Buenas, excelente 2024!!
En esta oportunidad, vuelvo a traer el segundo capítulo de una historia que cambió los relatos para adultos para siempre.
Todo inició como publicaciones esporádicas de capítulos cortos en el sitio y, hoy en día, hay más de 10 sagas diferentes, publicadas y registradas por mi autoría.
Para todos aquellos que aún no han leído esta historia, aquí dejo el segundo capítulo completo y reeditado del relato que lo cambió todo.
Como todo autor, requiero de mucho esfuerzo, tiempo y dedicación para crear cada historia, por eso es muy importante que me sigan en las redes como HIPHOP911OK o HIPHOP911.WEBNODE.PAGE, donde salen constantes actualizaciones sobre las obras.
Sin más que decir, un agradecimiento a ustedes, que vienen siguiendo mi contenido desde hace más de 7 años.
Como muchos sabrán, la historia comienza con "Mi prima, Mara" y continúa con "Mi prima, Mara: El camino de la tentación" y "Mi prima, Mara III". Sin embargo, también hay una continuación alterna de "El camino..." con los libros "Mi prima, Mara 2.5" y " Mi prima, Mara 2.8", lo cuál sirve como una especie de "what if", si uno de los personajes hubiera optado por tomar una decisión clave, de manera distinta, en un momento específico.
Asimismo, hay numerosos "spin off" se conectan con las historias y los cuáles los lectores, deberán investigar con cuál de ellas lo hace.
Toda la info está en el insta HIPHOP911OK y en la pag. hiphop911.webnode.page
Saludos!!
Mi prima, Mara. Capítulo 3
ISBN 978-987-88-0210-7
CAPÍTULO III: La dulce apuesta
Empezaba un nuevo día. El sol entraba por la ventana y ya comenzaba a despertarme.
Había dormido como un nene, después de haber vivido una noche como pocas, con Mara. Que bien me sentía. Y me preguntaba si volvería a tener algún otro momento, como los del día anterior. Por dentro, imploraba que así fuera.
En ese momento se escucha que golpean la puerta de la pieza.
-¡Pasá!.- Dije
-¡Buen día, nene! Para que veas que soy la mejor, te traje el desayuno.- Expresó una muy copada Mara.
Ya empezaba el día con el pie derecho. Me trajo unas tostadas con mermelada y un café con leche. ¡Que divina! Encima estaba re linda. Tenía el pelo recogido y una remera gris larga que le cubría hasta debajo de la cola. No se veía que tenía debajo. Una excelente manera de amanecer...
-¿Cómo dormiste?.- Me preguntó con ternura.
-Genial.- Contesté muy alegre y le sonreí.
-¿Me haces un lugarcito?
-Sí, obvio.- Y se sentó en la cama junto a mí.
-Si no te molesta, te hago compañía mientras desayunas.- Mirándome con dulzura, dijo.
-Jamás me molestarías vos.
-Tan dulce él.- Expresó tocándome la panza con la mano y haciendo gestos. La verdad que estaba muy pero muy linda.
Desde donde me encontraba, le podía ver los pechos, re grandes. Una hermosa imagen para arrancar el día.
Mientras desayunaba, Mara me dijo que ya había seleccionado un puñado de fotos para la revista y, que cuando pudiera, le diera una mano para elegirlas. También, me comentó cuales eran los requisitos básicos de las tomas que le habían impuesto.
-¡Dale! Si querés, más a la tarde noche lo vemos.
-Bueno. ¿Tenes que hacer algo primo más temprano?
-Sí, tengo partido del torneo hoy. Estamos defendiendo la punta del campeonato...
-¿Ah sí?
-Sí, jugamos contra los segundos.
-¡Qué copado! Si no te molesta te puedo ir a ver jugar.- Me dijo como con verguencita.
-Sí, me encantaría que vinieras.- Contesté con una sonrisa compradora. Era una buena idea.
-¿De verdad? Te voy a re alentar, vas a ver.- Expresó toda contenta
-Sí, llevo la hincha más linda de todas. Eso seguro jeje.- Contesté mirándola directo a los ojos.
-¿Sí?.- Expresó con miradita vergonzosa. Me encantó.
-Olvídate.- Guiñandole el ojo
-¡Qué primo tan copado que tengo!
-Jaja gracias por pensar eso...
-¡Y sí! Después de que ayer te dije “pajero” tantas veces, me seguís aguantando igual.- Manifestó riéndose y viéndome con complicidad. Esa complicidad que hacía que se me empezara a parar.
-Jajaja sí, creo que merezco que seas buena conmigo hoy.- Respondí siguiéndole el juego.
-Mmmm… Voy a ser muy buena con vos.- Y me miraba como pensando que podría llegar a hacer. Pensativa.
De solo escucharla, mi miembro crecía. Lo malo es que estaba en bóxer y solo tenía la sábana. Para colmo, dentro mío, pensaba en si estaba en tanga debajo de la remera. No se veía relieve alguno.
¿Estaría sin bombacha? Qué lindo morbo me hacía sentir este tipo de situaciones.
-¿Ah, sí? ¿Buena, cómo?.- Le dije intrigado.
-Ya vas a ver. ¡Algo se me va a ocurrir!.- Me dijo con mirada de seguridad y sonriendo de costado.
