Mi esposa y yo platicábamos acerca de su próximo encuentro con Roshan, ella estaba dispuesta a acostarse con él, pero le dije que a mí me encantaría ver, y si se la llevaba a un hotel, eso sería imposible. Así que convenimos los dos en que lo invitaría a nuestra casa en lugar de salir a cenar, así yo podría ver desde la ventana donde la vi coger por Amir, y hasta podría poner la cámara a grabar.
Faltaban tres días para la cita con Roshan, y yo había dejado de hacerle sexo para que su calentura se acumulara, sin dejar de manosearla cada que podía, y ella me había prometido que ni en su trabajo iba a dejarse coger, así que ella ya estaba como fiera en brama, tal que a veces no podía dormir. Por fin se llegó el día, yo prepare las cámaras, en la sala y en el cuarto por si querían irse a la cama, y me fui a hacer cosas al garaje. Ella se bañó y se lavó el recto por si había acción por ahí. Debo aclarar algo, nuestra casa tiene arbustos y arbolito en el jardín de enfrente, así que de la calle no se puede ver nada, a la izquierda está el estacionamiento de una iglesia grande que siempre está vacío en la tarde/noche, y a la derecha y en el jardín de atrás está limitado por una barda de tablas de madera que también bloquean la vista de la casa de los vecinos, a menos claro que alguien se asome por entre las tablas o los agujeritos. Por eso, Maggie le dijo a Roshan que cuando llegara a la casa, metiera su carro en el estacionamiento, hasta el lado de la casa, para que nadie se diera cuenta. Yo estaba cortando madera para nuestra chimenea cuando mi mujer me dijo que ya el hindú le había llamado que llegaría en diez minutos; apagué las luces del garaje y de todo el jardín, para que menos vista hubiera y solo la luz de la entrada de la casa estaba encendida. Un carro bien lavado y de esos caros entró en nuestro estacionamiento cuando yo estaba escondido al lado derecho de la casa en la oscuridad, pero nadie bajó, le estaba texteando a mi esposa, porque un minuto después, Maggie salió de la casa con aquella famosa minifaldita de media cola y un bikini top que apenas tapaba sus pezones, y fue hasta el carro contoneando sus caderas muy sabroso. El hindú salió del auto y lo rodeó para encontrarse con ella, que lo esperaba sonriente y coqueta, y le dio un fuerte abrazo de saludo, “¿te gusta?” le preguntó ella separándose un poco y dándose una vuelta que hizo su falda enseñar aún más sus nalgas. “¡si!” le dijo él tímidamente acariciando a mi esposa con la mirada, “me lo puse para ti” le dijo “para recordar la noche que nos conocimos”, “¿estás segura que tu esposo no vendrá?” preguntó él, “no te preocupes” le dijo ella sonriente, “fue a trabajar fuera de la ciudad y llega hasta pasado mañana”; luego lo tomó de la mano y se dirigieron hacia dentro de la casa, pero en el camino, la mirada de mi esposa me buscó en la oscuridad y se levantó la falda del frente para mostrarme su pubis rasuradito y sin ropa interior. Cuando entraron, ella apagó la única luz de afuera como lo habíamos acordado, así, yo podría estar en la ventana mirando todo sin ser visto desde adentro; tanto él como yo, ya teníamos una notable erección. Ella lo hizo sentarse en el sofá de la sala, donde Amir se la había cogido por primera vez, le sirvió vino en unas copas de cristal, sin importarle que al agacharse, su culo le quedaba a solo unos centímetros de la cara de él que la devoraba con la mirada; luego fue y puso música en el estéreo, también agachándose sin recato, seguro que el hindú tenía a la vista los labios vaginales de mi esposa y se relamía los bigotes un tanto nervioso. Me deshice de mi pantalón y bóxer y quedé ahí desnudo de la cintura para abajo masturbándome a gusto. Ella se sentó junto a él mientras bebían y platicaban de cualquier cosa. Roshan comenzaba a relajarse cuando mi esposa, acariciándole la pierna, le preguntó acerca del sexo