se fue al baño a desvestirse. Yo ya me sentía un semental y eso que aún no habíamos tenido sexo con penetración... solo oral.
Al subir las escaleras ella me miró y me dijo con un tono evidentemente provocador:
-"Me voy a bañar, no vayas a estar mirando eh". Claramente esto era una invitación para subir y verla, lo cual acepté de inmediato.
Cuando subí ella ya había cerrado la puerta, no me percaté si tenía llave, lo que sí vi fue el cesto de ropa sucia afuera en el pasillo, y dije: esto tiene que ser mío. Busque entre la ropa algo que me sirva para seguir caliente, más específico ropa interior. Entre tantas blusas y polos viejos encontré lo que para mi fue oro. Una tanguita negra con diseño tipo traslúcido con flores. Y sí, evidentemente era de ella, no de su hermana, ya que esta seguía internada.
Tomé la tanguita y comencé a olerla como un enfermo. Me la pasaba por la cara imaginando lo que hace unos minutos había hecho. No aguanté y me bajé el boxer y comencé a darme duro. Mientras olía esa prenda me masturbaba más y me imaginaba las cosas que le quería hacer. Estando de pie, me amarré la tanguita alrededor de mi pene y seguí frotándome. Solo pasaba por mi mente una escena de mí metiéndola el pene en su vagina húmeda y suave.
En eso escucho que se cierra la llave del agua y la ducha deja de sonar. Para mi sorpresa ella abrió la puerta y me sorprendió con las manos en la masa...
--Parte 2 muy pronto--
Sé que mi historia es algo larga pero la cuento a lujo de detalles porque lo que viví fue asombroso.
*Bueno, pues la historia va así.
Yo la conocía de mi barrio de toda la vida, siempre nos saludábamos cordialmente, pero era un saludo y despedida casi en simultáneo ya que no nos conocíamos más allá de vivir uno al lado del otro y también porque ella era una mujer muy reservada hasta casi tímida con la edad que tenía. (Nunca le pregunté su edad, pero yo calculo entre 50 a 55, no más).
Físicamente la describiría como una mujer delgada, de cabello negro estilo ochentero a tamaño mediano no tan corto pero algo seco. Estatura promedio para una mujer 1.69 aprox. De piel morena y ojos café. Vestimenta muy clásica de mujer madura, blusas, pantalón jean y algunas chompitas que ella combinaba.
En cuanto a su personalidad, como ya he mencionado, era algo tímida, una mujer reservada y hasta arisca pero cuando uno entablaba una conversación con ella así sea de 2 minutos te dejaba ver su sonrisa genuina y su carácter dulce y afable que te invitaba a seguir la conversación con solo mirarte fijamente. Lamentablemente, en el barrio, era considerada una mujer antisocial, ya que siempre estaba en su casa y solo salía para cosas básicas como ir de compras o a la peluquería. Jamás se supo de alguna pareja suya, o interés amoroso, pues nadie entraba a su casa. Solamente su hermana que vivía con ella y que incluso era unos años mayor era la única persona que entraba y salía.
Nuestra aventura nace casi de casualidad. Todo comenzó porque a su hermana mayor la habían internado en un hospital por una intoxicación y mi vecina se quedó sola y preocupada en su casa. El barrio se enteró porque hubo una ambulancia afuera de su casa en horas de la madrugada. y como ya sabrán en los barrios la chismosería vuela rápido e incluso la gente añade detalles a la historia para darle más morbo.
Unos días después de dicho incidente, yo me cruzo con ella en la calle regresando de mis compras y aproveché en preguntarle como se encontraba su hermana... charlamos por casi 15 minutos. La conversación se empezó a tornar espontáneamente un poco calenturienta para mí.
En medio de las preguntas ella me tomó del antebrazo derecho y me dijo y cito: -"Eres un joven muy atento y caballero, que bueno tener gente así cerca." Yo la miré algo nervioso, honestamente, pues no tenía pensado un contacto físico de su parte de esa manera tan abrupta. Podía sentir como mi pecho se inflaba inconscientemente , como si fuera mi mujer que me tomaba del brazo en un sentido de pertenencia. Esa fue la mecha que inició el verdadero fuego de la lujuria.
