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PDB 23 Quiero probar tu sushi… (V, parte II de II)




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Compendio III

Mientras descansábamos en el sofá, nos acariciábamos con ternura,perdiéndonos en nuestras miradas.

PDB 23 Quiero probar tu sushi… (V, parte II de II)

·        ¡Nunca me habían hecho sentir así!– comentó ella, con ojos agradecidos.

Le sonreí.

-         ¿Te das cuenta ahora por qué quería preparar el sushi primero?

Nos reímos y nos besamos. Seguía duro, pero quería descansar, al igual que ella.

Cuando nos despegamos, una gran cantidad de jugo salió de su interior.

Sonriente y sin siquiera preguntármelo, se llevó mi miembro a su cálida boca, limpiando cariñosamente la cabeza.

En esos momentos, me preguntaba si acaso todas las madres en el curso de Bastián serían tan buenas para el sexo oral (Tomando en cuenta que,para ese sábado, todavía no me acostaba con Aisha), dado que Emma tampoco parecía dejarme tranquilo cada oportunidad que tenía.

Pero a pesar de que era bastante buena y ya estaba enviciada conmigo, quería tomarla en la cama. Aunque el sofá había sido bueno y cómodo,quería manchar sus sábanas con mis jugos.

No obstante, su trasero me tenía hechizado, y aunque para ese fin de semana, no había tomado el culo de Isabella (Que, gracias a la compra de la nueva casa junto con Marisol, me dio la oportunidad de finalmente probarlo, junto con un generoso aumento de sueldo, que narraré más adelante), quería tomarla a lo perrito, algo que, hasta ese momento, no había hecho con ella.

Sus pechos colgaban como verdaderas ubres de una vaca. Su culazo (porque era enorme) me recordaba a las pantallas de los televisores antiguos, aunque claro, con una curva pronunciada en torno a la cintura.

tetona

Soltó un gemido una vez que la metí por tercera vez en el día en ella. Y si tenía dudas sobre su poca experiencia sexual, hacerlo de esa manera me lo confirmaba, dado que, a diferencia de las películas porno, donde penetran a las chicas con violencia y el miembro ocasionalmente se escapa, yo estuve todo el tiempo apretado y ajustado, calculando lo justo para dejar mi glande ala altura de su entrada.

·        ¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios! ¡Es enorme! ¡Es enorme! ¡Aggh! ¡Aghhh! ¡Estás tan duro! ¡Tan duro!¡Sí! ¡Sí! ¡Sigue así! ¡Aggh! ¡Aggh! ¡Dame más! ¡Más! ¡Ahhh! ¡Ahhh!

El vaivén era incesante y su vagina se tragaba una buena parte de mi miembro, pero no entero. Por lo que, tras una embestida violenta, profunda y repentina, lanzó un grito de placer a los cuatro vientos.

·        ¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios! ¡Tan adentro! ¡Tan adentro! ¡Aaagh! ¡Aggh! ¡Sigue así! ¡Así! ¡Aggh! ¡Agghh! ¡Másduro! ¡Más duro! ¡Quiero más! ¡Más! ¡Ohh! ¡Ooohh! ¡Me estás quemando! ¡Mmh!¡Sigue así! ¡Ahh! ¡Así! ¡Dios! ¡Dios! ¡Ahhh! ¡Es enorme! ¡Aggh! ¡Se siente tan bien! ¡Me encanta! ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo!

Para esas alturas, la podía meter entera. El ritmo que llevábamos era demoledor. No solamente hacía yo el trabajo, sino que ella misma buscaba metérsela más adentro.

Su culito, delicioso, tentador, y virginal, estaba justo al alcance de mis dedos…

·        ¡AGGHHH! ¿Qué me haces? –preguntó ella, al sentir mi índice en su apretado interior.

-         Te empiezo a preparar. –respondí, sintiendo cómo su esfínter me apretaba el dedo, como si intentara cortarlo. – En unas lecciones más, te rellenaré con mi soya a través de ese agujero.

La sola idea la hizo venirse. No cabía dudas que esa tímida, tetona y pelirroja profesora se estaba volviendo más puta cada vez que tenía una lección de sushi conmigo.

