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Una chica sencilla (16)

Me desperté abrazada a Nadia, esa chica tan particular y que tanto había modificado mi forma de ver las cosas. 


Tal es así, que le compartí muy ilusionada que Gon me había escrito un mensaje para vernos el sábado. No sólo compartíamos sexo, nuestra relación iba más allá, era compartir miedos, inquietudes, alegrías y amores. 


Me daba cuenta que lo que me pasaba con ella, era algo muy similar a lo que me pasaba con Bianca. Quizás el orden de las cosas sí alteraba el producto. Me era difícil ver a mi mejor amiga como una amante. Pero no tanto a una amante como una gran amiga. O estábamos empezando a ser algo más? 


Si bien tenía mucho para procesar de mi nueva relación, también tenía el corazón que me latía a mil por la emoción de recibir esa invitación para una cita. 


El título que elegí para contarles mi vida, no miente, o al menos no lo intenta. Sé (e irán notando cada vez más) que mi vida como la de todos, evoluciona con cada experiencia, pero en el fondo, lo único que hay debajo de esa capa de emociones, es una chica sencilla de una ciudad pequeña de la Patagonia. 


Me acuerdo que si bien no faltaba nada para aquél sábado, veía interminable la espera. Decidí aprovechar que Gon no conocía el vestido que me había regalado Miguel (ni su historia detrás) y que era mi oportunidad para volver a usarlo, era de la poca ropa elegante que podía tener y que me dé el toque sexy que buscaba. 


Hablando con él, si bien demostraba una sencillez y calidez en la que me podía ver identificada o al menos, encantada. También podía notar que hablaba con un chico que no solo me llevaba 4 años, sino que también casi una vida de ciertos gustos/privilegios a los que yo no estaba acostumbrada. Una visión del mundo completamente diferente. No mejor, no peor, pero muy distante a la mía. 


Llegó finalmente el día, quedó en buscarme por la residencia a eso de las 21hs para ir juntos al restaurante. 


Mis últimos minutos previo a que me busque, estaba en videollamada con Nadia que me ayudó a maquillarme a la distancia para la cita. Tenía un nudo en el estómago y me daba cuenta que llevé esa ansiedad a todos mis amigos. Apenas corté con Nadia, tenía mensajes sin leer con Bianca, Vale, Rodri, Luján, etc... Todos con la misma temática, mi salida de esa noche. 


El más gracioso posiblemente el de Bianca, "hoy te vas a empachar con el postre". Demostrando que no se olvidaba del día que lo conocimos. 


Me mandó un mensaje que estaba abajo, saludé con un beso a Patricio (el chico de la recepción) que seguramente ni se acordó porque estaba fumado como de costumbre y salí a buscar el auto que me describió. 


Me subí y al instante su perfume me invadió, Dios. Si podía me lo comía ahí mismo. Pero tranquila Ceci, la noche es larga. Le dí un beso en la mejilla como acababa de hacer con Patricio y arrancamos. 


Fuimos hablando de pavadas durante todo el viaje, rarezas de uno y del otro, tocs, etc. 


Llegamos y el lugar era precioso, también ahí pude notar con más detalle el outfit de Gon, un pantalón y camisa hermosamente combinados y unos zapatos marrones. 


La cena fue una delicia! Hablamos y nos reímos mientras compartimos la botella de vino. 


- "Vinimos acá porque recordé tu fanatismo por el helado, espero hayas dejado lugar para el postre"


- "No me podés gustar más con eso que me decís! Siempre quiero postre" y le regalé una sonrisita cómplice para que entienda que la cita iba muy bien... 


Apenas terminamos el helado, pidió la cuenta. Ahora sí se venía el verdadero postre. 


Ni bien salimos de aquél restaurante, me abrazó de atrás y girandome me dió el primer beso de la noche. Obviamente agarré su cara y lo correspondí. 


Habremos perdido por unos segundos la noción del tiempo, mientras las lenguas de ambos se entrelazaban. 


Ya con una tonta sonrisa en la cara, seguimos caminando y subimos a su auto. 


No dejé que arranque que ya me había aferrado a su boca otra vez. Los besos fueron más intensos y ninguno de los dos pudo resistir el meter mano al otro. 


Por dentro sólo podía pensar en ese bulto que estaba acariciando y ansiosa por volver a verlo cara a cara. 


Él mientras tanto, disfrutaba jugando con mi cola que tan feliz lo había hecho aquella mañana. 


- "Vamos por favor" le dije entre beso y beso, casi suplicándole. 


