Subimos con sigilo para no llamar la atención del guardia de la noche y ya en el ascensor, nuestra masacre de besos empezó.
No perdió el tiempo ella y sin llegar a su piso, mi vestido ya estaba en el suelo del ascensor, dejándome en zapatos, tanga y tetas.
Me giró y pude verme al espejo con toda mi desnudez, o semi...
Mientras veía cómo ella me besaba el cuello desde atrás, pude ver su mano subir y bajar bruscamente para hacer resonar mi cola segundos antes de llegar a su piso.
La puerta se abrió y hubo un segundo de éxtasis en dónde temía (o deseaba) que al abrirse la puerta, algún extraño me encuentre con mis zapatos nuevos, mi tanga blanca cuál hilo dental (por color y tamaño) y mis pezones duros de las provocaciones de Nadia. Ah, como si fuera poco, mi cachete derecho rojo con las marcas de sus 5 dedos.
Por desgracia o fortuna, no había nadie y Nadia me llevó hasta su puerta, me besó en el pasillo, jugó con mis pechos y abrió la puerta. Al entrar, se repitió la situación de la otra vez, como si tuviera que pagar un precio para poder caminar dentro, me frenó del pelo, se colocó atrás mío y con una mano que iba rozando desde mi cuello, tetas y vientre hasta acceder dentro de mi tanga ya mojada, empezó a pajearme suavecito. Yo sentía su respiración y algunos besos esporádicos en mi cuello.
Me tuvo con unas suaves caricias a mi conchita por un largo rato. Pasó de placentero a tortuoso. Le empecé a pedir por favor que me cole los dedos, necesitaba sentirlos, sentía cómo mi conchita seguía mojando mi entrepierna y por consecuencia también sus dedos, mi propio sexo le suplicaba que lo penetre con esos dedos que jugaban en la entrada.
Nadia ignoró todas mis súplicas, sólo tenía suerte si me correspondía los besos que atinaba a darle de a momentos para apiadarla.
Después de ese juego que hizo conmigo, mordiendome suave la oreja me dijo al oído:
- "Puta, te dejé ir y me quedé caliente. Ahora te toca a vos"
Sacó su mano de mi conchita a la cuál nunca se dignó a penetrarme ni con media falange y desvistiendose mientras caminaba y me daba un paisaje hermoso de su cola, se acomodó en el sillón y abrió las piernas. Con su mano me hizo el gesto de que vaya y sin dudas obedecí.
Pienso en ese día y les juro siento aún dolor de mandíbula. No puedo contar la cantidad de minutos o quizás hasta debería medir en horas, que me tuvo chupandole la conchita y la cantidad de acabadas que tragué ese día.
No hubo dildo, no hubo tijereta, solo fue mi lengua dándole placer a ella hasta que me dió la orden de parar. Me encantaría poder detallar más, pero serían caracteres y caracteres con sinónimos de mi lengua recorriendo su conchita. Fue una noche hermosa.
Cuando ella se cansó de eso o que realmente le dolería el cuerpo de tanto acabarse como a mí la mandíbula... Me volvió a dar un beso y nos fuimos a dormir conmigo más caliente que nunca pero feliz de haberle cumplido.
No sé qué hora era. Solo sé que era de noche. Sentí los besos de ella entre mis piernas, lo que hizo que automáticamente las abra y deje seguir sea lo que esté tramando.
Largué un gemido de placer al sentir el contacto de su lengua chocando contra mi clítoris. Sus movimientos en todas direcciones generaron el mismo efecto en mis piernas que se empezaron a mover solas de la lujuria acumulada después de esa noche de tareas orales que había tenido. Aún sentía mi mandíbula dura en cada grito de placer que dejaba escapar.
Nadia era increíble a la hora de chuparla. Y la calentura que me había provocado, me hicieron el objetivo perfecto. Terminé apenas aguantando unos escasos minutos sus lengüetazos violentos contra mi conchita.
Sabía que eso no terminaba ahí. Con ella nunca lo era.
Siguió chupando pero ahora, fue sumando más dedos a mi interior de manera gradual. Alzó mis piernas y mis rodillas quedaron pegadas a mis tetas, todo su peso estaba contra mí y su lengua parecía alcanzar profundidades que nunca había llegado otra lengua. A la par, sus dedos jugueteaban por mi conchita. Yo era enteramente agua a esas alturas. Mis gemidos eran gritos de placer y ella lo tomó como una señal para lo siguiente.
