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PDB 09 La presentación ante el curso (III y final)




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Compendio III


(Nota de Marco: Hola a todos. Lamento la tardanza, pero como les mencioné, mi ruiseñor celebraba sus 29 años y también, cumplíamos nuestro décimo aniversario, por lo que estuvimos celebrando.

Por otra parte, Marisol me contó que el día 24 (el día siguiente a su cumpleaños y la razón principal por la que pidió a Sonia si podíamos celebrar la fiesta en su casa, para que se quedara esa y la siguiente noche con nuestras niñas, dado que mi esposa estaba ovulando y quería saber si “me interesaba hacerle algunos hijos más”, por lo que hicimos el amor hasta el cansancio y más allá.

Como sea, solo quiero decirte que estos últimos 12 años han sido los mejores de mi vida. Y sí, aunque sé que todavía te quejas de ese tiempo en donde según tú, “solo fuimos amigos”, la verdad es que me permitió conocerte y disfrutarte bien como persona, además de darme cuenta de que eres la mujer de mi vida. Agradezco mucho que las hijas que hemos compartido se parecen mucho más a ti que a mí en las cosas importantes. Y quiero que sepas (aunque sé que ya lo sabes) que te sigo viendo como la“chiquilla otaku con su mochila llena de chapitas de animé”, salvo que con más pecho y trasero. Pero eso ni siquiera se compara con lo interesante que te encuentro y lo loco que me vuelvo por ti, ruiseñor, por lo que te vuelvo a desear un feliz cumpleaños.

Y ahora, regresamos a nuestra programación habitual…)

Quiero enfatizar que, en esos momentos, estaba físicamente cansado: había estado reposando sobre mi estómago, disfrutando el masaje en mi espalda de Emma.

Por lo que me sorprendió que la conversación cambiara de manera tan brusca…

·        ¡Wow, Marco!... debiste decírmelo…- exclamó Emma con unos ojos enormes, cargados de sorpresa y sin mirarme a los ojos.

PDB 09  La presentación ante el curso (III y final)

El rostro de Isabella también estaba extraño.

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Entonces, noté que Emma empezó ponerse más nerviosa, gesticulando un poco más inquieta y moviendo las manos, con la mirada perdida, además que constantemente se humedecía los labios…

·        ¿Necesitas… una mano? ¿O tal vez… dos?

Fue entonces que caí en cuenta…

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Cuando Marisol y yo éramos solamente “Marisol y yo”, nunca me preocupó el tamaño de mi pene.
Quiero decir que, al haber perdido la virginidad juntos, pensábamos que era una rutina común en las parejas que la mujer sintiese que estiraban su vagina, además que nos amábamos (y todavía nos amamos) y me preocupaba que no sintiera tanta molestia a medida que la iba penetrando…

Pero cuando después, estuve con mi suegra y comenzó extrañamente a decirme que “yo la llenaba mejor que los otros hombres”, empecé a prestarle mayor atención…

Y posteriormente, Pamela, la prima sexy de mi esposa, que prácticamente era una experta en la materia, me decía que “mi picha brava y gorda era simplemente la mejor…”, eso ya me causaba un poco preocupación.

Como les digo, sigo siendo extremadamente vergonzoso y esos comentarios, más que excitarme, me cohíben.

Pero cuando te lo muestran en una “Campana de Gauss” …

+       Mira, Marco… este es el promedio general (señaló ella la cúspide de la Gaussiana) … y aquí estás tú(Señaló ella el extremo derecho, casi a 2/3 de la amplitud de la base). – me informó mi uróloga Debbie, con el puntero láser usando un proyector.

-         ¡No puede ser! ¿Esto es de todo el estándar?

+       Eso no lo sé. Esta tabla está con el promedio australiano.

-         ¿Qué hay de los africanos?

Ese comentario la indignó…

+       No lo sé. Aparte de ti y unos cuantos argentinos, solo he trabajado con australianos. Pero si tanto te incomoda, “bordeas la media… solo que por arriba.”

************************************************************************

·        ¡Es enorme! – empezó Emma.

-         ¡No, no lo es! - respondí, tratando de bajarle el perfil.

·        Quiero decir…- me miró por 2 segundos a los ojos, para volver a mirar mi erección. – pensé que la tendrías grande… pero nunca de este tamaño.

El comentario de ella me abatió…

·        ¿Quieres que la mueva?... o ¿que “la bese, hasta que se sienta mejor.”?

Que me mirara y se mordiera los labios, me puso mal…

A lo que me refiero es que, así como le habíamos chateado con Isabella antes, yo imaginaba que Emma debía ser una buena mamadora, al ser una madre soltera (mis disculpas si piensan que estoy generalizando) esforzada, trabajadora y responsable, que lo hacía para hacerle el quite a tener sexo con un hombre.

