En 2011 empecé mi internado de medicina en un pueblito cerca de Santa Cruz. Un día nos tocó hacer chequeos a varias chicas de un antro y nos regalaron pases gratis. No soy de ir a prostíbulos pero aquella vez fui. Allá había una chica que a muchos les ponía locos. Se llamaba Carla y no estaba haciendo programas, se quedaba en el bar. Tras verla yo la reconocí, la había visto un par de veces en la iglesia y también la había visto en el hospital. Carla era de una belleza típica de la zona, flaquita de piel trigueña, pelo castaño y ojos verdes medio chinitos. La miré toda la noche, tenía un imán, y ella también me miró. Yo estaba bebiendo con mis amigos, cada cuál con una chica y yo con una paraguaya voluptuosa, pero cuando todos se fueron a los cuartos la misma paraguaya me preguntó si no me interesaba Carla. Yo le dije que creía que ella no estaba disponible. Andá a hablar con ella, me dijo. Para resumir me quedé con Carla, pero no fue lo que yo esperaba. Para empezar fui el único que pagó aquella noche, y fue un sexo muy básico. Ella era tímida y cero fuego. Hasta pensé que era menor de edad, pero no, y tenía cicatriz de cesárea. Le comenté dónde la había visto antes, pero me dijo que no era ella y no quise insistir.
Mis colegas siguieron yendo al antro. Yo no. Me comentaron que Carla salía con un narco, pariente de la dueña del lugar. Un día fuimos a un karaoke y ella estaba allí. Me preguntó porque no iba y le dije que no era lo mío. Volvimos a dormir juntos, pero esa vez yo le dije que no iba a pagar y ella aceptó. Estaba tomadita y muy habladora, diferente de la otra noche. Asumió que yo no iba al antro porque buscaba una relación seria y me contó que tenía una hermana gemela. Ah, entonces la que yo vi… En la iglesia fue mi hermana, en el hospital puede haber sido yo no más. Entre risas me pasó el contacto de su hermana. El sexo esa vez fue un poco mejor.
Pasado unos días yo le escribí a su hermana, solo para ver qué onda. Aún creía que Carla mentía. Pero sí tenía una hermana y se llamaba Carmen. Me trató súper fría, pero me reconoció y dijo que vuelva a la iglesia. Allá nos vimos, aunque no nos hablamos, pero para mí sorpresa entre semana ella me escribió saludándome. Resulta que Carla le había hablado de mí (obviamente ocultando que la había cogido) y al fin y al cabo yo era unos de los médicos de la ciudad, así que no era un mal partido. Después de algunas charlas la invité a salir. La sorpresa fue cuando la recogí para almorzar. Tenía dos hijas de más o menos 10 años. Pucha, y yo que fui preparado para coger. Tuve que llevarla a un lugar dónde había espacio para niños, y me contó que una de las chicas era hija de Carla. Ellas tenían 25 años, uno menos que yo, así que tuvieron hijas cuando eran adolescentes. Me contó todo. Carmen se embarazó de un tipo mayor a los 15 y Carla de un compañero de cole a los 16. Carmen cuidaba de las dos niñas.
Pese a eso seguí charlando con Carmen, porque la quería coger. Pucha que se parecía a Carla, eran idénticas, excepto por el carácter, además Carla tenía un poquito más de cuerpo, pero era verlas juntas para notar.
No supo qué exactamente dijo Carla de mí, que Carmen creía que yo estaba buscando esposa. Paraba hablando de su vida y de sus planes, mientras yo solo quería llevarla a la cama. Un día en que me harté y le fui más directo ella se molestó. Casi me mandó al infierno. Que cómo podía un cristiano ser así y todo eso. Seguro sos un cliente de mi hermana, y yo molesto le confirmé que sí, ella no sabía y se enojó más aún. Dijo que no quería nada conmigo y dejamos de hablar.
Después de unos días Carla me escribió a mi perfil de Facebook. Había peleado con Carmen, me pidió disculpas y para mí sorpresa se ofreció a ser mi acompañante semanal, que había dejado el narco (en realidad el tipo desapareció) y que ya no estaba en el antro. Me dijo el precio y no era nada barato. A mí no me interesaba pagar por sexo y educadamente le dije que no. Ella insistió y luego se ofendió.