Yo ahí ya estaba visiblemente encarpado. A pocos centímetros de mi verga, estaba ella sentada y cuando se movía, su brazo me pasaba casi pegado a mi erecto miembro. Qué locura…
-Para empezar, me voy a poner re linda para ir a alentarte. ¿Qué te parece?
-Me parece muy bien. Espero que no se te tiren todos encima jeje
-Quédate tranquilo que yo voy solo por vos.- Y me guiñó el ojo de una forma muy hot. Uf….
Fue en ese momento que quiso alcanzar un broche de pelo que había en la mesita de luz del otro lado. Por lo que se inclinó y se estiró por encima mío pero casi sin tocarme.
Lo que ocurrió fue tremendo. ¡Tenía sus tetas colgando sobre mi cara! El movimiento que hacían cuando ella intentaba agarrar el broche era perfecto. Podía verle apenas el relieve de los pezones. La pija se me puso como una piedra y permanecí quietito, no creyendo lo que pasaba.
-¡Acá está! ¡No lo encontraba por ningún lado!.- Y volvió a ponerse como estaba.
Habrá notado mi cara de sorpresa, porque al verme me dijo:
-¡Uy, perdón no me di cuenta! Te puse las tetas en la cara jeje.- Y hacía gestos como agarrándose la cabeza.
-Jajaja.- Yo, tieso como el cemento, solo me reía, bastante colorado.
-¡Ya veo que no te haces problema, eh!.- Me dijo con tono algo guarrito.
-¿Por?.- Repliqué haciéndome el dolobu.
-Ya empezás a verme los pechos desde temprano ¡Qué pibe!.- Y me observaba fijo. Con el reflejo de la luz, las pequitas que tenía hacían que cualquiera se enamorara con solo mirarla. Simplemente, una belleza.
Qué bueno estaba cuando me hablaba así. Como me calentaba. Tomé un poco de coraje y le dije como apurándola:
-Encima que me pones las tetas en la cara, ¿el degenerado soy yo?
-Jaja ¡tenes razón! Encima que te hago sufrir yo, te molesto todavía jeje
-Igual te jodo prima, ojalá todas las mañanas me despertara así.
-¿Viéndome los pechos?.- Dijo con los ojos bien abiertos y una mueca de costado.
Ahí sí, me bajó un calor hasta la punta de la verga, que ya se notaba recontra parada bajo sábana. Decidí retrucársela para ver si podría obtener algo más.
-Ssssi.- Dije algo dubitativo y colorado.
-¿Sí, qué?.-Sorprendida pero con cara algo cachonda. Me volvía loco que siguiera el juego.
-No, nada jaja.- No quería que pensara cualquiera. No estaba seguro de decirle tantas cosas desubicadas.
-¿Me dijiste que sí por las tetas?.- Yo notaba que estaba algo excitadita. Tenía los timbres bien marcaditos en la remera.
-¡Si, también! Ojalá viniera una chica como vos a despertarme así todos los días. Le dije decidido.
En ese momento ella tragó saliva. Seguro no se esperó tanta sinceridad de mi parte. Y algo nerviosa me dijo:
-¡Qué pibe, por Dios!
-¿Qué?
-¡¡Pervertidito!!.- Expresé escondiendo la mirada. Haciéndose la otra.
-¡Yo sé que te gusta que te lo diga, Mar! Y a mí me gusta decírtelo...- Le dije sin vergüenza. Estaba caminando por la cornisa...
-¿Ah, sí? ¿Y cómo sabes que me gusta?.- Me preguntó curiosa. Pensé en ir aún más lejos.
-¡Yyy… Se te nota!...
-¿Cómo se me nota?.- Le gustaba por donde iba la cosa. Tenía una mueca en el rostro, divina.
-Y, estás toda colorada...
-¿Y sólo por eso lo pensás?.- Expresó levantando una ceja. Qué gesto más sensual...
Fue ahí cuando la miré como diciendo “es obvio”.
-Por tus…- Y le señalé los duros pezones que evidenciaba.
-¿Qué tienen?.- Me dijo como no entendiendo y agarrándose las gomas.
-Perdón si suena desubicado, pero se marcan tus pezones, prima…- No podía creer lo que acababa de decirle.
-¡¡¡Ayyy, neneeee!!!.- Gritó tapándose la cara. Ella no creía lo que había escuchado.
Me gustaba mucho calentarme de esa manera. Sentía la leche que me recorría el cuerpo y se acumulaba en la verga.
Mientras yo me reía, Mara se levantó roja como un tomate de la cama y me dijo:
-¡Sos de terror, pendejo!.- Mientras buscaba algo para decirme pero sin encontrar alguna excusa. La había descubierto.
-Amo molestarte, prima. Qué copada que sos. No te enojes jaja
-Mira las cosas que me decís, depravado. Te estás pasando.- Expuso sin poder evitar reírse.
Pero en ese momento, por alguna razón, giró su cabeza hacia la carpa que había en la cama. Abrió los ojos muy sorprendida.
Yo tardé un momento y enseguida me tapé. Rogaba que la hubiera visto, pero igual debía taparme. Era lo correcto. No podía ser tan pajero...
-¿Eso es...?.- Preguntó con la mirada fija y la boca abierta. ¿Y ahora? No quedaba otra que ir para adelante.
