Hola amigos, una cosa muyinteresante y muy caliente que quiero relatar, es la primera vez de mi esposa,sus inicios en el sexo y los primeros pitos que le hicieron sus hoyitos. Desdeque la conocí y empezamos a coger, yo le preguntaba por su primera vez, losprimeros en disfrutar de su cuerpo y ella me contestaba que con un noviecito,todo normal, etc. Pero una vez abierta nuestra relación, me contó la verdad yen serio que aún me masturbo pensando en eso. Ella estaba chica, no digo laedad para que no me borren el post, pero tenía esa edad en que a las mujeres yase les calienta la pucha, pero a los hombres todavía nos gusta jugar concarritos; ella estaba en la escuela y en su grupo de amiguitas, había una quelas invitaba a ver porno en su casa; aprovechando la ausencia de sus padres, lachiquilla entraba en el cuarto de su papá y agarraba de la colección de moviesdel viejo. El grupo de amiguitas, miraba tendidas en la cama las películas yplaticaban entre ellas, se masturbaban, fantaseaban con probar el pito de algúnhombre maduro, pues los chicos de su edad aún no despertaban al sexo, ydeseaban con todas sus fuerzas mamar una verga dura como las que veían en lapantalla. Por otro lado en la casa de la familia de Maggie, vivían su madre, supadrastro, tres hermanas y un hermano de ella, y dos tíos; tenían por costumbrecasi religiosa salir a comer y al cine todos los sábados. Uno de los tíos,Alfredo, era de treinta y un años, venía por temporadas a trabajar desdeMéxico, como trabajador de mantenimiento en un hotel y luego regresaba allá consu familia y era muy querido por todos en esa casa, vivían todos en armonía. Unsábado, Maggie estaba con dolor de estómago, no muy fuerte pero no tenía ganasde hacer nada, su madre le dio una cucharada de medicina y llamó al tío Alfredoque llegaría en unos minutos para decirle que cuidara de Maggie porque sesentía un poco mal, y se fueron en la van familiar al cine. Tal vez por lamedicina, Maggie se durmió pero comenzó a sentirse mejor y hasta se arrepintióde no haber ido con la familia; al poco rato, llegó el tío Alfredo, le preguntócómo estaba y ella sonriendo le dijo que ya estaba bien, “que bueno” le dijoél, “mira, para que te pongas aún mejor, ven para darte un baño caliente y esote va a ayudar más”, ella estaba medio adormilada, así que fue con él hasta eluno de los baños de la casa, ella se sentó sobre la taza del baño cerradamientras el tío abría la llave de la bañera para entibiar el agua. “Quítate turopa, máma” le dijo con ternura, él siempre la llamaba así. Ella obedeció y sequitó su falda de la escuela y su blusa, mientras él se quitaba las botas detrabajo; al quitarse su corpiño el tío la miró, “qué bonita… ya te estáncreciendo tus tetitas” le dijo y se acercó a tocárselas con las yemas de losdedos. Del grupo de amigas, aparte de la amiga gordita que tenía pechos degordura desde los siete años, Maggie era la primera en desarrollar suschichitas, que ya le empezaban a crecer. Ella levantaba su pecho para verse masdotada mientras su tío se las apretaba suavemente. “bueno, quítate tucalzoncito también”, ella se quitó su calzoncito de algodón dándole la espaldaal tío, “¿porqué te volteas?” le preguntó él sonriendo, “¿te da pena que ya teestán saliendo pelitos?”, ella sonriendo se giró, efectivamente unos hermososvellitos negros contrastaban con su piel blanca, “no te preocupes” le dijo eltío, “yo ya estoy bien peludo… mira…”, se bajó el cierre y el pantalón paradejar salir su verga gruesa y colgante y se rascó los pelos que bajaban casi desdeel ombligo hasta el nacimiento del tronco; ella lo miraba como en un sueño, erala primera vez que podía ver un pene adulto en vivo, no era tan grande como losde las movies que miraban en la casa de su amiga, pero se veía venoso y rojo,con la cabeza brillosa. Alfredo se desnudó por completo y dándole la mano laayudó