La segunda vez que cogí a la mamá de mi novia fue unos dos meses después de aquel junte, cuando la cogí por primera vez. Ella se había quedado molesta. Creo que le dió vergüenza como la cosa aconteció y peor porque le hice la cola. No hizo que mi relación con su hija directamente terminase, pero puso el clima medio pesado. Pasé a ir menos a su casa y a pelear más con Anabel.
Pero antes de carnaval fuimos a la quinta de la familia. Éramos 6 personas en esta ocasión. Doña Valeria, Anabel y yo, su hermana Katia, su hermano y su abuelo. A mí me tuvieron cargando cosas todo el día, me imagino que por eso me llamaron.
Pese a todo fue divertido, en la tardecita fui con mi novia a unos mangales qué había en el terreno y logré que me hiciera una mamada, con la promesa de escaparnos a coger en la noche. A la vuelta Katia casi nos pilla y nos trató, sospechando que estuvimos haciendo algo.
En la noche jugamos cartas y tomamos vino hasta tarde. Doña Valeria estuvo controlándose, pero cuanto más me subía el alcohol, más la miraba descaradamente. Un rato mi novia fue al baño de afuera y yo la seguí. Cuando ella salió nos besamos y ella empezó a hacerme otra mamada. En eso estábamos cuando nuevamente apareció Katia y me hizo asustar. Le dije carajo Katia, que casi me matas. Ella vió mi verga porque Anabel dejó de chupar y se paró diciendo, Oye no porque no está tu novio, vas a estar molestándome con el mío. Pero es que ustedes no pueden hacer eso y peor aquí con todos cerca. Callate que ya te pillé con Saul. Pero eso es otra cosa, estamos comprometidos.
Volvimos a la mesa y pronto decidieron ir a dormir. Yo le dije a doña Valeria delante de todos que nos quedemos jugando pero ella no quiso. Mi novia se disculpó diciendo que su mamá debía estar cansada.
Me quedé en el sofá, pero no podía dormir. Quería coger. Pensaba ir al cuarto de mi novia, pero dormía con la aburrida de Katia. Mi suegra ni pensar, estaba en otro cuarto con tres camas, con su abuelo y su hijo, pero vi cuando un bulto pasó al baño por la puerta de los fundos. El baño interior estaba averiado y usábamos el de afuera. Era mi suegra y sin pensar dos veces yo la seguí. La esperé afuera. La escuché orinar. Cuando abrió la puerta entré.
¡Qué haces aquí! Le fui directo, quería repetir lo de la otra vez. Ella estaba molesta. Que le estaba faltando el respeto e incluso amenazó gritar. Yo logré calmarla, pidiendo perdón y diciendo que solo quería pasarla bien con ella, pero ella se quejó qué yo era un bárbaro, que la había dejado dolorida de la otra vez. Se salió del baño, pero yo le agarré la mano y seguí tratando de convencerla. Entonces ella dijo que había acabado de hacer pis y yo le dije que no me importaba. Me agaché y ella me dejó bajarle el calzón, luego empecé a chuparla. Se levantó la pierna para facilitar. Olía fuerte pero no me frené e incluso le hice dar la vuelta para lamerme el culo que hasta arena tenía porque nos habíamos metido al río.
La mejor parte fue cuando me paré y ella empezó a besarme, ahí la vi caliente, me besaba como enamorada. También le chupé los senos ricos, grandes y pesados. Quería cogerla, pero me dijo que era peligroso. Insistí hasta que me dijo, a ver y se fue adentro, al salir me llevó a su auto. El pitido del destrabe de la alarma casi cagó todo. Quedamos que si alguien venía le decíamos que vinimos por mi bolso.
Doña Valeria se apoyó en el asiento trasero con la puerta del coche abierta, no quiso ponerse de espalda. ¿Para que me des por atrás? Ya no. Así que de frente la empecé a coger, con su falda en la cintura y la blusa en el cuello. No entraba tanto porque era gordita, pero tenía su boca y sus tetas a mi disposición y vaya que le gustaba besar. Sólo después se quiso dar la vuelta, no sin antes me prohibir de hacerle la cola. Le di duro así medio de cuatro y hasta tuve que pedir que le baje el volumen a sus jadeos. Cuando ella quiso hacer el misionero nos metimos en el auto y pese a la incomodidad ella tuvo un tremendo orgasmo, gimiendo y clavàndome las uñas. Me decía un montón de cosas, que era un sinvergüenza y no sé más qué, y que no pare, no pare. Sinceramente creí que alguien iba a escucharnos desde la casa porque era muy ruidosa. Me siguió besando tras que terminamos y yo me quise disculpar por haberle hecho la cola la otra vez. Ella estaba más relajada y me dijo que entendía, que yo era brasileño y estaba acostumbrado, pero ella no, que solo había hecho un par de veces con el marido para probar, y su verga era pequeña. Me sentí palomudo. Le dije que aquel día solo seguí porque le pareció gustar y ella dijo que por el calor del momento no se percató, pero después sintió incomodidad durante unos días. Le pregunté si no quería hacer ahora con más paciencia y me dijo que ya no, que debíamos ir y no volver a hacerlo porque yo estaba con su hija.
