Está historia está basada en hechos reales.
Obvio los nombres y las edades fueron cambiados.
Ella de nombre Sara y de 32 años de edad, era una fiel testigo de Jehová. Desde pequeña había aprendido a amar a Dios y a seguir sus mandamientos. Su mayor alegría era compartir la buena noticia del Reino con otras personas. Por eso, cada semana visitaba varias casas para ofrecerles las revistas y los folletos que explicaban la verdad bíblica.
Una de esas casas era la de Daniel, un hombre maduro y soltero de unos 55 años de edad que trabajaba como godin desde casa. Sara lo había conocido un día que él estaba en casa y le había abierto la puerta. Ella le había ofrecido una revista sobre el propósito de la vida y él había aceptado leerla. Desde entonces, Sara lo visitaba cada martes y jueves por la tarde para estudiar la Biblia con él.
Daniel se sentía muy atraído por Sara desde el primer momento que la vio. Le gustaba su sonrisa, su mirada, su voz su piel blanca. Le parecía una mujer hermosa y dulce con un culo enorme que esperaba a ser penetrado. No le importaba que no se maquillara ni se peinara, ni que tuviera las piernas sin depilar o que aveces oliera a sudor. Él sabía que eso era parte de su fe y de su sencillez. Lo que le importaba era su corazón y poder meterle la verga algún día.
Sara también sentía atracción por Daniel, pero no se atrevía a admitirlo. Ella pensaba que su deber era enseñarle la palabra de Dios y ayudarlo a acercarse a él. No quería distraerse con sentimientos mundanos ni poner en riesgo su relación con Jehová. Además, sabía que Daniel no era un testigo de Jehová y que eso era un obstáculo para tener una relación seria con él edemas de otras cosas.
Pero las ganas fueron más fuertes que la razón y un día, después de terminar el estudio bíblico, Daniel se armó de valor y se sacó la verga y le confesó sus malos pensamientos a Sara. Le dijo que la deseaba, que le encantaba, que quería cojer con ella. Sara se quedó sin palabras mientras miraba boquiabierta la verga de Daniel, no sabía qué decir. Por un lado, se sentía excita y atraída, por otro, se sentía culpable y asustada. ¿Qué haría? ¿Qué diría? ¿Qué pensaría Dios?.
Pasaron pocos segundos cuando Sara tomo con su mano nerviosa la verga de Daniel, estaba muy dura he hinchada, Daniel intento besarla pero Sara se negó, dijo que no era correcto lo que hacían e intento irse pero, Daniel la abrazo y le susurro al oído que se dejarán llevar por la pasión. Sara soltó un gemido y apretó las piernas mientras Daniel le acariciaba la entre pierna.
Poco a poco Sara comenzó a ceder a su deseo carnal, comenzó a masturbar con sus manos sudadas la verga de Daniel mientras era besada apasionadamente por el. Daniel desabotonaba la blusa de Sara y acariciaba sus senos que eran más grandes de lo que se había imaginado, comenzó a lamer sus enormes y rosados pezones y Sara solo gemía de placer.
Daniel le quitó la blusa a Sara y se dio cuenta que tenía las axilas peludas, nunca había estado con una mujer así pero extrañamente se sentía más excitado.
Le indico a Sara que se agachara para que le chupara la verga, sin dudarlo Sara se puso de rodillas frente a Daniel y ella comenzó a mamarle la verga como toda una profesional. Daniel se sorprendió de lo buena que era haciéndolo pero no quiso pensar en eso, y solo disfruto.
Después de unos minutos le pidió a Sara que se levantará y se quitará la falda y su enorme panty, Daniel se sorprendió al ver qué Sara estaba muy peluda, nuca había visto tanto pelo en una mujer pero eso lo excito más. Le pido a Sara que se pusiera en cuatro en el sofá y vio como tenía un enorme y rozado culo lleno de pelos que liberaba un aroma muy peculiar.
Daniel sin pensarlo le metió la verga y Sara gimió fuertemente mientras decía perdoname Jehová, Daniel comenzó a penetrar de forma brusca a Sara y ella solo decía "ay Dios, ay Dios, ay Dios". Los gritos de Sara excitaron más a Daniel quien comenzó a darle nalgadas y a jalar su cabello despeinado.
