Este capítulo va a ir dedicado muy especialmente a uno de ustedes que me comentó si habíamos hecho algo así en uno de los capítulos anteriores. Gracias genio por tanto apoyo.
El embarazo ya estaba llegando a su fin, mi turra estaba bien panzona bien preñada a punto de estallar. Pero no por estar a un mes de largar la bendición al mundo se habían apagado las ganas de garchar, por el contrario mi turra vivía con la concha ardiente. Vivía caliente exitadisima y con la conchita flujeada. Me despertaba peteandome varias madrugadas y también metiamos garches antes de que yo me fuera a trabajar. Por su puesto que por las noches y ni hablar los fines de semana era garchar de lo lindo. Mi turra siempre franelera se me sentaba a upa, me rosaba, me tocaba, me besaba me tenía loco. De este modo de vivir calientes y de no poder aguantar las ganas de garchar es que una noche se va a volver más que interesante.
Y es que en la vida aveces las mejores vivencias vienen después de momentos malos. Una tremenda lluvia azotó fuerte Buenos Aires, tal vez en barrios normales nadie la recuerde pero aquí donde nosotros vivimos al ser una zona medio inundable y con mucha falta de obras sobre todo por aquel entonces se inundó todo. El agua entraba no solo por adelante sino que se filtraba por los techos de chapa de la casilla y bajaba por las paredes como cortinas de agua. Yo nunca había vivido algo así asique estaba asustado pero la familia turra estaba tranquila aunque a las puteadas limpias por el agua. Levantamos los cajones de ropa y los apilamos en el centro del comedor. Incluso con mi miedo no pude dejar de ver los cajones repletos de tangas hilito que había frente a mis ojos. Las de Jésica y sus dos hermanitas eran completamente diminutas de colores llamativos, había rojas fuccias violetas blancas celestes de todo. La gran mayoría terminaban con un diminuto triángulito en la parte de la cola y con la argolla metálica en esos hilitos que de verlos nomás te paran la verga pero algunas tan solo eran un hilito nada más. Las tangas de mi suegra eran un poquito más anchas y con un triángulo más definido en la cola pero muy sexys si bien había mayoría de negras también resaltaba alguna roja y para mí sorpresa algunas de encaje.
Toda el agua que entro en la casilla arruinó varias cosas pero más que nada mojo otras tantas y una de las piezas más castigadas fue la nuestra. De modo que cuando la tormenta paso y pudimos empezar a sacar el agua y limpiar un poco el desastre nos dimos cuenta que esa noche iba a ser imposible dormir ahí. El techo todavía goteaba parecía las goteras de doña Florinda. De modo que mi suegra nos dijo de dormir en su pieza con ella, total es por un par de noches dijo. En ese momento yo no me di cuenta pero había olor a familia sarpada. De modo que después de inventar algo para cenar nos re acomodamos en las partes de la casilla que estaban habitables. Mis cuñadas se quedaron en el comedor y la que tenía la pieza con su marido tiraron un colchón en la cocina.
Yo no sé si fue aproposito o salió de casualidad, es decir, no sé si la putona de mi suegra quería tenernos cojiendo en su cama pegada a ella o simplemente se dió de pura suerte pero agradezco a dios que eso haya Sido así.
Una vez que el mal momento del agua ya había pasado con mi turra volvimos a sentir ese fuego esa calentura y ganas de garchar. Nos dimos unos pares de besos antes de entrar en la pieza de mi suegra y eso provoco subir la calentura y la adrenalina del momento.
Ya dentro de la pieza mi suegra se desvistió delante nuestro como si nada y al ver mi mirada sobre sus grandes tetas con pezones bien oscuros me miró con una sonrisa y me dijo: "no te vas a asustar no?". Mi turra ya se había quedado en tetas y con la tanguita hilito. Yo tenía la pija dura pero fui lo suficientemente rápido para devolverle la sonrisa a mi suegra y responder: "no tranquila no pasa nada". Mi suegra que ya estaba solamente con su tanga negra volvió a responderme: "mejor así". Se acostó en su cama en tetas y con ese orto grande bien entangado como si nosotros no estuviésemos ahí. Mi turra también se había acostado asique faltaba yo. Sin dudarlo dos veces me saque el joggin y la remera. Me quedé con la verga parada como si nada y note que mi suegra miro de reojo mi pija. No dijo nada pero seguramente le llamo la atención y conociendo a la putona que tiene por hija sabía lo que venía. Quedamos acostados los tres en la misma cama. Mi suegra en tetas y tanga en uno de los costados, mi turra también en tetas y tanga hilo en el medio y yo completamente desnudo en el otro costado. Mi turra saco cola y me la apoyaba sobre la verga dura. Más la rosaba y yo más me calentaba más ganas tenía de pegarle flor de ensartada.