Jamás pensé que esa sexy madre rubia y recatada se volvería loca al ver un pene…

§  ¿De qué estás hablando? – estalló Isabella.

·        ¡Mírala! ¿No es la más grande que has visto?

En cambio, Isabella, que tanto Emma y yo la creíamos más versada en el sexo, el tamaño, al igual que me pasaba a mí, también la cohibía y aunque ella no podía quitarle los ojos, al menos sí hacía un esfuerzo mayor comparado con Emma.

§  No… precisamente. – se resistía Isabella, aunque sus ojos volvían gravitar sobre ella.

·        ¡Apuesto a que sabe deliciosa!

§  ¿Qué?

También la actitud de Emma la desconcertaba, ya que, según Isabella, Emma era una “solterona santurrona” y, aun así, se notaba mucho más abierta al sexo que ella misma.

·        Debe ser una de esas que te rellenan la boca por completo. Dime que no te dan ganas de probarla…

§  No… yo no hago esas cosas…- respondió Isabella, como si fuera una niña tímida.

·        ¿Qué? ¡Pero si pensé que eras la más puta de todas! La que se acuestas con todos…

Al parecer, ese comentario le tocó una especie de nervio raro…

§  Eso… no te incumbe…- respondió de manera inconclusa, manteniendo su arrogancia...

Por fin, Emma se distraía de mí, para mirarla a ella extrañada…

·        Ok… entonces, nunca has mamado una verga… entendido. – se hizo una nota mental.

Y entonces, recordó que estaba yo…

·        ¡Marco, lo siento! –  ella se disculpó, sin parar de lamerse los labios. – Una de las razones por las que no sé quién es el padre de Karen fue porque en mi primer año de universidad, experimenté demasiado con el sexo.

Esa fue una gran cantidad de información para procesar en poco tiempo… pero entonces, empezó con los retorcijones…

·        ¿Quieres que te ayude? –preguntó, relamiéndose los labios de forma compulsiva.

-         ¡No! ¡No! ¡Lo siento! - Me disculpé por mi reacción natural.

·        ¡No debes disculparte! ¡Estamos en otros tiempos! – intentaba Emma hacerlo sonar casual. – Esto no es más distinto que los pechos de Cheryl.

-         ¡NO! ¡NO ES ASÍ! -  respondí a coro con Isabella.

Nos miramos. La noté tan incómoda como yo…

-         No lo voy a negar. A ambas las encuentro atractivas y me gustaría tener sexo con ustedes. – me sinceré, captando la atención de Isabella. – Pero este no es ni el momento ni el lugar. (Miré a Emma…) Esto no es como lo de Cheryl. Esto es circunstancial. Esto deberías verlo cuando estamos solos en una habitación… además, dudo que pensarías lo mismo si me vieras así junto con Karen o con Lily…

El golpe la devolvió un poco más a la realidad…

·        ¡Vamos, no exageres! – dijo Emma, en un tono maternal. - ¡Por favor, déjame chuparte! ¡Te aseguro que soy buena!... y hace tiempo que no me como una tan grande. ¡Por favor! ¡Déjame hacerlo!

Estaba extremadamente excitado: tenía a la rubia y preciosa madre de Karen, vistiendo un pequeño y seductor bikini amarillo, la que, hasta esos momentos, la contemplaba como una “madre comprometida y responsable”, pidiéndome permiso para darme sexo oral…

§  ¿Te volviste loca? ¿Cómo que quieres a hacerlo aquí?

·        ¿Qué? ¿Acaso quieres hacerlo tú? – Emma la subyugó con la mirada. – ¡Piensa un poco! ¡No podemos dejar que lo descubran, porque lo expulsarán de la asociación! Y tampoco puede ir al baño, porque las otras madres se darán cuenta.

§  ¡Pero hacerlo aquí! …- se quejó insegura Isabella.

·        ¡Dios! ¡Nunca pensé que serías así de puritana! - protestó Emma, indignando a Isabella. - ¡Está bien! Si te molesta tanto verme haciéndolo, vigila que nadie más venga…

§  ¡No soy puritana!... ¡Y no es que me moleste verte haciéndolo! ...es solo que…

Pero Isabella se quedó sin argumentos, como si se le acabara el combustible a mitad de frase, mirando a Emma y a mí.

·        Te molesta verme haciéndoselo a él. ¡Está bien! Cuando sea tu turno, te dejaré sola.