Volvimos a la casa a dormir, pero yo seguía teniendo ganas. Tan loco me quedé que me fui a despertar a mi novia. Ella medio desorientada me siguió y nos empezamos a besar en la sala. Cuando se dio cuenta de que la quería coger me dijo que no iba a dar, que los cuartos no tenían puertas. Y si vamos afuera? Ella no quiso y me dijo que mejor me la chupaba allí. Yo no me había lavado después de coger a su madre, pero ella se lo metió en la boca y empezó a chupar sin decir nada. Yo le tocaba las tetitas y cuando estuve a punto de terminar le dije, Anabel te quiero hacer la cola. ¿Pero aquí? Sí. Ya lo habíamos intentado otras veces, pero era tan aprieta que hasta a mi dedo le había costado. Creí que me iba decir que no, pero solo dijo que era mejor ir al baño de afuera. Le pedí que hiciéramos allí no más, que todos estaban durmiendo y si salíamos podríamos despertarlos. Ella aceptó. Bajó el short y el calzón y se puso en cuatro. Yo escupí mi verga y empecé a empujar. No había forma de que entrara sin meterle mucha fuerza. Que estrecho culo tenía la flaca. Y que aguante porque logré meterla y no se quejó. Aguantó calladita mientras yo le partía el culo y cuándo me vacié ella se subió la ropa, me dió un besito tierno y se fue a la cama. Solo al otro día me contó que había sangre en su calzón y lo tuvo que botar. También me dijo que Katia nos había visto, pero que no me preocupase.
Esa fue la última vez que cogí a doña Valeria, sin contar otra mamada en el auto. Con Anabel aún la cogí algunas veces antes y después de terminar nuestra relación.
Pero antes de carnaval fuimos a la quinta de la familia. Éramos 6 personas en esta ocasión. Doña Valeria, Anabel y yo, su hermana Katia, su hermano y su abuelo. A mí me tuvieron cargando cosas todo el día, me imagino que por eso me llamaron.
Pese a todo fue divertido, en la tardecita fui con mi novia a unos mangales qué había en el terreno y logré que me hiciera una mamada, con la promesa de escaparnos a coger en la noche. A la vuelta Katia casi nos pilla y nos trató, sospechando que estuvimos haciendo algo.
En la noche jugamos cartas y tomamos vino hasta tarde. Doña Valeria estuvo controlándose, pero cuanto más me subía el alcohol, más la miraba descaradamente. Un rato mi novia fue al baño de afuera y yo la seguí. Cuando ella salió nos besamos y ella empezó a hacerme otra mamada. En eso estábamos cuando nuevamente apareció Katia y me hizo asustar. Le dije carajo Katia, que casi me matas. Ella vió mi verga porque Anabel dejó de chupar y se paró diciendo, Oye no porque no está tu novio, vas a estar molestándome con el mío. Pero es que ustedes no pueden hacer eso y peor aquí con todos cerca. Callate que ya te pillé con Saul. Pero eso es otra cosa, estamos comprometidos.
Volvimos a la mesa y pronto decidieron ir a dormir. Yo le dije a doña Valeria delante de todos que nos quedemos jugando pero ella no quiso. Mi novia se disculpó diciendo que su mamá debía estar cansada.
Me quedé en el sofá, pero no podía dormir. Quería coger. Pensaba ir al cuarto de mi novia, pero dormía con la aburrida de Katia. Mi suegra ni pensar, estaba en otro cuarto con tres camas, con su abuelo y su hijo, pero vi cuando un bulto pasó al baño por la puerta de los fundos. El baño interior estaba averiado y usábamos el de afuera. Era mi suegra y sin pensar dos veces yo la seguí. La esperé afuera. La escuché orinar. Cuando abrió la puerta entré.