Y lo que es mejor: que tengo varias lecciones por enseñarle.

En el frenético vaivén, logré incrustarle 2 dedos a la fuerza y quedó exhausta, rendida en la cama y con la lengua afuera.

Profesora

Para entonces, ya era tarde y mientras ella se reponía, yo preparaba los rollos para mis hijas y el que nosotros mismos íbamos a degustar.

La ayudé a ir al baño. De la cintura para abajo, estaba hecha un desastre. La lavé con dedicación y mesura, aunque ella misma ofrecía su colita al apoyarse en el lavamanos.

Mientras nos sentábamos a la mesa, le pregunté qué tal sabía el rollo de salmón.

•¡Es muy bueno! – comentó, limpiándose la boca con la servilleta. – Es uno de los mejores que he probado.

Por mi parte, lo unté bastante en soya antes de probarlo y, aun así, con dudas, me lo metí a la boca…

•¿Qué pasa? ¿No te gusta? – preguntó ella, luego de servirse otro pedazo.

-En particular, no. – le dije, rumiando medianamente convencido el pescado. – Odio los pescados y las cosas del mar.

•¿Pero cómo es posible? ¡Esto sabe exquisito! – preguntó ella, sonriendo con sorpresa.

-En realidad, lo hago pensando en el paladar de mi esposa. – le confesé, prosiguiendo a untar mi calvario en más soya. – A Marisol le gustan más las cosas de este sabor.

Cheryl me miraba sorprendida. Probablemente, nunca se le ocurrió que alguien podría memorizar el patrón de gustos del paladar de otra persona.

•Y… ¿No te preocupa… que ella sepa… que tú y yo…? – alcanzó a preguntar con timidez.

-Creo que ella ya lo sabe. – respondí en un tono confortante, mirándola a los ojos. – Marisol me ha visto cuánto tardo preparando sushi y no es una mujer tonta. Probablemente, ya se debió dar cuenta.

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Aunque en esos momentos, le estaba “mintiendo” a Cheryl (porque Marisol lo ha sabido desde un principio), en realidad, había sido petición de mi ruiseñor.

Como les digo, es mi esposa la que disfruta más de verme en tríos con otras mujeres y aunque está interesada en que probemos con Emma, Aisha (la cual, inexplicablemente la excita más todavía, porque imagina que sería nuestro “primer trío interracial”) e Isabella, particularmente, le atrae la idea de tener uno con una mujer como Cheryl.

Vale decir, una mujer con poca experiencia en el sexo, sumisa y tímida… porque según mi experiencia previa, le permite explorar su “lado lésbico”.

Sin embargo, tampoco podemos descartar el hecho que mi esposa padezca de un ligero desbalance hormonal (algo que ya nos ha pasado antes) producto del embarazo, que la tenga más caliente de lo habitual. Pero supongo que eso lo sabremos más adelante…)

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•Pero… ¿Cómo no está enojada?... ¿No le incomoda que le seas infiel?

-No. – respondí sinceramente. – Como te dije, la molesto constantemente con hacer el amor y hacerlo conmigo más cansado, le resulta más agradable.

Sus ojos me contemplaron con gran sorpresa y una curiosa sonrisa comenzó a dibujarse en sus labios, con una expresión mezclada entre intriga, asombro, travesura y lujuria. Con un leve brillo en los ojos y siempre titubeante, se preparó para formular la duda que se cernía en su mente.

•¿Quieres decir… que después de esto… tú y ella…?

Sonreí.

-Sí. Es la mujer de mi vida y nunca tengo suficiente. – respondí, haciéndola que sonriera entre vergüenza y picardía. – No me malinterpretes. Contigo, también me divierto mucho, pero con ella, lo disfruto más.

Ella sonrió con un leve tono de vergüenza.

•No, Marco. En realidad, creo entenderla. – dijo, sonriendo deliciosamente. – Verás… he tenido amigas casadas, que me dicen que han vivido fines de semana repletos de sexo… y hasta antes de estar contigo… yo no los creía posible.

