Voy a trascribir un lindo estudio que lei por ahi y me parecio interesante que lo lean la gente en general, pero sobre todos lo que tienen la fantasia del CORNUDISMO.
El candaulismo -mencionado por Mario Vargas Llosa en El Elogio de la Madrastra- es un fenómeno social que cada vez es menos raro o bizarro. También conocido como la preferencia del cornudo feliz, ha suscitado estudios y ensayos científicos serios -y no me refiero al de psicólogos tradicionales que suelen ser todo menos científicos- que han profundizado en este peculiar comportamiento, cada vez más extendido.
Compartiendo a la Diosa
Los hombres tienen, en una enorme mayoría, una fantasía que muchos mantienen escondida hasta de sí mismos: les excita imaginar a su mujer teniendo sexo con otro hombre. Esta fantasía es mucho más común de lo que se cree, según aseguran los sexólogos.Cuando esto deja de ser una fantasía y se hace realidad, se llama candaulismo.
El candaulismo (por Candaules, rey de Lydia, que compartió la desnudez de su bella esposa con su siervo Giges) es el placer que un hombre siente cuando otros hombres admiran y desean a su esposa, a la que ama y venera como su diosa, y por ello siente la imperiosa necesidad de que otros le rindan culto, incluyendo la relación sexual en ello, lo cual le provoca una excitación erótica muy arriba de la que normalmente sentiría en circunstancias más comunes, y esta llega a extremos muy fuertes cuando la esposa acompaña al esposo en ese aspecto de su relación de pareja.
Lo que desconcierta a los psicólogos tradicionales y puritanos, es que mientras más promiscua y "puta" la esposa sea con otros hombres, mayor es la admiración por ella que su esposo experimenta.
Así, el esposo se convierte, por su propio gusto y decisión, en un cornudo feliz.
Los Cornudos Felices: Sexualidad Abierta sin Engaños
Contrariamente a lo que el vulgo pudiera creer, un cornudo feliz no es un hombre al que le toman el pelo, sino que existe un gran entendimiento entre el esposo y la esposa, disfrutando ambos de esta experiencia tan incomprensible para las mayorías.
En el caudalismo no hay engaños, porque ambos integrantes de la pareja acuerdan llevar adelante esta fantasía sexual; por otro lado el rol de voyeur como de exhibicionista puede ser intercambiado a gusto y placer de cada uno.
El caudalismo no es lo mismo que el comportamiento swinger u orgias, porque en este caso los papeles los desempeñan tanto el voyeur como la esposa exhibicionista y su macho de ocasión, a condición que éste también sea exhibicionista; al primero le gusta mirar y a los otros, mostrarse mientras copulan y ambos, tanto la esposa como el esposo, lo hacen por acuerdo mutuo.
Esta 'complicidad' entre esposos, crea lazos mucho más sólidos y fuertes que lo que se podría esperar en una relación que, suponían los tradicionalistas de siglos anteriores, debía terminar en celos incontrolabes y arranques de violencia que deberían conducir a crímenes pasionales.
Pero como dijo Shakespeare: El veneno de un hombre es el oro de otro hombre.
Estudios sobre los Cornudos Felices
Según Nancy Friday, conocida sexóloga y escritora, el caudalismo tiene raíces en lo más profundo del alma humana; dado que el ser humano aunque racional, continúa siendo un animal. En su obra fundamental, "Mi Jardín Secreto", Friday plantea la necesidad tanto en el hombre como en la mujer de abrirse a sus fantasías, siendo lo más sano dentro de una pareja el compartirlas e incluso llegar, juntos, a realizarlas, sin sentimientos de culpa, desechando las expectativas sociales que imponen una carga inmensa sobre nuestro desarrollo natural, impidiendo el reconocimiento de quienes somos realmente.
De hecho, la fantasía de la esposa compartida no es nada novedosa, data de mucho tiempo atrás. En Francia por ejemplo, era bastante común que los maridos llevasen a sus más que dispuestas mujeres a los burdeles para que tuvieran sexo con otros mientras ellos observaban.
La Guerra de Espermas
En su libro "Guerra de Espermas", Robin Baker lanza la hipótesis de que la excitación y estimulación que causa el caudalilsmo, emerge de la biología de la sexualidad así como de los efectos de la excitación sexual en el cerebro.