-Ssss ssi.- Respondí, tímido, pero feliz de que la haya visto.
-¿La tenes parada?.- Dijo como saliéndole sin querer. Pero enseguida pidió perdón y se tapó la boca. Amé esas palabras que salieron de ella.
-Jaja sí.- Contesté riéndome como si fuera algo normal, mientras se me endurecía más.
-¿Y por qué se te puso así?.- Me cuestionó cachondamente curiosa.
-Y, en parte, porque todos los hombres nos levantamos así. Creo jaja
-¿Posta?.- Me dijo asombrada
-¿Mmmm me vas a decir que no sabías?.- Le digo extrañado
-¿No, por?.- Como escuchando atenta.
-Si estuviste de novia vos, qué te voy a estar explicando...
-Bueno, pero no estábamos todo el tiempo juntos y creo que casi nunca nos despertábamos juntos.
-¡Ah, mirá vos!
-¿Y por eso solo se puso así?.- Insistió. Había algo que no le cerraba. O que le intrigaba. La cosa es que me hacía seguir volando.
-Mmm no… Porque...
-¿Qué?.- Me decía desafiante.
-Y porque estas linda y es un acto reflejo ponerse así, cuando ves algo que te gusta…- Se me escapó.
Ahí se mordió el labio y se movió, dejándome ver, a solo medio metro de mi cara, la terrible cola que tenía. En ese instante descubrí que traía tanga. Era muy, muy chiquita. Apenas se notaba el triangulito por encima de la línea de la cola. Era precioso ver como la remera se le metía entre los cachetes.
-Aunque seas un pendejo pervertido, me encanta lo que decís. Sos re dulce…
-Jaja vos también sos media pervertida, eh. ¡No te hagas!
Se rió toda toda ruborizada, y me miró con cara ratonera, con complicidad.
-Me haces decir estas cosas… Es increíble, nene jajaja. No crucemos las líneas...
-Jajaja. Y así y todo vas a ser buena conmigo hoy ¿viste?
-Sí.- Me dijo agarrándose el pelo. Sonriendo. Yo sentía que empezaba a disfrutar de estas cosas y mucho, aunque no lo dijera. Y me daba cuenta de que la miraba cada vez más.
Luego de esa hermosa secuencia, me dijo que se iba a poner hacer unas cosas. Y emprendió el camino hacia la puerta. El movimiento de sus piernas y su cola era impresionante. La miré descaradamente.
Ella se iba riendo. Se volteó y me miró como diciendo “me mirabas la cola” y me hizo gesto como de “sos terrible”. Pero le gustaba y eso me parecía genial. Estaba totalmente encantado.
Me quedé comiendo y pensando en todo. Era hermoso lo que me pasaba. Y, después de desayunar, me levanté. Fui al baño a limpiarme un poco ya que se me estaba volviendo rutina manchar los calzoncillos...
Transcurrieron las horas y mientras yo hablaba por whatsapp en el grupo del equipo, ella me llamó desde su habitación.
-¡Primo! ¡Tenemos que hacer lo de las fotos!.- Me gritó
-¡Voy!.- Ya se me hacía agua la boca de pensar las fotos que me iba a mostrar. Iba a ir a jugar al fútbol súper excitado.
-¡Vení, sentate, mirá, no son demasiadas!
-¡A ver!.- Dije todo emocionado pero sin exteriorizarlo.
Yo estaba vestido normal, de bermuda y remera gris. La ropa me quedaba al cuerpo, marcándome bien el pecho y los brazos. Ella, por su parte, tenía un shorcito de jean y una remera sin mangas, roja y bastante escotada. Como no tenía mangas, se le veían las gomas un poco desde los costados abiertos de la prenda. Lo que era ese escote... Estaba seguro de que si hacía movimientos bruscos, algo más se le vería. Y encima el grosor de la blusa era muy finito. Se notaba que la había hecho casera esa prenda.
Pero la ilusión terminó ahí. Ella abrió la carpeta de las fotos y al observar las miniaturas, no parecía estar con poca ropa en ninguna.
Y eso era. Estaba muy linda en las fotos, pero la mayoría, eran vestidos de gala y algún que otro tapado. En algunas tenía traje de baño, pero se notaba que no buscaban calentar al espectador, por cómo estaban sacadas.
Era ropa provocativa, pero yo esperaba otra cosa mucho más jugada, mostrando más piel.
-¡Ah, estás re vestida!.- Me salió de adentro, bastante decepcionado.
-¿Y qué esperabas?.- Con gran cara de sorpresa
-No, nada, nada.- Respondí tratando de hacerme el boludo, pero con evidente desilusión.
Ella me miraba como no entendiendo, pero se dio cuenta que yo esperaba fotos más hot y como que se quedó.
-¿Qué esperabas fotos playboy vos, nene? Jeje.- Exclamó algo tentadita.
-No, no.- Le repliqué tratando de sacar mi cara abrumada.
-Eran éstas fotos las que yo decía.- Expuso como diciendo “era ésto lo que te iba a mostrar”.
-¡Está bien!.- Le dije con gran capacidad actoral. Tampoco quería que pensara que no iba a compartir ese momento con ella por no tener fotos pornográficas.