Entonces, me miró a los ojos…

•Y ahora, veo tu mirada… y mi corazón se acelera, pensando que una vez que cenemos, volverás a hacerme lo mismo una vez más… incluso, llego a pensar que tal vez 2 veces… y tengo la fe que pasaré otra vez el día entero de mañana en pijama, masturbándome y pensando lo mucho que he disfrutado hoy contigo, sin deseos de salir a la calle. Entonces, yo creo que, si yo paso así por un solo día de estar contigo, ¿Cómo será para tu esposa?

Y una vez más, nos empezamos a besar. Cheryl sujetaba mi pene con dulzura, empezando a masajearlo suavemente. Pero yo, la afirmaba de las caderas.

De nuevo me miró con ojos enfadados, pero mis labios no le daban tregua. Cheryl es sexy a su manera y no por eso, tenía que menoscabarse.

•¿Por qué me miras así? – preguntó, al ver que nuestro ajetreo nos había llevado de vuelta a la cama.

pelirroja tetona

-¿Cómo así? – pregunté confundido.

•Así. Como si fuera más linda que la mamá de Lilly.

Me reí y empecé a besarle el cuello, haciendo que se derritiese.

•He visto… como te miran… la mamá de Karen… y la de Lilly… y sé que te desean. – comentó entre suspiros, mientras le chupaba el cuello.

-¿Y son solamente ellas? – le pregunté, besando sus labios y empezando a meter la cabeza entre sus piernas.

Ella soltó un suspiro cargado de gozo.

•¡No!... son todas las madres del curso…- comentó, besándome fieramente. – Me piden todos los días… que te pase tu contacto… porque quieren tenerte… como te tengo yo.

Nos empezábamos a menear con una deliciosa cadencia. Su vagina devoraba mi falo con gran facilidad.

•¡Ahh!... están frustradas… ¡Mmh!... porque no he sido buena chica… ¡Ahh!... y me he quedado… ¡Ngh!... con el mejor papá para mí…¡Aghh!

Podía notar que eso la excitaba, dado que empezaba a apretarme cada vez más.

-¿Y quieres que las folle? ¿Que las haga gozar como lo he hecho contigo?

Soltó un quejido profundo y se montó arriba, acabando generosamente en el proceso.

•¡Sí!... ¡Eso… me gustaría… mucho!...

Una vez más, la frase que ella ha dicho desde el principio salió de sus labios mientras dejaba caer su cuerpo con violencia. Le decía a Marisol que una vez más, su mayor peso la hacía sentir más intensa.

Incluso, no pasaron muchos minutos para que el ritmo se empezara a hacer más fluido. Seguía apretada sin lugar a duda, pero a la vez, de la misma manera que ocurre con mi mejor amiga y esposa, deslizaba casi a la perfección, replegando sus tejidos internos.

El rostro de Emma se apreciaba desencajado, a medida que más y más, iba engullendo mi falo. Sus caderas se sentían riquísimas, y sus pechos parecían asentir con cada meneo.

-Pero sabes que estoy casado… que tengo una esposa…

Una vez más, se volvió a quejar, acabando de nuevo. Los movimientos, entonces, se volvieron mucho más violentos…

•¡Sí!... pero se siente tan bien… ¡Agghh!... a tu esposa… no le molesta… y lo haces… tan bien… ¡Aghh!

Y una vez más, tuve que voltearla. Tenía que someterla, embistiendo con locura.

-Por eso te pedí que organizaras mis contactos… que tú escogieras quién sería mi próxima puta…- le dije, arrebatándole otro orgasmo más, mientras mi pene horadaba profundamente en su ser.

•¿Es cierto? – preguntó, luego de soltar mis labios y mirarme a los ojos.

Sus viciosas tetas se sacudían como jalea y mientras la besaba, las agarraba con mis manos. Eran ya de mi posesión.

-Sí… planeo cogerme a Emma… y a Isabella… y también a Aisha… y también, quiero que cojas con nosotros. – le respondí, enterrándolo profundamente y besándola fervoroso en los labios.

Aquella extraña sensación la hizo estirarse y acabar de nuevo. Creo que nunca se imaginó en un trío.

Pero para mí, es ya un hecho que, si no acabamos en la cama, aunque sea junto con Emma, Marisol no me perdonaría si no trajera a Cheryl al dormitorio.