De acuerdo con esta teoría, cuando un macho cree que su hembra pudo haberse comportado sexualmente con otro macho, el macho de la pareja es urgido por impulsos biológicos a copular con la hembra, en un esfuerzo para competir con la esperma del otro macho. Los efectos de esta guerra de espermas están científicamente documentados.
Más aún, iniciado el sexo, el macho de la pareja empuja el pene más duro, más profundamente y por más tiempo en la hembra, esforzándose para remover la esperma del otro macho, y está biológicamente llevado a tener sexo en múltiples ocasiones. Cuando quizás sea incapaz de tener sexo más de una vez en circunstancias normales, el macho de la pareja se inclina por tener esfuerzos sexuales más repetidamente.
Mientras tanto, la esposa disfruta de una mayor estimulación, primero por los avances sexuales de otro macho y en segundo lugar por su marido "cornudo". Además de esto, la esposa goza de agudos picos neuroquímicos espontáneos, disparados por haberse sentido fisicamente deseada y estimulada por otro amante. Cuando una esposa se ve así excitada por los neuroquímicos de una relación sexual diferente, trae a casa la excitación y el entusiasmo para proyectarlos en su esposo.
¿Y los Celos?Lo arriba expuesto parece contradecir las bases hipotéticas de la psicología evolucionista acerca de los celos, las cuales se fundan en la idea de que el hombre específicamente reacciona con celos hacia la infidelidad sexual por parte de sus compañeras.
De acuerdo con esas suposiciones, lejos de sentirse sexualmente incitado, la infidelidad de la cónyuge desata extremas reacciones de ira en el esposo traicionado, al punto de llegar a cometerse crímenes de pasión por parte del hombre ante la infidelidad de la esposa.
Pero la pregunta surge de inmediato: ¿Esa ira, ese impulso violento que puede llegar hasta el crimen, es disparado por el hecho de que la esposa haya sido encontrada apetecible y atractiva por otro hombre, o son en realidad la traición, el engaño que llevó a la infidelidad y la sensación de burla el gran motor de tan fuertes reacciones en el marido engañado?
Lo históricamente y universsalmente extendido del caudalismo en todas las culturas parece desafiar estas interpretaciones, sugiriendo que existen diferentes respuestas hacia los celos, e incluso llegan a ser adaptativas, llegando a transformarse en una negociación de Hobbes, considerando la posibilidad de que en ciertos hombres, el aceptar la conducta promiscua de su esposa es visto como un mal necesario, como una manera de asegurarse de la permanencia de ella en la relación, la cual se rompería al no satisfacerse ella sexualmente con su esposo, buscando esa satisfacción en otros hombres y rompiendo el matrimonio por esa causa.
Otros investigadores, adelantan otras hipótesis de las razones sumergidas por las cuales un hombre puede desear compartir a su esposa: Admiración exagerada por la esposa acompañada por una compulsión por darle a 'probar' a otros hombres lo magnífica que ella es; la experiencia de sentirse superior a otros machos, los cuales después de ser 'usados' en la satisfacción de las fantasías de ambos cónyuges, quedan relegados como si fueran simples objetos sexuales, algo así como si fueran dildos de carne; como compensación o retribución por infidelidades cometidas por parte del varón, sean estas conocidas de la esposa o no, etc.
El Egoísmo Ausente
Una cosa sí conviene hacer notar en el candaulismo puro, que es distinguible del intercambio de esposas, tan común en la comunidad swinger: El hecho de que en una gran mayoría de los casos el varón no reclama el derecho a gozar con otra mujer, sino que pareciera bastarle el gozo de su mujer para satisfacerse él.
Es decir, con una ausencia notable de egoísmo, el varón goza cuando la esposa goza.
Y sorprendentemente, la esposa reciprociproca esta conducta tratando de proporcionarle a su esposo el mayor placer visual posible, llegando incluso a interrumpir el desempeño del amante invitado en turno para preguntarle a su marido: "¿Ves bien? ¿Así te parece mejor?"
De este modo, en una gran parte de casos de los cornudos felices, la pareja llega a lo que se conoce como un "win-win-win-situation": Una situación donde todos ganan: La esposa, el esposo y el feliz invitado.