Siguió pajeandome pero su lengua bajó hasta mi cola.
Empecé a morder la almohada y apretar fuerte las sábanas mientras el placer me recorría todo el cuerpo. Mientras su lengua se seguía apoderando de nuevos lugares.
Ahora de su cajón si apareció la figura de un juguete. Era un dildo enorme negro. Hasta entonces nunca había visto algo así ni de plástico, ni de carne.
Temí por mi conchita al verlo, sin embargo, Nadia se había encargado de lubricarme de manera increíble.
Ilusa yo, ése dildo negro a los pocos segundos pude sentirlo empujando en mi cola para entrar.
Sentía el acompañamiento de un gel cálido que iba ayudando ese lento proceso. Mientras 3 dedos jugaban en mi conchita de manera furiosa, un juguete negro gigante se hacía paso por mi cola.
Mi culo fue tragando cada centímetro del juguete de Nadia. Ella nunca se detuvo a pesar de mis jadeos e intentos de buscar aire.
Cuando reaccioné, ella estaba penetrandome por la cola con la misma violencia que lo hacían sus dedos.
Intenté balbucear algunas palabras, poco sentido tenía porque solamente podía sentir la garganta seca y gritar de placer.
Me acabé por primera vez squirteando en mi vida. Me acuerdo que por la pose que tenía, gran parte de esa acabada fue a parar a mí misma y otro poco a las tetas de Nadia.
Le pedí por favor que no pare. Nunca me había sentido así en mi vida. Por suerte ella estaba alineada en mis intereses y siguió jugando con mi cola, solo que esta vez, me giró y me puso acostada con la cola mirando para arriba. Ahí se dedicó a taladrarme la cola con su juguete negro gigante. Mordía la almohada y gritaba...
"Si si si si si si"
Me reventó la colita.
Volví a acabarme y me dormí o me desmayé, al día de hoy no lo sé.
Solo les puedo decir que ese lunes llegué a casa, con un dolor de mandíbula increíble y sin poder sentarme prácticamente. Sentía la cola hecha un fuego.
Para peor, me había olvidado que esa noche era el cumpleaños de Vale e iba a su casa con Fede y sus amigos... Sin dudas necesitaba una siesta.
Me acuerdo que dormí toda la tarde, por suerte al otro día era feriado así que a pesar de ser martes, no iba a haber problema con la juntada.
Finalmente, fuimos a la casa de los papás de Vale, una casa enorme en Olivos. Fede me llevó y el ambiente entre nosotros fue raro. Él notaba que me pasaba algo y yo no podía disimularlo sinceramente. Lo adoraba, pero en mi cabeza sólo podía pensar en Nadia. Apenas nos escribíamos, pero todo el día miraba el teléfono esperando recibir un mensaje de ella.
Ya en la casa, había un montón de gente... Algunos que ya nombré... Su novio, Facu, Lau, Mauri, etc... Y Ezequiel!
No, su novio ya lo dije. Ezequiel.
Para quién no recuerde, mi primera noche en Buenos Aires, terminé involucrada en un trío por despecho de Vale con su compañero de trabajo, quién tenía el mismo nombre que su novio.
Tremenda fuera mi sorpresa al verlo. Necesitaba urgentemente encontrar un momento para hablar a solas con Vale y preguntar qué hacía ahí él ahí.
Por cierto, esa noche fui con un mono de jean tipo jardinero con un top rojo abajo. Mi intención era ir tranqui, pero cuando me ví al espejo del ascensor noté que el no haberme puesto corpiño daba una imagen muy porno pero ya era tarde para cambiarme.
Así fue que sentí durante largo rato de la noche las miradas de ambos Ezequieles. No era casualidad, ambos conocían mis tetas o tenían recuerdo de ellas.
Fede gran parte de la noche estuvo jugando con una mesa de ping pong que había por lo que yo me dediqué a tomar para calmar los nervios que sentía con toda la situación.
En un momento ví que Vale se iba al baño y salí corriendo atrás de ella. Necesitaba explicaciones o me iba a morir de un pico de estrés.
Entré y algo perdida por el tamaño de la casa, fui recorriendo algunos pasillos que fui encontrando.
Ya casi resignada con mi fallida búsqueda, estoy por volver y escucho unos ruidos extraños. Me asomo y veo a Ezequiel, el compañero de trabajo de Vale, con la misma de rodillas a él chupándole la pija en una habitación que apenas entraba la luz de la fiesta que se daba afuera.