Mi turra tenía la respiración un poco agitada y apenas le pase la mano por encima de su tanguita hilito note que la tenía empapada. Pseudo disimuladamente aproveche también para pasar la mano por la cola de mi suegra. El primer rose fue sutil pero ya el segundo fue un lindo desliz de mi mano por su orto entangado.
Mientras yo jugaba con mi mano tocando y rosando la conchita empapada de mi turra haciendo que se moje cada vez mas Jesica en modo putona provocatiba comenzó a mover su colita entangada contra mi bulto que se iba poniendo cada más duro más parado. Refregaba su orto en mi pija básicamente hasta lograr que se me pusiera al palo cabezona mal. Nos tapaba una sábana y la misma oscuridad. Mi suegra acostada no dormía pero tenía los cerrados aunque seguramente sintiendo que la cama de movía un poco por el meneo de mi turra.
Caliente como pava hirviendo yo comencé a acariciarle las tetas y los pezones a mi turra que los tenía durísimos. Ella seguía moviéndose y rosando mi verga poniéndomela más y más parada. "Metemela" "metemela toda bebu" fueron sus palabras casi en un susurro. Yo le corri el hilo de la tanga para un costado y le metí la verga toda parada mal cabezona piel con piel dentro de su concha flujeada. Fue una ensartada más que hermosa, una linda sensación de calentura extrema. Jesica dejo escapar apenas un gemido suave. Habíamos entonces comenzado a garchar estando mi suegra en la misma cama. Yo comencé a bombearle la verga suavemente dentro de su concha, la sentía hermosa sin forro deslizar piel con piel. A mi turra poco y nada le importo que este mi suegra acostada pegada a nosotros y volvió a gemir un par de veces mientras recibía con placer mi verga.
Se que mi suegra se había dado cuenta que estábamos garchando pegado a ella pero se hizo la boluda, seguramente encantada con lo putona que le salió la hija. Nosotros seguimos garchando tapados con la sabana cada vez con un poco más de intensidad y los gemidos de mi turra se hacían más y más intensos. Apenas haber empezado a garchar ya más calientes mal la voz de mi suegra se hizo escuchar: "ay nena tan grande la tiene mi yerno que gritas así". Mi turra no respondió solo se emputesio mas en la oscuridad y siguió gimiendo con más intensidad. Disfrutaba del garche y no le importaba absolutamente nada. Yo estaba loco prendido fuego mal.
"Ay gorda les dejo la cama así no puedo che" dijo en tono de broma mi suegra, seguramente ya con la concha caliente por toda la situación. Mi turra con voz de nena inocente le respondió pero sin dejar de gozar: "ay mami perdón pensé que dormías". Yo estaba en silencio bombeando verga a punto de estallar. Mi suegra se levantó de la cama en tetas y se manifestó con voz de excitada: "imposible dormir con ustedes así me voy a tomar una birra". Mi turra ni respondió pero aumento la intensidad de gritos y gemidos. "Que puta que sos" dijo mi suegra mientras meneaba su orto entangado hasta la entrada de la pieza. "La más puta" respondió ahora sí mi turra mientras aprovechando el espacio libre en la cama se había subido encima mío dejando buena parte de su cuerpo desnudo al aire. Mi suegra cruzó la entrada de la pieza y se fue para la cocina y luego sospechosamente al baño con dos latas de birra. Seguramente a clavarse flor de paja.
La calentura era tanta que la cabalgada no duro tanto y un buen rato después le acabe por completo toda la leche bien dentro de su conchita. Caímos desplomados transpirados y flujeados. Mi turra se durmió enseguida pero yo un poco más mañoso tarde más y Vi como mi suegra volvía a la pieza en concha sin la tanga. Preciosa concha flor de papo bien grande algo peludito bien de hembra. Sentí un poco de fuego en la verga al verle la concha aunque me hacía el dormido. Ella se acostó desnuda y se durmió enseguida. El dato de color es que romcaban tanto las dos que me fui a dormir al Fiat 147.