El candaulismo -mencionado por Mario Vargas Llosa en El Elogio de la Madrastra- es un fenómeno social que cada vez es menos raro o bizarro. También conocido como la preferencia del cornudo feliz, ha suscitado estudios y ensayos científicos serios -y no me refiero al de psicólogos tradicionales que suelen ser todo menos científicos- que han profundizado en este peculiar comportamiento, cada vez más extendido.
Compartiendo a la Diosa
Los hombres tienen, en una enorme mayoría, una fantasía que muchos mantienen escondida hasta de sí mismos: les excita imaginar a su mujer teniendo sexo con otro hombre. Esta fantasía es mucho más común de lo que se cree, según aseguran los sexólogos.Cuando esto deja de ser una fantasía y se hace realidad, se llama candaulismo.
El candaulismo (por Candaules, rey de Lydia, que compartió la desnudez de su bella esposa con su siervo Giges) es el placer que un hombre siente cuando otros hombres admiran y desean a su esposa, a la que ama y venera como su diosa, y por ello siente la imperiosa necesidad de que otros le rindan culto, incluyendo la relación sexual en ello, lo cual le provoca una excitación erótica muy arriba de la que normalmente sentiría en circunstancias más comunes, y esta llega a extremos muy fuertes cuando la esposa acompaña al esposo en ese aspecto de su relación de pareja.
Lo que desconcierta a los psicólogos tradicionales y puritanos, es que mientras más promiscua y "puta" la esposa sea con otros hombres, mayor es la admiración por ella que su esposo experimenta.
Así, el esposo se convierte, por su propio gusto y decisión, en un cornudo feliz.
Los Cornudos Felices: Sexualidad Abierta sin Engaños
Contrariamente a lo que el vulgo pudiera creer, un cornudo feliz no es un hombre al que le toman el pelo, sino que existe un gran entendimiento entre el esposo y la esposa, disfrutando ambos de esta experiencia tan incomprensible para las mayorías.
En el caudalismo no hay engaños, porque ambos integrantes de la pareja acuerdan llevar adelante esta fantasía sexual; por otro lado el rol de voyeur como de exhibicionista puede ser intercambiado a gusto y placer de cada uno.
El caudalismo no es lo mismo que el comportamiento swinger u orgias, porque en este caso los papeles los desempeñan tanto el voyeur como la esposa exhibicionista y su macho de ocasión, a condición que éste también sea exhibicionista; al primero le gusta mirar y a los otros, mostrarse mientras copulan y ambos, tanto la esposa como el esposo, lo hacen por acuerdo mutuo.
Esta 'complicidad' entre esposos, crea lazos mucho más sólidos y fuertes que lo que se podría esperar en una relación que, suponían los tradicionalistas de siglos anteriores, debía terminar en celos incontrolabes y arranques de violencia que deberían conducir a crímenes pasionales.
Pero como dijo Shakespeare: El veneno de un hombre es el oro de otro hombre.
Estudios sobre los Cornudos Felices
Según Nancy Friday, conocida sexóloga y escritora, el caudalismo tiene raíces en lo más profundo del alma humana; dado que el ser humano aunque racional, continúa siendo un animal. En su obra fundamental, "Mi Jardín Secreto", Friday plantea la necesidad tanto en el hombre como en la mujer de abrirse a sus fantasías, siendo lo más sano dentro de una pareja el compartirlas e incluso llegar, juntos, a realizarlas, sin sentimientos de culpa, desechando las expectativas sociales que imponen una carga inmensa sobre nuestro desarrollo natural, impidiendo el reconocimiento de quienes somos realmente.
De hecho, la fantasía de la esposa compartida no es nada novedosa, data de mucho tiempo atrás. En Francia por ejemplo, era bastante común que los maridos llevasen a sus más que dispuestas mujeres a los burdeles para que tuvieran sexo con otros mientras ellos observaban.
La Guerra de Espermas
En su libro "Guerra de Espermas", Robin Baker lanza la hipótesis de que la excitación y estimulación que causa el caudalilsmo, emerge de la biología de la sexualidad así como de los efectos de la excitación sexual en el cerebro.