No podía creerlo, si ella me había dicho que ya no y que estaba súper angustiada!
En ese momento sentí el deseo de irme, me sentía algo decepcionada con ella. Pero por otro lado, no podía ver la hipnótica hermosura de Vale y cómo se tragaba esa verga con tanto deseo.
La cara de Ezequiel era de satisfacción total. No sé si por lo bueno del pete o el morbo de saber que la cumpleañera, con su novio en la fiesta, se estaba atorando con su pedazo de carne.
Vale parecía estar dándole el regalo de cumpleaños a él. O quizás, ese era su regalo. Lo único que sé es que ya llevaba bastante tiempo ahí parada en ese pasillo oscuro mirando la escena y mi tanguita me lo hacía notar. Sentí cómo la humedad se hizo presente y una ola de calor recorría mi cuerpo.
No sé qué me llevó a eso, pero me ví en la necesidad de tocarme. Desabroché un poco mi pantalón, lo suficiente para poder dejar entrar mi mano y poder darme un poco de placer que acompañe a la escena que estaba viendo.
Intentaba hacerlo suave, para no dejarme llevar, pero los ahogos de Vale y los ruidos de saliva que podía escuchar, me estaban llevando a perder todo cuidado.
Sentí que no podía más. Decidí salir de ahí antes de que me atrapen y buscar a Fede. Necesitaba urgentemente seguir los pasos de mi amiga.
Lo encontré donde lo había dejado, al lado de la mesa de ping pong.
Ezequiel, su primo y novio de mi amiga que estaba peteando a su compañero de trabajo a metros de ahí, me ofreció jugar. Rechacé la invitación del pobre chico y me acerqué a Fede, mordí su oreja y le pedí de ir a comprar hielo.
Entendió todo y a los pocos minutos estábamos en su auto, yo con las tetas afuera dándole un pete como el de mi amiga a su amante del trabajo.
Estaba caliente sin poder sacarme la escena que había visto. Solo pensaba en la boquita de Vale tragando esa pija que habíamos compartido tiempo atrás.
Fede resistió lo que pudo a mis intensas succiones, empezó a acabar y apuntó todo sobre mis tetas que gustosas recibieron su leche.
Con una mirada de alivio por la sensación de estar bien entre nosotros y el placer de haberme llenado las tetas de leche, me pidió que me ponga en 4 en el asiento de atrás. Eso mismo hice después de haberme sacado todo. Le dí una vista de mi cola privilegiada y dejé que su verga entre en mi conchita sin ningún problema.
En esa calle oscura a pocas cuadras del evento, él me bombeó con su pija mientras jadeaba y se agarraba fuerte de mi pelo y cintura.
Mis tetas rebotaban con cada embestida que me daba y juntos nos volvimos a acabar. Llena de su leche tanto en mi conchita y tetas, me limpié como pude y volvimos a esa fiesta...
No podía dejar de mirar a Vale y tener flashbacks de lo que había visto. La veía abrazar a su novio con las mismas manos que antes estaba agarrada a la pija del otro. Ni hablar de los besos, esos labios que tanto placer le estaban generando a su amante.
Yo si bien volvía de coger, de hecho aún algunos restos secos ocultos entre mi ropa de la leche de Fede afirmaban eso, estaba muy pero muy caliente con todo. No podía controlarme.
Vi a Vale nuevamente encarar para el interior de la casa y la seguí otra vez. Esta vez, si iba al baño ella.
- "Vale hermosa! Vení que hablamos un segundo" mientras de la mano la metía conmigo en el baño.
- "Ay cuánto misterio! Jajajaja"
- "Necesito ya que me cuentes qué hace el otro Ezequiel acá!!"
- "Es que es compañero de trabajo mío, ya sabés" poniéndome una sonrisa como dándome a entender la obviedad...
- "Jajaja si pero te lo cogiste y conmigo!! Aparte también está tu novio!"
- "Y qué bien la pasamos, no?"
Lo siguiente fue una Vale muy borracha que se me tiró a darme un beso bastante apasionado. Realmente si vieran a Vale sabrían que es difícil decirle que no a esa carita y más si estuvieran igual de calientes que yo en ese momento.