-Fotos en bolas no te voy a mostrar. ¡Olvidate de esa idea!.- Declaró, algo ruborizada. Ahí se me prendió la lamparita. ¿Será?
O sea que tenía fotos en bolas... ¡Qué zorrita! pensaba De a poco iba excitándome nuevamente. De solo pensarlo…
-¡Tampoco en bolas decía, exagerada!
-No, solo te digo. Sos bastante chancho vos.- Y miraba para otro lado
-O sea que tenes fotos así jeje.-
Se quedó mirándome.
-Sí, como te habrás dado cuenta, me gusta sacarme fotos.- Explicó muy avergonzada, pero admitiendo su secreto. Yo me imaginaba cómo serían esas fotos, cómo se las sacaría ¿pondría cara de putita? Era un hermoso misterio.
-¡Qué copado!.- Le dije, ya con la verga despierta y algo colorado.
-Sí, pero bueno, no importa. Tampoco quiero que me veas toda entangada.- Exclamó queriendo cambiar de tema urgentemente y me empezó a preguntar qué me parecían las fotos para la revista.
En ese momento, creí que lo mejor era actuar lo más normal, para que no llegue a incomodarse. Y comencé a hablarle de lo que veía. Además, fuera como fuera, me encantaba pasar el rato con ella.
Lo rescatable de la situación era que, como estaba sentada pegada a mí, parte de su busto que quedaba descubierto, me tocaba el brazo de costado.
Qué placer sentir esa piel tocándome. Me generaba un calorcito tremendo.
Ella por momentos me miraba. Yo no sabía qué pensaba, pero seguro era que se había dado cuenta de que me había quedado con las ganas de verla semidesnuda.
Mientras tomaba nota de todo lo yo le decía, con la lapicera en la boca, sentí que me quería decir algo. Me miraba y corría la vista.
-¿Pasa algo, Mar?
-No, nada, nada.- Dijo como queriendo decir “olvidate” con la cabeza.
-Ok, bueno.- Yo miraba cómo se movían y se le inflaban los pechos. Qué ganas de chuparlos que me daban. Se veían muy ricos. Ese escote le dejaba ver más de la mitad de la piel de las tetas descubierta.
Ella se daba cuenta de que yo cada tanto se las miraba y se hacía la que no lo notaba. ¿Le gustaba que lo hiciera? Me ponía loco pensar que sí.
Estaba algo rara, como que me iba a decir algo y no se decidía.
-¿Seguro no pasa nada?.- Insistí
-No, no.- Pero algo dubitativa.
-Bueno, pero anda pensando qué premio me vas a dar si ganamos el partido.- Le dije con una mirada pretenciosa. Tal vez la empujaría a decirme lo que pensaba.
-¿Yo te tengo que dar algo? jaja
-Sí, es tu acción de buena prima. ¿No me dijiste eso en el desayuno?
-Mmmm sí, ya sé qué puedo hacer…- Y se mordió los labios, pensativa.
-¿Qué?.- Le pregunté, intrigado al mango.
-Algo que, por lo que veo, te va encantar....
-¿Ah, sí?.- Respondí con la pija a mil. ¿Era lo que yo pensaba? Me moría ahí...
-Sí, y supongo que mucho. Pero te aclaro que va a ser por única vez.- Y se puso roja.
Mi corazón comenzó a latir a mil por hora. Me generó una ansiedad asombrosa escuchar esas palabras.
¿A qué se refería? ¡Por dios! Maquinaba cómo el mejor...
-¿Qué vas a hacer?
-Aunque no sé si estoy segura…- Pareció repensar.
-¡Decime, tonta!.- Cariñosamente le dije.
-Aaa... Sorpresa. Usted gane el partido y verá. Solo te voy a decir que te voy a mostrar... Algo...
Sin darme cuenta, me había estado saliendo pequeñas gotas de esperma de la verga desde hacía rato. Era líquido preseminal. Mi mente laburaba como lo haría el mejor guionista de Hollywood, pero versión +18. Cada palabra era algo único...
Ella sabía cómo que se sentía en deuda conmigo. Así parecía, al menos.
-¿Algo como qué?
-Mmm ¿viste que el otro día me dijiste que te gustaba mucho la tanga que tenía en la foto del celu?.- Dijo algo ruborizada.
-Sí, ¿Qué tiene?.- Le dije empezando a sorprenderme.
-¡¡Bueno, te la muestro!!.- Expresó despacito y con mucha cara de vergüenza.
-¿Cómo? Le pregunté atónito y a punto de que la verga me escupiera todo. Pero no quería entender mal, por lo que permanecí atento.
-¿Te muestro la tanguita, queres? Ya que sos un pervertido…- Esbozó con una voz súper cachondita. Sonaba terrible pero, ¿Quería decir lo que quería decir? Dios...
-Jaja te pensas que nunca vi una tanga.- Contesté, entendiendo que me la iba a dar para verla.
-¡No, tontooo!
-¿Entonces?.- Sin saber que lo que vendría me iba a provocar casi una eyaculación espontánea.
-¡Pero mirá que va a ser una única vez, eh!
En ese instante, muy colorada y con una cara de zorra que nunca le había visto antes, me dijo algo muy inesperado:
-Si ganas el partido... Me pongo esa tanga y te muestro como me queda...
