Edna, una chica de 19 años de edad, la misma que Leila, 1.60 de altura, alrededor de 60kg de peso, cabello negro de un color negro comun en mi pais, piel de bronce, su figura no era la mas espectacular del mundo, unos mechos no mayores a copa A pero unas caderas prominentes y piernas ejercitadas ya que su hobby favorita era bailar.
Un par de horas después de que Leila había llegado a casa mientras yo me dirigía al hogar de mi difunto padre, Edna toco el timbre, con ella llevaba una pequeña mochila con ropa para los 3 días que estaría acompañando a mi gatita, al abrir la puerta mi amada gatita la abrazo y la invitó a pasar.
Esa noche compartieron la pizza que compre antes de llevar a Leila a casa y claro una copa de vino, ambos éramos fanáticos del vino, a la fecha nos seguimos regalando alguna botella en nuestros respectivos cumpleaños, Leila cayo en la cama alrededor de las 11 de la noche, abrazando mi almohada para poder conciliar el sueño, es algo que solía hacer cuando me extrañaba.
A media noche Leila salió de nuestra habitación a buscar agua en la pequeña que compartimos, usaba una de mis playeras que marcaba sus pechos y dejaba a notar que sus pezones estaban duros, ya no llevaba sus bragas ahora unos boxer debido a que las bragas quedaron mojadas durante la hora que estuvo masturbandose.
-¿No puedes dormir? -La voz de Edna la hizo saltar y darse la vuelta, su amiga ahí de pie en la oscuridad, los rizos sueltos, una camiseta gris algo vieja y una braga negra pequeña que se perdía entre sus nalgas.
-¡Edna! no sabia que estabas despierta...oh acaso te desperté?-
-Jajaja no te preocupes tus pisotones no me despertaron, no podía dormir a veces me cuesta dormir cuando estoy en otra cama- respondió Edna tranquilamente mientras caminaba hacia Leila para ponerse a su lado - Pero bueno pasa algo? que no te deja dormir?-
-Es solo que, je pensaras soy una cursi pero me cuesta dormir sola cuando no está David...lo extraño -
-Si que eres una cursi amiga - le sonrió y tomo su mano - Si quieres te acompaño a dormir, vamos como en los viejos tiempo -
-Dormir solamente jajaja - le respondió con una sonrisa nerviosa, mientras ambas caminaban a la habitación.
Ambas se acostaron en la cama, Leila era la cuchara pequeña, rodeada por los brazos de su amiga, ambas cubriéndose por el aroma de la otra, Edna sentía el dulce aroma a fresa de mi gatita, y ella sentía el aroma a coco de su mejor amiga.
- ¿Aún no le dices nada? -las manos de Edna acariciando el vientre de mi amada, su boca susurrandole al oido.
- No es el momento, ademas yo lo amo - aunque intentaba detener las manos de Edna le fue imposible resistirse, sus manos se deslizaron bajo el boxer hasta llegar a su sexo - Ahh dios! aquí no Edna.-
Los dedos de Edna jugaron magistralmente con el clítoris de mi gatita, provocando un intenso orgasmo pero sus cuerpos pedían más la pijama les duró poco tiempo, y esa primer noche, sobre la cama que compartimos Edna y mi gatita se dieron todo el amor que se debían desde hace tiempo.
Eso fue lo que salió de la boca de mi gatita aquella madrugada, sentados al borde de la cama, aun la rodeaba con mis brazos, suspiré mientras la escuchaba sollozar.
-lo..lo siento, no podía ocultarlo, no..no solo fue esa noche..los tres días nosotras...perdón David - hundió su rostro en mi pecho y la abrace con fuerza, mientras pensaba qué decir, en mi mente apareció Teresa por unos segundos.
-Leila yo...bueno - intentaba encontrar las palabras adecuadas.
-David...soy lesbiana, siempre lo he sido cuando te conoci fue por peticion de mis padres y bueno...me enamore, eres el unico hombre que me ha gustado y que amo pero...mi corazon cuando veo a Edna.-
La calle con un beso corto, ella me miró sorprendida y con mis dedos cuidadosamente limpie sus pequeños ojos café que estaban llenos de lágrimas.
-Te amo...se que tu familia es difícil de tratar - pensé en lo religiosos que eran, apenas y me habían aceptado a mi - agradezco me seas honesta yo no te dejare de amar pero también entiendo que tu corazón pide algo mas - me quede callado, temiendo que este podría ser el fin.
- No puedo evitarlo ... mi corazón, cuando estamos juntas yo no quiero alejarme de ella pero cuando estoy contigo - la calle con otro beso, más largo, mientras nos besabamos la acomode sobre mis piernas, quedando frente a frente.
Nos quedamos en silencio, abrazados, nos miramos a los ojos sabiendo que esa seria la ultima vez que estaríamos compartiendo un momento juntos, que seria la ultima vez que haríamos el amor, era el fin de nuestra relación y lo aprovechamos. Un beso largo daba inicio al fin de nuestro noviazgo, hicimos el amor hasta que salió el sol, cayendo ambos agotados, cubiertos en jugos y sudor.
Alrededor de las 10 am deje el departamento, Leila yacía en cama profundamente dormida, se le notaba mas tranquila, yo le deje fruta picada y café caliente en la cafetera, camine hasta el hogar de Edna. Cuando ella abrió la puerta se sobresaltó al verme, al mirar su sorpresa sentí enojo, miedo, pero volví a suspirar sabía lo que había ahí.