- "Uff no me hagas esto Vale por dios, te ví con Eze hoy chupandosela y sigo caliente"
- "Ahhhhh por eso tantas preguntas, ahora entiendo. Si, te juro que no me lo estaba cogiendo ni nada hasta hoy. Me dió la fantasía mal de hacer eso en la fiesta y te juro fue increíble"
- "Pero llegaron a coger??" completamente sorprendida estaba
- "Nooo boluda, sólo lo petee, pero amaría cogerlo no te voy a mentir"
Me volvió a dar otro beso, casi se notaba que ella estaba descargando la calentura con su amante usando mis labios. Yo ocupé felizmente ese rol por unos segundos.
- "No no, basta Vale que me sigo calentando, sos hermosa"
Casi huyendo salí de ese baño y dispuesta a ir directo a buscar a Fede, apenas salí me cruzo con Ezequiel. Que para ser honesta, también calificaba como mi amante en lo más estricto de la palabra.
- "Ey no saludas vos?"
- "Hola Eze!!" Dándole un beso pero con poco entusiasmo de mi parte. Gran parte eran los nervios de la situación.
- "Así me gusta más, te estaba mirando hoy, qué buena que estás boluda" mientras me miraba de arriba a abajo sin descaro alguno
- "Gracias! Qué tal la estás pasando?"
- "Bien, Vale es tremenda anfitriona" supongo quiso hacerse el gracioso asumiendo que yo no sabía nada, porque tenía dibujada una sonrisa pícara bastante molesta.
- "Si es lo más, bueno te dejo que voy a buscar a mi chico"
Cuando intento avanzar, me agarra de la mano.
- "Escuchame, si tenés ganas los dos nos podemos ir de acá que estoy con el auto eh"
- "No Eze, no te confundas"
A los pocos pasos me encontré con Fede. Me dí cuenta que tenía muchas cosas que no le había contado. Él era divino conmigo y yo no estaba siendo justa. Incluso se me había pasado todo morbo que tenía por el reemplazo de una sensación de culpa que me atacaba.
Juro que pensé en la idea de decirle de dejar de vernos, pero sabía que en 2 días me volvía a mi ciudad por las vacaciones y ese tiempo podía venirnos bien.
La noche terminó y yo me quedé dormida en el auto, terminando de rematar una noche que había pasado por altos y bajos tremendos y sentí que merecía ser contada.
No perdió el tiempo ella y sin llegar a su piso, mi vestido ya estaba en el suelo del ascensor, dejándome en zapatos, tanga y tetas.
Me giró y pude verme al espejo con toda mi desnudez, o semi...
Mientras veía cómo ella me besaba el cuello desde atrás, pude ver su mano subir y bajar bruscamente para hacer resonar mi cola segundos antes de llegar a su piso.
La puerta se abrió y hubo un segundo de éxtasis en dónde temía (o deseaba) que al abrirse la puerta, algún extraño me encuentre con mis zapatos nuevos, mi tanga blanca cuál hilo dental (por color y tamaño) y mis pezones duros de las provocaciones de Nadia. Ah, como si fuera poco, mi cachete derecho rojo con las marcas de sus 5 dedos.
Por desgracia o fortuna, no había nadie y Nadia me llevó hasta su puerta, me besó en el pasillo, jugó con mis pechos y abrió la puerta. Al entrar, se repitió la situación de la otra vez, como si tuviera que pagar un precio para poder caminar dentro, me frenó del pelo, se colocó atrás mío y con una mano que iba rozando desde mi cuello, tetas y vientre hasta acceder dentro de mi tanga ya mojada, empezó a pajearme suavecito. Yo sentía su respiración y algunos besos esporádicos en mi cuello.
Me tuvo con unas suaves caricias a mi conchita por un largo rato. Pasó de placentero a tortuoso. Le empecé a pedir por favor que me cole los dedos, necesitaba sentirlos, sentía cómo mi conchita seguía mojando mi entrepierna y por consecuencia también sus dedos, mi propio sexo le suplicaba que lo penetre con esos dedos que jugaban en la entrada.
Nadia ignoró todas mis súplicas, sólo tenía suerte si me correspondía los besos que atinaba a darle de a momentos para apiadarla.
Después de ese juego que hizo conmigo, mordiendome suave la oreja me dijo al oído:
- "Puta, te dejé ir y me quedé caliente. Ahora te toca a vos"
Sacó su mano de mi conchita a la cuál nunca se dignó a penetrarme ni con media falange y desvistiendose mientras caminaba y me daba un paisaje hermoso de su cola, se acomodó en el sillón y abrió las piernas. Con su mano me hizo el gesto de que vaya y sin dudas obedecí.