En esta oportunidad, vuelvo a traer el segundo capítulo de una historia que cambió los relatos para adultos para siempre.
Todo inició como publicaciones esporádicas de capítulos cortos en el sitio y, hoy en día, hay más de 10 sagas diferentes, publicadas y registradas por mi autoría.
Para todos aquellos que aún no han leído esta historia, aquí dejo el segundo capítulo completo y reeditado del relato que lo cambió todo.
Como todo autor, requiero de mucho esfuerzo, tiempo y dedicación para crear cada historia, por eso es muy importante que me sigan en las redes como HIPHOP911OK o HIPHOP911.WEBNODE.PAGE, donde salen constantes actualizaciones sobre las obras.
Sin más que decir, un agradecimiento a ustedes, que vienen siguiendo mi contenido desde hace más de 7 años.
Como muchos sabrán, la historia comienza con "Mi prima, Mara" y continúa con "Mi prima, Mara: El camino de la tentación" y "Mi prima, Mara III". Sin embargo, también hay una continuación alterna de "El camino..." con los libros "Mi prima, Mara 2.5" y " Mi prima, Mara 2.8", lo cuál sirve como una especie de "what if", si uno de los personajes hubiera optado por tomar una decisión clave, de manera distinta, en un momento específico.
Asimismo, hay numerosos "spin off" se conectan con las historias y los cuáles los lectores, deberán investigar con cuál de ellas lo hace.
Toda la info está en el insta HIPHOP911OK y en la pag. hiphop911.webnode.page
Saludos!!
Mi prima, Mara. Capítulo 3
ISBN 978-987-88-0210-7
CAPÍTULO III: La dulce apuesta
Empezaba un nuevo día. El sol entraba por la ventana y ya comenzaba a despertarme.
Había dormido como un nene, después de haber vivido una noche como pocas, con Mara. Que bien me sentía. Y me preguntaba si volvería a tener algún otro momento, como los del día anterior. Por dentro, imploraba que así fuera.
En ese momento se escucha que golpean la puerta de la pieza.
-¡Pasá!.- Dije
-¡Buen día, nene! Para que veas que soy la mejor, te traje el desayuno.- Expresó una muy copada Mara.
Ya empezaba el día con el pie derecho. Me trajo unas tostadas con mermelada y un café con leche. ¡Que divina! Encima estaba re linda. Tenía el pelo recogido y una remera gris larga que le cubría hasta debajo de la cola. No se veía que tenía debajo. Una excelente manera de amanecer...
-¿Cómo dormiste?.- Me preguntó con ternura.
-Genial.- Contesté muy alegre y le sonreí.
-¿Me haces un lugarcito?
-Sí, obvio.- Y se sentó en la cama junto a mí.
-Si no te molesta, te hago compañía mientras desayunas.- Mirándome con dulzura, dijo.
-Jamás me molestarías vos.
-Tan dulce él.- Expresó tocándome la panza con la mano y haciendo gestos. La verdad que estaba muy pero muy linda.
Desde donde me encontraba, le podía ver los pechos, re grandes. Una hermosa imagen para arrancar el día.
Mientras desayunaba, Mara me dijo que ya había seleccionado un puñado de fotos para la revista y, que cuando pudiera, le diera una mano para elegirlas. También, me comentó cuales eran los requisitos básicos de las tomas que le habían impuesto.
-¡Dale! Si querés, más a la tarde noche lo vemos.
-Bueno. ¿Tenes que hacer algo primo más temprano?
-Sí, tengo partido del torneo hoy. Estamos defendiendo la punta del campeonato...
-¿Ah sí?
-Sí, jugamos contra los segundos.
-¡Qué copado! Si no te molesta te puedo ir a ver jugar.- Me dijo como con verguencita.
-Sí, me encantaría que vinieras.- Contesté con una sonrisa compradora. Era una buena idea.
-¿De verdad? Te voy a re alentar, vas a ver.- Expresó toda contenta
-Sí, llevo la hincha más linda de todas. Eso seguro jeje.- Contesté mirándola directo a los ojos.
-¿Sí?.- Expresó con miradita vergonzosa. Me encantó.
-Olvídate.- Guiñandole el ojo
-¡Qué primo tan copado que tengo!
-Jaja gracias por pensar eso...
-¡Y sí! Después de que ayer te dije “pajero” tantas veces, me seguís aguantando igual.- Manifestó riéndose y viéndome con complicidad. Esa complicidad que hacía que se me empezara a parar.
-Jajaja sí, creo que merezco que seas buena conmigo hoy.- Respondí siguiéndole el juego.
-Mmmm… Voy a ser muy buena con vos.- Y me miraba como pensando que podría llegar a hacer. Pensativa.
De solo escucharla, mi miembro crecía. Lo malo es que estaba en bóxer y solo tenía la sábana. Para colmo, dentro mío, pensaba en si estaba en tanga debajo de la remera. No se veía relieve alguno.
¿Estaría sin bombacha? Qué lindo morbo me hacía sentir este tipo de situaciones.
-¿Ah, sí? ¿Buena, cómo?.- Le dije intrigado.
-Ya vas a ver. ¡Algo se me va a ocurrir!.- Me dijo con mirada de seguridad y sonriendo de costado.