De acuerdo con esta teoría, cuando un macho cree que su hembra pudo haberse comportado sexualmente con otro macho, el macho de la pareja es urgido por impulsos biológicos a copular con la hembra, en un esfuerzo para competir con la esperma del otro macho. Los efectos de esta guerra de espermas están científicamente documentados.
Más aún, iniciado el sexo, el macho de la pareja empuja el pene más duro, más profundamente y por más tiempo en la hembra, esforzándose para remover la esperma del otro macho, y está biológicamente llevado a tener sexo en múltiples ocasiones. Cuando quizás sea incapaz de tener sexo más de una vez en circunstancias normales, el macho de la pareja se inclina por tener esfuerzos sexuales más repetidamente.
Mientras tanto, la esposa disfruta de una mayor estimulación, primero por los avances sexuales de otro macho y en segundo lugar por su marido "cornudo". Además de esto, la esposa goza de agudos picos neuroquímicos espontáneos, disparados por haberse sentido fisicamente deseada y estimulada por otro amante. Cuando una esposa se ve así excitada por los neuroquímicos de una relación sexual diferente, trae a casa la excitación y el entusiasmo para proyectarlos en su esposo.
¿Y los Celos?Lo arriba expuesto parece contradecir las bases hipotéticas de la psicología evolucionista acerca de los celos, las cuales se fundan en la idea de que el hombre específicamente reacciona con celos hacia la infidelidad sexual por parte de sus compañeras.
De acuerdo con esas suposiciones, lejos de sentirse sexualmente incitado, la infidelidad de la cónyuge desata extremas reacciones de ira en el esposo traicionado, al punto de llegar a cometerse crímenes de pasión por parte del hombre ante la infidelidad de la esposa.
Pero la pregunta surge de inmediato: ¿Esa ira, ese impulso violento que puede llegar hasta el crimen, es disparado por el hecho de que la esposa haya sido encontrada apetecible y atractiva por otro hombre, o son en realidad la traición, el engaño que llevó a la infidelidad y la sensación de burla el gran motor de tan fuertes reacciones en el marido engañado?
Lo históricamente y universsalmente extendido del caudalismo en todas las culturas parece desafiar estas interpretaciones, sugiriendo que existen diferentes respuestas hacia los celos, e incluso llegan a ser adaptativas, llegando a transformarse en una negociación de Hobbes, considerando la posibilidad de que en ciertos hombres, el aceptar la conducta promiscua de su esposa es visto como un mal necesario, como una manera de asegurarse de la permanencia de ella en la relación, la cual se rompería al no satisfacerse ella sexualmente con su esposo, buscando esa satisfacción en otros hombres y rompiendo el matrimonio por esa causa.
Otros investigadores, adelantan otras hipótesis de las razones sumergidas por las cuales un hombre puede desear compartir a su esposa: Admiración exagerada por la esposa acompañada por una compulsión por darle a 'probar' a otros hombres lo magnífica que ella es; la experiencia de sentirse superior a otros machos, los cuales después de ser 'usados' en la satisfacción de las fantasías de ambos cónyuges, quedan relegados como si fueran simples objetos sexuales, algo así como si fueran dildos de carne; como compensación o retribución por infidelidades cometidas por parte del varón, sean estas conocidas de la esposa o no, etc.
El Egoísmo Ausente
Una cosa sí conviene hacer notar en el candaulismo puro, que es distinguible del intercambio de esposas, tan común en la comunidad swinger: El hecho de que en una gran mayoría de los casos el varón no reclama el derecho a gozar con otra mujer, sino que pareciera bastarle el gozo de su mujer para satisfacerse él.
Es decir, con una ausencia notable de egoísmo, el varón goza cuando la esposa goza.
Y sorprendentemente, la esposa reciprociproca esta conducta tratando de proporcionarle a su esposo el mayor placer visual posible, llegando incluso a interrumpir el desempeño del amante invitado en turno para preguntarle a su marido: "¿Ves bien? ¿Así te parece mejor?"
De este modo, en una gran parte de casos de los cornudos felices, la pareja llega a lo que se conoce como un "win-win-win-situation": Una situación donde todos ganan: La esposa, el esposo y el feliz invitado.
4 comentarios - El cornudismo 2