Me llamo Fernando y tengo 40 años, tengo el cabello negro, barba abundante, soy de complexión robusta sin caer en la gordura ya que me gusta hacer ejercicio y mido 1,75; la historia que les voy a contar es sobre la aventura incestuosa que tuve con mi hija Lucía.
Lucía es pelirroja, ojiverde, de piel blanca, tiene 18 años, mide 1.62 y es delgada, se podría decir que es “plana” aunque eso no evita que ella luzca encantadora; yo soy socio de una empresa multinacional por lo que viajo demasiado y no convivo mucho con mi esposa Mariana y mi hija Lucy pero esta semana la destiné a estar con mi familia por completo.
-Buenos días. -me saluda mi esposa.
-Buenos días amor.
-¿Ya hablaste con Lucy?
-No, iba a esper…
-¿Decirme qué? -interrumpe mi hija un poco desconcertada.
-Vamos a hablar. -le señalo la mesa a Lucy y salimos a hablar.
Mariana iba a viajar al otro lado del país porque su nana se había enfermado y se quedaría en Tijuana por lo menos 15 días ya que es algo mayor y mi esposa teme lo peor.
Después de explicarle a Lucy lo que pasaba quedó conforme aunque iban a ser unos días anormales puesto que ella ya está acostumbrada a estar con su mamá pero nos caerá bien pasar más tiempo juntos.
2 días después.
-Me llamas cuando llegues allá cielo.
-Sí Fernando ya me voy, perderé el vuelo. -me contesta mi esposa desde el taxi con un tono descortés.
Salí a correr como todas las mañanas y después de 30 minutos subí a ducharme para posteriormente preparar el desayuno.
-¿Tan temprano y ya molestando? -me sorprende Lucía con un tono sarcástico.
-Uy perdón por tratar de complacer a mi princesa consentida.
-¿Consentida? Si apenas nos vemos…
Cruda y directa, eso dolió pero tiene razón, no convivo mucho con ella. Nos sentamos a desayunar y decido hablarle acerca el comentario que había hecho.
-Hija…
-Sí.
-Mira, ya sé que no paso mucho tiempo con ustedes pero debes entender lo demandante que es estar al frente de una compañía como la mía.
-Si papá te entiendo. -por su cara noto que no lo dice satisfecha.
-Esta semana me tomaré un descanso, le dejé encargada la empresa a tu tío Roy así que me verás vagabundeando por la casa ¿qué te parece?
-¿¡En serio pá!? -me pregunta emocionada.
-Sí hija, ¿quieres que después de la universidad vayamos a la feria?
-¡Siii!
-Sabía que te encantaría la idea, pero bueno acomoda tus cosas que hoy te voy a llevar yo.
10 horas después.
Llegar a este lugar trae muchos recuerdos, a Lucy le encantaba venir aquí cuando era niña, le encantaba subirse a las tacitas, o como ella les decía “las tachitas”, observo a mi niña y me doy cuenta que ya no es una niña, ha crecido, ya es una mujer, se ha desarrollado, los chicos la observan al pasar, no es que sea un padre celoso pero aborrezco eso, la simple idea de que un chico se le acerque a mi Lucy me hace rabiar.
Después de divertirnos por un buen rato emprendemos el camino a casa.
-¿Te la pasaste bien hija?
-¡Sí papá!, hace mucho que no me divertía. -me voltea a ver con esa sonrisa que tanto me gusta.
-Que bueno que la hayas pasado bien, ¿ya hace hambre no?
-Sí ya gruñe mi pancita, mira.
Me señaló hacia su estómago e insinuó que le tocara, no cedí porque no suelo manejar con una sola mano pero insistió y me jaló el brazo sorprendiéndome tanto que el auto se movió bruscamente y mi mano fue a dar directo a su escote, pude notar que no llevaba sostén y me quedé embobado en ese momento hasta que el sonido de un claxon me trajo de vuelta a la realidad, puse el auto en marcha y rompí ese silencio incómodo que se había formado.
-Ay hija, perdón no era ni inten…
-No te preocupes pá, no debí distraerte.
Seguí el camino a un restaurante italiano que se encontraba cerca y no hablamos más hasta llegar al lugar.