con su mujer; él tristemente le platicó todo lo que Amir ya nos había dicho, que era muy menospreciado y maltratado por ella y que el sexo era lo más aburrido del mundo. Confesó que veía mucho porno y que tenía fantasías que con su esposa era simplemente imposible cumplir; Maggie entonces le preguntó cuáles eran esas fantasías, pero al amigo le daba pena hablarlo. Ella lo miró a los ojos y le dijo que tuviera la confianza de abrirse con ella, que ella no lo juzgaría ni se burlaría y que por el contrario, le ayudaría a cumplir esas fantasías. El vino ayudó a que el hindú se atreviera y le dijera “sexo oral”, ella se sorprendió, “¿de veras nunca le has chupado la raja?”, él la miró con extrañeza, “no, pero me refiero a que ella a mi”, “ahhhh, ya entiendo” dijo mi esposa “nunca te han mamado la verga”, él negó avergonzado, “una vez contraté una prostituta” le dijo él, “pero no me gustó porque fue ,muy frío, solo por negocio", ella se dio cuenta que lo que él necesitaba era afecto y no solo sexo; para entonces ella ya masajeaba el pene por encima del pantalón. Yo sentí lástima por aquel hombre, pero sabía que mi esposa no lo dejaría ir sin cumplirle eso, pues a ella le encanta mamar. “a ver,” le dijo ella “vamos a empezar por ahí” se acomodó y lo hizo ponerse de pié frente a ella, luego le quitó el cinturón y le bajó el cierre para dejar salir una verga dura curveada hacia arriba de piel oscura que quedaba justo frente a su cara; le bajó los pantalones hasta las rodillas y se la acarició con una mano y los huevos con la otra; él estaba que explotaba; ella lo miraba a los ojos con ternura cuando comenzó a lamer la cabeza del pito que brillaba de saliva; luego lo soltó para metérselo todo en la boca succionando. Ella recordó que yo estaba viendo todo tras la ventana y dio una mirada; yo juraría que me vio a los ojos, pero era imposible, pero subió su pierna al sillón para dejarme ver su deliciosa rajadita rosada, que me hizo eyacular. La vista era increíble, Roshan se agachó y comenzó a jugar con los labios vaginales de mi mujer, toda abierta de piernas, mientras ella le devoraba el pito duro; también le agarraba las tetas de vez en vez, y ella jaló a los lados los dos triangulitos de tela de su bikini para dejar sus pechos libres. ¡Caliente!
El hindú se contrajo y sin querer sujetó la cabeza de mi Maggie al soltar chorros de esperma en su boca, que ella tragó con dificultad, ella siguió mamando con más calma ahora, dejando que Roshan se relajara. “¿Te gustó?” le preguntó dejando salir de su boca el trozo de carne, aun gruesa pero ya no tan dura. “fue hermoso” contestó él, “Y aun falta más” sonrió mi esposa haciéndolo sentarse con los pantalones en las rodillas; ella le dio un buen trago a su copa de vino y le dio al hindú la suya, se acomodó acurrucándose junto a él como dos enamorados, recargándole su cabeza en el pecho y él abrazándola por los hombros; era la primera vez que disfrutaba una mamada en su vida. Siguieron platicando de la vez que se vieron en el bar, Roshan estaba muy curioso de lo que le hacían los rancheros sin recato, “solo son mis amigos” le dijo Maggie, “pero me dan muy buen sexo”, “¿todos ellos?”, “si” le dijo ella, “a veces uno, a veces otro… a veces los tres al mismo tiempo”, “¡wow, como en las películas porno!” dijo él, “así es, muy rico” dijo ella y se quedó pensando, se apartó de él para verlo a los ojos, “¿quieres ver?” le dijo con una sonrisa pícara; Roshan la miró extrañado, ella como una niña, se le montó en las piernas y sus sexos se rozaron, “tengo videos” le dijo ella poniéndole las tetas en la cara. Se levantó y dándole un beso en la mejilla le dijo “desnúdate”; fue y, después de enjuagarse la boca, trajo mi laptop del cuarto y se puso a conectarla en nuestra televisión de pantalla plana de setenta y algo pulgadas. “¡Quiere que vea como se la cogen en alta definición!” pensé. Yo