+Muchas gracias, yo realmente me preocupo por todos. (Fue lo único que se me ocurrió y lo dije con voz algo temblorosa)
-Que bueno saberlo, tu familia tiene que estar orgullosa de ti por tener a un hombre que sabe a que dirección va. Eres muy buen conversador y muy atractivo, déjame decirte pero seguro que tu novia te lo repite siempre. (Yo en ese entonces no tenía novia) -Que bueno que hayamos tenido esta oportunidad de cruzarnos.
+No se preocupe (yo la trataba de usted) yo siempre estoy dispuesto a ayudarle en lo que necesite, es más si ahora requiere ayuda en algo me avisa y yo mismo me encargo.
-No es necesario, por ahora. Pero si en caso requiera ayuda en mi casa, ¿te puedo llamar? es que mi hermana aún está en recuperación y ella se encargaba del 50% de las cosas aquí.
+Claro, sería un placer. Y no lo vea como un favor interesado, sino como un acto de solidaridad.
-Es lindo de tu parte querer venir a ayudarme. ¿Sabes? Si puedes venir el fin de semana a ayudarme
con la casa sería genial, te invitaría el almuerzo y la cena si lo deseas.
(La verdad yo a ese punto quería gritar sí a todo pulmón, ya que siempre había deseado estar a solas con una mujer mayor y esperar a que pase algo sexual.)
+Perfecto, este sábado dejo mis planes y vengo a ayudarle en todo lo que desee.
-Mil gracias por tu disposición —me dijo guiñándome el ojo. -Entonces te espero el sábado a eso de las 10 am, te prepararé algo muy rico para que almorcemos juntos.
Se despidió de mí dándome un beso en la mejilla pero casi rosando mi boca. Para ser honesto, yo ya empezaba a calentarme y recién era Miércoles.
Llegó el día y yo decidí no ir con las manos vacías, pues tenía en mi mente que era una "cita con mi mujer." Así que fui al supermercado y compré una botella de vino para el almuerzo. Me vestí algo elegante y con vino en mano toqué la puerta de su casa. Me abrió de forma rápida y emocionada, como si ya me hubiese estado esperando.
-¡Llegaste! Uy que rico, un vinito. Pasa, pasa. No me equivoqué contigo cuando dije lo caballero que eres, además estás muy guapo. -Esto último me lo dijo tomándome de entre la espalda y mi brazo, llevándome adentro.
Al entrar a su casa lo primero que hice fue ofrecerme en limpiar, ella me dijo que no tenía por qué ensuciar mi ropa y que podía usar buzos deportivos de ella si no me daba vergüenza. A lo cual yo accedí sin problema. Me fui a cambiar al baño y al regresar ella también se había cambiado, se había puesto un buzo color "celeste aqua" algo desteñido por el uso. Se notaba que le quedaba algo pequeño o apretado pues su culito redondo se marcaba muy bien y sus senos increíblemente firmes para su edad, también.
Yo tenía el morbo de ir a masturbarme al baño con esa imagen reciente de ella, pero no era el momento. Así que esperé pacientemente a que algo ocurriera o en el mejor de los casos a mi se me ocurriera.
-No te queda nada mal mi buzo jiji —Me dijo con una risita burlona mientras limpiaba la mesa del comedor.
+La verdad me gusta, creo que me lo voy a llevar jaja.
-Pues si quieres quédatelo, se te ve muy bien. Tienes cuerpo bonito. —Lo dijo con una sonrisa ya un poco más de ligue.
+Gracias, usted también tiene qué presumir. Considero, con todo respeto, que es una mujer muy atractiva.
-Que lindo eres, pero no es necesario que me llames por usted, puedes tutearme, total ya somos más íntimos, ¿no crees?
+Desde luego, ***** (La llamé por su nombre). Ya tenemos más confianza.