Daniel se detuvo y pido a Sara que se volteara, Sara obedeció y se recostó en el sofá, Daniel levantó sus piernas que aún llevaban puestos sus zapatos planos y levantó sus piernas a la altura de sus hombros, Daniel comenzó a penetrar a Sara nuevamente, el veía muy excitado como rebotaban los senos de Sara y como Sara se cubría el rostro con sus manos para intentar ahogar sus gemidos. Tanta era la fuerza con la que Daniel penetraba a Sara que hasta un zapato cayó al suelo, Daniel no podía detenerse y no quería terminar pero el cansancio comenzaba a llegar. Sara se dio cuenta y ahora ella le pido a Daniel que se sentará en el sofá, Sara se puso frente a el y se volteo, Daniel abrió las piernas y Sara se acomodo la verga de Daniel y comenzó a darse sentones en el.
Sara brincaba como una niña en la verga de Daniel mientras el estiraba los brazos para acariciar los senos de Sara. Sara no dejaba de gemir ni de decir el nombre de Dios hasta que Daniel no aguanto más...
Daniel comenzó a eyacular y Sara se dio cuenta, sintió como Daniel la dejaba rellena de su tibio semen pero no saco la verga de Daniel, dejo que terminara dentro de ella. Cuando Daniel dejo de temblar Sara se levantó y se agachó para mamar nuevamente la verga de Daniel, el le acaricio el rostro con ternura y ella lo miraba fijamente mientras limpiaba su verga con la boca.
Sara se levantó y comenzó a vestirse, Daniel notó como escurría su semen en las piernas de Sara pero ella no hizo nada por limpiarse. Cuando Sara estaba lista, tomo su Biblia y sus revistas las apretó a su pecho y mirando hacia el techo dijo:
-Ojalá mi marido no sospeche de esto jamás, Jehová ayudame...
Daniel estaba muy sorprendido, se acababa de dar cuenta que la mujer que deseaba era casada, Sara se fue y nunca regreso... Pero el deseo de Daniel ya se había cumplido.
Obvio los nombres y las edades fueron cambiados.
Ella de nombre Sara y de 32 años de edad, era una fiel testigo de Jehová. Desde pequeña había aprendido a amar a Dios y a seguir sus mandamientos. Su mayor alegría era compartir la buena noticia del Reino con otras personas. Por eso, cada semana visitaba varias casas para ofrecerles las revistas y los folletos que explicaban la verdad bíblica.
Una de esas casas era la de Daniel, un hombre maduro y soltero de unos 55 años de edad que trabajaba como godin desde casa. Sara lo había conocido un día que él estaba en casa y le había abierto la puerta. Ella le había ofrecido una revista sobre el propósito de la vida y él había aceptado leerla. Desde entonces, Sara lo visitaba cada martes y jueves por la tarde para estudiar la Biblia con él.
Daniel se sentía muy atraído por Sara desde el primer momento que la vio. Le gustaba su sonrisa, su mirada, su voz su piel blanca. Le parecía una mujer hermosa y dulce con un culo enorme que esperaba a ser penetrado. No le importaba que no se maquillara ni se peinara, ni que tuviera las piernas sin depilar o que aveces oliera a sudor. Él sabía que eso era parte de su fe y de su sencillez. Lo que le importaba era su corazón y poder meterle la verga algún día.
Sara también sentía atracción por Daniel, pero no se atrevía a admitirlo. Ella pensaba que su deber era enseñarle la palabra de Dios y ayudarlo a acercarse a él. No quería distraerse con sentimientos mundanos ni poner en riesgo su relación con Jehová. Además, sabía que Daniel no era un testigo de Jehová y que eso era un obstáculo para tener una relación seria con él edemas de otras cosas.
Pero las ganas fueron más fuertes que la razón y un día, después de terminar el estudio bíblico, Daniel se armó de valor y se sacó la verga y le confesó sus malos pensamientos a Sara. Le dijo que la deseaba, que le encantaba, que quería cojer con ella. Sara se quedó sin palabras mientras miraba boquiabierta la verga de Daniel, no sabía qué decir. Por un lado, se sentía excita y atraída, por otro, se sentía culpable y asustada. ¿Qué haría? ¿Qué diría? ¿Qué pensaría Dios?.
