No tengo idea de cuando exactamente comenzó ese morbo por la ropa interior femenina pero si algunos indicios. Me recuerdo abriendo el cajón de la ropa interior de mi mamá y oliendo con devoción sus corpiños.Ella tenía unas tetas importantes. Eran mi devoción. Grandes, pesadas, con cuerpo.
También recuerdo las bombachas transparentes de la segunda esposa de mi viejo. Los tules, las puntillas, lycras. El olor a limpias de esas bombachas. Siempre me gustó la ropa interior femenina limpia. Con olor rico.
Los recuerdo más precisos los tengo de mi época de estudiante en Capital. Un depto interno que se llegaba por un pasillo largo y que en la casa por donde se entraba al pasillo vivía una familia cuya hija mayor era apenas más chica que nosotros que estábamos en la facultad y que tenía una cola hermosa. Mucho gimnasio. Ella adoraba su cola. La mostraba sabiendo que nadie se podía resistir a mirarla. No tenía nada de busto, pero esa cola era inolvidable. La primera vez que vi las tanguitas en el tendal me dió mucha curiosidad. Me trajo esos recuerdo de juventud. M
e quedé días pensando en esas tanguitas, hasta que una noche pasé y la ví colgada. Me trepé a la pared del pasillo y la agarré. Creo que fue una de las primeras veces que sentí esa adrenalina que me invadía, esa aceleración del corazón, ese temblor de piernas...esa sensación hermosa de miedo y placer que tantas veces después sentí y que es una adicción. Mi adicción.
Esa noche la guardé en el bolsillo del pantalón. Vivía con otros chicos. No sé cuando me quedé solo en la casa, pero si recuerdo que la saqué. Era caro cuore. Blanca.Tenía olor rico. La olí, la disfrute...en un impulso me desnudé y me la puse. La quería sentir. Esa pija dormida estalló y se salía por todos lados. Me miré al espejo y en tres sacudidas acabé todo. Veía en el espejo mi mano por la que resbalaba la leche y esa tanguita chiquita...que rico momento.
Ese fetiche de ponerme las tanguitas no duró mucho. Eran épocas que las colaless no eran lo populares que son ahora. Esa nena era innovadora. No sé la cantidad que le saqué. No sé la cantidad de pajas que le dediqué.
Esto es un resumen del principio. Algún día que terminé la historia principal. Abundaré en estas pequeñas historia de mi adicción.
También recuerdo las bombachas transparentes de la segunda esposa de mi viejo. Los tules, las puntillas, lycras. El olor a limpias de esas bombachas. Siempre me gustó la ropa interior femenina limpia. Con olor rico.
Los recuerdo más precisos los tengo de mi época de estudiante en Capital. Un depto interno que se llegaba por un pasillo largo y que en la casa por donde se entraba al pasillo vivía una familia cuya hija mayor era apenas más chica que nosotros que estábamos en la facultad y que tenía una cola hermosa. Mucho gimnasio. Ella adoraba su cola. La mostraba sabiendo que nadie se podía resistir a mirarla. No tenía nada de busto, pero esa cola era inolvidable. La primera vez que vi las tanguitas en el tendal me dió mucha curiosidad. Me trajo esos recuerdo de juventud. M
e quedé días pensando en esas tanguitas, hasta que una noche pasé y la ví colgada. Me trepé a la pared del pasillo y la agarré. Creo que fue una de las primeras veces que sentí esa adrenalina que me invadía, esa aceleración del corazón, ese temblor de piernas...esa sensación hermosa de miedo y placer que tantas veces después sentí y que es una adicción. Mi adicción.
Esa noche la guardé en el bolsillo del pantalón. Vivía con otros chicos. No sé cuando me quedé solo en la casa, pero si recuerdo que la saqué. Era caro cuore. Blanca.Tenía olor rico. La olí, la disfrute...en un impulso me desnudé y me la puse. La quería sentir. Esa pija dormida estalló y se salía por todos lados. Me miré al espejo y en tres sacudidas acabé todo. Veía en el espejo mi mano por la que resbalaba la leche y esa tanguita chiquita...que rico momento.
Ese fetiche de ponerme las tanguitas no duró mucho. Eran épocas que las colaless no eran lo populares que son ahora. Esa nena era innovadora. No sé la cantidad que le saqué. No sé la cantidad de pajas que le dediqué.
Esto es un resumen del principio. Algún día que terminé la historia principal. Abundaré en estas pequeñas historia de mi adicción.
7 comentarios - Mi adicción. Historia de tangas, hermanas y cuñado.
y ese morbo lo tuvimos unos cuantos
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