Seguimos bromeando y limpiando la sala y el comedor por casi 1 hora y media. Pero como dicen entre broma y broma la verdad se asoma...
Estando ya algo cansados de limpiar y sudados, ella me ofreció un jugo de naranja y que me relaje un rato viendo televisión en la sala. Pero lo que yo más deseaba en mi mente ya caliente, era desnudarme con ella y hacérselo en la mesa del comedor. Podía ver que cada vez que se agachaba para algo, su culito maduro se apretaba más en el pantalón leggin de buzo que tenía. Esa imagen me rondaba la cabeza y deseaba que se rompan las costuras para ver su ropa interior. Mi pene estaba muy duro en ese momento pero no podía dejarla verme, así que me tapaba con un cojín de los muebles jaja.
De improviso ella se sentó a mi lado en el mueble de su sala mientras veía la tele. Y pegándose a mi me dijo: -Uff que cansada estoy, ¡y qué calor que hace por dios! —se quitó la casaca de buzo y se quedó solo con el top deportivo. Sus tetas estaban sudorosas y brillantes, pero eso no me importaba, lo que sí me importaba era ver sus pezones marcadas en el top. Tuve un momento de caos mental por un momento y me imaginé chupándolos a todo dar.
-Gracias, en verdad eres el hombrecito que nunca tuve. Has sido de gran ayuda. Sabes, vivir tanto tiempo sola siendo mujer es un calvario.
+¿Por qué lo dices *****? Seguro eres pretendida por muchos hombres.
-Ya quisiera, la verdad siempre he sido una mujer asocial hasta la edad que tengo y como sabes ya soy algo mayor y es peor conseguir una pareja. Siento que se me pasa el tren. (Aquí apoyó su cabeza en mi hombro y nuevamente me tomó del brazo, pero esta vez haciéndome cariños)
+No digas eso, todos tenemos personalidades distintas, el hombre que no quiso estar contigo no sabe lo que se perdió. De verdad eres una mujer que sí vale la pena conocer. Me has caído super bien y fue un gusto haber venido a tu casa.
-Ay, tu siempre tan lindo, que afortunadas deben ser las chicas de tu edad (yo rondaba los 20s).
+Pues la verdad yo siempre he sido solo, solo tuve 2 novias y nunca pasó nada con ellas.
-No te creo, tan guapo y varonil... Y, ¿solo 2 novias? Pff si yo hubiese sido joven ya te hubiese dejado que me cortejes jiji
A este punto de la conversación yo ya tenía las cosas claras . Quería tener a una mujer para mi gozo, no solo en lo sexual, sino en lo sentimental. Admito que me estaba enamorando de ella, pero es algo sin sentido por la diferencia de edad.
-Además, ninguna de las chicas con las que has estado te trataría tan bonito com yo. —Me lo dijo girando mi rostro hacia el de ella y mirándome a los ojos y a los labios.
+¿Ah, sí? -Le dije tartamudeando como idiota.
-Sí, y si no te molesta, conmigo vas a tener a una mujer fiel a tu lado... -finalizó y me besó en la boca.
Yo sentía que había ganado, todo se puso hot en ese momento. Seguido del beso ella comenzó a acariciarme el cuello y bajando por mi pecho y mi estómago llegó a lo que tanto había estado esperando como un pajero empedernido. Me tocó el pene y lo acariciaba despacio mientras me decía cosas pervertidas que la verdad ya no recuerdo. Solo recuerdo que estaba tan excitado que sentía que me iba a correr a chorros en el boxer.
Su forma de masturbarme encima del pantalón de buzo era la adecuada, con su dedo pulgar presionaba de un lado del glande y con los otros dedos hacia movimientos en círculo.
-¿Te gusta lo que te estoy haciendo?
+Sí, respondí de forma escueta. Pero yo también quisiera darte cariño. —Se lo dije mirando sus tetas.
-Hmm ya sé lo que quieres, se te nota en la cara, bebito. ¿Quieres teta? —Lo dijo descubriéndose una.
+Sí, por favor, le dije inocentemente.
