Dejo un relato que me gustó.
Mi nombre es Cristian. Trabajo en una multinacional y el siguiente relato es una dedicación a una mujer que ayer me encendió como hace mucho tiempo no me pasaba. Cuento un poco de mí. Soy alto, 1.93. Flaco, pero voy mucho al gimnasio. Con lo cual tengo los abs marcados. Y bueno, mi gran atributo. 22cms de pija.
La cuestión es así, ella es una consultora en RRHH. Yo team leader. La empresa decidió que nuestros caminos se crucen, por suerte. Ella tiene 46 años y su nombre es...luli. Yo con toda mi mala predisposición fui a verla, sinceramente. Tenía muchas cosas que hacer, pero bueno. Llegué, y la vi. Su sonrisa cambió todo. HERMOSA, amplia. Vestía un vestido, lo suficientemente entallado para que se note un lomazo. El perfume que tenía era exquisito, dulce...de esos que dejan la estela cuando caminan. Pechos que desafiaban la gravedad. Conclusión, una morocha hermosa. Pero esa era la punta del iceberg. Lo que no sabía era que esa mujer me iba a sacar de las mejores acabadas de mi vida.
Ella venía a orientarnos en liderazgo y gestión de conflictos. Yo la miraba atento, soy un baboso cuando una mujer me gusta así. Pero...el laburo es el laburo. Sentía la química entre nosotros fluir, hasta me pareció engancharla viéndome. Pensé que era mi imaginación, era más grande que yo y semejante mujer en ese ambiente analiza todo, seguramente era mi calentura diaria. Luego de un rato, llegó el momento de romper la barrera del tacto. Me levanté, sutilmente la acaricie por el hombro y le ofrecí un café. Le pregunté cómo le gustaba, me dijo: "Batido, mitad de leche (por favor), Cris". Me fui pensando todas las chanchadas del mundo. "Si supieras cómo te llenaría de leche". En la cocina reflexionaba si era o no mi imaginación. Pasado un rato se ve que hicieron un break y vino. Estaba por salir y me abordó. Charlamos de cosas coloquiales, pero quería que entienda que me gustaba. No perdía oportunidad para mirarle la boca, la distancia era poca. El día 1 de trabajo iba terminando. La hora del almuerzo se acercaba y querían hacer una foto. Me acerqué a ella y la agarre de la cintura. Había que jugar fuerte. Siempre es preferible perdón que permiso. La traje contra mí, quería sentirla cerca...por primera vez. Hicimos la foto, unos se quedaba en la oficina y le dije si se tenía que ir o la invitaba a almorzar. "Uh, sí. Tengo hambre". Mi día había cambiado, gente. Hablábamos de todo. La conexión se sentía. Estábamos cómodos y nos gustaba nuestra compañía. Si darme cuenta le miraba la boca y ella con la impronta de una mujer que se sabe como una amazona me dice: "Tengo algo en la boca? La miras mucho." Ahí arranca la disyuntiva, "All in o huir". Recuerden que esto es laburo, es difícil meter la gamba. Entonces, tiré una ficha.
Y; "Perdóname, sos muy linda y la conexión de charlar me hizo mirarte así"
E: "Qué, te gusto?" Estaba helado, no sabía dónde meterme.
Y: "Obvio, vos te ves al espejo? Sos HER-MO-SA".
E: "Ay, qué dulce. Me encantó cómo lo dijiste". Ahí había que subir la apuesta, teníamos una luz verde.
Y: "Bueno, ya veo que la consultora me raja de la empresa, jajaja. Por desubicado" respondí
E: "Lo último que haría con alguien tan lindo"
Y: "Qué sería lo primero entonces?"
E: "No me busques..."
Y: "O... qué?"
E: "Mirá que hay cumplir..."
Y: "Cumplidor, mi segundo nombre ".
Ambos reímos. Ambos queríamos. Ambos lo imaginamos. Pero ambos desconocíamos cosas del otro.