tengo los videos editados ya, así que lo puso a andar y fue y se sentó otra vez bajo el brazo del hindú que ya estaba desnudo, subió las piernas al sillón abriéndolas para dejarme ver su panocha abiertita, y subió el volumen con el control remoto. Era el video de la primera vez que se la cogieron los rancheros, después de cenar, yo escuchaba las conversaciones de ellos y cuando ella preguntó “¿dónde está la cerveza?”, así que aunque yo no podía ver la tele, sabía lo que estaba pasando ahí; Roshan abría los ojos extasiado, viendo a mi esposa mamar tres vergas por turnos mientras ella le acariciaba el pito con una mano y con la otra se daba placer en su raja; no tardó Maggie en estar otra vez mamándole al hindú, sin quitar la mirada del televisor, y éste le pagaba estirando la mano con que antes la abrazaba, hasta las nalgas abiertas de ella para acariciarle la entrepierna. Los gemidos en la pantalla se hicieron fuertes cuando mi esposa, levantándose le dio la espalda y se le sentó metiéndose con su mano el pene en su vagina; no era un mete y saca, eran solo movimientos de frotamiento de los dos cuerpos; Maggie abría las piernas lo mas que podía y yo podía ver su panocha ocupada por la verga del hindú mientras sus chiches eran manoseadas, sin quitar la vista del video. Yo no sabía si era la televisión o mi esposa pero los gemidos eran ya fuertes y ella se vino tensando los músculos. Ella se volteó, se metió el pene otra vez y besó al amigo en la boca, “¿qué más quieres hacer? ¿Qué otra fantasía tienes?”, “de perrito” le dijo él jadeando, ella trató de levantarse para acomodarse, pero Roshan no la soltó “espera un rato” le dijo, estaba disfrutando de esa posición también, frotando los cuerpos entre sí, mamándole las duras tetas y estrujando las nalgas de mi esposa a la vez que se besaban ardientemente. Una cosa que no entiendo, es que, a mí, Roshan no me parecía para nada atractivo, pero mi esposa se veía caliente y fascinada de estar siendo penetrada por él… yo no me cogería a una mujer que me parezca fea; tal vez muchos estén en desacuerdo, pero bueno…
Maggie se vino otra vez, el sudor escurría por su espalda y su frente, y el pecho y pancita del hindú se veían brillar, cuando ella se levantó del sillón y lo ayudó a levantarse también, se despojó de la faldita y el top quedando totalmente desnuda, traía un juego de tres cadenitas de oro que yo le regalé, una en el cuello, una en la cintura y otra en el tobillo del pié, muy sexy; luego ella misma se puso en cuatro patas con el rostro hacia la ventana, pero lo pensó, sabiendo que yo estaba ahí, se dio vuelta hacia el otro lado; ahora su tremendo culo y panocha húmeda estaba casi apuntando hacia mí, cuando el hindú se acomodó detrás de ella y sujetándola por las caderas se la dejó ir de golpe, arrancándole un gritito de placer, “¡perdón!” dijo él un tanto avergonzado, “te lastimé”, ella volvió su hermoso rostro hacia él, “No” le dijo sonriendo, “es delicioso”; Yo no pude mas y eyaculé en el suelo. Roshan tenía una pierna sobre el sofá y la otra en el suelo, le daba metidas y sacadas chocando con las nalgas de mi esposa, a veces se la metía al fondo y solo se restregaba arriba y abajo sintiendo la presión vaginal de Maggie, que ya gemía a gritos sintiendo las maripositas del orgasmo, cuando el hindú le inundó las entrañas con semen caliente. Ahora sí, los dos sudaban copiosamente, tuve que pedir servicio de limpieza en mi sofá antes de volverme a sentar en él. Se acostaron los dos a la par respirando fuertemente mientras se relajaban. El video seguía en la TV, pero ellos parecían adormilados por el cansancio y el alcohol. Maggie lo dejó que se diera un baño y se despidieron con un beso apasionado mientras yo los veía escondido otra vez. Una vez solos mi esposa y yo nos dimos un baño caliente, no hubo ya sexo, pues los dos estábamos satisfechos.