Arrancó y yo no estaba dispuesta a seguir esperando. Sin nunca haber dejado de acariciar su entrepierna, empecé a desabrochar su cinto, después el botón, el cierre y reencontrarme finalmente con ese pijón que ya estaba duro y en su esplendor para mí. 


Como si nunca hubiera cenado, me tiré a comer lo más rico de la noche. A los pocos segundos ya estaba volviendo a jugar con mi lengua alrededor de toda su verga. Nuevamente me encontraba con el desafío de tragarme todo ése pedazo. 


La posición del auto no me ayudaba, pero yo insistía con mis fallidos intentos, con ligeras ahogadas y algunas tocesitas, intentaba devorarme todo. 


Él en cada semáforo, metía mano en mi entrepierna y me acariciaba por arriba de mi tanga. Eso sólo me motivaba más en mi desafío personal. Los minutos pasaron y por fin se detuvo el coche. Entramos a una cochera en dónde dejé que se acomode el pantalón y yo traté de arreglarme un poco el pelo que ya era evidencia de mis golosos intentos. 


El ascensor como imaginarán, fue el escenario en donde nos volvimos a matar a besos con un intenso manoseo. 


Llegamos a su depto, me gustaría mentirles y poder describir lo lindo que era en esta instancia, pero eso no lo descubrí hasta varios minutos (u horas) después. En ese momento, tal como Nadia me había enseñado, sentí que debía pagar cierto derecho de piso para poder entrar. 


Apenas cruzamos esa puerta, me fuí de rodillas y volví a liberar a mi amigo favorito. 


Ya en ese punto, perdí toda delicadeza. Ya lo que hacía era comerme su pija como si fuera la última que iba a probar. 


Agarrada de su cola, empujaba contra mi garganta todos sus centímetros de carne. Desesperada por tragarla toda, aún sin éxito. Llegando a ciertos segundos de asfixia, me la sacaba para poder recobrar el aire y lo único que quedaba de mis intentos, eran mis ojos llorosos, largos hilos de saliva que hacían de puente entre mis labios y su pija, que terminaban cayendo derrumbados sobre mis tetas. Gon tirado contra la puerta, se dedicaba a disfrutar de mi terquedad. 


Yo en un modo fuera de mí, pajeaba sobre mi lengua su verga y sonreía mientras la pasaba por toda mi cara. Podía sentir el propio peso de esa enorme pija en mis cachetes. 


Seguí chupando hasta que finalmente, otra vez mi nariz pudo sentir el contacto con su vientre. Eso fue éxtasis para mí, se ve que para Gon también, porque en ese momento me tomó del pelo y empezó a cogerme la boquita con enorme intensidad. 


Lo único que se podía escuchar en esa casa era un "glu, glu, glu" constante de mi garganta recibiendo esa pija de manera bestial. 


Cuando me soltó, caí para adelante y me agarré de sus piernas tratando de volver en mí misma. Tenía los ojos aún más llorosos y sentía los hilos de baba caer en abundancia a mis tetas. 


Me levantó del pelo, me besó y manejandome como quería, me dió la orden de desvestirme. Eso hice, frente a su atenta paja, me saqué el vestido y la tanguita. Ya desnuda, lo ayude a él con los botones de su camisa. En los últimos botones pude sentir sus dedos entrando en mi conchita y haciéndome suspirar del placer. Sin sacarlos, me giró y me guió hasta un sillón en el living. 


Ahí me sentó y se arrodilló a chuparmela. 


Yo apretaba mis tetas mientras su lengua me hacía delirar y mojar al mismo tiempo. 


- "Por favor Gon, necesito que me cojas, quiero acabarme con tu pija adentro"


Si no detenía el oral que me estaba dando, me iba a acabar, le hice un pedido razonable porque se levantó y apuntó su enorme verga a mi conchita. 


"Ahhhhhhhhhhhhhhhhh... Uffff" 


Fue mi expresión al sentir cómo iba entrando. 


Tiré mi cabeza para atrás y recibiendo esa tan esperada sensación, me dediqué a disfrutar de cómo lentamente se iba metiendo y abriéndome toda para él. 


Descubrí que si algo compartíamos, era el gusto por el sexo salvaje, a los pocos segundos ya lo tenía embistiendome de manera salvaje sin piedad. La cogida era brutal, mis manos estaban dormidas no es chiste. Ya los tiernos gemidos eran gritos de placer, me intentaba agarrar de su espalda aunque mis manos no reaccionaban. 


Todo su cuerpo caía sobre mi, aprovechando lo empapada que estaba, no tenía ninguna limitación en su mete y saca.


