Tras lo último que me pasó con mi madre, decidí no arriesgarme a que ella se enfadara conmigo y en vez de utilizar las bragas limpias que se iba a poner para masturbarme, utilizaba las bragas que se quitaba, olían a su coño, era un olor fuerte, pero dulce a la vez, la cogía del cesto de la ropa sucia inmediatamente después de que ella la echase para acto seguido ducharse. Unas veces me corría mientras las olía.
Otras veces lamía la parte del forro que estuvo pegada a su coño, mientras eyaculaba imaginaba que estaba metiendo mi lengua dentro de su vagina.
Otras veces y para mí, la forma preferida de correrme era poner las bragas en mi almohada y rozarme con ellas hasta correrme, mientras lo hacía me imaginaba que me la estaba follando. Una de las veces que estaba haciendo esto último perdí la noción del tiempo, pensaba que estaba solo en la casa, gran error.
Mi madre había vuelto de la compra sin que yo me diese cuenta, entró a mi cuarto y se quedó perpleja al ver tremenda estampa, su hijo estaba con los pantalones bajados mientras frotaba su pollita contra una almohada que llevaba puesta sus bragas, ella no dijo nada solo se quedó mirándome asombrada, yo también me asusté y paré el trabajito que estaba haciendo, me puse de pie para explicarle, pero no me dio tiempo a decir una sola palabra, pues de mi polla comenzó a brotar el semen, la leche cayó al suelo.
Pasaron unos segundos de silencio hasta que mi madre reaccionó y me dijo:
-- Hay que ver cómo has puesto el suelo.
-- Mamá, lo siento es que yo... (no sabía qué explicación darle)
-- Pero cariño mío no te dije el otro día que me tenías a mí para lo que necesitases.
-- Ya mamá, pero hay cosas que un hijo no le pide a su madre. (Dije agachando la cabeza)
-- Parece mentira que no confíes en tu madre, eres lo que más quiero y por ti haría cualquier cosa, cualquier cosa. Voy a limpiar esto que has liado, mientras yo lo hago ve a ducharte y limpia bien tu amiguito je, je, je
Yo me sonrojé, no sabía qué decirle, así que solo sonreí y me fui a lavar, al pasar por su lado me dijo...
-- Espera un momento
-- ¿Mamá qué pasa? (Le pregunté)
-- Tu amiguito está goteando y esta mañana he fregado el piso.
Acto seguido, con una mano cogió mi pene y lo sacudió varias veces, mientras que con la otra mano recogió las gotas que cayeron.
-- Ea ya no vas a manchar nada, ve dúchate que ya mismo vamos a cenar.
Mientras cenábamos yo estaba con la cabeza gacha, no me atrevía a mirar a la cara a mi madre, terminamos de cenar, recogí la mesa, me lavé de los dientes y me acosté.
Durante unos días no volví a masturbarme, pues temía que mi madre me pillase. Hasta que una tarde no me pude aguantar más, fui al cesto de la ropa sucia, busqué en el fondo una braga de mi madre, cogí una roja que eran la más suave, se la puse a mi almohada y empecé a hacer como si me las follase, cerré los ojos para así imaginarme mejor que me estaba follando a mamá.
Estaba tan metido en mi fantasía que no me di cuenta de qué... Abrí los ojos y en la puerta estaba ella, con los brazos cruzados y en la cara se le notaba que estaba molesta.
-- ¡¡No te dije que si necesitabas ayuda me la pidieras!! (me dijo molesta)
-- Ya mamá pero... (no sabía qué decir)
Ella se echó las manos a la cara y con las lágrimas saltadas me dijo.
-- Soy tu madre, te llevé nueve meses en mi vientre, saliste de mí, eres lo que más quiero en este mundo, nunca voy a permitir que nada ni nadie te haga daño, te quiero más que a mi vida, por favor confía en mí.
-- Es que...
-- Es que nada, te quiero con locura, estoy aquí para lo que necesites. Se acercó a la cama y miró lo que estaba haciendo.
-- Veo que te gusta llegar al orgasmo frotando tu pene con mi braguita más suave.
Yo solo asentí con la cabeza.
-- Pero, hijo mío, tienes que tener cuidado de no hacerte una rozadura o lastimarte con la costura de la almohada.
Tras decir eso se quedó pensativa, me separó de la almohada, cogió su braga y salió de mi cuarto. Yo no sabía que pasaba ni imaginaba lo que iba a pasar, mi madre me llamo para que fuese a su dormitorio, cuando entré vi que tenia puesto su albornoz.
Me dijo pasase y que cerrase los ojos y que no la abriese hasta que ella me dijera, que tenía una sorpresa para mí. Claro está que le hice caso.
