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Cómo me gustan las chetas

Algunos creerán que soy un engreído o soberbio, pero lo que cuento es simplemente lo que me dicen todos y lo que yo mismo creo. Tengo la suerte de ser un chabón muy fachero para las mujeres. Siempre fue así. Desde chico nunca tuve problemas para garcharme a la que me gustara. Es un flash, pero piensen por un momento si les pasara eso. Cómo soy? Mido 1.84, tengo 31 años, pelo negro, ondulado, ojos verdes y, si bien por la altura el físico me favorece, desde los 14 años que hago gimnasia deportiva. Es decir tengo un muy buen físico para la media.
Como decía, la gran cantidad de opciones que tuve siempre hizo que el morbo fuera necesario para mantener el fuego. Mis fantasias eran las siguientes. Coger minas que se hacian las difíciles (con novio, casadas, del laburo, etc) o a chetas, minas con plata a las que, por pelotudas, les hacía hacer de todo en la cama. Me calienta, más que nada, ver a esas pelotudas hacer todo lo que yo les pido. Y últimamente, se me ocurren cosas cada vez más zarpadas.
El finde hice una insólita. Sábado a la noche, completamente al pedo, saludo a una piba que no veía hace mil años por Instagram pero que estaba festejando el cumpleaños en su casa. Rápida, me invitó al festejo en el Sum de su edificio. Yo sabía que ella estudiaba publicidad en una de las universidades más caras de Capital Federal y, me imaginaba, las amigas serían todas como ella. Así fue. Decidí caer muy bien empilchado, con una campera de jean que me queda ajustada y me marcaba los brazos. Pibes había pocos, no más de 6, y para ser sinceros no eran competencia. Las minas, a la media hora , ya le estaban preguntando por mí a la cumpleañera.
Fueron pasando las horas y yo ya sabía a quién tenía que apuntar. Una cheta pelotuda que hablaba a los gritos para hacerse ver, boludeaba a sus amigas y bailaba como si fuera la reina de la noche. Siempre perreando hasta abajo. Tendría unos 25 años. Rubia, pollera de jean muy cortita y top negro que le dejaba libre una panza chata. La mina no dejaba de mirarme y yo no le pasaba cabida. Eso parecía molestarle. Cuando se acercaba al grupo en el que estaba yo, con varias minas, me alejaba. Hasta que cometió un error. De enojada, en una me la cruzo y con la boca , tipo salpicàndome, me tira vino en la remera blanca. Apenas un hilito. Me reí y le dije que le iba a venir el vuelto.
Tipo 4, la fiesta ya era un descontrol y yo como un dandy. Me llevaban varias cervezas y tragos de ventaja porque yo había llegado último. De la nada me empecé a morbosear y empecé a pensar qué hacerle a esta puta. Estaba claro que me quería coger. En una encaro para el baño, que estaba en un piso más abajo y veo, de refilón, que la mina viene atrás mío. Cuando entro al baño se me manda y me pone contra la pared. La luz no estaba apagada pero era muy tenue. Empezamos a los besos y yo, de una, la agarré de los dos cachetes del orto y la levanté. Lo que me calentaba de eso era verle las patitas colgando a la boludita. La mina estaba sacada. Se puso a tirarme la goma mientras yo, la verdad, pensaba que hacerle. Lo único que se me ocurrió fue guardarme en el bolsillo la tanga rosa que tenía. A los pocos minutos tuvimos que salir rápido del baño para que no nos agarren. Me reía viendo cómo la mina estaba tensa en el Sum, sin saber dónde estaba su tanga. Se dio cuenta rápido y me dijo al oído.
-Así que sos chistoso putito?
-Dale pedazo de puta, baila hasta abajo ahora asi se te ve un poco el orto.
Se cagó de risa y siguió en la suya, bailando en la oscuridad. Yo sabía que algo tenía que hacer. Hasta que se me ocurrió. Resulta que todos habían ido a comer desde las 9 de la noche y, al parecer, hubo patys y choris. En la mesa estaba lleno de salsas, entre ellas chimichurri. Agarré con un poquito de papel y enfile para el baño. Rápido le puse chimi a la tanga, del lado del culo. Sabía que en cualquier momento entraba la rubia. Así fue. Otra vez a los besos, en la oscuridad, le puse rápido la tanga y volví a salir. Mi pija, en ese momento, ya era una piedra. Y se puso peor al ver a la rubia, en la pista de baile, cómo contraía el ojete, como se quería rascar y, para no ser obvia, se frotaba contra la pared. Eso me excitaba cada vez más.
Cuando no pudo más, veo que se va nuevamente al baño y yo, obviamente, la seguí descontrolado. Pero el baño era un quilombo, lleno de gente y a los gritos. Así que la agarre del brazo, bajamos dos pisos del edificio y me la empecé a comer. La mina buscaba la pared para frotarse y yo, con fuerza, no la dejaba. Hasta que le toque el asterisco y le digo que pasa putita, tenés chimi en el orto?
-Hijo de puta.
-No te enojés trolita, vamos a la camioneta que te saco el chimi.
La mina bajó las escaleras volando mientras se reía y se abría las nalgas. Ya en la parte trasera (tengo una camioneta de reparto), le digo ponete en cuatro y abrite el culo que te miro y te lo saco. Sin chistar se bajó la tanga y subió la pollera. La escena era increíble. La cheta en cuatro, con el asterisco rojo, apenas irritado. Ahí nomás le empecé a chupar el orto mientras le colaba los dedos. La boludita gritaba de placer. Le saque todo el chimi y le tire un poco de agua fría. Me pedía que se la ponga pero yo ya quería acabar. La agarré de los pelos, le puse el pijon en la boca y se la llené de leche. La hice bajar y desde la ventana le dije, nos vemos puta culo de mandril. Y arranqué.
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1 comentarios - Cómo me gustan las chetas

beto-11
Jajajaja buenísimo. Vam mis 10 !!!