Yo ahí ya estaba visiblemente encarpado. A pocos centímetros de mi verga, estaba ella sentada y cuando se movía, su brazo me pasaba casi pegado a mi erecto miembro. Qué locura…
-Para empezar, me voy a poner re linda para ir a alentarte. ¿Qué te parece?
-Me parece muy bien. Espero que no se te tiren todos encima jeje
-Quédate tranquilo que yo voy solo por vos.- Y me guiñó el ojo de una forma muy hot. Uf….
Fue en ese momento que quiso alcanzar un broche de pelo que había en la mesita de luz del otro lado. Por lo que se inclinó y se estiró por encima mío pero casi sin tocarme.
Lo que ocurrió fue tremendo. ¡Tenía sus tetas colgando sobre mi cara! El movimiento que hacían cuando ella intentaba agarrar el broche era perfecto. Podía verle apenas el relieve de los pezones. La pija se me puso como una piedra y permanecí quietito, no creyendo lo que pasaba.
-¡Acá está! ¡No lo encontraba por ningún lado!.- Y volvió a ponerse como estaba.
Habrá notado mi cara de sorpresa, porque al verme me dijo:
-¡Uy, perdón no me di cuenta! Te puse las tetas en la cara jeje.- Y hacía gestos como agarrándose la cabeza.
-Jajaja.- Yo, tieso como el cemento, solo me reía, bastante colorado.
-¡Ya veo que no te haces problema, eh!.- Me dijo con tono algo guarrito.
-¿Por?.- Repliqué haciéndome el dolobu.
-Ya empezás a verme los pechos desde temprano ¡Qué pibe!.- Y me observaba fijo. Con el reflejo de la luz, las pequitas que tenía hacían que cualquiera se enamorara con solo mirarla. Simplemente, una belleza.
Qué bueno estaba cuando me hablaba así. Como me calentaba. Tomé un poco de coraje y le dije como apurándola:
-Encima que me pones las tetas en la cara, ¿el degenerado soy yo?
-Jaja ¡tenes razón! Encima que te hago sufrir yo, te molesto todavía jeje
-Igual te jodo prima, ojalá todas las mañanas me despertara así.
-¿Viéndome los pechos?.- Dijo con los ojos bien abiertos y una mueca de costado.
Ahí sí, me bajó un calor hasta la punta de la verga, que ya se notaba recontra parada bajo sábana. Decidí retrucársela para ver si podría obtener algo más.
-Ssssi.- Dije algo dubitativo y colorado.
-¿Sí, qué?.-Sorprendida pero con cara algo cachonda. Me volvía loco que siguiera el juego.
-No, nada jaja.- No quería que pensara cualquiera. No estaba seguro de decirle tantas cosas desubicadas.
-¿Me dijiste que sí por las tetas?.- Yo notaba que estaba algo excitadita. Tenía los timbres bien marcaditos en la remera.
-¡Si, también! Ojalá viniera una chica como vos a despertarme así todos los días. Le dije decidido.
En ese momento ella tragó saliva. Seguro no se esperó tanta sinceridad de mi parte. Y algo nerviosa me dijo:
-¡Qué pibe, por Dios!
-¿Qué?
-¡¡Pervertidito!!.- Expresé escondiendo la mirada. Haciéndose la otra.
-¡Yo sé que te gusta que te lo diga, Mar! Y a mí me gusta decírtelo...- Le dije sin vergüenza. Estaba caminando por la cornisa...
-¿Ah, sí? ¿Y cómo sabes que me gusta?.- Me preguntó curiosa. Pensé en ir aún más lejos.
-¡Yyy… Se te nota!...
-¿Cómo se me nota?.- Le gustaba por donde iba la cosa. Tenía una mueca en el rostro, divina.
-Y, estás toda colorada...
-¿Y sólo por eso lo pensás?.- Expresó levantando una ceja. Qué gesto más sensual...
Fue ahí cuando la miré como diciendo “es obvio”.
-Por tus…- Y le señalé los duros pezones que evidenciaba.
-¿Qué tienen?.- Me dijo como no entendiendo y agarrándose las gomas.
-Perdón si suena desubicado, pero se marcan tus pezones, prima…- No podía creer lo que acababa de decirle.
-¡¡¡Ayyy, neneeee!!!.- Gritó tapándose la cara. Ella no creía lo que había escuchado.
Me gustaba mucho calentarme de esa manera. Sentía la leche que me recorría el cuerpo y se acumulaba en la verga.
Mientras yo me reía, Mara se levantó roja como un tomate de la cama y me dijo:
-¡Sos de terror, pendejo!.- Mientras buscaba algo para decirme pero sin encontrar alguna excusa. La había descubierto.
-Amo molestarte, prima. Qué copada que sos. No te enojes jaja
-Mira las cosas que me decís, depravado. Te estás pasando.- Expuso sin poder evitar reírse.
Pero en ese momento, por alguna razón, giró su cabeza hacia la carpa que había en la cama. Abrió los ojos muy sorprendida.
Yo tardé un momento y enseguida me tapé. Rogaba que la hubiera visto, pero igual debía taparme. Era lo correcto. No podía ser tan pajero...
-¿Eso es...?.- Preguntó con la mirada fija y la boca abierta. ¿Y ahora? No quedaba otra que ir para adelante.
-Ssss ssi.- Respondí, tímido, pero feliz de que la haya visto.