Pasaron unos segundos, pero a mí se me hicieron un mundo, pero por fin me dijo que ya podía abrir los ojos, y lo que vi me dejó pasmado, pero muy cachondo a la vez, mi madre se había quitado el albornoz, estaba de pie frente mia, y lo único que llevaba puesto eran las bragas rojas, con las que me estaba masturbando.
Me sonrió, se dio la vuelta y se puso de rodillas sobre su cama...
-- Venga cariño mío, sigue haciendo lo que estabas haciendo. (Mientras movía su culo de un lado a otro)
No dije ni hice nada, solo me quedé mirándola.
--Vamos cariño mío, ¿a qué esperas?
--Es que me da vergüenza, eres mi madre.
-- Por eso mismo, tranquilo hijo mío, estoy de espaldas, imagina que yo soy la almohada, haz conmigo lo que quieras.
Estaba nervioso, pero más cachondo, aun así que me subí en la cama, les separé las piernas, coloque bien la braga, a lo que aproveché para mirar su coño de cerca. Luego, coloqué mi pene sobre su trasero y empecé a rozarme, la segunda vez que la embestí la braga se le metió, quedando mi polla abrazada por los cachetes de su culo, continúe mis movimientos y lo siguiente que pasó me calentó mucho más, mi madre levantó su culo para favorecer mis embestidas, yo estaba en el cielo, pero no me atrevía a poner las manos sobre mi madre, en una de esas vestidas me caí sobre ella y le hice daño.
-- Cariño mío, ¿te parece si me doy la vuelta y me pongo boca arriba?
-- Mamá, es que me da vergüenza que me mires.
-- Bueno cierro los ojos.
-- Mamá es que no puedo.
-- Mmm mira, vamos a hacer una cosa, me tapo la cara con las sábanas, así te sigues imaginando que soy la almohada.
Se puso boca arriba, tapó su cara con la sábana. La imagen que tenía delante de mí era impresionante, mi madre estaba con las piernas abiertas sin sujetador, con sus dos tremendas tetas al aire, sus pezones oscuros apuntando al techo, con las bragas puestas se le notaba que tenía un pubis gordo y mullido. Me puse otra vez entre sus piernas y comencé otra vez a rozar mi polla sobre su braga, en esos momentos no sabía hacia dónde mirar si a sus tetas que se mecían delante atrás o mirar cómo mi polla se hundía en su pubis.
Estaba cachondísimo.
-- Venga hijo, echa tu leche sobre las bragas de mamá que están puestas en tu "almohada" (me dijo entre una especie de jadeos que hacía). Te da vergüenza mirarme a los ojos, pero seguro que no paras de mirar mis tetas como rebotan, venga córrete ya, luego le daré la vuelta a la braga para así sentir la leche calentita de mi niño pegado a mi coño, vamos cariño mío hazle ese favor a mami.
Estaba en el cielo, y no quería correrme para qué durará más este placer, pues no sabía si se iba a volver a repetir.
--Vamos mi niño, te voy a ayudar para que te corras y le puedas dar a tu mami una buena ración de leche espesa y calentita.
Mi madre me agarró el pene y comenzó a masturbarme mientras apretaba la punta de mi pene contra su monte de venus, acto seguido mi pene se puso aún más duro si cabe.
--Uy hijo, ¡te gusta que tu mama te diga cosas guarras mientras te menea la polla! Vamos, no seas malo y baña mi braga con tu leche, que me muero por sentir como la mojas y me llega el calor y la humedad a mi coño.
Tras escuchar eso no aguante más y me corrí, vertiendo una gran cantidad de semen sobre las bragas. Me levanté de la cama y mi madre sacó la cabeza de debajo de las sábanas, se puso de pie y se miró en el espejo.
-- Ay Dios hijo mío, cómo me has puesto, y como lo prometido es deuda mira.
Se quitó la braga, le dio la vuelta y se las puso otra vez, dejando mi semen espeso pegadito a su pubis, claramente la braga roja se notaba que estaban mojadas. Me miró y me sonrío, se acercó, me dio un beso en la frente y me dijo
-- Esta noche no me voy a duchar, voy a dormir con esta braga y mañana las llevaré puestas todo el día hasta que por la noche que me duche. Me volvió a dar otro beso en la frente y salió de mi cuarto cerrando la puerta.
CONTINUARA....
Estas fotos son de mi madre, las hicimos recreando lo que nos pasó y cuento en este relato. NO quiero explicar más, porque voy a seguir escribiendo mi vida con ella.
Me gustaría que me dejarais escrito en la sección de comentarios que os ha parecido el relato, si debo de seguir contando mi historia.