Pasaron pocos segundos cuando Sara tomo con su mano nerviosa la verga de Daniel, estaba muy dura he hinchada, Daniel intento besarla pero Sara se negó, dijo que no era correcto lo que hacían e intento irse pero, Daniel la abrazo y le susurro al oído que se dejarán llevar por la pasión. Sara soltó un gemido y apretó las piernas mientras Daniel le acariciaba la entre pierna.
Poco a poco Sara comenzó a ceder a su deseo carnal, comenzó a masturbar con sus manos sudadas la verga de Daniel mientras era besada apasionadamente por el. Daniel desabotonaba la blusa de Sara y acariciaba sus senos que eran más grandes de lo que se había imaginado, comenzó a lamer sus enormes y rosados pezones y Sara solo gemía de placer.
Daniel le quitó la blusa a Sara y se dio cuenta que tenía las axilas peludas, nunca había estado con una mujer así pero extrañamente se sentía más excitado.
Le indico a Sara que se agachara para que le chupara la verga, sin dudarlo Sara se puso de rodillas frente a Daniel y ella comenzó a mamarle la verga como toda una profesional. Daniel se sorprendió de lo buena que era haciéndolo pero no quiso pensar en eso, y solo disfruto.
Después de unos minutos le pidió a Sara que se levantará y se quitará la falda y su enorme panty, Daniel se sorprendió al ver qué Sara estaba muy peluda, nuca había visto tanto pelo en una mujer pero eso lo excito más. Le pido a Sara que se pusiera en cuatro en el sofá y vio como tenía un enorme y rozado culo lleno de pelos que liberaba un aroma muy peculiar.
Daniel sin pensarlo le metió la verga y Sara gimió fuertemente mientras decía perdoname Jehová, Daniel comenzó a penetrar de forma brusca a Sara y ella solo decía "ay Dios, ay Dios, ay Dios". Los gritos de Sara excitaron más a Daniel quien comenzó a darle nalgadas y a jalar su cabello despeinado.
Daniel se detuvo y pido a Sara que se volteara, Sara obedeció y se recostó en el sofá, Daniel levantó sus piernas que aún llevaban puestos sus zapatos planos y levantó sus piernas a la altura de sus hombros, Daniel comenzó a penetrar a Sara nuevamente, el veía muy excitado como rebotaban los senos de Sara y como Sara se cubría el rostro con sus manos para intentar ahogar sus gemidos. Tanta era la fuerza con la que Daniel penetraba a Sara que hasta un zapato cayó al suelo, Daniel no podía detenerse y no quería terminar pero el cansancio comenzaba a llegar. Sara se dio cuenta y ahora ella le pido a Daniel que se sentará en el sofá, Sara se puso frente a el y se volteo, Daniel abrió las piernas y Sara se acomodo la verga de Daniel y comenzó a darse sentones en el.
Sara brincaba como una niña en la verga de Daniel mientras el estiraba los brazos para acariciar los senos de Sara. Sara no dejaba de gemir ni de decir el nombre de Dios hasta que Daniel no aguanto más...
Daniel comenzó a eyacular y Sara se dio cuenta, sintió como Daniel la dejaba rellena de su tibio semen pero no saco la verga de Daniel, dejo que terminara dentro de ella. Cuando Daniel dejo de temblar Sara se levantó y se agachó para mamar nuevamente la verga de Daniel, el le acaricio el rostro con ternura y ella lo miraba fijamente mientras limpiaba su verga con la boca.
Sara se levantó y comenzó a vestirse, Daniel notó como escurría su semen en las piernas de Sara pero ella no hizo nada por limpiarse. Cuando Sara estaba lista, tomo su Biblia y sus revistas las apretó a su pecho y mirando hacia el techo dijo:
-Ojalá mi marido no sospeche de esto jamás, Jehová ayudame...
Daniel estaba muy sorprendido, se acababa de dar cuenta que la mujer que deseaba era casada, Sara se fue y nunca regreso... Pero el deseo de Daniel ya se había cumplido.
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