-¿La tenes parada?.- Dijo como saliéndole sin querer. Pero enseguida pidió perdón y se tapó la boca. Amé esas palabras que salieron de ella.
-Jaja sí.- Contesté riéndome como si fuera algo normal, mientras se me endurecía más.
-¿Y por qué se te puso así?.- Me cuestionó cachondamente curiosa.
-Y, en parte, porque todos los hombres nos levantamos así. Creo jaja
-¿Posta?.- Me dijo asombrada
-¿Mmmm me vas a decir que no sabías?.- Le digo extrañado
-¿No, por?.- Como escuchando atenta.
-Si estuviste de novia vos, qué te voy a estar explicando...
-Bueno, pero no estábamos todo el tiempo juntos y creo que casi nunca nos despertábamos juntos.
-¡Ah, mirá vos!
-¿Y por eso solo se puso así?.- Insistió. Había algo que no le cerraba. O que le intrigaba. La cosa es que me hacía seguir volando.
-Mmm no… Porque...
-¿Qué?.- Me decía desafiante.
-Y porque estas linda y es un acto reflejo ponerse así, cuando ves algo que te gusta…- Se me escapó.
Ahí se mordió el labio y se movió, dejándome ver, a solo medio metro de mi cara, la terrible cola que tenía. En ese instante descubrí que traía tanga. Era muy, muy chiquita. Apenas se notaba el triangulito por encima de la línea de la cola. Era precioso ver como la remera se le metía entre los cachetes.
-Aunque seas un pendejo pervertido, me encanta lo que decís. Sos re dulce…
-Jaja vos también sos media pervertida, eh. ¡No te hagas!
Se rió toda toda ruborizada, y me miró con cara ratonera, con complicidad.
-Me haces decir estas cosas… Es increíble, nene jajaja. No crucemos las líneas...
-Jajaja. Y así y todo vas a ser buena conmigo hoy ¿viste?
-Sí.- Me dijo agarrándose el pelo. Sonriendo. Yo sentía que empezaba a disfrutar de estas cosas y mucho, aunque no lo dijera. Y me daba cuenta de que la miraba cada vez más.
Luego de esa hermosa secuencia, me dijo que se iba a poner hacer unas cosas. Y emprendió el camino hacia la puerta. El movimiento de sus piernas y su cola era impresionante. La miré descaradamente.
Ella se iba riendo. Se volteó y me miró como diciendo “me mirabas la cola” y me hizo gesto como de “sos terrible”. Pero le gustaba y eso me parecía genial. Estaba totalmente encantado.
Me quedé comiendo y pensando en todo. Era hermoso lo que me pasaba. Y, después de desayunar, me levanté. Fui al baño a limpiarme un poco ya que se me estaba volviendo rutina manchar los calzoncillos...
Transcurrieron las horas y mientras yo hablaba por whatsapp en el grupo del equipo, ella me llamó desde su habitación.
-¡Primo! ¡Tenemos que hacer lo de las fotos!.- Me gritó
-¡Voy!.- Ya se me hacía agua la boca de pensar las fotos que me iba a mostrar. Iba a ir a jugar al fútbol súper excitado.
-¡Vení, sentate, mirá, no son demasiadas!
-¡A ver!.- Dije todo emocionado pero sin exteriorizarlo.
Yo estaba vestido normal, de bermuda y remera gris. La ropa me quedaba al cuerpo, marcándome bien el pecho y los brazos. Ella, por su parte, tenía un shorcito de jean y una remera sin mangas, roja y bastante escotada. Como no tenía mangas, se le veían las gomas un poco desde los costados abiertos de la prenda. Lo que era ese escote... Estaba seguro de que si hacía movimientos bruscos, algo más se le vería. Y encima el grosor de la blusa era muy finito. Se notaba que la había hecho casera esa prenda.
Pero la ilusión terminó ahí. Ella abrió la carpeta de las fotos y al observar las miniaturas, no parecía estar con poca ropa en ninguna.
Y eso era. Estaba muy linda en las fotos, pero la mayoría, eran vestidos de gala y algún que otro tapado. En algunas tenía traje de baño, pero se notaba que no buscaban calentar al espectador, por cómo estaban sacadas.
Era ropa provocativa, pero yo esperaba otra cosa mucho más jugada, mostrando más piel.
-¡Ah, estás re vestida!.- Me salió de adentro, bastante decepcionado.
-¿Y qué esperabas?.- Con gran cara de sorpresa
-No, nada, nada.- Respondí tratando de hacerme el boludo, pero con evidente desilusión.
Ella me miraba como no entendiendo, pero se dio cuenta que yo esperaba fotos más hot y como que se quedó.
-¿Qué esperabas fotos playboy vos, nene? Jeje.- Exclamó algo tentadita.
-No, no.- Le repliqué tratando de sacar mi cara abrumada.
-Eran éstas fotos las que yo decía.- Expuso como diciendo “era ésto lo que te iba a mostrar”.
-¡Está bien!.- Le dije con gran capacidad actoral. Tampoco quería que pensara que no iba a compartir ese momento con ella por no tener fotos pornográficas.
-Fotos en bolas no te voy a mostrar. ¡Olvidate de esa idea!.- Declaró, algo ruborizada. Ahí se me prendió la lamparita. ¿Será?