Mi nombre es Cristian. Trabajo en una multinacional y el siguiente relato es una dedicación a una mujer que ayer me encendió como hace mucho tiempo no me pasaba. Cuento un poco de mí. Soy alto, 1.93. Flaco, pero voy mucho al gimnasio. Con lo cual tengo los abs marcados. Y bueno, mi gran atributo. 22cms de pija.
La cuestión es así, ella es una consultora en RRHH. Yo team leader. La empresa decidió que nuestros caminos se crucen, por suerte. Ella tiene 46 años y su nombre es...luli. Yo con toda mi mala predisposición fui a verla, sinceramente. Tenía muchas cosas que hacer, pero bueno. Llegué, y la vi. Su sonrisa cambió todo. HERMOSA, amplia. Vestía un vestido, lo suficientemente entallado para que se note un lomazo. El perfume que tenía era exquisito, dulce...de esos que dejan la estela cuando caminan. Pechos que desafiaban la gravedad. Conclusión, una morocha hermosa. Pero esa era la punta del iceberg. Lo que no sabía era que esa mujer me iba a sacar de las mejores acabadas de mi vida.
Ella venía a orientarnos en liderazgo y gestión de conflictos. Yo la miraba atento, soy un baboso cuando una mujer me gusta así. Pero...el laburo es el laburo. Sentía la química entre nosotros fluir, hasta me pareció engancharla viéndome. Pensé que era mi imaginación, era más grande que yo y semejante mujer en ese ambiente analiza todo, seguramente era mi calentura diaria. Luego de un rato, llegó el momento de romper la barrera del tacto. Me levanté, sutilmente la acaricie por el hombro y le ofrecí un café. Le pregunté cómo le gustaba, me dijo: "Batido, mitad de leche (por favor), Cris". Me fui pensando todas las chanchadas del mundo. "Si supieras cómo te llenaría de leche". En la cocina reflexionaba si era o no mi imaginación. Pasado un rato se ve que hicieron un break y vino. Estaba por salir y me abordó. Charlamos de cosas coloquiales, pero quería que entienda que me gustaba. No perdía oportunidad para mirarle la boca, la distancia era poca. El día 1 de trabajo iba terminando. La hora del almuerzo se acercaba y querían hacer una foto. Me acerqué a ella y la agarre de la cintura. Había que jugar fuerte. Siempre es preferible perdón que permiso. La traje contra mí, quería sentirla cerca...por primera vez. Hicimos la foto, unos se quedaba en la oficina y le dije si se tenía que ir o la invitaba a almorzar. "Uh, sí. Tengo hambre". Mi día había cambiado, gente. Hablábamos de todo. La conexión se sentía. Estábamos cómodos y nos gustaba nuestra compañía. Si darme cuenta le miraba la boca y ella con la impronta de una mujer que se sabe como una amazona me dice: "Tengo algo en la boca? La miras mucho." Ahí arranca la disyuntiva, "All in o huir". Recuerden que esto es laburo, es difícil meter la gamba. Entonces, tiré una ficha.
Y; "Perdóname, sos muy linda y la conexión de charlar me hizo mirarte así"
E: "Qué, te gusto?" Estaba helado, no sabía dónde meterme.
Y: "Obvio, vos te ves al espejo? Sos HER-MO-SA".
E: "Ay, qué dulce. Me encantó cómo lo dijiste". Ahí había que subir la apuesta, teníamos una luz verde.
Y: "Bueno, ya veo que la consultora me raja de la empresa, jajaja. Por desubicado" respondí
E: "Lo último que haría con alguien tan lindo"
Y: "Qué sería lo primero entonces?"
E: "No me busques..."
Y: "O... qué?"
E: "Mirá que hay cumplir..."
Y: "Cumplidor, mi segundo nombre ".
Ambos reímos. Ambos queríamos. Ambos lo imaginamos. Pero ambos desconocíamos cosas del otro.
1 comentarios - Lu, la consultora. Parte 1