a entrar en la tina y el pito rosó su costado. Mientras el tío platicabacon ella y le hacía preguntas de la escuela, le frotó con la esponja llena dejabón su espalda, la hizo que se agachara poniendo las manos en el borde de latina y le talló las nalgas y en medio de ellas, con eso ella se puso caliente,luego sosteniendo con la otra mano la esponja, le tallaba con los dedos el culocomo lavándoselo; las tetas se las lavó con las manos, solo con jaboncito lesdaba apretones y jaloncitos de pezón que a ella le gustó; la hizo que subieraun pié en la tina, y de rodillas le tallaba con los dedos enjabonados supanochita, ella comenzó a suspirar, ya sabía lo que era masturbarse y su tío selo estaba haciendo “sin querer”. Cada que cambiaban de posición, la verga durade su tío se apretaba contra su cuerpo y ella notaba como se iba poniendo másdura. “Ahora te toca a ti” le dijo él, poniendo jabón líquido en la esponja ydándosela a ella, luego se puso en cuclillas para que ella le tallara laespalda, que ella hizo con gusto; él se puso de pié y ella le talló las nalgas,y cuando se volteó, el chorizo ya estaba duro y apuntaba hacia arriba, así queella le talló el pecho y fue bajando hasta que no tuvo más que pasar la esponjapor el pene; lo sostuvo con su manita por el tronco y le pasaba la esponja consuavidad, “también mis huevos, máma”, ella jaló el pito hacia arriba y le lavólas bolas que colgaban duras, luego siguió bajando por las piernas, “no, máma”le dijo él, “lávame bien la verga porque la necesito limpiecita… ¿Qué tal siencuentro una vieja por ahí?”, ella ya estaba caliente, recordando laspelículas de su amiga, así que volvió sus manos al trozo de carne caliente,jaló con cuidado la piel hacia atrás, dejando al descubierto la cabeza roja ehinchada, tallando con cariño todo alrededor. “Gracias, máma” le dijo el tío, yle dio un abrazo, dejando que su pene duro se apretara entre los dos, ellasentía la cabeza de la verga en su mejilla y los pelos en su nariz. El tío sesalió primero y se secó, luego la envolvió en una toalla y así desnudo la llevóen sus brazos hasta el cuarto de Maggie, la puso de pié en la cama y sus carasquedaban a la misma altura, le secó todo el cuerpo, su pelo largo, luego larecostó para secarle sus piecitos; mientras secaba sin apuro en medio de losdeditos de los pies, su pene se rosaba entre las piernas levantadas y él loapretaba apropósito con ellas. Luego así, acostada boca arriba, la abrió depiernas y le pasaba la toalla por la vagina rosando el clítoris, que a ella lahacía levantar las caderas sin querer; luego la toalla ya no estaba más ahí,los dedos expertos del tío le jalaban los labiecitos vaginales con suavidad yse movían en círculos estimulando el botoncito de placer. Ella dio un suspiro yse vino muy rico; Alfredo ya no pudo mas, puso su erección entre las piernitasde Maggie y la metía y sacaba masturbándose con ellas, ella sentía en suvientre el liquido pre seminal que la verga del tío le dejaba en la piel. Asíel tío Alfredo descargó chorros de leche que llegaron hasta las tetas deMaggie. “¿Te gustó, máma?”, le preguntó él sonriendo, “si tío”, ella se recargóen sus codos, sonriéndole; “Si quieres la otra semana te doy otro baño igual”le dijo, “¡si tío, pero de verdad, !eh!” contestó ella. Alfredo se levantó y ledio una toalla para que se limpiara, ella podía ver el pito grande y gruesoperdiendo su dureza; “Voy a recoger todo lo del baño”, se agachó y la besó conternura en los labios, para luego salir del cuarto aun desnudo. Ella empezó alimpiarse el esperma con la toalla pero una idea cruzó por su cabecita, así quetomando con sus dedos la leche sobre su estómago, se los llevó a la boca y losaboreó, no tenía sabor malo ni bueno, solo diferente, asi que siguiólamiéndose los dedos húmedos hasta que su vientre quedó limpio.
1 comentarios - La desvirgación de mi esposa