-¿Quieres lasaña verdad hija?
-¿Aún recuerdas no? Si lasaña está bien.
-Lasaña para dos por favor.-ordené.
La cena transcurrió muy divertida, bebimos un poco y platucamos anécdotas de la infancia y otras cosas, para posteriormente irnos a casa.
-Hoy fue un buen día papi, gracias.
-No hay que agradecer, siempre es bueno pasar un día con mi niña consentida, pero ya es tarde, a dormir.
-¡Ay papá no seas aburrido! Además mañana no me toca ir a la uni, yo aquí me quedo. -me hace un puchero infantil.
-Vámonos he dicho.
-Cargame hasta la cama.
-Ay niña vayamos ya de una vez.
La tomé y la cargué desde la sala hasta su habitación en la segunda planta y casi casi la aviento sobre la cama y del cansancio me tiro yo también.
-Ay ni aguantas nada.
-Estás muy gorda hija jajaja.
-¡Papá! -me golpea con una almohada.
-Jajaja ya es una broma mi niña, estás bien delgada.
-Ay ya dejame, voy a ponerme cómoda.
Se metió a su baño y yo me quedé recostado viendo alrededor de su recámara, se escuchó el sonido del agua y supuse que se iba a tardar bañándose y decidí irme a ducharme también pero el cansancio del día o la flojera mejor dicho me hicieron que cayera rendido y me quedé dormido ahí mismo.
-¿Papi?
-¿Qué?
Como pude me reincorporé, la recámara estaba a media luz y mi hija estaba agachada mirándome por lo que podía ver sus pequeños senos a través de la pequeña blusa que llevaba puesta, experimenté lo mismo que había sentido en el coche hace unas horas antes, reaccioné y analicé lo que pasaba por mi mente, soy su padre, no puedo tener ese tipo de pensamientos.
-Papi ¿estás despierto?
-No Lucy, estoy dormido.
-Jajaja ay que chistoso mi papá.
-Jajaja ¿que horas son?
-Las 3 de la mañana.
-Caí rendido, me voy a mi habitación.
-Si quieres puedes dormir aquí como cuando era niña.
Lo que faltaba, veo sus pechos, empiezo a fantasear y ella me pide dormir en su cama, tranquilo Fernando, puedes controlarte.
-Bueno está bien, vamos a dormir entonces.
-Wiii.
Pasaron cerca de 40 minutos y por más que quería no podía concebir el sueño, no sé si serían las copas de más o de plano estaba enloqueciendo pero no podía dejar de pensar en mi hija de una manera que no es debida.
De pronto Lucy se volteó y quedó de espaldas a mí y yo la abracé sin ninguna mala intención, sí claro; puse mi mano izquierda sobre su cintura y como la blusa que llevaba era pequeña mis dedos podían tocar su suave piel, no resistí y comencé a bajar mi mano a su trasero, no era muy grande pero me encantaba, sentí que su respiración se aceleró y pensé que despertaría y paré pero a esa altura ya estaba muy excitado y nada me iba a detener, me pegué más a ella y rocé sus nalguitas con mi miembro una y otra vez, Lucy empezó a soltar leves gemidos los cuales me prendían aún más, le di varios besos en el cuello ya sin importarme si se despertaba o no, devolví mi mano a su cintura y la fui subiendo hasta su blusa, la levanté hasta donde comienzan sus senos y vi que no llevaba brassier, y acaricié su pecho izquierdo con mi mano lentamente.
-Papá...
Dentro de mi excitación no noté que había despertado y mil cosas pasaron por mi mente, quedé en shock, me sentí perdido, que iba a pensar Lucía, Mariana, eso estaba muy mal, sentí mi vida derrumbarse a pedazos.
-Sigue...
¿Qué? ¿Dijo que siguiera? Sí de por sí ya estaba en shock al momento de despertarse imaginen ahora con su reacción.
Quedé inmovilizado por completo lo cual Lucía notó y tomó la iniciativa en el juego se volteó y se montó encima de mí se quitó su blusa y dejó al descubierto sus pequeñas tetas, reaccioné y por instinto llevé mis manos a sus pechos y los acaricié una y otra vez, bajó y por fin pude chupar esos pezones rosaditos, mi hija soltaba pequeños gemidos con cada movimiento que hacia mi boca.
