Para aquellos días, visitaba a Lusi por las tardes, cuando ella salía de la universidad. Ella vivía con una tía que trabajaba todo el día, así que después de ir al gimnasio me mandaba un mensaje y me tocaba esperarla en la puerta del edificio. Aunque todavía no eramos novios, cogíamos sin hacernos drama, ella siempre llevando las cosas a otro nivel, por lo que sospeché que yo no era el único con quien cogía.
Esta cogida fue memorable porque me advirtió que no se había podido bañar en el gimnasio. Minutos después apareció con una calcita blanca tipo short, completamente húmeda. Supuse que la tanga era blanca, podías detallar las tiritas, pero no estaban tan a la vista. Ella es muy culona, pero apareció de frente y solo me dio tiempo de darme cuenta que la ropa blanca le quedaba muy bien, aunque ella es pálida. Efectivamente ya en el ascensor, le comenté que atrás se le notaba toda la tanga, el triangulo y las nalgas completamente descubiertas.
-Mal, siempre se me marca, por eso voy en la tarde, cuando el gym está más vacío.
Le di una nalgada y subimos al departamento. Nosotros no nos damos besos ni actuamos como novios. Le pedí que me dejara comerle el culo al menos antes de que se bañara.
-Sí eres pajero. Dale.
Fuimos a su habitación, tiene una cama muy ancha y se quedó en cuatro con la tanga blanca. Es de triangulo e hilo, pero el triangulo tiene como una mini red, el ano no lo cubre, quedan los pliegues a la vista. Muchos detalles tenía la ropa interior, por eso se le marcaba en la calza. Ni siquiera se la corrí, metí la lengua y empecé a lamer todo. El culo no me dejaba respirar, pero la escuchaba gemir y me encantó. En una de esas me dice:
-Te voy a sacar la leche, así cogemos un rato largo. Acostate y ponete cómodo.
Efectivamente me la chupo un ratito, pero luego se escupió las dos manos y me hizo una paja impresionante, parecía una masajista. No resistí tres minutos y después de acabarle me dijo que ahora sí se iba a bañar, que la esperara. Buscó unas cosas en el armario y me di cuenta que no había lavado su ropa interior. Esto me paró la verga y estuve mirando algunas. Una gran parte húmedas, sudadas. Habían muchas que todavía no había usado para coger conmigo, de colores verde, amarillo, azules, rojas, negras blancas. Todas finitas, algunas manchadas y otras no. En fin, ya estaba al palo y ella salió a vestirse sin decirme ningún comentario sobre encontrarme oliendo sus tangas.
-¿Qué me pongo?¿Arnesito?
-Dale.
No se puso más que un arnés negro con tanga negra de hilo.
-Mandale con todo.
Una vez en cuatro, bombié y bombié largo rato. Ella de vez en cuando se le escapaba un gemido, pero estaba muy canchera y yo trataba de no mirarle el culo, porque me la estaba cogiendo fuerte.
-No acabes dentro-, de repente me dijo.
Así que cuando estaba a punto le pedí la boca. Ella se dio la vuelta, continuó en cuatro y se dedicó a chuparla suave y con una mano acaricciaba el tronco de la pija, totalmente lubricado. Así fue como empecé a acabar lentamente. Se la metí entera y ella me dio una palmada en la panza, pero continuó tragando mientras se arqueaba. El arnes le apretaba y eso la tenía excitada. Yo bombeaba y me preparaba mentalmente para el segundo round, aún impresionado por las tangas.
Esta cogida fue memorable porque me advirtió que no se había podido bañar en el gimnasio. Minutos después apareció con una calcita blanca tipo short, completamente húmeda. Supuse que la tanga era blanca, podías detallar las tiritas, pero no estaban tan a la vista. Ella es muy culona, pero apareció de frente y solo me dio tiempo de darme cuenta que la ropa blanca le quedaba muy bien, aunque ella es pálida. Efectivamente ya en el ascensor, le comenté que atrás se le notaba toda la tanga, el triangulo y las nalgas completamente descubiertas.
-Mal, siempre se me marca, por eso voy en la tarde, cuando el gym está más vacío.
Le di una nalgada y subimos al departamento. Nosotros no nos damos besos ni actuamos como novios. Le pedí que me dejara comerle el culo al menos antes de que se bañara.
-Sí eres pajero. Dale.
Fuimos a su habitación, tiene una cama muy ancha y se quedó en cuatro con la tanga blanca. Es de triangulo e hilo, pero el triangulo tiene como una mini red, el ano no lo cubre, quedan los pliegues a la vista. Muchos detalles tenía la ropa interior, por eso se le marcaba en la calza. Ni siquiera se la corrí, metí la lengua y empecé a lamer todo. El culo no me dejaba respirar, pero la escuchaba gemir y me encantó. En una de esas me dice:
-Te voy a sacar la leche, así cogemos un rato largo. Acostate y ponete cómodo.
Efectivamente me la chupo un ratito, pero luego se escupió las dos manos y me hizo una paja impresionante, parecía una masajista. No resistí tres minutos y después de acabarle me dijo que ahora sí se iba a bañar, que la esperara. Buscó unas cosas en el armario y me di cuenta que no había lavado su ropa interior. Esto me paró la verga y estuve mirando algunas. Una gran parte húmedas, sudadas. Habían muchas que todavía no había usado para coger conmigo, de colores verde, amarillo, azules, rojas, negras blancas. Todas finitas, algunas manchadas y otras no. En fin, ya estaba al palo y ella salió a vestirse sin decirme ningún comentario sobre encontrarme oliendo sus tangas.
-¿Qué me pongo?¿Arnesito?
-Dale.
No se puso más que un arnés negro con tanga negra de hilo.
-Mandale con todo.
Una vez en cuatro, bombié y bombié largo rato. Ella de vez en cuando se le escapaba un gemido, pero estaba muy canchera y yo trataba de no mirarle el culo, porque me la estaba cogiendo fuerte.
-No acabes dentro-, de repente me dijo.
Así que cuando estaba a punto le pedí la boca. Ella se dio la vuelta, continuó en cuatro y se dedicó a chuparla suave y con una mano acaricciaba el tronco de la pija, totalmente lubricado. Así fue como empecé a acabar lentamente. Se la metí entera y ella me dio una palmada en la panza, pero continuó tragando mientras se arqueaba. El arnes le apretaba y eso la tenía excitada. Yo bombeaba y me preparaba mentalmente para el segundo round, aún impresionado por las tangas.
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