El embarazo ya estaba llegando a su fin, mi turra estaba bien panzona bien preñada a punto de estallar. Pero no por estar a un mes de largar la bendición al mundo se habían apagado las ganas de garchar, por el contrario mi turra vivía con la concha ardiente. Vivía caliente exitadisima y con la conchita flujeada. Me despertaba peteandome varias madrugadas y también metiamos garches antes de que yo me fuera a trabajar. Por su puesto que por las noches y ni hablar los fines de semana era garchar de lo lindo. Mi turra siempre franelera se me sentaba a upa, me rosaba, me tocaba, me besaba me tenía loco. De este modo de vivir calientes y de no poder aguantar las ganas de garchar es que una noche se va a volver más que interesante.
Y es que en la vida aveces las mejores vivencias vienen después de momentos malos. Una tremenda lluvia azotó fuerte Buenos Aires, tal vez en barrios normales nadie la recuerde pero aquí donde nosotros vivimos al ser una zona medio inundable y con mucha falta de obras sobre todo por aquel entonces se inundó todo. El agua entraba no solo por adelante sino que se filtraba por los techos de chapa de la casilla y bajaba por las paredes como cortinas de agua. Yo nunca había vivido algo así asique estaba asustado pero la familia turra estaba tranquila aunque a las puteadas limpias por el agua. Levantamos los cajones de ropa y los apilamos en el centro del comedor. Incluso con mi miedo no pude dejar de ver los cajones repletos de tangas hilito que había frente a mis ojos. Las de Jésica y sus dos hermanitas eran completamente diminutas de colores llamativos, había rojas fuccias violetas blancas celestes de todo. La gran mayoría terminaban con un diminuto triángulito en la parte de la cola y con la argolla metálica en esos hilitos que de verlos nomás te paran la verga pero algunas tan solo eran un hilito nada más. Las tangas de mi suegra eran un poquito más anchas y con un triángulo más definido en la cola pero muy sexys si bien había mayoría de negras también resaltaba alguna roja y para mí sorpresa algunas de encaje.
Toda el agua que entro en la casilla arruinó varias cosas pero más que nada mojo otras tantas y una de las piezas más castigadas fue la nuestra. De modo que cuando la tormenta paso y pudimos empezar a sacar el agua y limpiar un poco el desastre nos dimos cuenta que esa noche iba a ser imposible dormir ahí. El techo todavía goteaba parecía las goteras de doña Florinda. De modo que mi suegra nos dijo de dormir en su pieza con ella, total es por un par de noches dijo. En ese momento yo no me di cuenta pero había olor a familia sarpada. De modo que después de inventar algo para cenar nos re acomodamos en las partes de la casilla que estaban habitables. Mis cuñadas se quedaron en el comedor y la que tenía la pieza con su marido tiraron un colchón en la cocina.
Yo no sé si fue aproposito o salió de casualidad, es decir, no sé si la putona de mi suegra quería tenernos cojiendo en su cama pegada a ella o simplemente se dió de pura suerte pero agradezco a dios que eso haya Sido así.
Una vez que el mal momento del agua ya había pasado con mi turra volvimos a sentir ese fuego esa calentura y ganas de garchar. Nos dimos unos pares de besos antes de entrar en la pieza de mi suegra y eso provoco subir la calentura y la adrenalina del momento.
Ya dentro de la pieza mi suegra se desvistió delante nuestro como si nada y al ver mi mirada sobre sus grandes tetas con pezones bien oscuros me miró con una sonrisa y me dijo: "no te vas a asustar no?". Mi turra ya se había quedado en tetas y con la tanguita hilito. Yo tenía la pija dura pero fui lo suficientemente rápido para devolverle la sonrisa a mi suegra y responder: "no tranquila no pasa nada". Mi suegra que ya estaba solamente con su tanga negra volvió a responderme: "mejor así". Se acostó en su cama en tetas y con ese orto grande bien entangado como si nosotros no estuviésemos ahí. Mi turra también se había acostado asique faltaba yo. Sin dudarlo dos veces me saque el joggin y la remera. Me quedé con la verga parada como si nada y note que mi suegra miro de reojo mi pija. No dijo nada pero seguramente le llamo la atención y conociendo a la putona que tiene por hija sabía lo que venía. Quedamos acostados los tres en la misma cama. Mi suegra en tetas y tanga en uno de los costados, mi turra también en tetas y tanga hilo en el medio y yo completamente desnudo en el otro costado. Mi turra saco cola y me la apoyaba sobre la verga dura. Más la rosaba y yo más me calentaba más ganas tenía de pegarle flor de ensartada.