Nos besamos por primera vez y fue de lo más sensacional, sus labios eran tan perfectos, quería comermela viva. Sin perder tiempo me quité mi playera dejando ver mi abdomen un poco marcado a lo cual mi hija se sorprendió ya que no es muy común ver a alguien de mi edad con el cuerpo que tengo, devolvió su vista a mis ojos y me lanzó una mirada pícara que jamás pensé verle, mucho menos conmigo, bajó su mano al short que tenía puesto y lo quitó dejándome en puro bóxer y entendí lo que tramaba, comenzó a acariciar mi pene de arriba hacia abajo una y otra vez, mi erección era tan grande que sentía mi ropa interior romperse e inmediatamente mi hija quitó mi bóxer y lo aventó a algún lugar de la habitación haciendo que mi pene saliera disparado a la vista, me sonrió una vez más y con su mano empezó a curiosear mi miembro, lo recorría con sus suaves dedos hasta que terminó masturbándome y realmente fue una experiencia que jamás había tenido con ninguna otra mujer, lo jalaba de arriba hacia abajo con muy poca experiencia pero muy placentera a decir verdad, después se acostó sobre mi y llevé mis manos a sus nalgas y las sobé un buen rato, después quité ese short delgado con todo y panty dejándola desnuda por completo, nos regalamos una grandiosa sesión de besos apasionados, nuestras lenguas danzaban al son de nuestros latidos y la noche prometía mucho.
Nos separamos y puse a Lucy boca arriba, le abrí las piernas, metí mi cabeza entre ellas y le regalé un sexo oral a mi hija de otro mundo, mi lengua exploraba toda su vagina centímetro por centímetro, podría quedarme horas en ese monte de venus depiladito, mi trabajo allá abajo la hacía arquear su espalda por tanto placer que le provocaba, sus gemidos cada vez se escuchaban más fuerte y su respiración era más acelerada, seguí haciéndole sexo oral hasta que no soportó más y le llegó su primer orgasmo botando sus fluidos calientes directo a mi boca.
Nos reincorporamos y me monté sobre ella y llevé mi boca a sus pezones y los chupé como loco varias veces, después la besé por el cuello mientras con mis manos acariciaba sus senos, su piel se erizó y sus gemidos me pedían más y más.
-Desvirgame papá.
-Lo que pida mi princesa.
¿Virgen? ¿Voy a ser su primera vez? ¿Que mejor no? Fue suficiente preámbulo y decidí adentrarme en su intimidad, la tomé de las manos y fijé mi mirada en ella, rocé la punta de mi pene alrededor de su sexo lentamente hasta que por fin se lo metí y ella soltó un pequeño quejido, no quise lastimarla así que espere unos minutos, le besé la boca y el cuello para distraer su dolor tanto que ni siquiera se dio cuenta que ya estaba metiendo y sacando mi pene de ella, volvió su atención a lo que sucedía abajo y con cada embestida sus gemidos era más notorios, mi órgano entraba con más facilidad al pasar de los minutos, solté sus manos y las llevó a mi espalda abrazándose de ella con fuerza lo cual me motivó a penetrarla por completo haciendo que mi miembro de 19 centímetros sacaran gemidos tan fuertes como si fueran gritos de dolor pero por su rostro dejaba ver que eran puramente de placer, la cama no dejaba de moverse y nuestros cuerpos se habían fundido en uno sólo, sentí que estaba por venirme y le di pausa al acto.
La tomé de la mano, me senté al borde de la cama y con mis brazos la traje a mí, besé sus pezones con mucha más intensidad y después la puse de espaldas a mi, metí mis dedos a su vagina unas cuantas veces y después la puse a dar sentones en mi miembro, sus nalgas chocaban contra mis piernas, yo la tomaba de la cintura y la hacia bajar y subir haciéndola gemir y sudar como si fuese una actriz porno, su sexo y el mío embonaban perfectamente, con cada metida aprovechaba y le daba besos en su espalda desnuda haciéndola estremecerse como loca, duramos alrededor de 15 minutos en aquella posición hasta que mi hija llegó a su segundo orgasmo de la noche, sus jugos vaginales corrieron alrededor de mi pene y tiró su cuerpo sobre mí, le besé los hombros, la espalda, su cuello y la boca.