Algunas semanas después me escribieron de un perfil falso, supuestamente una amiga de Carmen, diciéndome que la llame para charlar como adultos. No le iba hacer caso, pero los hombres a veces somos tontos y le escribí. Valió la pena. Al fin salimos solos los y la llevé a mi depa en Santa Cruz. Le tiré la full cogida y mira como son las apariencias, Carmen sí que sabía coger. Se entregó completamente y gozaba como loca. Fue solo después de varias horas de sexo que ella vino otra vez con aquella charla aburrida de tener una relación seria. Y es que Carmen en realidad estaba buscando marido. Creía que me iba a conquistar con la concha, y la verdad es que estuvo cerca.
Durante meses estuvimos saliendo. Carmen había estado un buen tiempo sin hombre, dedicándose solamente a la iglesia y esperando casarse con un hombre que la mantuviera, a ella, a su hija y a su sobrina. En la cama era una loba, a veces muy sumisa, se dejaba hacer todo y le gustaba que le dé bien duro. Pero siempre eran aquellas lamentaciones porque yo no quería compromiso. Se quejaba porque la gente de la iglesia ya estaba hablando mal de nosotros. Que el pueblo era chico y no sé qué. Lo que sí, me pedía prestado plata pa mierda, con ella yo gastaba más de lo que me había pedido Carla. Además me hacía salir con ella y las niñas, y hasta recogerlas del cole. Un papá. Y al final terminé me encariñando. Estuve a punto de comprometerme con Carmen y sin querer fue Carla quien me salvó.
Ella volvió a buscarme y empecé a cogerla muy seguido. No era directamente por plata, pero me pedía prestado y nunca devolvía. Carmen no tardó en descubrir e hizo su escándalo. Yo la mandé a la mierda, que si las dos me escriben que voy a hacer? Al fin y al cabo era soltero. Hasta quise cambiar mi última rotatoria del internato para irme del pueblo.
Pero cuándo Carmen se calmaba y me llamaba era el paraíso. Me daba una paliza de coño, culo, boca y sus tetas que rebotaban, su cabello largo que yo jalaba sin piedad mientras la nalgueaba, y se tragaba mi leche hasta dejarme vacío.
Un día me preguntó si mi intención era estar con las dos hermanas y yo le dije que no y era verdad, obviamente ya había fantaseado hacer tríos con ellas, pero en aquel momento lo único que quería era paz, para terminar mis estudios y volver a mí país. Además yo las veía muy interesadas y me metían en un torbellino de cosas.
Cuándo Carmen sintió que me estaba perdiendo, se puso más tierna, un día me dijo que si mi condición para quedarme era estar con las dos, ni modo, que ella iba aceptar. Yo le dije ok, pero que quería a las dos en la cama. Ella dijo que no había dicho eso, que toleraría que salga a veces con su hermana, pero por separado. Juntas jamás. Otro día le comenté eso a Carla y ella fue la que más se enojó. Que si yo quería trío podría arreglar algo, pero nunca con su hermana.
No me puse a insistir, estaba en otra, pero Carmen volvió a preguntarme varias veces, e incluso me parecía que era ella la interesada, pero en realidad solo era su forma de atraparme. Era muy raro, le desesperaba que me fuera y estaba tan propicia a aceptar lo que yo le pidiera, que le habló a su hermana. A Carla le molestaba el asunto, pero soñaba en irse de Bolivia y vió en mí una solución. Un día tiró la toalla y dijo: ya, llévanos de Bolivia con las niñas y tienes tus dos mujeres.
Fue cuando empezamos a hacer los primeros tríos,que en realidad ni lo eran, básicamente yo cogía a una al lado de la otra, mientras las niñas dormían en otro cuarto. Porque para colmo, Carmen no quería ir al motel. Pero algunos de los últimos tríos estuvieron buenos, logré que las dos me mamasen la verga juntas, logré la típica de tener una en la verga y otra en la boca, pero lo que más me gustó fue ponerla las dos lado a lado en cuatro y tener sus 4 huecos a mí disposición.