Pienso en ese día y les juro siento aún dolor de mandíbula. No puedo contar la cantidad de minutos o quizás hasta debería medir en horas, que me tuvo chupandole la conchita y la cantidad de acabadas que tragué ese día.
No hubo dildo, no hubo tijereta, solo fue mi lengua dándole placer a ella hasta que me dió la orden de parar. Me encantaría poder detallar más, pero serían caracteres y caracteres con sinónimos de mi lengua recorriendo su conchita. Fue una noche hermosa.
Cuando ella se cansó de eso o que realmente le dolería el cuerpo de tanto acabarse como a mí la mandíbula... Me volvió a dar un beso y nos fuimos a dormir conmigo más caliente que nunca pero feliz de haberle cumplido.
No sé qué hora era. Solo sé que era de noche. Sentí los besos de ella entre mis piernas, lo que hizo que automáticamente las abra y deje seguir sea lo que esté tramando.
Largué un gemido de placer al sentir el contacto de su lengua chocando contra mi clítoris. Sus movimientos en todas direcciones generaron el mismo efecto en mis piernas que se empezaron a mover solas de la lujuria acumulada después de esa noche de tareas orales que había tenido. Aún sentía mi mandíbula dura en cada grito de placer que dejaba escapar.
Nadia era increíble a la hora de chuparla. Y la calentura que me había provocado, me hicieron el objetivo perfecto. Terminé apenas aguantando unos escasos minutos sus lengüetazos violentos contra mi conchita.
Sabía que eso no terminaba ahí. Con ella nunca lo era.
Siguió chupando pero ahora, fue sumando más dedos a mi interior de manera gradual. Alzó mis piernas y mis rodillas quedaron pegadas a mis tetas, todo su peso estaba contra mí y su lengua parecía alcanzar profundidades que nunca había llegado otra lengua. A la par, sus dedos jugueteaban por mi conchita. Yo era enteramente agua a esas alturas. Mis gemidos eran gritos de placer y ella lo tomó como una señal para lo siguiente.
Siguió pajeandome pero su lengua bajó hasta mi cola.
Empecé a morder la almohada y apretar fuerte las sábanas mientras el placer me recorría todo el cuerpo. Mientras su lengua se seguía apoderando de nuevos lugares.
Ahora de su cajón si apareció la figura de un juguete. Era un dildo enorme negro. Hasta entonces nunca había visto algo así ni de plástico, ni de carne.
Temí por mi conchita al verlo, sin embargo, Nadia se había encargado de lubricarme de manera increíble.
Ilusa yo, ése dildo negro a los pocos segundos pude sentirlo empujando en mi cola para entrar.
Sentía el acompañamiento de un gel cálido que iba ayudando ese lento proceso. Mientras 3 dedos jugaban en mi conchita de manera furiosa, un juguete negro gigante se hacía paso por mi cola.
Mi culo fue tragando cada centímetro del juguete de Nadia. Ella nunca se detuvo a pesar de mis jadeos e intentos de buscar aire.
Cuando reaccioné, ella estaba penetrandome por la cola con la misma violencia que lo hacían sus dedos.
Intenté balbucear algunas palabras, poco sentido tenía porque solamente podía sentir la garganta seca y gritar de placer.
Me acabé por primera vez squirteando en mi vida. Me acuerdo que por la pose que tenía, gran parte de esa acabada fue a parar a mí misma y otro poco a las tetas de Nadia.
Le pedí por favor que no pare. Nunca me había sentido así en mi vida. Por suerte ella estaba alineada en mis intereses y siguió jugando con mi cola, solo que esta vez, me giró y me puso acostada con la cola mirando para arriba. Ahí se dedicó a taladrarme la cola con su juguete negro gigante. Mordía la almohada y gritaba...
"Si si si si si si"
Me reventó la colita.
Volví a acabarme y me dormí o me desmayé, al día de hoy no lo sé.
Solo les puedo decir que ese lunes llegué a casa, con un dolor de mandíbula increíble y sin poder sentarme prácticamente. Sentía la cola hecha un fuego.
Para peor, me había olvidado que esa noche era el cumpleaños de Vale e iba a su casa con Fede y sus amigos... Sin dudas necesitaba una siesta.