Y si también dejáis un comentario sobre las fotos, es la primera vez que subimos fotos de ella y mías y mi madre se pone a mil cuando lee como "utilizáis" sus fotos.
Un saludo y GRACIAS.
r
Otras veces lamía la parte del forro que estuvo pegada a su coño, mientras eyaculaba imaginaba que estaba metiendo mi lengua dentro de su vagina.
Otras veces y para mí, la forma preferida de correrme era poner las bragas en mi almohada y rozarme con ellas hasta correrme, mientras lo hacía me imaginaba que me la estaba follando. Una de las veces que estaba haciendo esto último perdí la noción del tiempo, pensaba que estaba solo en la casa, gran error.
Mi madre había vuelto de la compra sin que yo me diese cuenta, entró a mi cuarto y se quedó perpleja al ver tremenda estampa, su hijo estaba con los pantalones bajados mientras frotaba su pollita contra una almohada que llevaba puesta sus bragas, ella no dijo nada solo se quedó mirándome asombrada, yo también me asusté y paré el trabajito que estaba haciendo, me puse de pie para explicarle, pero no me dio tiempo a decir una sola palabra, pues de mi polla comenzó a brotar el semen, la leche cayó al suelo.
Pasaron unos segundos de silencio hasta que mi madre reaccionó y me dijo:
-- Hay que ver cómo has puesto el suelo.
-- Mamá, lo siento es que yo... (no sabía qué explicación darle)
-- Pero cariño mío no te dije el otro día que me tenías a mí para lo que necesitases.
-- Ya mamá, pero hay cosas que un hijo no le pide a su madre. (Dije agachando la cabeza)
-- Parece mentira que no confíes en tu madre, eres lo que más quiero y por ti haría cualquier cosa, cualquier cosa. Voy a limpiar esto que has liado, mientras yo lo hago ve a ducharte y limpia bien tu amiguito je, je, je
Yo me sonrojé, no sabía qué decirle, así que solo sonreí y me fui a lavar, al pasar por su lado me dijo...
-- Espera un momento
-- ¿Mamá qué pasa? (Le pregunté)
-- Tu amiguito está goteando y esta mañana he fregado el piso.
Acto seguido, con una mano cogió mi pene y lo sacudió varias veces, mientras que con la otra mano recogió las gotas que cayeron.
-- Ea ya no vas a manchar nada, ve dúchate que ya mismo vamos a cenar.
Mientras cenábamos yo estaba con la cabeza gacha, no me atrevía a mirar a la cara a mi madre, terminamos de cenar, recogí la mesa, me lavé de los dientes y me acosté.
Durante unos días no volví a masturbarme, pues temía que mi madre me pillase. Hasta que una tarde no me pude aguantar más, fui al cesto de la ropa sucia, busqué en el fondo una braga de mi madre, cogí una roja que eran la más suave, se la puse a mi almohada y empecé a hacer como si me las follase, cerré los ojos para así imaginarme mejor que me estaba follando a mamá.
Estaba tan metido en mi fantasía que no me di cuenta de qué... Abrí los ojos y en la puerta estaba ella, con los brazos cruzados y en la cara se le notaba que estaba molesta.
-- ¡¡No te dije que si necesitabas ayuda me la pidieras!! (me dijo molesta)
-- Ya mamá pero... (no sabía qué decir)
Ella se echó las manos a la cara y con las lágrimas saltadas me dijo.
-- Soy tu madre, te llevé nueve meses en mi vientre, saliste de mí, eres lo que más quiero en este mundo, nunca voy a permitir que nada ni nadie te haga daño, te quiero más que a mi vida, por favor confía en mí.
-- Es que...
-- Es que nada, te quiero con locura, estoy aquí para lo que necesites. Se acercó a la cama y miró lo que estaba haciendo.
-- Veo que te gusta llegar al orgasmo frotando tu pene con mi braguita más suave.
Yo solo asentí con la cabeza.
-- Pero, hijo mío, tienes que tener cuidado de no hacerte una rozadura o lastimarte con la costura de la almohada.
Tras decir eso se quedó pensativa, me separó de la almohada, cogió su braga y salió de mi cuarto. Yo no sabía que pasaba ni imaginaba lo que iba a pasar, mi madre me llamo para que fuese a su dormitorio, cuando entré vi que tenia puesto su albornoz.
Me dijo pasase y que cerrase los ojos y que no la abriese hasta que ella me dijera, que tenía una sorpresa para mí. Claro está que le hice caso.
Pasaron unos segundos, pero a mí se me hicieron un mundo, pero por fin me dijo que ya podía abrir los ojos, y lo que vi me dejó pasmado, pero muy cachondo a la vez, mi madre se había quitado el albornoz, estaba de pie frente mia, y lo único que llevaba puesto eran las bragas rojas, con las que me estaba masturbando.