Faltaban tres días para la cita con Roshan, y yo había dejado de hacerle sexo para que su calentura se acumulara, sin dejar de manosearla cada que podía, y ella me había prometido que ni en su trabajo iba a dejarse coger, así que ella ya estaba como fiera en brama, tal que a veces no podía dormir. Por fin se llegó el día, yo prepare las cámaras, en la sala y en el cuarto por si querían irse a la cama, y me fui a hacer cosas al garaje. Ella se bañó y se lavó el recto por si había acción por ahí. Debo aclarar algo, nuestra casa tiene arbustos y arbolito en el jardín de enfrente, así que de la calle no se puede ver nada, a la izquierda está el estacionamiento de una iglesia grande que siempre está vacío en la tarde/noche, y a la derecha y en el jardín de atrás está limitado por una barda de tablas de madera que también bloquean la vista de la casa de los vecinos, a menos claro que alguien se asome por entre las tablas o los agujeritos. Por eso, Maggie le dijo a Roshan que cuando llegara a la casa, metiera su carro en el estacionamiento, hasta el lado de la casa, para que nadie se diera cuenta. Yo estaba cortando madera para nuestra chimenea cuando mi mujer me dijo que ya el hindú le había llamado que llegaría en diez minutos; apagué las luces del garaje y de todo el jardín, para que menos vista hubiera y solo la luz de la entrada de la casa estaba encendida. Un carro bien lavado y de esos caros entró en nuestro estacionamiento cuando yo estaba escondido al lado derecho de la casa en la oscuridad, pero nadie bajó, le estaba texteando a mi esposa, porque un minuto después, Maggie salió de la casa con aquella famosa minifaldita de media cola y un bikini top que apenas tapaba sus pezones, y fue hasta el carro contoneando sus caderas muy sabroso. El hindú salió del auto y lo rodeó para encontrarse con ella, que lo esperaba sonriente y coqueta, y le dio un fuerte abrazo de saludo, “¿te gusta?” le preguntó ella separándose un poco y dándose una vuelta que hizo su falda enseñar aún más sus nalgas. “¡si!” le dijo él tímidamente acariciando a mi esposa con la mirada, “me lo puse para ti” le dijo “para recordar la noche que nos conocimos”, “¿estás segura que tu esposo no vendrá?” preguntó él, “no te preocupes” le dijo ella sonriente, “fue a trabajar fuera de la ciudad y llega hasta pasado mañana”; luego lo tomó de la mano y se dirigieron hacia dentro de la casa, pero en el camino, la mirada de mi esposa me buscó en la oscuridad y se levantó la falda del frente para mostrarme su pubis rasuradito y sin ropa interior. Cuando entraron, ella apagó la única luz de afuera como lo habíamos acordado, así, yo podría estar en la ventana mirando todo sin ser visto desde adentro; tanto él como yo, ya teníamos una notable erección. Ella lo hizo sentarse en el sofá de la sala, donde Amir se la había cogido por primera vez, le sirvió vino en unas copas de cristal, sin importarle que al agacharse, su culo le quedaba a solo unos centímetros de la cara de él que la devoraba con la mirada; luego fue y puso música en el estéreo, también agachándose sin recato, seguro que el hindú tenía a la vista los labios vaginales de mi esposa y se relamía los bigotes un tanto nervioso. Me deshice de mi pantalón y bóxer y quedé ahí desnudo de la cintura para abajo masturbándome a gusto. Ella se sentó junto a él mientras bebían y platicaban de cualquier cosa. Roshan comenzaba a relajarse cuando mi esposa, acariciándole la pierna, le preguntó acerca del sexo con su mujer; él tristemente le platicó todo lo que Amir ya nos había dicho, que era muy menospreciado y maltratado por ella y que el sexo era lo más aburrido del mundo. Confesó que veía mucho porno y que tenía fantasías que con su esposa era simplemente imposible cumplir; Maggie