§  ¿Qué?... Yo…

·        ¡Isabella, también se reconocer a una mujer cachonda! – exclamó Emma, levantando un poco la voz. – En todo este tiempo, no ha bajado y sé que te mueres por descubrir si esa cabeza sabe tan bien como se ve…de cualquier manera, esto es demasiado grande para poder fijarme en algo más… así que tienes que hacer guardia.

Así que nos reacomodamos: Levanté mi rodilla derecha para servir de respaldo a Isabella, quién con su torso cubriría a Emma en su plan.

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·        ¡Sigue igual de grande! –comentó excitada y sin quitarle un ojo de encima.

-         ¡Pero no tienes que hacerlo!

·        ¡Es que quiero hacerlo! –respondió impulsiva. – es decir… aunque se ve grande y deliciosa… ¿Pensarás mal de mí si te digo que quería hacerlo desde el día que te conocí?

§ ¿Qué?

·        Es que ese día, fuiste igual de genial para mí como lo has sido hoy. – me miraba a los ojos, pero aun remordiéndose los labios. – Te dije que el año pasado, nadie defendió a mi Karen… y verte ahí, razonando con Lily para que la dejara en paz… me puso bastante caliente.

Ella empezó a meneármela suavemente, con su mano tibia…

·        Y cuando me llevaste esa tarde a mi trabajo… no podía dejar de fantasear que llegábamos a un semáforo y me agachaba a chuparte…

Pero lo más insólito fue que, al tener Emma mi glande a unos 5 centímetros de su boca, le dio un breve y refrescante soplido, para engullirla suavemente con su boca.

Como toda una experta y como si tuviéramos todo el tiempo del mundo, saboreó con su suave lengua traviesa toda la cabeza, como si se tratara de un manjar.

·        Hmm… el agua de piscina le da un sabor más dulce. – ella comentó sonriente.

§ ¿Podrías apurarte y hacer más silencio? – le reprendió Isabella.

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Emma sonrió con complicidad.

·        ¡Claro!

Empezó a chupar con mayores ganas. Aunque a ratos se ahogaba, no se daba por vencida.

-         ¡Relaja la mandíbula!

·        ¿Qué? - aprovechó de preguntarme, mientras tomaba un respiro.

-         Que sueltes la mandíbula cuando te toque la úvula.  Así lo hace mi esposa para tragarla entera…
Ese comentario le puso una mirada más caliente.

·        ¿Te la chupa a menudo?

-         ¡Todas las mañanas! Ella le llama su “desayuno”.

Una vez más, ella la miró mordiéndose el labio…

·        No me sorprende. Yo haría lo mismo.

Y ella empezó a “imitar el estilo de mi esposa”. Lo destaco de esa manera, porque, aunque le ponía entusiasmo, todavía no se acostumbraba al tamaño, porque se le cortaba el aire un poco antes de llegar a su garganta y aunque de a poco, iba cediendo, el avance seguía siendo lento y la obligaba a toser y respirar.

§  ¡No sé cómo puedes hacer eso! ¡Es simplemente repulsivo!

-         Es que el sexo oral se trata de hacer sentir bien a la otra persona…- respondí, conteniéndome porque Emma ya estaba alcanzando a meterlo en su garganta.

§  ¿Y no crees que eso es egoísta?

-         Lo sería… si no devolviera el favor…

Emma se atragantó al oír eso.

·        ¿Comes coñitos?

Le sonreí…

-         Todos los sábados. Incluso atendí a mi esposa antes de venir para acá.

·        ¡Quiero besarte! – dijo ella,tomándose un respiro.

Y nos fundimos en un beso delicioso. Nuestras lenguas danzaban sincronizadas y nos peleábamos por entrar en la boca del otro. Su dulce y delicada mano, infatigable, me llegaba a sacar chispas…

·        ¡Ok! – Exclamó ella, luego de despegarnos de los labios. - ¡28 de 10!... eso no me lo esperaba.

Me atreví a tocarla. Su trasero era ardiente y delicioso. Me dediqué a palpar todo su contorno, imaginando cómo será tener a semejante hembra en la cama…

Sorpresivamente, agarró mi mano…

·        ¡Mete tus dedos en mi cocina! –dijo, guiándome hasta su entrepierna, refiriéndose a ese caliente primer dialogo que tuvimos por mensajes. - ¡Me tienes ardiendo!

§  ¿De qué estás hablando? - preguntó sin entender Isabella.

Me llevó a su tanga, y claramente, era verdad: estaba mojada. Entonces, apliqué la técnica favorita de mi esposa, de remover la tanga con mis dedos…

·        ¡Aghh!... ¡Tus dedos son tan grandes!

§  ¿Qué? ¿Dónde tiene él sus dedos?