La excitación le hacía acabar en orgasmos consecutivos. La embestía con fuerza, prensando con mi cintura la suya y doblándola sobre la cama. A ratos, en especial cuando la metía más a fondo, su mirada se notaba perdida y vidriosa.

-Quiero follarte por el culo… y que seas mi puta… que cada vez que busque a Bastián… quieras follarme… te cogeré los 5 días de la semana…pero en tu trabajo…quiero darte de comer mi sushi todos los días…

Ya no hacíamos el amor. Éramos animales en celo. Le agarraba sus tetas y la remecía entera con mis estocadas. Sus besos incluso me terminaban mordiendo los labios.

-Te llenaré con mi soya todos los días…

•¡Síii!

-¡Te cogeré por todos tus agujeros!

•¡Ahhhngghh!

-¡Te daré mi sushi hasta que no pidas más!

•¡Agghhh! ¡Sí! ¡Así quiero!

-¡Te llenaré con soya, hasta que no puedas aguantar más!

•¡Agghhhh! ¡Sí! ¡Así! ¡Más adentro!

Y acto seguido, nos besamos con locura. Estrujaba sus tetas entre mis manos, mientras que la metía lo más adentro y rápido posible.

Sus brazos se afirmaban de mi cuello, extendiendo nuestro beso hasta el paroxismo absoluto. Nos comíamos mutuamente los labios y nuestras lenguas, espesas y babosas, arremetían torpemente con los dientes del otro, tratando de aferrarse.

Llegué a un punto que la agarré de los muslos y la obligué que me envolviera entre sus piernas. La penetraba sin misericordia, haciendo que me presentara su vientre. Sus tetas vibraban levemente, dado que Cheryl apoyaba sus brazos debajo de ellas, acariciando su ardiente estómago.

Sus ojos cerrados, al igual que sus labios, intentaban contener la violenta sensación que le estaba ocasionando. El colchón de la cama se prensaba y crujía rítmicamente, a medida que la iba penetrando.

Pero eventualmente, el placer la sobrepasó y empezó a gritar de nuevo.

•¡Ahhh! ¡Síii! ¡Dame tu sushi! ¡Aghh! ¡Dame tu enorme sushi! ¡Sí! ¡Sí! ¡Lo quiero! ¡Lléname con tu soya! ¡Agghhh! ¡Quiero más! ¡Dame más! ¡Aughhh! ¡Sí! ¡Amo tu sushi! ¡Aughh! ¡Amo tu jodido sushi! ¡Dios! ¡Dame más fuerte! ¡Agghh! ¡Más fuerte! ¡Agh! ¡Agh! ¡Ahí! ¡Ahí! ¡Síii! ¡Quiero tu sushi! ¡Aghhh! ¡Quiero tu sushi! ¡Aughhh! ¡Es tan grande! ¡Aghhh! ¡Aghhh! ¡Ahhh! ¡Quiero más! ¡Dámelo! ¡Dámelo todo! ¡Síii! ¡Síii! ¡Quémame con tu soya! ¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios! ¡No puedo más! ¡Aaaagh!

Y me vine de nuevo dentro de ella. Mi corazón estaba acelerado y sin darme cuenta, colapsé sobre ella. Podía sentir cómo mi pene escupía descontrolado tres, cuatro, cinco chorros.

No sabía qué tal era la relación de Cheryl con sus vecinos. Pero no había manera que no supieran que ella había tenido buen sexo y al menos, una buena cantidad de orgasmos.

•¡Dios! ¡Sigues acabando! - dijo ella, recuperando un poco el aliento.

-Sí…- le respondí, aun resoplando y sintiendo cómo me seguía descargando, sin tener control. – quería rellenarte.

Nos besamos con romance, satisfechos de lo vivido. Eran pasadas las 9 y quería descansar con ella, antes de echarle el polvo final.

-¿Es cierto lo que dices? ¿Sobre las otras madres?

Me miró levemente arrepentida…

•¡No lo sé!... pero sí preguntan por ti.

-¡Vaya! – comenté, sonriendo divertido.

•¿Por qué? ¿Te interesan? – preguntó en tono de reproche.