¡Qué haces aquí! Le fui directo, quería repetir lo de la otra vez. Ella estaba molesta. Que le estaba faltando el respeto e incluso amenazó gritar. Yo logré calmarla, pidiendo perdón y diciendo que solo quería pasarla bien con ella, pero ella se quejó qué yo era un bárbaro, que la había dejado dolorida de la otra vez. Se salió del baño, pero yo le agarré la mano y seguí tratando de convencerla. Entonces ella dijo que había acabado de hacer pis y yo le dije que no me importaba. Me agaché y ella me dejó bajarle el calzón, luego empecé a chuparla. Se levantó la pierna para facilitar. Olía fuerte pero no me frené e incluso le hice dar la vuelta para lamerme el culo que hasta arena tenía porque nos habíamos metido al río.
La mejor parte fue cuando me paré y ella empezó a besarme, ahí la vi caliente, me besaba como enamorada. También le chupé los senos ricos, grandes y pesados. Quería cogerla, pero me dijo que era peligroso. Insistí hasta que me dijo, a ver y se fue adentro, al salir me llevó a su auto. El pitido del destrabe de la alarma casi cagó todo. Quedamos que si alguien venía le decíamos que vinimos por mi bolso.
Doña Valeria se apoyó en el asiento trasero con la puerta del coche abierta, no quiso ponerse de espalda. ¿Para que me des por atrás? Ya no. Así que de frente la empecé a coger, con su falda en la cintura y la blusa en el cuello. No entraba tanto porque era gordita, pero tenía su boca y sus tetas a mi disposición y vaya que le gustaba besar. Sólo después se quiso dar la vuelta, no sin antes me prohibir de hacerle la cola. Le di duro así medio de cuatro y hasta tuve que pedir que le baje el volumen a sus jadeos. Cuando ella quiso hacer el misionero nos metimos en el auto y pese a la incomodidad ella tuvo un tremendo orgasmo, gimiendo y clavàndome las uñas. Me decía un montón de cosas, que era un sinvergüenza y no sé más qué, y que no pare, no pare. Sinceramente creí que alguien iba a escucharnos desde la casa porque era muy ruidosa. Me siguió besando tras que terminamos y yo me quise disculpar por haberle hecho la cola la otra vez. Ella estaba más relajada y me dijo que entendía, que yo era brasileño y estaba acostumbrado, pero ella no, que solo había hecho un par de veces con el marido para probar, y su verga era pequeña. Me sentí palomudo. Le dije que aquel día solo seguí porque le pareció gustar y ella dijo que por el calor del momento no se percató, pero después sintió incomodidad durante unos días. Le pregunté si no quería hacer ahora con más paciencia y me dijo que ya no, que debíamos ir y no volver a hacerlo porque yo estaba con su hija.
Volvimos a la casa a dormir, pero yo seguía teniendo ganas. Tan loco me quedé que me fui a despertar a mi novia. Ella medio desorientada me siguió y nos empezamos a besar en la sala. Cuando se dio cuenta de que la quería coger me dijo que no iba a dar, que los cuartos no tenían puertas. Y si vamos afuera? Ella no quiso y me dijo que mejor me la chupaba allí. Yo no me había lavado después de coger a su madre, pero ella se lo metió en la boca y empezó a chupar sin decir nada. Yo le tocaba las tetitas y cuando estuve a punto de terminar le dije, Anabel te quiero hacer la cola. ¿Pero aquí? Sí. Ya lo habíamos intentado otras veces, pero era tan aprieta que hasta a mi dedo le había costado. Creí que me iba decir que no, pero solo dijo que era mejor ir al baño de afuera. Le pedí que hiciéramos allí no más, que todos estaban durmiendo y si salíamos podríamos despertarlos. Ella aceptó. Bajó el short y el calzón y se puso en cuatro. Yo escupí mi verga y empecé a empujar. No había forma de que entrara sin meterle mucha fuerza. Que estrecho culo tenía la flaca. Y que aguante porque logré meterla y no se quejó. Aguantó calladita mientras yo le partía el culo y cuándo me vacié ella se subió la ropa, me dió un besito tierno y se fue a la cama. Solo al otro día me contó que había sangre en su calzón y lo tuvo que botar. También me dijo que Katia nos había visto, pero que no me preocupase.
Esa fue la última vez que cogí a doña Valeria, sin contar otra mamada en el auto. Con Anabel aún la cogí algunas veces antes y después de terminar nuestra relación.
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