Pero no tardó mucho tiempo en averiguarlo. Como estaba con las rodillas dobladas, no fue difícil acceder a su entrepierna. Quizás, lo más complicado al principio fue que el traje de baño de Isabella estaba más tenso por estar ella sentada, por lo que lo volvió más lascivo cuando ingresé por su cintura.

§  Aghh… Marco… No… Aghh… saca tus dedos…

Hacían años que no masturbaba a 2 mujeres al mismo tiempo. Lo único malo era que, por la posición, no podía meter mi mano tan bien en Isabella como lo hacía con Emma, a quién podía meterle mis dedos hasta la base dentro de su sexo.

·        Hazme acabar… Hazme acabar, Marco… y seré tuya para siempre…- comentó cuando mis movimientos eran tan incesantes, que además de estremecerla, paraba de chuparme.

Y entonces, empezamos un movimiento loco: la boca de Emma subía y bajaba con gran fluidez, mientras que yo la dedeaba de forma encarnecida. Pero, por otro lado, solo dedeaba a Isabella como un guitarrista en un solo de guitarra.

§  Marco… agghh… detente… auggh… no está… agghh… bien…

Pero ya llevábamos un ritmo frenético. Los ojos de Emma me miraban suplicantes, porque quería que me viniera con ella…

Y nuestra “vigía”, a menos que vigilase por ángeles viniendo del cielo, apenas paraba de sollozar.
Cuando alcancé el orgasmo, Emma y yo nos soltamos, sintiendo las convulsiones en mis dedos…

·        ¡Glup!... ¡Glup!... ¡Glup!...-sonaba su garganta, mientras se tragaba mis jugos.

Y al poco rato, escuché a Isabella protestar…

§  Espera, Marco… aaugh… ¡Espera Marco!... aagh… aagh… ¡Me harás acabar!... ¡Aghh!.. Aaaaah… Aaaaahhh… Aaaaaagh.

El orgasmo fue tan intenso, que colapsó su cuerpo sobre mi brazo derecho.

Emma, en cambio, subió a buscar mis labios, permitiéndome sentir por primera vez, el volumen de sus pechos sobre el mío.

·        ¡No aguanto las ganas de cogerte!

Sonreí…

-         Yo no aguanto las ganas de hacerte el amor.

Como era de esperarse, no me supo entender, porque para ella, todavía son intercambiables ambas expresiones…

No creo que hayamos tardado más de 20 minutos, pero las chicas estaban agotadas y se acomodaron a dormir.

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o  ¡Señor Marco! ¡Señor Marco! –escuché la voz de Cheryl, buscándome.

Quedó simplemente estática al verme luchar por sacar mi mano debajo del cuerpo de Isabella, mientras que Emma estaba acostada al lado mío tan cómoda, como si fuéramos una pareja.

-         ¡Disculpe! ¿Necesita algo?

o  Espero… no haberles interrumpido. – exclamó cautelosa, al ver a las chicas descansando.

-         ¡Claro que no! - le dije, sonando casual. – Las chicas querían tomar sol y se acomodaron al lado mío. ¿Por qué? ¿Usted piensa que estábamos haciendo algo más?

¡Me encantó verla titubear!

o  No… yo solo estaba preocupada por usted… pensé que tendría hambre… por nadar tanto. – me entregó una hamburguesa y un refresco, aunque ella no podía parar de mirar la confianza con la que las chicas dormían en torno mío.

-         ¡Nah! ¡Un poco de ejercicio no me cansa! - respondí, recibiendo los bocadillos. – Tengo energía para rato…aunque sí admito que tengo hambre…

Le sonreí unos segundos, para que tuviera claro que “ella es la siguiente en el menú”. Pero al instante, volví al modo casual.

-         ¿Bastián no ha preguntado por mí?

o  ¡Ah, no!... él ha estado jugando con sus amigos.

-         ¡Eso es bueno! – le dije, agarrándola de la cintura, disimulando llevarla para dejar a las chicas descansar tranquilas y volver hacia donde estaba la junta, aunque la palma de mi mano “accidentalmente”se apoyó sobre su nalga.

Si bien, ella lo notó, no hizo comentario…

-         ¡Quería darle las gracias por la oportunidad! ¡Espero hacer muchas cosas con usted, que sean de su agrado! -comenté, apretando con mayor confianza…

Al sentir eso, soltó un breve suspiro…

o  Eso me gustaría mucho.


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1 comentarios - PDB 09 La presentación ante el curso (III y final)

eltrozo896 +1
Final?
Me parece qye continuara continuará
metalchono
Pues, sí. De a poco, voy avanzando. Gracias por comentar