Podría haberlas llevado conmigo a Brasil, pero me hubiera limitado mucho. Al fin las llevé a Santa Cruz. Dejé a Carmen en el depa con las niñas y ayudé a Carla a irse a España. Les envié plata durante años hasta que el tiempo nos alejó.
…
7 años después volví a Santa Cruz para visitar a los amigos. Carla estaba en España con Nadia, su hija. Carmen seguía viviendo en Santa Cruz con Laura y ya tenía una nueva pareja. Yo las avisé, pero no llegamos a coordinar un encuentro. Hacía dos años que no hablábamos. Supuse que su pareja sabía algo de su pasado y no quería que me viera.
Un día estaba en un boliche con unos amigos y una chica se acercó a hablarme. Yo estaba muy borracho. La chica me llamó por el nombre, me conocía. Yo no sabía quién era, pero como era guapa, y también sus amigas, fingí conocerlas. Bailamos, bebemos, yo la abrazaba y le coqueteaba. Al principio ella estaba un poco rara, pero después entró en onda y nos besamos, terminamos en mi hotel y me la cogí muy bien cogida. Al otro día supe quien era… Era Laura, la hija de Carmen, la que casi fue mi hija. Tenía fotos con ella chiquita en mis redes y en mi casa. Me dió vergüenza. Laura se había hecho un mujeron. Mucho más alta que su madre, le había heredado las tetas, pero aquél culo de donde? Le pregunté porque me había dejado cogerla y me dijo que no sabía, que al principio trató de resistirse y hacerme ver quien era, pero luego entró en onda y se divirtió, después le dió cosa negarse. Pero casi soy tu padre. Pues… Y ahora cogiste a tu casi hija. Lo decía medio en broma, pero me hizo sentir mal. Le pedí que no dijera a su madre, pero una de sus amigas era del mismo condominio, de hecho yo también la había conocido pequeña, y esa amiga nos había visto besándose y saliendo juntos. El chisme iba a correr y corrió, pero antes de eso yo cogí a Carmen en el mismo hotel donde había cogido a su hija.
Cuando Carmen se enteró qué había cogido a Laura le molestó bastante y me dijo un montón de cosas, le contó a Carla, quien también me criticó.
Pero Laura se puso muy intensa detrás mío y al final olvidé mis tabúes y empecé a cogerla seguido. Ya van 6 años desde aquella visita y otras cosas interesantes sucedieron. Sigo manteniendo los estudios de Laura, que ahora tiene 23 y está en su último año de medicina. Carla y Carmen tienen 37, Nadia 21 y yo 38.
Mis colegas siguieron yendo al antro. Yo no. Me comentaron que Carla salía con un narco, pariente de la dueña del lugar. Un día fuimos a un karaoke y ella estaba allí. Me preguntó porque no iba y le dije que no era lo mío. Volvimos a dormir juntos, pero esa vez yo le dije que no iba a pagar y ella aceptó. Estaba tomadita y muy habladora, diferente de la otra noche. Asumió que yo no iba al antro porque buscaba una relación seria y me contó que tenía una hermana gemela. Ah, entonces la que yo vi… En la iglesia fue mi hermana, en el hospital puede haber sido yo no más. Entre risas me pasó el contacto de su hermana. El sexo esa vez fue un poco mejor.
Pasado unos días yo le escribí a su hermana, solo para ver qué onda. Aún creía que Carla mentía. Pero sí tenía una hermana y se llamaba Carmen. Me trató súper fría, pero me reconoció y dijo que vuelva a la iglesia. Allá nos vimos, aunque no nos hablamos, pero para mí sorpresa entre semana ella me escribió saludándome. Resulta que Carla le había hablado de mí (obviamente ocultando que la había cogido) y al fin y al cabo yo era unos de los médicos de la ciudad, así que no era un mal partido. Después de algunas charlas la invité a salir. La sorpresa fue cuando la recogí para almorzar. Tenía dos hijas de más o menos 10 años. Pucha, y yo que fui preparado para coger. Tuve que llevarla a un lugar dónde había espacio para niños, y me contó que una de las chicas era hija de Carla. Ellas tenían 25 años, uno menos que yo, así que tuvieron hijas cuando eran adolescentes. Me contó todo. Carmen se embarazó de un tipo mayor a los 15 y Carla de un compañero de cole a los 16. Carmen cuidaba de las dos niñas.