La miré a los ojos. Se veía bonita luciendo celosa.

-En realidad, no mucho. – confesé con humildad. – Es solo que cuando joven, estas cosas no me pasaban.

•Pues… no son tan atractivas como la mamá de Lily… pero sí me han preguntado mucho por ti.

La tomé del mentón y la obligué a mirarme a los ojos.

-¡Otra vez con eso! ¿Qué tiene de malo Isabella?

•¡No! ¡Nada! Es solo que todas no podemos vernos tan linda como ella…

Me reí ante su inocencia…

-Cheryl, ¿De verdad piensas que los hombres buscamos mujeres como ella?

Sus ojos me contemplaban sorprendidos.

-¡No, Cheryl! A mujeres como ellas, las buscan por una noche… a mujeres como tú, por otra parte, las buscamos por más tiempo.

•¡Vamos, Marco! ¡No mientas! -respondió ella con fastidio. - ¿Por qué se fijarían en alguien como yo?

Nos besamos una vez más. Pude sacarla, pero de inmediato, metí mis dedos en su pegajoso interior.

-¿Qué gracia tiene estar con una mujer que parece puta todo el tiempo, si uno puede estar contigo y volverte secretamente una?

Aunque ella estaba cansada, Cheryl seguía el vaivén de mi mano y mis dedos, que ahora, fácilmente podían entrar y salir de ella.

•¡Mmh, Marco! - se contenía nuevamente.

-¡Quiero masturbarte constantemente! – le susurré al oído. – Que cada vez que me veas, pienses en mí, metiéndola.

•¡Ughhhh! – respondió tiernamente, mojándose de nuevo.

-¡Quiero comprarte consoladores, para que te masturbes más, mientras estés sola! – proseguí, besándola lujuriosamente en la mejilla.

•¡Síiiii! – susurró, meneando su cadera para encontrar mi mano.

-¡Quiero comprarte lencería sexy, que uses solo para mí!

•¡Aaaghh! ¡Aaaghh! ¡Sí!

-Un camisón semi transparente, para las noches que pase contigo…

Volvió a acabar una vez más…

•¡Sí! ¡Si quiero! ¡Agghhh!

-Y quiero cogerte en el trabajo… todos los días…- la lamí en torno a los labios.

•¡Mmh! ¡Aggh! ¡Aggh!

-A Emma y las otras, me las tomaré una vez a la semana…

•¡Ngghh! ¡Ahhh! ¡Aghh!- Jadeaba desesperada, como si le faltara el aire.

-Pero a ti, te cogeré todos los días. – sentencié, besándola en los labios.

Mis manos, mientras tanto, la seguían apuñalando por debajo.

-Quiero que te acostumbres a sentir mi semen dentro de ti.

•¡Auggh, sí! ¡Augh, sí!

-Que tu día no pueda terminar bien, si no te acabo adentro.

•¡Oghh! ¡Sí! ¡Sí!

-Y si no puedo hacerlo, que te masturbes aquí toda la noche, pensando en mí.

•¡Síiii! ¡Ahhh! ¡Síii!

-Dime Cheryl. ¿Quieres que te coja de nuevo?

•¡Sí! ¡Sí quiero!

-¿Cuánto te gustaría que te cogiera?

•¡Mmh! ¡Me gustaría mucho!

La besé mientras seguía embelesada.
Me miraba con admiración. Aunque igual me sentía adolorido, no tenía suficiente de ella.
La llevé a la ducha, con ella como un autómata. Y mientras me esperaba, le pedí que se pusiera en cuatro.

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Insisto, quería romperle el culo. Pero además de mi compromiso con Isabella, quería volverla una ninfómana encubierta.

Que al igual que Marisol, llevase juguetitos sexuales debajo de su uniforme de trabajo.

Por lo que, para ello, tenía que enviciarla más todavía con el sexo.

Para la quinta vez, su vagina se abría ante mí como una cortina. Ronroneaba suavemente mientras la iba empalando.

Tenía que agarrarle de nuevo sus tetas bajo la ducha. Eran enormes y aunque amo a Marisol y tanto Isabella como las otras tienen lo suyo, las tetas de Emma son las más grandes y las que con más dificultad podría agarrar por el resto de la semana.