entonces le preguntó cuáles eran esas fantasías, pero al amigo le daba pena hablarlo. Ella lo miró a los ojos y le dijo que tuviera la confianza de abrirse con ella, que ella no lo juzgaría ni se burlaría y que por el contrario, le ayudaría a cumplir esas fantasías. El vino ayudó a que el hindú se atreviera y le dijera “sexo oral”, ella se sorprendió, “¿de veras nunca le has chupado la raja?”, él la miró con extrañeza, “no, pero me refiero a que ella a mi”, “ahhhh, ya entiendo” dijo mi esposa “nunca te han mamado la verga”, él negó avergonzado, “una vez contraté una prostituta” le dijo él, “pero no me gustó porque fue ,muy frío, solo por negocio", ella se dio cuenta que lo que él necesitaba era afecto y no solo sexo; para entonces ella ya masajeaba el pene por encima del pantalón. Yo sentí lástima por aquel hombre, pero sabía que mi esposa no lo dejaría ir sin cumplirle eso, pues a ella le encanta mamar. “a ver,” le dijo ella “vamos a empezar por ahí” se acomodó y lo hizo ponerse de pié frente a ella, luego le quitó el cinturón y le bajó el cierre para dejar salir una verga dura curveada hacia arriba de piel oscura que quedaba justo frente a su cara; le bajó los pantalones hasta las rodillas y se la acarició con una mano y los huevos con la otra; él estaba que explotaba; ella lo miraba a los ojos con ternura cuando comenzó a lamer la cabeza del pito que brillaba de saliva; luego lo soltó para metérselo todo en la boca succionando. Ella recordó que yo estaba viendo todo tras la ventana y dio una mirada; yo juraría que me vio a los ojos, pero era imposible, pero subió su pierna al sillón para dejarme ver su deliciosa rajadita rosada, que me hizo eyacular. La vista era increíble, Roshan se agachó y comenzó a jugar con los labios vaginales de mi mujer, toda abierta de piernas, mientras ella le devoraba el pito duro; también le agarraba las tetas de vez en vez, y ella jaló a los lados los dos triangulitos de tela de su bikini para dejar sus pechos libres. ¡Caliente!
El hindú se contrajo y sin querer sujetó la cabeza de mi Maggie al soltar chorros de esperma en su boca, que ella tragó con dificultad, ella siguió mamando con más calma ahora, dejando que Roshan se relajara. “¿Te gustó?” le preguntó dejando salir de su boca el trozo de carne, aun gruesa pero ya no tan dura. “fue hermoso” contestó él, “Y aun falta más” sonrió mi esposa haciéndolo sentarse con los pantalones en las rodillas; ella le dio un buen trago a su copa de vino y le dio al hindú la suya, se acomodó acurrucándose junto a él como dos enamorados, recargándole su cabeza en el pecho y él abrazándola por los hombros; era la primera vez que disfrutaba una mamada en su vida. Siguieron platicando de la vez que se vieron en el bar, Roshan estaba muy curioso de lo que le hacían los rancheros sin recato, “solo son mis amigos” le dijo Maggie, “pero me dan muy buen sexo”, “¿todos ellos?”, “si” le dijo ella, “a veces uno, a veces otro… a veces los tres al mismo tiempo”, “¡wow, como en las películas porno!” dijo él, “así es, muy rico” dijo ella y se quedó pensando, se apartó de él para verlo a los ojos, “¿quieres ver?” le dijo con una sonrisa pícara; Roshan la miró extrañado, ella como una niña, se le montó en las piernas y sus sexos se rozaron, “tengo videos” le dijo ella poniéndole las tetas en la cara. Se levantó y dándole un beso en la mejilla le dijo “desnúdate”; fue y, después de enjuagarse la boca, trajo mi laptop del cuarto y se puso a conectarla en nuestra televisión de pantalla plana de setenta y algo pulgadas. “¡Quiere que vea como se la cogen en alta definición!” pensé. Yo tengo los videos editados ya, así que lo puso a andar y fue y se sentó otra vez bajo el brazo del hindú que ya estaba desnudo, subió las piernas al sillón