Pese a eso seguí charlando con Carmen, porque la quería coger. Pucha que se parecía a Carla, eran idénticas, excepto por el carácter, además Carla tenía un poquito más de cuerpo, pero era verlas juntas para notar.
No supo qué exactamente dijo Carla de mí, que Carmen creía que yo estaba buscando esposa. Paraba hablando de su vida y de sus planes, mientras yo solo quería llevarla a la cama. Un día en que me harté y le fui más directo ella se molestó. Casi me mandó al infierno. Que cómo podía un cristiano ser así y todo eso. Seguro sos un cliente de mi hermana, y yo molesto le confirmé que sí, ella no sabía y se enojó más aún. Dijo que no quería nada conmigo y dejamos de hablar.
Después de unos días Carla me escribió a mi perfil de Facebook. Había peleado con Carmen, me pidió disculpas y para mí sorpresa se ofreció a ser mi acompañante semanal, que había dejado el narco (en realidad el tipo desapareció) y que ya no estaba en el antro. Me dijo el precio y no era nada barato. A mí no me interesaba pagar por sexo y educadamente le dije que no. Ella insistió y luego se ofendió.
Algunas semanas después me escribieron de un perfil falso, supuestamente una amiga de Carmen, diciéndome que la llame para charlar como adultos. No le iba hacer caso, pero los hombres a veces somos tontos y le escribí. Valió la pena. Al fin salimos solos los y la llevé a mi depa en Santa Cruz. Le tiré la full cogida y mira como son las apariencias, Carmen sí que sabía coger. Se entregó completamente y gozaba como loca. Fue solo después de varias horas de sexo que ella vino otra vez con aquella charla aburrida de tener una relación seria. Y es que Carmen en realidad estaba buscando marido. Creía que me iba a conquistar con la concha, y la verdad es que estuvo cerca.
Durante meses estuvimos saliendo. Carmen había estado un buen tiempo sin hombre, dedicándose solamente a la iglesia y esperando casarse con un hombre que la mantuviera, a ella, a su hija y a su sobrina. En la cama era una loba, a veces muy sumisa, se dejaba hacer todo y le gustaba que le dé bien duro. Pero siempre eran aquellas lamentaciones porque yo no quería compromiso. Se quejaba porque la gente de la iglesia ya estaba hablando mal de nosotros. Que el pueblo era chico y no sé qué. Lo que sí, me pedía prestado plata pa mierda, con ella yo gastaba más de lo que me había pedido Carla. Además me hacía salir con ella y las niñas, y hasta recogerlas del cole. Un papá. Y al final terminé me encariñando. Estuve a punto de comprometerme con Carmen y sin querer fue Carla quien me salvó.
Ella volvió a buscarme y empecé a cogerla muy seguido. No era directamente por plata, pero me pedía prestado y nunca devolvía. Carmen no tardó en descubrir e hizo su escándalo. Yo la mandé a la mierda, que si las dos me escriben que voy a hacer? Al fin y al cabo era soltero. Hasta quise cambiar mi última rotatoria del internato para irme del pueblo.
Pero cuándo Carmen se calmaba y me llamaba era el paraíso. Me daba una paliza de coño, culo, boca y sus tetas que rebotaban, su cabello largo que yo jalaba sin piedad mientras la nalgueaba, y se tragaba mi leche hasta dejarme vacío.
Un día me preguntó si mi intención era estar con las dos hermanas y yo le dije que no y era verdad, obviamente ya había fantaseado hacer tríos con ellas, pero en aquel momento lo único que quería era paz, para terminar mis estudios y volver a mí país. Además yo las veía muy interesadas y me metían en un torbellino de cosas.
