Finalmente logré controlar mi impulso, seguí evitando encontrarme con ellos, una amiga me presento a un señor un poco mayor que yo de 55 años, Federico su nombre, con un buen físico, un buen pasar, empezamos a salir, nos llevábamos bien, y o bien no estaba en casa o cuando estaba, estaba con él, lo que me hacía sentir mucho más tranquila, el tiempo transcurrió normal, igual yo notaba como Marcos seguía mirándome, a veces soñaba con él, o extrañaba su potencia juvenil, pero me sentía mejor al saber que no estaba traicionando a mi hija. Cuando llegaron las vacaciones mi pareja nos invitó a todos a irnos con él, tenía un hermoso chalet en una localidad costera, la primera semana transcurrió de lo más normal, para el comienzo de la segunda, el necesitaba volver a capital, para resolver unos problemas en su empresa, le insistí obviamente en volver con él, pero no quería, seguramente en un par de días estaría de vuelta, no valía la pena que viajáramos los dos, el seguramente estaría de vuelta pronto. No me parecía lo mejor pero acepté, el lunes de madrugada el viajo hacia la capital, fui a desayunar como todas las mañanas con mi hija y su novio, estábamos desayunando en un hermoso parque que tiene el chalet, una mesa debajo de los árboles, todos estábamos en malla, mi hija terminó su desayuno y dijo que se iba, yo no sabía de qué hablaba, adónde iba? Se fue y quedamos solos con Marcos.
-Quiere ir a ver a unas amigas… hace mucho que no las ve… me pareció que era el mejor día… así podemos aprovechar la oportunidad… -la mire alejarse a mi hija me sentía nerviosa, había evitado tanto tiempo quedar a solas con él, alejó un poco su silla de la mesa y pude ver como su miembro abultaba ya la malla. Yo tenía las piernas cruzadas, aunque hacía mucho que no fumaba, saqué un cigarrillo de los de Marcos.
-No sabía que fumabas… porque no me mostras la malla que tenes puesta…? –no le contesté, empezaba a crecer un clima de tensión fuerte, se encendió un cigarrillo, yo tomé un sorbo de café y le di una pitada al mio.
-Tengo puesta la misma malla que ayer… la rayada que creo que viste en la playa…
-Sos tan hermosa y tan caliente… -sonreí nerviosa.
-Creo que voy a ir un rato a la playa…
-Mostrame la malla primero…
Otra vez sonreí nerviosa, descruce las piernas mostrándole la malla, ya me sentía caliente.
-Acariciate un poco…
Me empecé a acariciar, totalmente perdida la voluntad,
-Asi… esta bien asi…? –le pregunté totalmente rendida
-Corre la malla a un costado… mostrame tu conchita… -asi lo hice- que delicia…
-Estoy mojada… -seguí acariciándome, cada vez más caliente- te gustaría cogerme… vamos a mi habitación… porque yo si quiero cogerte… -tenía una sonrisa de triunfo en la cara, me levanté y camine hacia la casa, moviendo las caderas sensualmente delante de él. Entramos a la habitación, sentía el latido de mi corazón con fuerza, estaba nerviosa y excitadísima. Entró detrás de mi, lo empujé contra la pared, me puse de rodillas delante de él, le acaricie los muslos subiendo por dentro de su malla, le bajé su malla y vi aparecer esa herramienta bien dura, que tanto me gustaba, lo chupaba gimiendo sin poder parar, tanto tiempo sin ver esa herramienta, tratando de resistirme al deseo, y ahora era una pulsación en mi boca, un latir de esa herramienta en mi boca, la dureza, el sabor, estaba encantada, se sacó la malla del todo, lo miraba a los ojos mientras lo chupaba y acariciaba, le mordisquee las bolas con mis labios como se que le gusta, lo volví a chupar, estaba calentísima, no pensaba en nada ni en nadie, solo disfrutaba ese momento, se fue a la cama a acostar, tenía solo la remera puesta, me acomode inclinada de pie en el suelo y seguí chupándolo, lo chupe un montón más
-Me encanta tu pija… -me incorporé, me saqué la parte de arriba de la malla, jugué un poco con mis pechos acariciándolos, me gire de espaldas a él corrí la tira de la malla a un costado y me fui montando sobre él de espaldas como sé que le encanta. Me sentaba sobre él apoyándome en sus muslos, el me guiaba agarrándome del culo, como extrañaba esto pensé, pero no dije nada. Estuvimos un largo rato así, haciéndolo, solo gemidos y silencios, sin decirnos nada, me salí, me puse de pie, me desnudé del todo, le encantaban las marcas de la malla, el contraste con el bronceado, me agaché a chuparlo otra vez, estábamos encantados los dos, lo monté ahora de frente a él, mis piernas ahora sobre la cama, no podía parar de gemir mientras me movía sobre él, me acariciaba los pechos, la conchita mientras lo cogía, gemía un montón.