Me acuerdo que dormí toda la tarde, por suerte al otro día era feriado así que a pesar de ser martes, no iba a haber problema con la juntada.
Finalmente, fuimos a la casa de los papás de Vale, una casa enorme en Olivos. Fede me llevó y el ambiente entre nosotros fue raro. Él notaba que me pasaba algo y yo no podía disimularlo sinceramente. Lo adoraba, pero en mi cabeza sólo podía pensar en Nadia. Apenas nos escribíamos, pero todo el día miraba el teléfono esperando recibir un mensaje de ella.
Ya en la casa, había un montón de gente... Algunos que ya nombré... Su novio, Facu, Lau, Mauri, etc... Y Ezequiel!
No, su novio ya lo dije. Ezequiel.
Para quién no recuerde, mi primera noche en Buenos Aires, terminé involucrada en un trío por despecho de Vale con su compañero de trabajo, quién tenía el mismo nombre que su novio.
Tremenda fuera mi sorpresa al verlo. Necesitaba urgentemente encontrar un momento para hablar a solas con Vale y preguntar qué hacía ahí él ahí.
Por cierto, esa noche fui con un mono de jean tipo jardinero con un top rojo abajo. Mi intención era ir tranqui, pero cuando me ví al espejo del ascensor noté que el no haberme puesto corpiño daba una imagen muy porno pero ya era tarde para cambiarme.
Así fue que sentí durante largo rato de la noche las miradas de ambos Ezequieles. No era casualidad, ambos conocían mis tetas o tenían recuerdo de ellas.
Fede gran parte de la noche estuvo jugando con una mesa de ping pong que había por lo que yo me dediqué a tomar para calmar los nervios que sentía con toda la situación.
En un momento ví que Vale se iba al baño y salí corriendo atrás de ella. Necesitaba explicaciones o me iba a morir de un pico de estrés.
Entré y algo perdida por el tamaño de la casa, fui recorriendo algunos pasillos que fui encontrando.
Ya casi resignada con mi fallida búsqueda, estoy por volver y escucho unos ruidos extraños. Me asomo y veo a Ezequiel, el compañero de trabajo de Vale, con la misma de rodillas a él chupándole la pija en una habitación que apenas entraba la luz de la fiesta que se daba afuera.
No podía creerlo, si ella me había dicho que ya no y que estaba súper angustiada!
En ese momento sentí el deseo de irme, me sentía algo decepcionada con ella. Pero por otro lado, no podía ver la hipnótica hermosura de Vale y cómo se tragaba esa verga con tanto deseo.
La cara de Ezequiel era de satisfacción total. No sé si por lo bueno del pete o el morbo de saber que la cumpleañera, con su novio en la fiesta, se estaba atorando con su pedazo de carne.
Vale parecía estar dándole el regalo de cumpleaños a él. O quizás, ese era su regalo. Lo único que sé es que ya llevaba bastante tiempo ahí parada en ese pasillo oscuro mirando la escena y mi tanguita me lo hacía notar. Sentí cómo la humedad se hizo presente y una ola de calor recorría mi cuerpo.
No sé qué me llevó a eso, pero me ví en la necesidad de tocarme. Desabroché un poco mi pantalón, lo suficiente para poder dejar entrar mi mano y poder darme un poco de placer que acompañe a la escena que estaba viendo.
Intentaba hacerlo suave, para no dejarme llevar, pero los ahogos de Vale y los ruidos de saliva que podía escuchar, me estaban llevando a perder todo cuidado.
Sentí que no podía más. Decidí salir de ahí antes de que me atrapen y buscar a Fede. Necesitaba urgentemente seguir los pasos de mi amiga.
Lo encontré donde lo había dejado, al lado de la mesa de ping pong.
Ezequiel, su primo y novio de mi amiga que estaba peteando a su compañero de trabajo a metros de ahí, me ofreció jugar. Rechacé la invitación del pobre chico y me acerqué a Fede, mordí su oreja y le pedí de ir a comprar hielo.
Entendió todo y a los pocos minutos estábamos en su auto, yo con las tetas afuera dándole un pete como el de mi amiga a su amante del trabajo.
Estaba caliente sin poder sacarme la escena que había visto. Solo pensaba en la boquita de Vale tragando esa pija que habíamos compartido tiempo atrás.
Fede resistió lo que pudo a mis intensas succiones, empezó a acabar y apuntó todo sobre mis tetas que gustosas recibieron su leche.