-Leila me lo contó todo - ella dio un paso atras, note miedo en sus ojos - será difícil, su familia jamás lo aceptara pero yo la amo y la apoyare, las ayudare a estar juntas.-
Al terminar mi frase me sentí mareado, estaba dejando al amor de mi vida, Edna comenzó a llorar y me abrazó.
Un par de horas después de que Leila había llegado a casa mientras yo me dirigía al hogar de mi difunto padre, Edna toco el timbre, con ella llevaba una pequeña mochila con ropa para los 3 días que estaría acompañando a mi gatita, al abrir la puerta mi amada gatita la abrazo y la invitó a pasar.
Esa noche compartieron la pizza que compre antes de llevar a Leila a casa y claro una copa de vino, ambos éramos fanáticos del vino, a la fecha nos seguimos regalando alguna botella en nuestros respectivos cumpleaños, Leila cayo en la cama alrededor de las 11 de la noche, abrazando mi almohada para poder conciliar el sueño, es algo que solía hacer cuando me extrañaba.
A media noche Leila salió de nuestra habitación a buscar agua en la pequeña que compartimos, usaba una de mis playeras que marcaba sus pechos y dejaba a notar que sus pezones estaban duros, ya no llevaba sus bragas ahora unos boxer debido a que las bragas quedaron mojadas durante la hora que estuvo masturbandose.
-¿No puedes dormir? -La voz de Edna la hizo saltar y darse la vuelta, su amiga ahí de pie en la oscuridad, los rizos sueltos, una camiseta gris algo vieja y una braga negra pequeña que se perdía entre sus nalgas.
-¡Edna! no sabia que estabas despierta...oh acaso te desperté?-
-Jajaja no te preocupes tus pisotones no me despertaron, no podía dormir a veces me cuesta dormir cuando estoy en otra cama- respondió Edna tranquilamente mientras caminaba hacia Leila para ponerse a su lado - Pero bueno pasa algo? que no te deja dormir?-
-Es solo que, je pensaras soy una cursi pero me cuesta dormir sola cuando no está David...lo extraño -
-Si que eres una cursi amiga - le sonrió y tomo su mano - Si quieres te acompaño a dormir, vamos como en los viejos tiempo -
-Dormir solamente jajaja - le respondió con una sonrisa nerviosa, mientras ambas caminaban a la habitación.
Ambas se acostaron en la cama, Leila era la cuchara pequeña, rodeada por los brazos de su amiga, ambas cubriéndose por el aroma de la otra, Edna sentía el dulce aroma a fresa de mi gatita, y ella sentía el aroma a coco de su mejor amiga.
- ¿Aún no le dices nada? -las manos de Edna acariciando el vientre de mi amada, su boca susurrandole al oido.
- No es el momento, ademas yo lo amo - aunque intentaba detener las manos de Edna le fue imposible resistirse, sus manos se deslizaron bajo el boxer hasta llegar a su sexo - Ahh dios! aquí no Edna.-
Los dedos de Edna jugaron magistralmente con el clítoris de mi gatita, provocando un intenso orgasmo pero sus cuerpos pedían más la pijama les duró poco tiempo, y esa primer noche, sobre la cama que compartimos Edna y mi gatita se dieron todo el amor que se debían desde hace tiempo.
Eso fue lo que salió de la boca de mi gatita aquella madrugada, sentados al borde de la cama, aun la rodeaba con mis brazos, suspiré mientras la escuchaba sollozar.
-lo..lo siento, no podía ocultarlo, no..no solo fue esa noche..los tres días nosotras...perdón David - hundió su rostro en mi pecho y la abrace con fuerza, mientras pensaba qué decir, en mi mente apareció Teresa por unos segundos.
-Leila yo...bueno - intentaba encontrar las palabras adecuadas.
-David...soy lesbiana, siempre lo he sido cuando te conoci fue por peticion de mis padres y bueno...me enamore, eres el unico hombre que me ha gustado y que amo pero...mi corazon cuando veo a Edna.-
La calle con un beso corto, ella me miró sorprendida y con mis dedos cuidadosamente limpie sus pequeños ojos café que estaban llenos de lágrimas.
-Te amo...se que tu familia es difícil de tratar - pensé en lo religiosos que eran, apenas y me habían aceptado a mi - agradezco me seas honesta yo no te dejare de amar pero también entiendo que tu corazón pide algo mas - me quede callado, temiendo que este podría ser el fin.
- No puedo evitarlo ... mi corazón, cuando estamos juntas yo no quiero alejarme de ella pero cuando estoy contigo - la calle con otro beso, más largo, mientras nos besabamos la acomode sobre mis piernas, quedando frente a frente.
Nos quedamos en silencio, abrazados, nos miramos a los ojos sabiendo que esa seria la ultima vez que estaríamos compartiendo un momento juntos, que seria la ultima vez que haríamos el amor, era el fin de nuestra relación y lo aprovechamos. Un beso largo daba inicio al fin de nuestro noviazgo, hicimos el amor hasta que salió el sol, cayendo ambos agotados, cubiertos en jugos y sudor.
Alrededor de las 10 am deje el departamento, Leila yacía en cama profundamente dormida, se le notaba mas tranquila, yo le deje fruta picada y café caliente en la cafetera, camine hasta el hogar de Edna. Cuando ella abrió la puerta se sobresaltó al verme, al mirar su sorpresa sentí enojo, miedo, pero volví a suspirar sabía lo que había ahí.
-Leila me lo contó todo - ella dio un paso atras, note miedo en sus ojos - será difícil, su familia jamás lo aceptara pero yo la amo y la apoyare, las ayudare a estar juntas.-
Al terminar mi frase me sentí mareado, estaba dejando al amor de mi vida, Edna comenzó a llorar y me abrazó.
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