-Si… como te cojo pendejo…
-No te escuché nunca gemir así estos días… -no le contesté nada solo seguí cogiéndolo y gimiendo cada vez más fuerte. Me volcó sobre la cama y vino él a cogerme me daba bien duro, no podía parar de gemir ni un segundo, solo le pedía por favor y más. Se salió me puso de costado y arrodillado me la metió por mi conchita levantando mi pierna de arriba, poniéndola en su hombro, enseguida la acomodó y me penetró por mi culito. Me dio un montón por atrás yo solo gemía y le decía que si y que me diera más, paró y volvió a meterla por delante, que delicia como me daba, volvió a meterla por atrás yo me agarraba la pierna de arriba recogiéndola y dejándolo que me diera más duro, como extrañaba esa dureza.
-Ah si… cógeme… lo amo… -me empecé a pajear mi conchita mirándolo a los ojos- que bien me coges el culo…
Me hizo poner con la cabeza al borde de la cama, sobresaliendo de la cama, boca arriba y empezó a cogerme la boca, él de pie en el piso, alternaba entre dármela a chupar, cogerme la boca y hacer que le chupara las bolas, me acariciaba el cuerpo mientras me cogía la boca,
-Me encanta tu cuerpo… que hembra deliciosa sos…
La sacó empezó a pajearse mientras le chupaba las bolas y me tiro un montón de leche en mi boca, en mis pechos, sobre mi panza, me reí relajada, colmada, plena me sentía. Los últimos chorros me los dio en la boca mientras lo chupaba. Me quedé con las piernas abiertas, sin ningún pudor, me sentía tan bien, sabía que está relación iba a seguir, y estaba segura que ya no iba a intentar tratar de evitar nuestros encuentros, no tenía muy claro cómo íbamos a hacer, pero estaba segura que quería ser su hembra.
-Quiere ir a ver a unas amigas… hace mucho que no las ve… me pareció que era el mejor día… así podemos aprovechar la oportunidad… -la mire alejarse a mi hija me sentía nerviosa, había evitado tanto tiempo quedar a solas con él, alejó un poco su silla de la mesa y pude ver como su miembro abultaba ya la malla. Yo tenía las piernas cruzadas, aunque hacía mucho que no fumaba, saqué un cigarrillo de los de Marcos.
-No sabía que fumabas… porque no me mostras la malla que tenes puesta…? –no le contesté, empezaba a crecer un clima de tensión fuerte, se encendió un cigarrillo, yo tomé un sorbo de café y le di una pitada al mio.
-Tengo puesta la misma malla que ayer… la rayada que creo que viste en la playa…
-Sos tan hermosa y tan caliente… -sonreí nerviosa.
-Creo que voy a ir un rato a la playa…
-Mostrame la malla primero…
Otra vez sonreí nerviosa, descruce las piernas mostrándole la malla, ya me sentía caliente.