abriéndolas para dejarme ver su panocha abiertita, y subió el volumen con el control remoto. Era el video de la primera vez que se la cogieron los rancheros, después de cenar, yo escuchaba las conversaciones de ellos y cuando ella preguntó “¿dónde está la cerveza?”, así que aunque yo no podía ver la tele, sabía lo que estaba pasando ahí; Roshan abría los ojos extasiado, viendo a mi esposa mamar tres vergas por turnos mientras ella le acariciaba el pito con una mano y con la otra se daba placer en su raja; no tardó Maggie en estar otra vez mamándole al hindú, sin quitar la mirada del televisor, y éste le pagaba estirando la mano con que antes la abrazaba, hasta las nalgas abiertas de ella para acariciarle la entrepierna. Los gemidos en la pantalla se hicieron fuertes cuando mi esposa, levantándose le dio la espalda y se le sentó metiéndose con su mano el pene en su vagina; no era un mete y saca, eran solo movimientos de frotamiento de los dos cuerpos; Maggie abría las piernas lo mas que podía y yo podía ver su panocha ocupada por la verga del hindú mientras sus chiches eran manoseadas, sin quitar la vista del video. Yo no sabía si era la televisión o mi esposa pero los gemidos eran ya fuertes y ella se vino tensando los músculos. Ella se volteó, se metió el pene otra vez y besó al amigo en la boca, “¿qué más quieres hacer? ¿Qué otra fantasía tienes?”, “de perrito” le dijo él jadeando, ella trató de levantarse para acomodarse, pero Roshan no la soltó “espera un rato” le dijo, estaba disfrutando de esa posición también, frotando los cuerpos entre sí, mamándole las duras tetas y estrujando las nalgas de mi esposa a la vez que se besaban ardientemente. Una cosa que no entiendo, es que, a mí, Roshan no me parecía para nada atractivo, pero mi esposa se veía caliente y fascinada de estar siendo penetrada por él… yo no me cogería a una mujer que me parezca fea; tal vez muchos estén en desacuerdo, pero bueno…
Maggie se vino otra vez, el sudor escurría por su espalda y su frente, y el pecho y pancita del hindú se veían brillar, cuando ella se levantó del sillón y lo ayudó a levantarse también, se despojó de la faldita y el top quedando totalmente desnuda, traía un juego de tres cadenitas de oro que yo le regalé, una en el cuello, una en la cintura y otra en el tobillo del pié, muy sexy; luego ella misma se puso en cuatro patas con el rostro hacia la ventana, pero lo pensó, sabiendo que yo estaba ahí, se dio vuelta hacia el otro lado; ahora su tremendo culo y panocha húmeda estaba casi apuntando hacia mí, cuando el hindú se acomodó detrás de ella y sujetándola por las caderas se la dejó ir de golpe, arrancándole un gritito de placer, “¡perdón!” dijo él un tanto avergonzado, “te lastimé”, ella volvió su hermoso rostro hacia él, “No” le dijo sonriendo, “es delicioso”; Yo no pude mas y eyaculé en el suelo. Roshan tenía una pierna sobre el sofá y la otra en el suelo, le daba metidas y sacadas chocando con las nalgas de mi esposa, a veces se la metía al fondo y solo se restregaba arriba y abajo sintiendo la presión vaginal de Maggie, que ya gemía a gritos sintiendo las maripositas del orgasmo, cuando el hindú le inundó las entrañas con semen caliente. Ahora sí, los dos sudaban copiosamente, tuve que pedir servicio de limpieza en mi sofá antes de volverme a sentar en él. Se acostaron los dos a la par respirando fuertemente mientras se relajaban. El video seguía en la TV, pero ellos parecían adormilados por el cansancio y el alcohol. Maggie lo dejó que se diera un baño y se despidieron con un beso apasionado mientras yo los veía escondido otra vez. Una vez solos mi esposa y yo nos dimos un baño caliente, no hubo ya sexo, pues los dos estábamos satisfechos.
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