-Ahora te toca darme placer a mi hija.
-Sí mi querido papi.
La puse en cuatro sobre la cama y me acerqué a ella con una sonrisa pervertida y tomé mi miembro con mi mano y lo acerqué su cara, ella abrió los ojos como platos al ver que tendría su primera chupada, la tomé del cabello y ella un poco temblorosa tomó mi pene y lo rozó con la comisura de sus labios hasta que se dio valor y lo metió por completo a su boca y empezó a mamar despacio, yo le acariciaba el cabello motivándola a que subiera de intensidad y así pasó lo tomaba con su pequeña mano y lo metía y sacaba de su boca, apenas entraba 3/4 de él y ya podía sentir como llenaba su boca por completo, lo sacaba y lo escupía y lo lamía desde la punta hasta mis testículos, con su lengua jugueteaba con mi amiguito lamiendo en forma de círculo haciéndome gruñir de la excitación que experimentaba, sus mamadas eran casi profesionales, incluso las daba mejor que su mamá, estaba en un éxtasis total y no pude resistirme más y eyaculé salpicando todo mi jugo vital en su boca, era tanto que se le escurrió por su pecho hasta sus tetas, chupó el resto de semen que había en mi miembro y después con sus dedos se llevó lo que había quedado en sus senos a su boca y me besó.
Aquella noche sólo era el principio de una intensa relación incestuosa que mi hija Lucy y yo mantenemos hasta el día de hoy, en la calle cuando le besó la mejilla las personas piensan que es un inocente beso que le da un padre a su hija pero cuando cae la noche y mi esposa duerme me escabullo a la habitación de mi hija donde lo hicimos por primera vez para unir nuestros cuerpos en uno sólo y ser presos de nuestras más bajas pasiones.
Lucía es pelirroja, ojiverde, de piel blanca, tiene 18 años, mide 1.62 y es delgada, se podría decir que es “plana” aunque eso no evita que ella luzca encantadora; yo soy socio de una empresa multinacional por lo que viajo demasiado y no convivo mucho con mi esposa Mariana y mi hija Lucy pero esta semana la destiné a estar con mi familia por completo.
-Buenos días. -me saluda mi esposa.
-Buenos días amor.
-¿Ya hablaste con Lucy?
-No, iba a esper…
-¿Decirme qué? -interrumpe mi hija un poco desconcertada.
-Vamos a hablar. -le señalo la mesa a Lucy y salimos a hablar.
Mariana iba a viajar al otro lado del país porque su nana se había enfermado y se quedaría en Tijuana por lo menos 15 días ya que es algo mayor y mi esposa teme lo peor.
Después de explicarle a Lucy lo que pasaba quedó conforme aunque iban a ser unos días anormales puesto que ella ya está acostumbrada a estar con su mamá pero nos caerá bien pasar más tiempo juntos.
2 días después.
-Me llamas cuando llegues allá cielo.
-Sí Fernando ya me voy, perderé el vuelo. -me contesta mi esposa desde el taxi con un tono descortés.
Salí a correr como todas las mañanas y después de 30 minutos subí a ducharme para posteriormente preparar el desayuno.
-¿Tan temprano y ya molestando? -me sorprende Lucía con un tono sarcástico.
-Uy perdón por tratar de complacer a mi princesa consentida.
-¿Consentida? Si apenas nos vemos…
Cruda y directa, eso dolió pero tiene razón, no convivo mucho con ella. Nos sentamos a desayunar y decido hablarle acerca el comentario que había hecho.
-Hija…
-Sí.
-Mira, ya sé que no paso mucho tiempo con ustedes pero debes entender lo demandante que es estar al frente de una compañía como la mía.
-Si papá te entiendo. -por su cara noto que no lo dice satisfecha.
-Esta semana me tomaré un descanso, le dejé encargada la empresa a tu tío Roy así que me verás vagabundeando por la casa ¿qué te parece?