Cuándo Carmen sintió que me estaba perdiendo, se puso más tierna, un día me dijo que si mi condición para quedarme era estar con las dos, ni modo, que ella iba aceptar. Yo le dije ok, pero que quería a las dos en la cama. Ella dijo que no había dicho eso, que toleraría que salga a veces con su hermana, pero por separado. Juntas jamás. Otro día le comenté eso a Carla y ella fue la que más se enojó. Que si yo quería trío podría arreglar algo, pero nunca con su hermana.
No me puse a insistir, estaba en otra, pero Carmen volvió a preguntarme varias veces, e incluso me parecía que era ella la interesada, pero en realidad solo era su forma de atraparme. Era muy raro, le desesperaba que me fuera y estaba tan propicia a aceptar lo que yo le pidiera, que le habló a su hermana. A Carla le molestaba el asunto, pero soñaba en irse de Bolivia y vió en mí una solución. Un día tiró la toalla y dijo: ya, llévanos de Bolivia con las niñas y tienes tus dos mujeres.
Fue cuando empezamos a hacer los primeros tríos,que en realidad ni lo eran, básicamente yo cogía a una al lado de la otra, mientras las niñas dormían en otro cuarto. Porque para colmo, Carmen no quería ir al motel. Pero algunos de los últimos tríos estuvieron buenos, logré que las dos me mamasen la verga juntas, logré la típica de tener una en la verga y otra en la boca, pero lo que más me gustó fue ponerla las dos lado a lado en cuatro y tener sus 4 huecos a mí disposición.
Podría haberlas llevado conmigo a Brasil, pero me hubiera limitado mucho. Al fin las llevé a Santa Cruz. Dejé a Carmen en el depa con las niñas y ayudé a Carla a irse a España. Les envié plata durante años hasta que el tiempo nos alejó.
…
7 años después volví a Santa Cruz para visitar a los amigos. Carla estaba en España con Nadia, su hija. Carmen seguía viviendo en Santa Cruz con Laura y ya tenía una nueva pareja. Yo las avisé, pero no llegamos a coordinar un encuentro. Hacía dos años que no hablábamos. Supuse que su pareja sabía algo de su pasado y no quería que me viera.
Un día estaba en un boliche con unos amigos y una chica se acercó a hablarme. Yo estaba muy borracho. La chica me llamó por el nombre, me conocía. Yo no sabía quién era, pero como era guapa, y también sus amigas, fingí conocerlas. Bailamos, bebemos, yo la abrazaba y le coqueteaba. Al principio ella estaba un poco rara, pero después entró en onda y nos besamos, terminamos en mi hotel y me la cogí muy bien cogida. Al otro día supe quien era… Era Laura, la hija de Carmen, la que casi fue mi hija. Tenía fotos con ella chiquita en mis redes y en mi casa. Me dió vergüenza. Laura se había hecho un mujeron. Mucho más alta que su madre, le había heredado las tetas, pero aquél culo de donde? Le pregunté porque me había dejado cogerla y me dijo que no sabía, que al principio trató de resistirse y hacerme ver quien era, pero luego entró en onda y se divirtió, después le dió cosa negarse. Pero casi soy tu padre. Pues… Y ahora cogiste a tu casi hija. Lo decía medio en broma, pero me hizo sentir mal. Le pedí que no dijera a su madre, pero una de sus amigas era del mismo condominio, de hecho yo también la había conocido pequeña, y esa amiga nos había visto besándose y saliendo juntos. El chisme iba a correr y corrió, pero antes de eso yo cogí a Carmen en el mismo hotel donde había cogido a su hija.
Cuando Carmen se enteró qué había cogido a Laura le molestó bastante y me dijo un montón de cosas, le contó a Carla, quien también me criticó.
Pero Laura se puso muy intensa detrás mío y al final olvidé mis tabúes y empecé a cogerla seguido. Ya van 6 años desde aquella visita y otras cosas interesantes sucedieron. Sigo manteniendo los estudios de Laura, que ahora tiene 23 y está en su último año de medicina. Carla y Carmen tienen 37, Nadia 21 y yo 38.
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