Con una mirada de alivio por la sensación de estar bien entre nosotros y el placer de haberme llenado las tetas de leche, me pidió que me ponga en 4 en el asiento de atrás. Eso mismo hice después de haberme sacado todo. Le dí una vista de mi cola privilegiada y dejé que su verga entre en mi conchita sin ningún problema.
En esa calle oscura a pocas cuadras del evento, él me bombeó con su pija mientras jadeaba y se agarraba fuerte de mi pelo y cintura.
Mis tetas rebotaban con cada embestida que me daba y juntos nos volvimos a acabar. Llena de su leche tanto en mi conchita y tetas, me limpié como pude y volvimos a esa fiesta...
No podía dejar de mirar a Vale y tener flashbacks de lo que había visto. La veía abrazar a su novio con las mismas manos que antes estaba agarrada a la pija del otro. Ni hablar de los besos, esos labios que tanto placer le estaban generando a su amante.
Yo si bien volvía de coger, de hecho aún algunos restos secos ocultos entre mi ropa de la leche de Fede afirmaban eso, estaba muy pero muy caliente con todo. No podía controlarme.
Vi a Vale nuevamente encarar para el interior de la casa y la seguí otra vez. Esta vez, si iba al baño ella.
- "Vale hermosa! Vení que hablamos un segundo" mientras de la mano la metía conmigo en el baño.
- "Ay cuánto misterio! Jajajaja"
- "Necesito ya que me cuentes qué hace el otro Ezequiel acá!!"
- "Es que es compañero de trabajo mío, ya sabés" poniéndome una sonrisa como dándome a entender la obviedad...
- "Jajaja si pero te lo cogiste y conmigo!! Aparte también está tu novio!"
- "Y qué bien la pasamos, no?"
Lo siguiente fue una Vale muy borracha que se me tiró a darme un beso bastante apasionado. Realmente si vieran a Vale sabrían que es difícil decirle que no a esa carita y más si estuvieran igual de calientes que yo en ese momento.
- "Uff no me hagas esto Vale por dios, te ví con Eze hoy chupandosela y sigo caliente"
- "Ahhhhh por eso tantas preguntas, ahora entiendo. Si, te juro que no me lo estaba cogiendo ni nada hasta hoy. Me dió la fantasía mal de hacer eso en la fiesta y te juro fue increíble"
- "Pero llegaron a coger??" completamente sorprendida estaba
- "Nooo boluda, sólo lo petee, pero amaría cogerlo no te voy a mentir"
Me volvió a dar otro beso, casi se notaba que ella estaba descargando la calentura con su amante usando mis labios. Yo ocupé felizmente ese rol por unos segundos.
- "No no, basta Vale que me sigo calentando, sos hermosa"
Casi huyendo salí de ese baño y dispuesta a ir directo a buscar a Fede, apenas salí me cruzo con Ezequiel. Que para ser honesta, también calificaba como mi amante en lo más estricto de la palabra.
- "Ey no saludas vos?"
- "Hola Eze!!" Dándole un beso pero con poco entusiasmo de mi parte. Gran parte eran los nervios de la situación.
- "Así me gusta más, te estaba mirando hoy, qué buena que estás boluda" mientras me miraba de arriba a abajo sin descaro alguno
- "Gracias! Qué tal la estás pasando?"
- "Bien, Vale es tremenda anfitriona" supongo quiso hacerse el gracioso asumiendo que yo no sabía nada, porque tenía dibujada una sonrisa pícara bastante molesta.
- "Si es lo más, bueno te dejo que voy a buscar a mi chico"
Cuando intento avanzar, me agarra de la mano.
- "Escuchame, si tenés ganas los dos nos podemos ir de acá que estoy con el auto eh"
- "No Eze, no te confundas"
A los pocos pasos me encontré con Fede. Me dí cuenta que tenía muchas cosas que no le había contado. Él era divino conmigo y yo no estaba siendo justa. Incluso se me había pasado todo morbo que tenía por el reemplazo de una sensación de culpa que me atacaba.
Juro que pensé en la idea de decirle de dejar de vernos, pero sabía que en 2 días me volvía a mi ciudad por las vacaciones y ese tiempo podía venirnos bien.
La noche terminó y yo me quedé dormida en el auto, terminando de rematar una noche que había pasado por altos y bajos tremendos y sentí que merecía ser contada.
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