-Acariciate un poco…
Me empecé a acariciar, totalmente perdida la voluntad,
-Asi… esta bien asi…? –le pregunté totalmente rendida
-Corre la malla a un costado… mostrame tu conchita… -asi lo hice- que delicia…
-Estoy mojada… -seguí acariciándome, cada vez más caliente- te gustaría cogerme… vamos a mi habitación… porque yo si quiero cogerte… -tenía una sonrisa de triunfo en la cara, me levanté y camine hacia la casa, moviendo las caderas sensualmente delante de él. Entramos a la habitación, sentía el latido de mi corazón con fuerza, estaba nerviosa y excitadísima. Entró detrás de mi, lo empujé contra la pared, me puse de rodillas delante de él, le acaricie los muslos subiendo por dentro de su malla, le bajé su malla y vi aparecer esa herramienta bien dura, que tanto me gustaba, lo chupaba gimiendo sin poder parar, tanto tiempo sin ver esa herramienta, tratando de resistirme al deseo, y ahora era una pulsación en mi boca, un latir de esa herramienta en mi boca, la dureza, el sabor, estaba encantada, se sacó la malla del todo, lo miraba a los ojos mientras lo chupaba y acariciaba, le mordisquee las bolas con mis labios como se que le gusta, lo volví a chupar, estaba calentísima, no pensaba en nada ni en nadie, solo disfrutaba ese momento, se fue a la cama a acostar, tenía solo la remera puesta, me acomode inclinada de pie en el suelo y seguí chupándolo, lo chupe un montón más
-Me encanta tu pija… -me incorporé, me saqué la parte de arriba de la malla, jugué un poco con mis pechos acariciándolos, me gire de espaldas a él corrí la tira de la malla a un costado y me fui montando sobre él de espaldas como sé que le encanta. Me sentaba sobre él apoyándome en sus muslos, el me guiaba agarrándome del culo, como extrañaba esto pensé, pero no dije nada. Estuvimos un largo rato así, haciéndolo, solo gemidos y silencios, sin decirnos nada, me salí, me puse de pie, me desnudé del todo, le encantaban las marcas de la malla, el contraste con el bronceado, me agaché a chuparlo otra vez, estábamos encantados los dos, lo monté ahora de frente a él, mis piernas ahora sobre la cama, no podía parar de gemir mientras me movía sobre él, me acariciaba los pechos, la conchita mientras lo cogía, gemía un montón.
-Si… como te cojo pendejo…
-No te escuché nunca gemir así estos días… -no le contesté nada solo seguí cogiéndolo y gimiendo cada vez más fuerte. Me volcó sobre la cama y vino él a cogerme me daba bien duro, no podía parar de gemir ni un segundo, solo le pedía por favor y más. Se salió me puso de costado y arrodillado me la metió por mi conchita levantando mi pierna de arriba, poniéndola en su hombro, enseguida la acomodó y me penetró por mi culito. Me dio un montón por atrás yo solo gemía y le decía que si y que me diera más, paró y volvió a meterla por delante, que delicia como me daba, volvió a meterla por atrás yo me agarraba la pierna de arriba recogiéndola y dejándolo que me diera más duro, como extrañaba esa dureza.
-Ah si… cógeme… lo amo… -me empecé a pajear mi conchita mirándolo a los ojos- que bien me coges el culo…
Me hizo poner con la cabeza al borde de la cama, sobresaliendo de la cama, boca arriba y empezó a cogerme la boca, él de pie en el piso, alternaba entre dármela a chupar, cogerme la boca y hacer que le chupara las bolas, me acariciaba el cuerpo mientras me cogía la boca,
-Me encanta tu cuerpo… que hembra deliciosa sos…
La sacó empezó a pajearse mientras le chupaba las bolas y me tiro un montón de leche en mi boca, en mis pechos, sobre mi panza, me reí relajada, colmada, plena me sentía. Los últimos chorros me los dio en la boca mientras lo chupaba. Me quedé con las piernas abiertas, sin ningún pudor, me sentía tan bien, sabía que está relación iba a seguir, y estaba segura que ya no iba a intentar tratar de evitar nuestros encuentros, no tenía muy claro cómo íbamos a hacer, pero estaba segura que quería ser su hembra.
1 comentarios - Le mando fotos al novio de mi hija 5