Mi turra tenía la respiración un poco agitada y apenas le pase la mano por encima de su tanguita hilito note que la tenía empapada. Pseudo disimuladamente aproveche también para pasar la mano por la cola de mi suegra. El primer rose fue sutil pero ya el segundo fue un lindo desliz de mi mano por su orto entangado.
Mientras yo jugaba con mi mano tocando y rosando la conchita empapada de mi turra haciendo que se moje cada vez mas Jesica en modo putona provocatiba comenzó a mover su colita entangada contra mi bulto que se iba poniendo cada más duro más parado. Refregaba su orto en mi pija básicamente hasta lograr que se me pusiera al palo cabezona mal. Nos tapaba una sábana y la misma oscuridad. Mi suegra acostada no dormía pero tenía los cerrados aunque seguramente sintiendo que la cama de movía un poco por el meneo de mi turra.
Caliente como pava hirviendo yo comencé a acariciarle las tetas y los pezones a mi turra que los tenía durísimos. Ella seguía moviéndose y rosando mi verga poniéndomela más y más parada. "Metemela" "metemela toda bebu" fueron sus palabras casi en un susurro. Yo le corri el hilo de la tanga para un costado y le metí la verga toda parada mal cabezona piel con piel dentro de su concha flujeada. Fue una ensartada más que hermosa, una linda sensación de calentura extrema. Jesica dejo escapar apenas un gemido suave. Habíamos entonces comenzado a garchar estando mi suegra en la misma cama. Yo comencé a bombearle la verga suavemente dentro de su concha, la sentía hermosa sin forro deslizar piel con piel. A mi turra poco y nada le importo que este mi suegra acostada pegada a nosotros y volvió a gemir un par de veces mientras recibía con placer mi verga.
Se que mi suegra se había dado cuenta que estábamos garchando pegado a ella pero se hizo la boluda, seguramente encantada con lo putona que le salió la hija. Nosotros seguimos garchando tapados con la sabana cada vez con un poco más de intensidad y los gemidos de mi turra se hacían más y más intensos. Apenas haber empezado a garchar ya más calientes mal la voz de mi suegra se hizo escuchar: "ay nena tan grande la tiene mi yerno que gritas así". Mi turra no respondió solo se emputesio mas en la oscuridad y siguió gimiendo con más intensidad. Disfrutaba del garche y no le importaba absolutamente nada. Yo estaba loco prendido fuego mal.
"Ay gorda les dejo la cama así no puedo che" dijo en tono de broma mi suegra, seguramente ya con la concha caliente por toda la situación. Mi turra con voz de nena inocente le respondió pero sin dejar de gozar: "ay mami perdón pensé que dormías". Yo estaba en silencio bombeando verga a punto de estallar. Mi suegra se levantó de la cama en tetas y se manifestó con voz de excitada: "imposible dormir con ustedes así me voy a tomar una birra". Mi turra ni respondió pero aumento la intensidad de gritos y gemidos. "Que puta que sos" dijo mi suegra mientras meneaba su orto entangado hasta la entrada de la pieza. "La más puta" respondió ahora sí mi turra mientras aprovechando el espacio libre en la cama se había subido encima mío dejando buena parte de su cuerpo desnudo al aire. Mi suegra cruzó la entrada de la pieza y se fue para la cocina y luego sospechosamente al baño con dos latas de birra. Seguramente a clavarse flor de paja.
La calentura era tanta que la cabalgada no duro tanto y un buen rato después le acabe por completo toda la leche bien dentro de su conchita. Caímos desplomados transpirados y flujeados. Mi turra se durmió enseguida pero yo un poco más mañoso tarde más y Vi como mi suegra volvía a la pieza en concha sin la tanga. Preciosa concha flor de papo bien grande algo peludito bien de hembra. Sentí un poco de fuego en la verga al verle la concha aunque me hacía el dormido. Ella se acostó desnuda y se durmió enseguida. El dato de color es que romcaban tanto las dos que me fui a dormir al Fiat 147.
12 comentarios - Garchando en la misma cama que mi suegra (cap 17)