Mi cuerpo se tensionó, mi grito quedó ahogado y una electricidad recorrió mi cuerpo. Me empecé a acabar mientas él sin piedad alguna, seguía cogiéndome. 


Lo besé casi como agradeciendo lo que me había hecho sentir. Él no sentía que la tarea esté concluida por eso, insistía con partirme al medio.


Afortunadamente, decidió cambiar de pose. O eso pensé. 


Lo que siguió, fue ponerme en 4 sobre el sillón. Ya sin ningún tapujo, enterró su pijón de una hasta el fondo y retomó sus embestidas. Podía sentirla muy adentro mío. Deliraba con cada empuje que me daba. Grité y grité. Pero no quería que me rescaten, sólo quería que me siga cogiendo.  Por fortuna eso hizo. Acompañó una de cada tres penetraciones, con nalgadas que me hacían temblar de placer. No tardé en acabarme por segunda vez, nuevamente no encontraba ni el aire para gritar y me derrumbé de mi propio cuerpo. Caí contra ese sillón exhausta y tremendamente cogida.


Mi cita, nuevamente me tomó del pelo. Yo era una simple muñeca con la que hacía lo que quería. Feliz estaba de mi rol, vale aclarar. 


Llevó su pija a mi boca. Sentí mis propios orgasmos en todo mi recorrido a su pija. Qué sabor incomparable. 


Lo senté sobre el sillón y escupí en mis tetas. Él tenía una verga enorme pero afortunadamente yo también contaba con unas tetas que podían con eso. 


Lo pajee durante un buen tiempo hasta que su carita me indicó lo que se venía, ahí liberé su pija de mis tetas y seguí con ambas manos pajeandolo y dejé su cabeza dentro de mi boca.


Los chorros espesos y calientes de leche no se hicieron esperar. 


Intenté tragar todo, ilusa fuí. Por la comisura de mis labios fueron saliendo algunas gotas blancas que no lograba tragar a tiempo. 


Cuando terminó de acabar, mi imagen era pornográfica seguramente. Sentía restos de su leche en mi lengua, mis labios goteaban y mis tetas habían recibido gran parte de lo que no había podido tragar. 


Me tocaba terminar el trabajo. Volví a chupar esta vez con el fin de limpiar lo que había usado. 


Mi trabajo estaba terminado. 


Pude ver por fin lo hermoso de su departamento. Tenía vistas al río y una terraza increíble. 


Aunque para que mentir, yo seguía fascinada con esa pija que tenía a centímetros de mi cara aún. 


Gon desnudo como estaba, fue a buscar una botella de vino, dos copas y las trajo hasta donde estaba. 


Juro que intenté ser cortez y aceptar su caballeroso ofrecimiento. Pero me resultó imposible viendo que aún seguía duro. 


Me puse sobre el sillón con las rodillas apoyadas y con mi voz máxima de puta le pedí que me coja la cola.


Rápido su mano pasó de tener una botella de vino a un gel que nos facilitó semejante tarea. 


Amaría decir que tardamos, pero sería otra mentira en el relato. A los pocos instantes mi culito estaba devorando cada centímetro de su pija. Realmente descubrí que tenía un fanatismo por el anal que hasta ese día no había admitido. 


Su verga me tenía totalmente sodomizada contra ese sillón, mis gritos ahogados contra esa tela que mordía eran la única señal que daba de estar consciente. Porque no podía ni moverme de los pijazos que me daba. 


Su mano jugaba con mi clítoris mientras me reventaba sin piedad. No tardé en acabarme otra vez, tampoco él, que no dejaba de repetir lo que mi culito le apretaba su pijón. 


Sentí toda su leche llenarme otra vez. Mi culo me ardía pero mi sonrisa no daba ninguna muestra de disgusto. 


Su pija latía dentro mío y seguía dejándome descargas enormes. 


Cuando terminó. La dejó un ratito mientras ambos recuperabamos el aliento. 


La sacó y pude sentir su leche recorriendo mi pierna derecha. Me ayudó a limpiarme y finalmente si, acepté esa copa de vino. La tomamos disfrutando de la vista nocturna al río, ambos desnudos en el balcón. 





4 comentarios - Una chica sencilla (16)

eder891 +1
Van puntos Hermosa , como siempre muy buen relato 👌🔥🔥
BohemianFantasy
Gracias 😍🥰
Pervberto +1
Tan disfrutable el evento como la recreación por tus letras, siempre ardientes, tanto como se intuye tu ávido cuerpo.
BohemianFantasy +2
Se te extrañabaaaa
Nenemero
Otro relato fabuloso. Muero x conocer esas tetas.