Sin mencionar que ella misma la quería. Jadeaba cansada, aun resistiéndose, para facilitar más mi penetración.

Al igual que mi esposa, al poder meterla tan profundo, parecía que también me la estaba culeando.
Sin embargo, mi cabeza de abajo palpitaba al saber que no tuvo ese roce rico con el esfínter antes de entrar y por lo mismo, embestía con mayor violencia, en estocadas profundas que sacudían el cuerpo levemente gelatinoso de Cheryl.

Y una vez más, Cheryl empezó a quejarse…

•¡Sí! ¡Me gusta! ¡Agh! ¡Me gusta! ¡Tan grande! ¡Tan grande! ¡Mmh! ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Aghh! ¡Más sushi! ¡Más sushi! ¡Ahhh! ¡Lo quiero todo! ¡Todo! ¡Agghh! ¡Tan adentro! ¡Tan adentro! ¡Mmh! ¡Te amo! ¡Sí! ¡Te amo! ¡Aghhh! ¡Por favor, sigue! ¡Ahh! ¡Sigue! ¡Mmh! ¡Oh, Dios! ¡Es gigante! ¡Ahhh! ¡Agghhh! ¡Sí! ¡Sí! ¡No la saques! ¡Agghh! ¡Por favor, no la saques! ¡Dame tu soya! ¡Quiero tu soya! ¡Aagh! ¡Aagh! ¡Ahí! ¡Ahí! ¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios! ¡Lléname! ¡Lléname de nuevo! ¡Agghh! ¡Quiero sentirte! ¡Vamos, dámelo! ¡Aughh! ¡Aughh! ¡La quiero dentro! ¡Dentro! ¡Por favor! ¡Aghhhh! ¡Es muy grande! ¡Ya no aguanto! ¡Ahhh! ¡Ahhhh! ¡Por favor, acaba en mí! ¡Acaba en mí! ¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios! ¡Es enorme! ¡Aghhh! ¡Sí, vente! ¡Mmh! ¡Vente! ¡Ahh! ¡Ahhh! ¡Lléname! ¡Lléname! ¡Lléname con tu soya caliente! ¡Agghh! ¡Sí! ¡Así! ¡Ahhh! ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vente adentro! ¡Vente adentro! ¡Sí! ¡Así! ¡Ahhh! ¡Lléname! ¡Lléname! ¡Lléname más! ¡Así! ¡Ahhhh!

Le di lo último que podía en esos momentos. Como estábamos pegados y apretados, cuales perros en celo, tuvo que apoyarse en la pared, mientras el agua caliente nos golpeaba.

Cuando pudo despegarse, una gran gota grumosa y blanca salió de ella. Sin embargo, la primera reacción de Cheryl fue arrodillarse y meterse mi verga en su boca, para limpiarla viciosamente.

Mientras nos mirábamos a los ojos, los 2 sabíamos que ya no habría manera que nos viéramos en la escuela y no pensásemos en coger el uno con el otro.

Luego de vestirme (dado que eran las 11 de la noche) y ella, envolverse en una bata, le entregué una pastilla del día después, asegurándome que se la tomara delante de mí.

Después de tragarla, me miró suplicante.

•¿No quieres pasar la noche conmigo?

Le sonreí y la besé suavemente, acariciando su mejilla.

-No puedo. – contesté con una leve sonrisa. – Por ahora, no puedo. Pero no te preocupes, Cheryl. En unos pocos meses, pasaré la noche entera contigo.

Su rostro se iluminó en demasía.

•¡Eso me gustaría mucho!

1 comentarios - PDB 23 Quiero probar tu sushi… (V, parte II de II)

eltrozo896 +1
Para cuando el trio con una de estas mamis con Marisol?
O no esta en los objetivos de tu esposa.
Excelentes tus relatos
metalchono +1
Honestamente, estamos viendo cómo lo hacemos. Con más dormitorios, se nos facilitan las cosas, porque podemos invitarlas a pasar la noche y que los pequeños armen pijamadas. Pero por otro lado, se empieza a notar un poco el vientre de mi ruiseñor, así que estamos todavía planificando. Gracias por comentar.