O sea que tenía fotos en bolas... ¡Qué zorrita! pensaba De a poco iba excitándome nuevamente. De solo pensarlo…
-¡Tampoco en bolas decía, exagerada!
-No, solo te digo. Sos bastante chancho vos.- Y miraba para otro lado
-O sea que tenes fotos así jeje.-
Se quedó mirándome.
-Sí, como te habrás dado cuenta, me gusta sacarme fotos.- Explicó muy avergonzada, pero admitiendo su secreto. Yo me imaginaba cómo serían esas fotos, cómo se las sacaría ¿pondría cara de putita? Era un hermoso misterio.
-¡Qué copado!.- Le dije, ya con la verga despierta y algo colorado.
-Sí, pero bueno, no importa. Tampoco quiero que me veas toda entangada.- Exclamó queriendo cambiar de tema urgentemente y me empezó a preguntar qué me parecían las fotos para la revista.
En ese momento, creí que lo mejor era actuar lo más normal, para que no llegue a incomodarse. Y comencé a hablarle de lo que veía. Además, fuera como fuera, me encantaba pasar el rato con ella.
Lo rescatable de la situación era que, como estaba sentada pegada a mí, parte de su busto que quedaba descubierto, me tocaba el brazo de costado.
Qué placer sentir esa piel tocándome. Me generaba un calorcito tremendo.
Ella por momentos me miraba. Yo no sabía qué pensaba, pero seguro era que se había dado cuenta de que me había quedado con las ganas de verla semidesnuda.
Mientras tomaba nota de todo lo yo le decía, con la lapicera en la boca, sentí que me quería decir algo. Me miraba y corría la vista.
-¿Pasa algo, Mar?
-No, nada, nada.- Dijo como queriendo decir “olvidate” con la cabeza.
-Ok, bueno.- Yo miraba cómo se movían y se le inflaban los pechos. Qué ganas de chuparlos que me daban. Se veían muy ricos. Ese escote le dejaba ver más de la mitad de la piel de las tetas descubierta.
Ella se daba cuenta de que yo cada tanto se las miraba y se hacía la que no lo notaba. ¿Le gustaba que lo hiciera? Me ponía loco pensar que sí.
Estaba algo rara, como que me iba a decir algo y no se decidía.
-¿Seguro no pasa nada?.- Insistí
-No, no.- Pero algo dubitativa.
-Bueno, pero anda pensando qué premio me vas a dar si ganamos el partido.- Le dije con una mirada pretenciosa. Tal vez la empujaría a decirme lo que pensaba.
-¿Yo te tengo que dar algo? jaja
-Sí, es tu acción de buena prima. ¿No me dijiste eso en el desayuno?
-Mmmm sí, ya sé qué puedo hacer…- Y se mordió los labios, pensativa.
-¿Qué?.- Le pregunté, intrigado al mango.
-Algo que, por lo que veo, te va encantar....
-¿Ah, sí?.- Respondí con la pija a mil. ¿Era lo que yo pensaba? Me moría ahí...
-Sí, y supongo que mucho. Pero te aclaro que va a ser por única vez.- Y se puso roja.
Mi corazón comenzó a latir a mil por hora. Me generó una ansiedad asombrosa escuchar esas palabras.
¿A qué se refería? ¡Por dios! Maquinaba cómo el mejor...
-¿Qué vas a hacer?
-Aunque no sé si estoy segura…- Pareció repensar.
-¡Decime, tonta!.- Cariñosamente le dije.
-Aaa... Sorpresa. Usted gane el partido y verá. Solo te voy a decir que te voy a mostrar... Algo...
Sin darme cuenta, me había estado saliendo pequeñas gotas de esperma de la verga desde hacía rato. Era líquido preseminal. Mi mente laburaba como lo haría el mejor guionista de Hollywood, pero versión +18. Cada palabra era algo único...
Ella sabía cómo que se sentía en deuda conmigo. Así parecía, al menos.
-¿Algo como qué?
-Mmm ¿viste que el otro día me dijiste que te gustaba mucho la tanga que tenía en la foto del celu?.- Dijo algo ruborizada.
-Sí, ¿Qué tiene?.- Le dije empezando a sorprenderme.
-¡¡Bueno, te la muestro!!.- Expresó despacito y con mucha cara de vergüenza.
-¿Cómo? Le pregunté atónito y a punto de que la verga me escupiera todo. Pero no quería entender mal, por lo que permanecí atento.
-¿Te muestro la tanguita, queres? Ya que sos un pervertido…- Esbozó con una voz súper cachondita. Sonaba terrible pero, ¿Quería decir lo que quería decir? Dios...
-Jaja te pensas que nunca vi una tanga.- Contesté, entendiendo que me la iba a dar para verla.
-¡No, tontooo!
-¿Entonces?.- Sin saber que lo que vendría me iba a provocar casi una eyaculación espontánea.
-¡Pero mirá que va a ser una única vez, eh!
En ese instante, muy colorada y con una cara de zorra que nunca le había visto antes, me dijo algo muy inesperado:
-Si ganas el partido... Me pongo esa tanga y te muestro como me queda...
3 comentarios - Mi prima, Mara Capítulo 3 (Reedición 2023)
esta muy bueno