Me sonrió, se dio la vuelta y se puso de rodillas sobre su cama...
-- Venga cariño mío, sigue haciendo lo que estabas haciendo. (Mientras movía su culo de un lado a otro)
No dije ni hice nada, solo me quedé mirándola.
--Vamos cariño mío, ¿a qué esperas?
--Es que me da vergüenza, eres mi madre.
-- Por eso mismo, tranquilo hijo mío, estoy de espaldas, imagina que yo soy la almohada, haz conmigo lo que quieras.
Estaba nervioso, pero más cachondo, aun así que me subí en la cama, les separé las piernas, coloque bien la braga, a lo que aproveché para mirar su coño de cerca. Luego, coloqué mi pene sobre su trasero y empecé a rozarme, la segunda vez que la embestí la braga se le metió, quedando mi polla abrazada por los cachetes de su culo, continúe mis movimientos y lo siguiente que pasó me calentó mucho más, mi madre levantó su culo para favorecer mis embestidas, yo estaba en el cielo, pero no me atrevía a poner las manos sobre mi madre, en una de esas vestidas me caí sobre ella y le hice daño.
-- Cariño mío, ¿te parece si me doy la vuelta y me pongo boca arriba?
-- Mamá, es que me da vergüenza que me mires.
-- Bueno cierro los ojos.
-- Mamá es que no puedo.
-- Mmm mira, vamos a hacer una cosa, me tapo la cara con las sábanas, así te sigues imaginando que soy la almohada.
Se puso boca arriba, tapó su cara con la sábana. La imagen que tenía delante de mí era impresionante, mi madre estaba con las piernas abiertas sin sujetador, con sus dos tremendas tetas al aire, sus pezones oscuros apuntando al techo, con las bragas puestas se le notaba que tenía un pubis gordo y mullido. Me puse otra vez entre sus piernas y comencé otra vez a rozar mi polla sobre su braga, en esos momentos no sabía hacia dónde mirar si a sus tetas que se mecían delante atrás o mirar cómo mi polla se hundía en su pubis.
Estaba cachondísimo.
-- Venga hijo, echa tu leche sobre las bragas de mamá que están puestas en tu "almohada" (me dijo entre una especie de jadeos que hacía). Te da vergüenza mirarme a los ojos, pero seguro que no paras de mirar mis tetas como rebotan, venga córrete ya, luego le daré la vuelta a la braga para así sentir la leche calentita de mi niño pegado a mi coño, vamos cariño mío hazle ese favor a mami.
Estaba en el cielo, y no quería correrme para qué durará más este placer, pues no sabía si se iba a volver a repetir.
--Vamos mi niño, te voy a ayudar para que te corras y le puedas dar a tu mami una buena ración de leche espesa y calentita.
Mi madre me agarró el pene y comenzó a masturbarme mientras apretaba la punta de mi pene contra su monte de venus, acto seguido mi pene se puso aún más duro si cabe.
--Uy hijo, ¡te gusta que tu mama te diga cosas guarras mientras te menea la polla! Vamos, no seas malo y baña mi braga con tu leche, que me muero por sentir como la mojas y me llega el calor y la humedad a mi coño.
Tras escuchar eso no aguante más y me corrí, vertiendo una gran cantidad de semen sobre las bragas. Me levanté de la cama y mi madre sacó la cabeza de debajo de las sábanas, se puso de pie y se miró en el espejo.
-- Ay Dios hijo mío, cómo me has puesto, y como lo prometido es deuda mira.
Se quitó la braga, le dio la vuelta y se las puso otra vez, dejando mi semen espeso pegadito a su pubis, claramente la braga roja se notaba que estaban mojadas. Me miró y me sonrío, se acercó, me dio un beso en la frente y me dijo
-- Esta noche no me voy a duchar, voy a dormir con esta braga y mañana las llevaré puestas todo el día hasta que por la noche que me duche. Me volvió a dar otro beso en la frente y salió de mi cuarto cerrando la puerta.
CONTINUARA....
Estas fotos son de mi madre, las hicimos recreando lo que nos pasó y cuento en este relato. NO quiero explicar más, porque voy a seguir escribiendo mi vida con ella.
Me gustaría que me dejarais escrito en la sección de comentarios que os ha parecido el relato, si debo de seguir contando mi historia.
Y si también dejáis un comentario sobre las fotos, es la primera vez que subimos fotos de ella y mías y mi madre se pone a mil cuando lee como "utilizáis" sus fotos.
Un saludo y GRACIAS.
r
15 comentarios - Mi historia con mi madre 5 (con fotos nuestras)