La verdad yo había visto pocos senos para la edad que tenía, pero ver los de una mujer ya hecha era mi morbo de toda la vida. Y más aún si yo acostumbraba a consumir porno de milfs.
-Come, bebé, que ahora son tuyos. —Me lo dijo ahora de forma muy segura y pervertida.
Yo me abalancé sobre ella y nos echamos en el sillón. Estando arriba de su cuerpo le quité el top y solo me dijo "come". Empecé a chuparle las tetas de forma apresurada, como si fuese un neonato que buscaba alimento.
Mientras lactaba de sus senos mi pene ya muy duro se apretaba en el boxer, así que empecé a frotarme sobre ella por la zona de su vagina, total los leggins que teníamos eran delgados y se podía sentir más. La tomé del rostro y la besé, ella lo hizo también pero me metía la lengua. Ella me frotaba la espalda, se notaba que estaba muy excitada por la chupada que le estaba dando a tan hermosas tetas.
Estas eran medianas, redonditas, firmes y con el pezón ligeramente salidito. Lo que más me excitaba era que ese par de carnes a partir de ese día iban a ser mías.
-Te gusta comérmelas, ¿no, bebé? (Parecía que ese era su nuevo apodo para mí)
Solo acentué con la cabeza mientras cerraba el trato con un beso muy apasionado. Lo que más le gustaba era que pasaba mi lengua por sus pezones de forma circular, eso la hacia encrispar y levantar la espalda. La empecé a llenar de besos desde el cuello hasta su abdomen, ahí fue donde empezó la otra práctica.
Estando colorado de lo excitado que estaba le dije que le quería comer la conchita. Se lo dije así, textualmente. Para mi buena fortuna ella se mordió los labios y puso un dedo en su boca.
-Hazlo ahorita mismo, que después yo te voy a devolver ese masajito bucal que quieres hacerme.
Le bajé todo y sin frenarme a pensar en nada comencé a hacerle sexo oral. Le dí unas lamidas de arriba a abajo y succionaba con fuerza la parte del clítoris. Me entusiasmé tanto que creyéndome actor porno le metí 2 dedos y también la masturbé.
De un momento a otro me dijo que me detenga, que se iba a venir. Así que me detuve y le dije que la amaba. (Supongo que el momento y la calentura nos hace hablar así de ridículo)
-Creo que me voy a dar un duchazo —Me dijo ahora con más confianza que antes. Me dio un beso otra vez, se subió la ropa y se fue al baño a desvestirse. Yo ya me sentía un semental y eso que aún no habíamos tenido sexo con penetración... solo oral.
Al subir las escaleras ella me miró y me dijo con un tono evidentemente provocador:
-"Me voy a bañar, no vayas a estar mirando eh". Claramente esto era una invitación para subir y verla, lo cual acepté de inmediato.
Cuando subí ella ya había cerrado la puerta, no me percaté si tenía llave, lo que sí vi fue el cesto de ropa sucia afuera en el pasillo, y dije: esto tiene que ser mío. Busque entre la ropa algo que me sirva para seguir caliente, más específico ropa interior. Entre tantas blusas y polos viejos encontré lo que para mi fue oro. Una tanguita negra con diseño tipo traslúcido con flores. Y sí, evidentemente era de ella, no de su hermana, ya que esta seguía internada.
Tomé la tanguita y comencé a olerla como un enfermo. Me la pasaba por la cara imaginando lo que hace unos minutos había hecho. No aguanté y me bajé el boxer y comencé a darme duro. Mientras olía esa prenda me masturbaba más y me imaginaba las cosas que le quería hacer. Estando de pie, me amarré la tanguita alrededor de mi pene y seguí frotándome. Solo pasaba por mi mente una escena de mí metiéndola el pene en su vagina húmeda y suave.
En eso escucho que se cierra la llave del agua y la ducha deja de sonar. Para mi sorpresa ella abrió la puerta y me sorprendió con las manos en la masa...
--Parte 2 muy pronto--
1 comentarios - Mi vecina, mi mujer, mi debilidad y mi pasión. P1