-¿¡En serio pá!? -me pregunta emocionada.
-Sí hija, ¿quieres que después de la universidad vayamos a la feria?
-¡Siii!
-Sabía que te encantaría la idea, pero bueno acomoda tus cosas que hoy te voy a llevar yo.
10 horas después.
Llegar a este lugar trae muchos recuerdos, a Lucy le encantaba venir aquí cuando era niña, le encantaba subirse a las tacitas, o como ella les decía “las tachitas”, observo a mi niña y me doy cuenta que ya no es una niña, ha crecido, ya es una mujer, se ha desarrollado, los chicos la observan al pasar, no es que sea un padre celoso pero aborrezco eso, la simple idea de que un chico se le acerque a mi Lucy me hace rabiar.
Después de divertirnos por un buen rato emprendemos el camino a casa.
-¿Te la pasaste bien hija?
-¡Sí papá!, hace mucho que no me divertía. -me voltea a ver con esa sonrisa que tanto me gusta.
-Que bueno que la hayas pasado bien, ¿ya hace hambre no?
-Sí ya gruñe mi pancita, mira.
Me señaló hacia su estómago e insinuó que le tocara, no cedí porque no suelo manejar con una sola mano pero insistió y me jaló el brazo sorprendiéndome tanto que el auto se movió bruscamente y mi mano fue a dar directo a su escote, pude notar que no llevaba sostén y me quedé embobado en ese momento hasta que el sonido de un claxon me trajo de vuelta a la realidad, puse el auto en marcha y rompí ese silencio incómodo que se había formado.
-Ay hija, perdón no era ni inten…
-No te preocupes pá, no debí distraerte.
Seguí el camino a un restaurante italiano que se encontraba cerca y no hablamos más hasta llegar al lugar.
-¿Quieres lasaña verdad hija?
-¿Aún recuerdas no? Si lasaña está bien.
-Lasaña para dos por favor.-ordené.
La cena transcurrió muy divertida, bebimos un poco y platucamos anécdotas de la infancia y otras cosas, para posteriormente irnos a casa.
-Hoy fue un buen día papi, gracias.
-No hay que agradecer, siempre es bueno pasar un día con mi niña consentida, pero ya es tarde, a dormir.
-¡Ay papá no seas aburrido! Además mañana no me toca ir a la uni, yo aquí me quedo. -me hace un puchero infantil.
-Vámonos he dicho.
-Cargame hasta la cama.
-Ay niña vayamos ya de una vez.
La tomé y la cargué desde la sala hasta su habitación en la segunda planta y casi casi la aviento sobre la cama y del cansancio me tiro yo también.
-Ay ni aguantas nada.
-Estás muy gorda hija jajaja.
-¡Papá! -me golpea con una almohada.
-Jajaja ya es una broma mi niña, estás bien delgada.
-Ay ya dejame, voy a ponerme cómoda.
Se metió a su baño y yo me quedé recostado viendo alrededor de su recámara, se escuchó el sonido del agua y supuse que se iba a tardar bañándose y decidí irme a ducharme también pero el cansancio del día o la flojera mejor dicho me hicieron que cayera rendido y me quedé dormido ahí mismo.
-¿Papi?
-¿Qué?
Como pude me reincorporé, la recámara estaba a media luz y mi hija estaba agachada mirándome por lo que podía ver sus pequeños senos a través de la pequeña blusa que llevaba puesta, experimenté lo mismo que había sentido en el coche hace unas horas antes, reaccioné y analicé lo que pasaba por mi mente, soy su padre, no puedo tener ese tipo de pensamientos.
-Papi ¿estás despierto?
-No Lucy, estoy dormido.
-Jajaja ay que chistoso mi papá.
-Jajaja ¿que horas son?
-Las 3 de la mañana.
-Caí rendido, me voy a mi habitación.
-Si quieres puedes dormir aquí como cuando era niña.
Lo que faltaba, veo sus pechos, empiezo a fantasear y ella me pide dormir en su cama, tranquilo Fernando, puedes controlarte.
-Bueno está bien, vamos a dormir entonces.
