Pronto, reaccioné espontáneamente, otra vez, para sorpresa mia: los músculos de mi culo se relajaron, para luego volver a tensarse: una y otra vez. Mi voluntad consciente permanecía ajena: simplemente, ellos habían emprendiendo esa tarea férrea, incontrolada, para apretar y soltar el pene, conforme al ritmo de la cogida, como si tuvieran inteligencia propia y supieran complacer más a mi macho. ¡Mi delectación era dar delectación!
–¡Qué sabroso! –gimió– ¡Tienes perrito! ¡Muerdes bien rico!
me tomó por los hombros, para poder cogerme aún con más ímpetu. Mis piernas temblaron, y las contracciones se me extendieron: de mi culo a mi vientre. No pude más: abrí los ojos, giré la cabeza y vi a mi hombre, penetrándome con violencia: sus músculos tensos, su cuerpo empapado en sudor, su mirada lujuriosa.
Estaba pasando una experiencia inolvidable con ese oso maduro en 4 patas, el se incorporo a mi cuerpo dándome un abrazo de oso! Al dejarse caer yo casi doblo los codos luchaba para sostenerme y sostenerlo a el ya que me doblaba en peso 60 Kg vs 120 y no era para menos pues uno de sus musculados brazos era más grueso que los míos juntos sentía su abdomen tonificado, sus pectorales como rocas en mi espalda, sus manos bajando del abrazo que me apreso acariciando mi cuerpo y pecho, (porque no tengo bubis femeninas) mientras recorría mi cuerpo con sus manos rusticas su cabeza estaba pegada a un costado de la mía, sintiendo su aliento detrás de mi cuello, por sobre mis hombros, en mi oreja! Enchinandome la piel y haciendomela de gallina! Tenía la piel completa de todo el cuerpo con los poros levantados debido a su exhalación mientras se dispuso a mordisquear suavemente una de mis orejas, sentía sus dientes, sus labios gruesos, su lengua caliente!! Solo podía cerrar los ojos y dejarme llevar, no podía haber otro lugar en el mundo mejor para mí en ese momento; con todo y eso el ritmo de sus embestidas no disminuyeron, fue cuando más placer sentí! Me di cuenta que después de bajar de mi oreja me besuqueaba una de las mejillas acercándose peligrosamente a mi boca, yo me moría por tomar con una mano su rostro y guiarlo hacia ella pero si quitaba mi mano ambos caeríamos y tampoco quería sacrificar ese momento de placer tan perfecto! Además lo que se desea es más placentero
-ah puta! Ya te sentí! -Me dijo -Te estás convulsionando por dentro! Y también siento tus pezones duros-
Comenzó a masturbarme con una mano mientras me seguía cogiendo yo estaba en mi límite. Mi diminuto pene se perdía en su mano de tal mánera que me masturbaba solo con su dedo pulgar índice y medio
Yo estaba a mi límite y el cuarto desde hacía 45 minutos estaba lleno de gemidos, pujidos y pequeños gritos de placer en un momento no pude más Las contracciones se me hicieron más fuertes Súbitamente, reventé por dentro, desde el perineo, en una ola de placer más animal que humana. Me vine de una manera explosiva con 2 chorros abundantes de mi pene y otros tantos más de orina. Grite mientras me venía Arqueé la espalda, queriendo fundirme para siempre en mi hombre; un inigualable e intenso orgasmo de 15 segundos sintiendo que pudo ser más abundante pero debido a su falo dentro de mi algo me lo había impedido... Yo me convulsioné otro poco, maravillado de la fuerza del erotismo permitiéndome asimilar, en todo, la nueva experiencia: me había venido con un hombre!! Cuando mi respiración se normalizó y me regresó la paz, no pude menos que dirigirme a mi macho, despegando mis labios resecos... Lentamente sacaba su pene de mi y sentía como mi culo seguía palpitando de satisfacción
-tenias hambre por detrás verdad puta?