-Wiii.
Pasaron cerca de 40 minutos y por más que quería no podía concebir el sueño, no sé si serían las copas de más o de plano estaba enloqueciendo pero no podía dejar de pensar en mi hija de una manera que no es debida.
De pronto Lucy se volteó y quedó de espaldas a mí y yo la abracé sin ninguna mala intención, sí claro; puse mi mano izquierda sobre su cintura y como la blusa que llevaba era pequeña mis dedos podían tocar su suave piel, no resistí y comencé a bajar mi mano a su trasero, no era muy grande pero me encantaba, sentí que su respiración se aceleró y pensé que despertaría y paré pero a esa altura ya estaba muy excitado y nada me iba a detener, me pegué más a ella y rocé sus nalguitas con mi miembro una y otra vez, Lucy empezó a soltar leves gemidos los cuales me prendían aún más, le di varios besos en el cuello ya sin importarme si se despertaba o no, devolví mi mano a su cintura y la fui subiendo hasta su blusa, la levanté hasta donde comienzan sus senos y vi que no llevaba brassier, y acaricié su pecho izquierdo con mi mano lentamente.
-Papá...
Dentro de mi excitación no noté que había despertado y mil cosas pasaron por mi mente, quedé en shock, me sentí perdido, que iba a pensar Lucía, Mariana, eso estaba muy mal, sentí mi vida derrumbarse a pedazos.
-Sigue...
¿Qué? ¿Dijo que siguiera? Sí de por sí ya estaba en shock al momento de despertarse imaginen ahora con su reacción.
Quedé inmovilizado por completo lo cual Lucía notó y tomó la iniciativa en el juego se volteó y se montó encima de mí se quitó su blusa y dejó al descubierto sus pequeñas tetas, reaccioné y por instinto llevé mis manos a sus pechos y los acaricié una y otra vez, bajó y por fin pude chupar esos pezones rosaditos, mi hija soltaba pequeños gemidos con cada movimiento que hacia mi boca.
Nos besamos por primera vez y fue de lo más sensacional, sus labios eran tan perfectos, quería comermela viva. Sin perder tiempo me quité mi playera dejando ver mi abdomen un poco marcado a lo cual mi hija se sorprendió ya que no es muy común ver a alguien de mi edad con el cuerpo que tengo, devolvió su vista a mis ojos y me lanzó una mirada pícara que jamás pensé verle, mucho menos conmigo, bajó su mano al short que tenía puesto y lo quitó dejándome en puro bóxer y entendí lo que tramaba, comenzó a acariciar mi pene de arriba hacia abajo una y otra vez, mi erección era tan grande que sentía mi ropa interior romperse e inmediatamente mi hija quitó mi bóxer y lo aventó a algún lugar de la habitación haciendo que mi pene saliera disparado a la vista, me sonrió una vez más y con su mano empezó a curiosear mi miembro, lo recorría con sus suaves dedos hasta que terminó masturbándome y realmente fue una experiencia que jamás había tenido con ninguna otra mujer, lo jalaba de arriba hacia abajo con muy poca experiencia pero muy placentera a decir verdad, después se acostó sobre mi y llevé mis manos a sus nalgas y las sobé un buen rato, después quité ese short delgado con todo y panty dejándola desnuda por completo, nos regalamos una grandiosa sesión de besos apasionados, nuestras lenguas danzaban al son de nuestros latidos y la noche prometía mucho.
Nos separamos y puse a Lucy boca arriba, le abrí las piernas, metí mi cabeza entre ellas y le regalé un sexo oral a mi hija de otro mundo, mi lengua exploraba toda su vagina centímetro por centímetro, podría quedarme horas en ese monte de venus depiladito, mi trabajo allá abajo la hacía arquear su espalda por tanto placer que le provocaba, sus gemidos cada vez se escuchaban más fuerte y su respiración era más acelerada, seguí haciéndole sexo oral hasta que no soportó más y le llegó su primer orgasmo botando sus fluidos calientes directo a mi boca.
Nos reincorporamos y me monté sobre ella y llevé mi boca a sus pezones y los chupé como loco varias veces, después la besé por el cuello mientras con mis manos acariciaba sus senos, su piel se erizó y sus gemidos me pedían más y más.
-Desvirgame papá.
-Lo que pida mi princesa.
¿Virgen? ¿Voy a ser su primera vez? ¿Que mejor no? Fue suficiente preámbulo y decidí adentrarme en su intimidad, la tomé de las manos y fijé mi mirada en ella, rocé la punta de mi pene alrededor de su sexo lentamente hasta que por fin se lo metí y ella soltó un pequeño quejido, no quise lastimarla así que espere unos minutos, le besé la boca y el cuello para distraer su dolor tanto que ni siquiera se dio cuenta que ya estaba metiendo y sacando mi pene de ella, volvió su atención a lo que sucedía abajo y con cada embestida sus gemidos era más notorios, mi órgano entraba con más facilidad al pasar de los minutos, solté sus manos y las llevó a mi espalda abrazándose de ella con fuerza lo cual me motivó a penetrarla por completo haciendo que mi miembro de 19 centímetros sacaran gemidos tan fuertes como si fueran gritos de dolor pero por su rostro dejaba ver que eran puramente de placer, la cama no dejaba de moverse y nuestros cuerpos se habían fundido en uno sólo, sentí que estaba por venirme y le di pausa al acto.
La tomé de la mano, me senté al borde de la cama y con mis brazos la traje a mí, besé sus pezones con mucha más intensidad y después la puse de espaldas a mi, metí mis dedos a su vagina unas cuantas veces y después la puse a dar sentones en mi miembro, sus nalgas chocaban contra mis piernas, yo la tomaba de la cintura y la hacia bajar y subir haciéndola gemir y sudar como si fuese una actriz porno, su sexo y el mío embonaban perfectamente, con cada metida aprovechaba y le daba besos en su espalda desnuda haciéndola estremecerse como loca, duramos alrededor de 15 minutos en aquella posición hasta que mi hija llegó a su segundo orgasmo de la noche, sus jugos vaginales corrieron alrededor de mi pene y tiró su cuerpo sobre mí, le besé los hombros, la espalda, su cuello y la boca.
-Ahora te toca darme placer a mi hija.
-Sí mi querido papi.
La puse en cuatro sobre la cama y me acerqué a ella con una sonrisa pervertida y tomé mi miembro con mi mano y lo acerqué su cara, ella abrió los ojos como platos al ver que tendría su primera chupada, la tomé del cabello y ella un poco temblorosa tomó mi pene y lo rozó con la comisura de sus labios hasta que se dio valor y lo metió por completo a su boca y empezó a mamar despacio, yo le acariciaba el cabello motivándola a que subiera de intensidad y así pasó lo tomaba con su pequeña mano y lo metía y sacaba de su boca, apenas entraba 3/4 de él y ya podía sentir como llenaba su boca por completo, lo sacaba y lo escupía y lo lamía desde la punta hasta mis testículos, con su lengua jugueteaba con mi amiguito lamiendo en forma de círculo haciéndome gruñir de la excitación que experimentaba, sus mamadas eran casi profesionales, incluso las daba mejor que su mamá, estaba en un éxtasis total y no pude resistirme más y eyaculé salpicando todo mi jugo vital en su boca, era tanto que se le escurrió por su pecho hasta sus tetas, chupó el resto de semen que había en mi miembro y después con sus dedos se llevó lo que había quedado en sus senos a su boca y me besó.
Aquella noche sólo era el principio de una intensa relación incestuosa que mi hija Lucy y yo mantenemos hasta el día de hoy, en la calle cuando le besó la mejilla las personas piensan que es un inocente beso que le da un padre a su hija pero cuando cae la noche y mi esposa duerme me escabullo a la habitación de mi hija donde lo hicimos por primera vez para unir nuestros cuerpos en uno sólo y ser presos de nuestras más bajas pasiones.
Cada vez que pienso en mi hija me quedan las bolas secas y sus calzoncitos cubiertos de leche de papa[/color][/size]
[/size]sueño con preñarla dos veces por lo menos[/size][/color][/size][/font][/size]
1 comentarios - Pienso en mi hija y sus pantis cubiertos de leche de papi