Ahora me tocará a mi-
Me tiré sobre la cama boca arriba, pero en eso el me arrinconó hasta la cabecera de la cama! Quedando casi sentado pero con mi culo expuesto para que el lo tomará Se colocó encima de mí y, con naturalidad de un objeto que le pertenece, me abrió las piernas. Alzándomelas, se las acomodó en los hombros, y volvió a encajarme el pene. Mientras él me cogía, vi en el aire mis lampiñas y bronceadas extremidades, tan redondas, y me calenté al límite: ¡mis pies apuntando hacia arriba, me parecieron reflejo de mi sumisión! Repentinamente, mi macho se apoyó en mis muslos, dejándome caer todo su peso: pronto, mis rodillas quedaron justo al lado de mis oídos, y un grato desgarrón interno me hizo saber que el había logrado ir más profundo en mi culo Verifiqué con mi mano: apenas un centímetro estaba fuera... Así, frente a frente, con su boca y sus manos sueltas Yo no podía dejar de verlo, lo veía mucho muy diferente que cuando al inicio, ahora notaba cada uno de sus rasgos más masculinos y varoniles y me di cuenta también de que el me gustaba! Si empezaba a gustarme! Cómo no lo sé pero recordé la frase de que existía el amor a primera vista, solo que en este caso es amor a primera cogida! Estábamos cara a cara pegamos lentamente nuestras frentes y nuestras narices, nuestras bocas estaban separadas por 3 CENTÍMETROS yo me perdía viendo sus ojos y lo tome del cuello jadeante! por un momento creí que me besaría! Otra vez ese macho logro acelerar mi corazón! pero no lo hizo y me quedé con las ganas, juro que era lo que más deseaba en ese momento, estrellar nuestros labios, probar nuestras lenguas trenzarlas con pasión pero el solo continuó activando las reacciones de mi cuerpo, de mi mente y de mi espíritu ya feminizados. Las yemas de sus dedos despertaron la sensibilidad de mi frente, de mis párpados, de mis mejillas, de mis labios, de mi bajo abdomen. sus ricos mordiscos transmutaron en detonadores sexuales, para siempre, los lóbulos de mis orejas, mi cuello, los costados de mi cuerpo, la zona alrededor de mi ombligo y el interior de mis muslos. Volvimos a acomodar y pegar nuestras caras, yo no hallaba manera de robarle un beso a mi príncipe que más que eso se había convertido en mi rey; tuve que conformarme con solo intercambiar aliento con el por lo cerca y porque jadeaba, su aliento era exquisito, era una combinación de tabaco, queso curtido o botanero y menta, dentro de mi cuestionaba porque si me coje no puede besarme? De su cuello baje y acaricie su tremenda espalda y sus nalgas de dios olímpico me permití, entonces, una relajación máxima. Quedé, pues, con las piernas abiertas, con las manos tiernamente depositadas en los hombros de mi macho, y empapado en sudor. Mi corazón semejaba una yegua desbocada, cuyo galope cimbraba mis sienes. su rostro de delectación, su pelvis ondulante. Me abracé a él, pues, disfrutando sus músculos firmes, pasando mis manos otra vez por su espalda, asiendo sus fuertes nalgas varoniles. ¡En mi excitación, incluso, y con el reciente ajuste de personalidad, me emergieron los mismos deseos que cuando llegue al clímax muy por dentro del vientre y recto se revolvía como fuego y entonces sentí lo que jamás había sentido, 3 ráfagas de semen que aplacaban la calentura interior e instintivamente en menos de una hora de haberme venido volví a hacerlo!! Sentía que mi culo podía apretarlo mientras me llenaba y al mismo tiempo me venía haciendo más intenso mi segundo orgasmo! Esa fue una sensación que no conocí jamás. Ningún placer hasta ahora conocido, sentía como podía venirme desde dentro de mi electrizandome hormiguenadome el rostro los labios fue tan intenso que apreté hasta las plantas de los pies de tal modo que me dieron calambres, no pude evitarlo y grite! Arrhg! De placer y al final de dolor.... Nos quedamos un buen rato frente a frente así como estábamos como dándonos besos esquimales con la nariz
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